¿Podrán un nuevo documental y una campaña mundial contribuir a facilitar una “ayuda efectiva”?

Personas de todo el mundo han sido invitadas el 17 de octubre a ver, proyectar y compartir un nuevo documental con ocasión del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Disparity no solo pone de relieve las deficiencias existentes en el sector de la ayuda exterior, sino que también aspira a proporcionar nuevas soluciones para abordar la creciente brecha entre ricos y pobres. En lo que pretende ser el mayor evento de proyección de la historia, el documental será presentado y se podrá ver gratuitamente en seis idiomas distintos en YouTube, durante un estreno mundial de 24 horas que se transmitirá en diversas zonas horarias.

Tanto Disparity como Real Aid Campaign fueron concebidos por la india Renu Mehta, filántropa y defensora de la ayuda, y han sido presentados en colaboración con la Federación Internacional de Periodistas (FIP). El objetivo fundamental de todo ello es erradicar la desigualdad económica mundial. Según palabras de Mehta: “Son las historias milenarias de lucha contra la codicia de los países y las corporaciones que afecta a más de la mitad de la población mundial”.

El documental incluye entrevistas con destacados economistas, expertos en materia de ayuda, conocedores del sector y premios Nobel como Noam Chomsky, Amartya Sen y Joseph Stiglitz, y cuenta con la narración del actor Ben Kingsley, famoso por su interpretación del papel principal en la película Gandhi de 1982.

Mehta afirma que se trata del primer documental que investiga los vínculos y la colusión de las estructuras de la ayuda y los intereses creados de los países donantes, examinando las posibles relaciones entre la ayuda y las fuerzas armadas y la geopolítica, que a menudo favorecen una combinación de intereses empresariales, políticos y comerciales en los países donantes. Aunque exigir a estos Gobiernos que rindan cuentas constituye un reto importante, Mehta declara a Equal Times: “Me gustaría que el documental Disparity sirva como herramienta no solo para concienciar sobre las desigualdades locales, sino para que las audiencias de todo el mundo puedan entender la lógica de la situación”.

Real Aid Campaign

Disparity y Real Aid Campaign no abordan únicamente las deficiencias de la ayuda exterior sino que también comparten los casos de éxito, a menudo desconocidos, en el ámbito de la lucha contra la pobreza mundial, y proporcionan claves sobre posibles alternativas para estructurar la ayuda exterior y la ayuda al desarrollo.
José Ramos-Horta, expresidente de Timor-Leste y ganador ex aequo del premio Nobel de la Paz de 1996, copreside, junto con Mehta, la Real Aid Campaign. A partir de este mes de octubre, ambos presentarán el día 17 de cada mes una serie de iniciativas enfocadas a llamar la atención respecto a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, que ofrecen una hoja de ruta para construir un mundo mejor de aquí a 2030. Mehta ha estado implicada en diversas iniciativas orientadas a la erradicación de la pobreza, entre ellas el desarrollo del modelo de ayuda Mehta/Mirrlees (MM) Aid Model, que preparó junto con el difunto economista escocés James Mirrlees.

Presentado en 2009, antes de que el llamamiento mundial por la justicia fiscal se pusiera realmente en marcha, el MM Aid Model está basado en importantes cambios de políticas en las donaciones de ayuda exterior, e incluye recomendaciones para que las empresas destinen el 1% de los beneficios a iniciativas de reducción de la pobreza en el Sur y para que las empresas de los países en desarrollo destinen, por su parte, un 2%. Mehta está convencida de que, si se adopta a escala mundial, el modelo –que es el motor que impulsa la Real Aid Campaign– podrá llegar a recaudar 100.000 millones de dólares estadounidenses al año para aumentar y mejorar el suministro de ayuda mundial al desarrollo. “Si los principales Gobiernos más ricos dedicaran un 10% de su presupuesto de ayuda a igualar las contribuciones de los llamamientos de carácter benéfico, podrían repercutir favorablemente en la vida de más de mil millones de personas”, subraya Mehta.

El Ministerio de Desarrollo Internacional del Reino Unido (DfID, por sus siglas en inglés) ha adoptado varios aspectos del modelo, entre ellos utilizar su presupuesto de ayuda para igualar las contribuciones procedentes de donaciones del sector privado (UK Aid Match) y establecer una Comisión Independiente para el Impacto de la Ayuda (Independent Commission for Aid Impact), así como un Fondo Global para la Innovación (Global Innovation Fund), que ofrece subsidios, préstamos e inversiones para innovaciones enfocadas a mejorar la vida de las personas que ganan menos de 5 dólares USD al día. Según Mehta, estas iniciativas han conseguido recaudar casi 300 millones de dólares USD de financiación adicional.

