El Emerald Warriors de Dublín, un club de rugby inclusivo

El Emerald Warriors de Dublín, un club de rugby inclusivo

In training as in matches, the captain of the Emerald Warriors, Oran Sweeney, proudly wears his rainbow laces.

(Robin Dussenne)
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Los tacos de las botas resuenan sobre el hormigón al salir los jugadores de los vestuarios. Uno a uno, entran al césped y colocan su bolsa de deporte detrás de la línea de banda. Con un apretón de manos, un abrazo, un beso "a la rusa" o una palmadita amistosa en las nalgas, el grupo de amigos se saluda y se anima, felices de volverse a ver, como todos los martes.

Son las 19:30 sobre el terreno de juego de Clontarf, un distrito del noreste de Dublín, y los aguaceros de la tarde han dado paso a un hermoso arcoíris. A esta hora entrenan los Emerald Warriors.

Creado en 2003, los "Guerreros Esmeralda" son un equipo con vocación de inclusivo y respetuoso con los gais: "Todo comenzó hace más de 15 años, cuando Michael Richie Whyte, fundador del club, vio jugar durante un viaje a Inglaterra a los Kings Cross Steelers, el primer equipo de rugby gai y LGTB del mundo", recuerda Simon Finnegan, segundo entrenador de los Warriors en la actualidad, exjugador y ahora presidente. "Tras descubrirlos, Michael pensó que sería una buena idea hacer lo mismo aquí, en Irlanda", cuenta a Equal Times.

En esa época, existían solo un puñado de torneos en el reducido círculo del rugby gai mundial, principalmente en el Reino Unido y los Estados Unidos. El fundador del club decidió reunir a varios conocidos en torno a unas cervezas, en un antiguo pub del centro de la ciudad, y proponerles participar en un torneo previsto en Londres poco después. "¡Y así nació el equipo!".

Sesenta jugadores gais, bisexuales y heterosexuales

Hoy visten la camiseta los "Verde y Azul" casi 60 jugadores gais, bisexuales e incluso heterosexuales. Entre ellos, novatos del óvalo que vienen en busca de un ambiente reconfortante, independientemente de su orientación sexual. "Había oído mucho hablar de los Warriors y un amigo mío jugaba allí, así que un día me presenté a una vacante y desde entonces tienen que soportarme", bromea Conor Bulman, que se unió al equipo la temporada pasada. "Unirse a un grupo de amigos que practican deporte sin preocuparse por salir del armario es realmente relajante", añade el joven de 24 años. "En el equipo, nadie se excede, ni hay juicios de valor dentro o fuera del campo”.

Desde 2003, el club se estructuró y recibió el apoyo de la IRFU (Irish Rugby Football Union), la federación irlandesa de rugby. "Los primeros años, sólo jugamos algunos partidos amistosos contra equipos vecinos", dice Simon Finnegan. Luego vinieron las competiciones internacionales de aficionados LGTB: la Bingham Cup (la copa del mundo organizada por la Federación Internacional de Rugby Gai) y la Union Cup (su homóloga europea), que el club de Dublín acaba de acoger en el campo del Trinity College, del viernes 7 al domingo 9 de junio, coincidiendo con las celebraciones del mes del Orgullo.

Divididos en dos grupos, según el nivel, los Emerald Warriors juegan respectivamente en la novena y undécima división de la Liga Metro Leinster, el campeonato provincial. En Irlanda, el rugby es un deporte importante, con al menos 95 000 federados. 246 escuelas tienen equipo de rugby.

Su evolución ha permitido al club labrarse un prestigio que va evaporando gradualmente los prejuicios homófobos de sus inicios. "Los equipos a los que nos enfrentamos siempre han sido muy respetuosos. Es cierto que desde las gradas nos han lanzado algún "marica" o "maricón", pero cada vez menos", relativiza Conor Bulman.

Césaire Tchoudjuen lleva federado cinco temporadas y es uno de los líderes del primer equipo. Él también constata la transformación: "Jugamos contra los mismos equipos todos los años. Hace cuatro años perdíamos frente a algunos equipos 120-0. Este año, logramos ganarles 60 a 30", dice. "Vale, esto no va a cambiar el mundo, pero el impacto es positivo, influye en la gente que no tiene precisamente interés en la comunidad gai. Al final, los jugadores rivales se dan cuenta de que eres exactamente igual y que no hay razón para volverse malo o replegarse en uno mismo". Y este ala, de 27 años, admite: "Aunque no lo ocultemos: el lado gay-friendly es un plus".

Un punto de inflexión para la sociedad irlandesa

En 2015, la República de Irlanda aprobó en referéndum, por una amplia mayoría, el matrimonio entre personas del mismo sexo (62,07% frente a 37,93%), un auténtico punto de inflexión para esta sociedad, donde la tradición católica continúa muy arraigada.

En el estadio donde entrenan, Oran Sweeney, situado detrás de sus compañeros, encadena conversiones. Este originario de Derry (Irlanda del Norte) se concentra para intentar que pasen el mayor número de balones entre los postes. Si nos acercamos a la línea de impacto, vemos que las botas del capitán están atadas con cordones de color arcoíris: un tributo al galés Gareth Thomas, excapitán del equipo de Gales, cien veces jugador de la selección nacional. Thomas fue el primer jugador de rugby profesional activo en salir del armario. El pasado noviembre fue víctima de una agresión homófoba en Cardiff.

"En ese mismo momento, surgió la campaña en recuerdo de Stonewall, durante la cual muchos jugadores internacionales lucieron cordones arcoíris en sus botas, en señal de apoyo [a Gareth Thomas]", dice Oran Sweeney.

Hace cincuenta años, una violenta redada policial en el Stonewall Inn, un bar gai de Nueva York, provocó una serie de manifestaciones espontáneas consideradas por muchos como la eclosión del movimiento político y activista LGTB en los Estados Unidos y el resto del mundo.
"Como club, decidimos llevar los cordones arcoíris. En el banquillo y en el terreno de juego, todos los llevaban puestos. Es un objeto muy simple, pero si todo el equipo los lleva puestos, nos permite expresar una reivindicación", afirma el capitán de los Warriors con orgullo.

Veladas de drag queens para recaudar dinero

En el entorno del rugby, la homosexualidad sigue siendo tabú. En septiembre de 2017, el jugador australiano Israel Folau tuiteó que respetaba "a todas las personas por lo que son y por sus opiniones" pero no apoyaba el matrimonio gai "personalmente", antes de ser expulsado por la Federación Australiana el pasado mes de abril, por haber publicado en su cuenta de Instagram el siguiente mensaje: "Borrachos, homosexuales, adúlteros, mentirosos, fornicadores, ladrones, ateos, idólatras, el infierno os espera. ¡Arrepiéntanse! ¡Arrepiéntanse! Sólo Jesús puede salvarte”.

Además de Gareth Thomas, solo el inglés Keegan Hirst y el árbitro internacional galés Nigel Owens han revelado públicamente su homosexualidad. Pero no se trata de dramatizar. Según Gary Lynch, lo importante es desmantelar los clichés: "Es cierto que organizamos fiestas de drag queens para recaudar dinero, pero los clubes normales hacen lo mismo. También tienen fiestas de bingo con drag queens”. Para alguien que juega al rugby desde los siete años, "ser gai forma parte de la vida del club". Pero este centro quiere acabar con todas las quimeras: "Salimos, jugamos al rugby, bebemos cerveza como los demás clubes. Nada extravagante, en realidad. Siempre me preguntan: "¿qué locuras hacemos?" Hacemos cosas de rugby, no cosas de gais”.

This article has been translated from French.