En cuanto a cómo se ajusta su modelo al llamamiento global de la sociedad civil por la justicia fiscal y las reformas fiscales como clave para que la justicia económica sea prioritaria frente a la filantropía, Mehta responde:

“Yo no afirmo que la filantropía sea la mejor vía para abordar la desigualdad. La justicia fiscal es esencial para nivelar el campo de juego, y la apoyo plenamente. Pero es una elección no binaria. Es necesario desplegar una serie de intervenciones. Hice Disparity porque la mayoría de las personas no son conscientes de cómo se gasta la ayuda exterior de los Gobiernos (un sector de 150.000 millones de dólares) y porque no tienen voz ni voto en este asunto”.

Por otra parte, Mehta afirma que un aspecto importante de la lucha por la igualdad es la solidaridad con el movimiento sindical internacional, puesto que en la primera línea de esta lucha hay trabajadores de todo el mundo. “Desde Australia hasta África y Sudamérica, las grandes corporaciones que extraen preciados recursos naturales someten a los trabajadores a unas condiciones espantosas. Desde Sierra Leona hasta el Congo y Liberia, las guerras civiles por los recursos han generado más pobreza.

Desde la India hasta Nigeria, hay niños sometidos a esclavitud infantil. Desde Rusia hasta Brasil, las comunidades indígenas ponen en peligro sus vidas para impedir el avance de las empresas agropecuarias y mineras. Desde Filipinas hasta Senegal, pasando por Perú, las empresas internacionales están arrasando con bancos de peces, vaciando reservas alimentarias y privando de medios de vida a los pescadores locales”, afirma. “Estas cuestiones repercuten en la vida y las familias de sindicalistas de todo el mundo. Juntos somos más fuertes que si trabajamos de manera individual”.

Pero Mehta considera que tanto Disparity como la Real Aid Campaign tienen una función puramente propiciadora. “No estamos recaudando fondos directamente para las organizaciones benéficas sino que estamos apelando a los ciudadanos a que alcen su voz para ayudar a transformar las políticas de la ayuda”, explica. Pero para propiciar e informar, los defensores necesitan datos, y, sobre todo, el público en general necesita conocer más casos que pongan de relieve la relación que existe entre la ayuda, las corporaciones y los vínculos con los objetivos geopolíticos de las naciones donantes. Aquí es donde entra en escena el portal de ayuda al desarrollo Development Aid Portal de la FIP.

Un portal de rendición de cuentas

Lo que empezó siendo una entrevista para el documental con el periodista belga y expresidente de la FIP Philippe Leruth, se transformó posteriormente en el acto de presentación a escala mundial dirigido por el actual secretario general adjunto de la FIP, Jeremy Dear.

“La cuestión capital para nosotros en la FIP gira entorno a la presentación de informes sobre el desarrollo y la pobreza mundial. Esperamos que el documental y la campaña puedan ser el punto de partida para una mejor cobertura periodística”, explica Dear. “Creemos que al esclarecer las cuestiones de la ayuda y el desarrollo se encontrará información que permitirá a los ciudadanos tomar mejores decisiones sobre el suministro de la ayuda y cuestionar cómo se está gastando el dinero de los contribuyentes”.

Gracias al Development Aid Portal de la FIP, las organizaciones de la sociedad civil, los trabajadores humanitarios en primera línea y las organizaciones comunitarias en países en desarrollo podrán publicar artículos, estudios de casos, estadísticas e imágenes a los cuales los periodistas podrán acceder posteriormente, poniéndose en contacto directo con fuentes directamente involucradas en temas concretos.

Dear menciona tener un enfoque “paralelo”, ya que la FIP está creando una plataforma para promover las buenas prácticas, pero para exponer asimismo las malas prácticas y generar mayor transparencia.

“La idea es que las organizaciones de primera línea puedan proporcionar información que también cubra a personas que quieran sacar a la luz las deficiencias del desarrollo, la desaparición de fondos, la inutilidad de determinados proyectos o la discriminación o exclusión de las comunidades locales de los beneficios de los proyectos”, manifiesta Dear.

La plataforma aspira igualmente a que las personas que viven en comunidades locales y exponen malas prácticas puedan sentirse un poco más seguras. “Al contar con una plataforma para involucrar a periodistas de los países donantes, se dispone de una mejor protección”, explica Dear. “Por ejemplo, un activista ambiental en la Amazonia que consigue publicar en los medios de comunicación británicos o europeos un artículo sobre un proyecto financiado por el Reino Unido que está favoreciendo la desforestación o la contaminación, tendrá una mayor repercusión allí porque cuestionará cómo se está utilizando el dinero de la ayuda o el desarrollo”.

Para fomentar las buenas prácticas periodísticas, solo podrán acceder al portal los periodistas sindicalizados que hayan suscrito un código de conducta, lo cual incluirá un compromiso con los principios éticos basados en el Código Deontológico Internacional de la Profesión Periodística de la FIP. “Creo que es necesario aclarar a las personas que publican artículos que han de estar seguras de querer vincularse con periodistas para publicar un artículo, porque no podemos dar ninguna garantía de que en los medios de comunicación globales no haya periodistas que vayan a tratar de aprovecharse de ellas. Así que hay un proceso educativo, así como una investigación previa y una acción normativa”, concluye Dear.