Indonesia cambiará de capital, ¿es esta la solución para paliar los problemas de Yakarta?

Indonesia cambiará de capital, ¿es esta la solución para paliar los problemas de Yakarta?

Several experts tell that moving the capital will not help matters in Jakarta either if no other concrete measures are taken (in relation to traffic management, pollution or water consumption, for example).

(AP/Dita Alangkara)

La vida en la capital de Indonesia empeora cada año, por lo que el Gobierno de este país del sureste asiático avanzó este verano que en 2020 comenzará a construir una nueva capital en el este de la isla de Borneo. ¿El objetivo?, paliar algunos problemas que se les han ido de las manos, como el tráfico, la contaminación o el hundimiento del suelo (unos 4 metros en las tres últimas décadas), dando al centro económico y administrativo del país, morada de unos 10,5 millones de habitantes, por ‘perdido’.

Esta no es la primera vez que se menciona este proyecto. La idea existe desde los tiempos de Sukarno –el primer presidente del país tras la independencia de Holanda–, quien en la década de 1950 ya sugirió reubicar la capital. Suharto, tomó el relevo del traslado de la base de operaciones del Gobierno a la isla de Borneo. Pero ni estos ni los cuatro presidentes posteriores han podido llevarlo a cabo. No obstante, Joko Widodo, que fue reelegido presidente el pasado mes de mayo, no ha dejado de insistir en que él será el hombre que finalmente llegue a hacerlo y se muestra decidido a cumplir su promesa.

Widodo ha anunciado que la nueva capital (futuro centro del Gobierno) se ubicará en un área de jungla en el este de la isla de Borneo –famosa por sus orangutanes y por poseer una de las reservas de carbón más importantes del mundo–. El traslado será una tarea difícil y cara, porque se estima que costará alrededor de 466 billones de rupias indonesias (unos 30.029 millones de euros, 33.047 millones de dólares USD) que saldrán de las arcas federales, de la venta de activos y de inversiones públicas y privadas.

Cuando Yakarta fue fundada por los colonos holandeses en el siglo XVII, la ciudad fue concebida para alojar a unas 500.000 personas, hoy, sin embargo, cuenta con una población 21 veces esa cifra. Y, de sumarse el área metropolitana, la población de Yakarta rondaría los 30 millones de habitantes.

Yakarta, situada en el noroeste de la isla de Java, es una de las metrópolis con más tráfico del mundo, donde el gobierno apenas ha invertido dinero en transporte público durante años lastrado por la mala gobernanza y la corrupción.

Según recogía el Foro Económico Mundial, Yakarta también es una de las ciudades que se hunde más rápido (en comparación con otras megalópolis costeras). Algunos de sus distritos, como es el caso de North Jakarta, podrían encontrarse bajo el nivel del mar en 2050 (en la última década, North Jakarta se ha hundido 2,5 metros).

Y es que en esta ciudad –levantada sobre marismas, en una zona de delta, y por la que fluyen ríos y afluentes–, los residentes utilizan demasiada agua subterránea (de las capas freáticas), ya sea por un deficiente abastecimiento público de agua por tubería o porque es la alternativa más económica. Con el abuso en la extracción de estas aguas subterráneas, los edificios y las casas –que se han multiplicado de forma vertiginosa en las últimas décadas–, se hunden, a lo que no ayudan las inundaciones cada vez más frecuentes.

Borneo, a resguardo de potenciales desastres naturales

Widodo ha dicho que tiene pensado crear una ciudad “verde”, “bonita” e “inteligente” en East Kalimantan –cerca de los centros urbanos existentes de Balikpapan y Samarinda–, con lo que, esta nueva ciudad será el nuevo centro administrativo y, potencialmente, concentrará las industrias de la innovación y de las energías renovables. El macroproyecto aún debe recibir, entre otros, el “aprobado” de los geólogos y geofísicos, pero, según Widodo, arrancará para finales de 2020.

El presidente también ha explicado que uno de los motivos para elegir la isla de Borneo es que esta se encuentra en un área segura, alejada de centros de riesgo de sufrir desastres naturales, a diferencia de lo que ocurre con la isla de Java –donde se encuentra Yakarta–, y otras como Bali y Lombok. En estas localizaciones, en los últimos dos años, los lugareños se han enfrentado a tsunamis, terremotos y erupciones volcánicas. Con la reubicación de la capital a Borneo, además de ganar en seguridad, también pretende diversificar la economía y distribuir la población (de unos 264 millones de personas) de una forma más equilibrada.

El proyecto de Widodo de trasladar la capital no es novedoso en sí. En la historia reciente varios países han hecho lo propio, construyendo un centro administrativo desde cero. Es el caso de Nigeria en los años 80 (de Lagos a Abuja); Brasil, en los años 60 (de Río de Janeiro a Brasilia), y Turquía en los años 20 del siglo pasado (de Estambul a Ankara). En paralelo, y aprovechando los avances científicos y tecnológicos, además de los objetivos de sostenibilidad, varios países más se han lanzado a construir “ciudades del futuro” que tengan en su ADN el ingrediente del desarrollo sostenible. Es el caso de Forest City (Malasia); la ciudad “inteligente” de Belmont en Arizona (Estados Unidos); y la ciudad industrial de Duqm (Omán), entre otras.

No obstante, como señalaba la académica australiana Wendy Steele en un artículo publicado en The Conversation, la ambición de estos proyectos, que incluye la planificación de ciudades transitables y verdes, Internet de alta velocidad incrustado en el tejido urbano, etc., aún debe superar el desafío que representa el equilibrio entre la innovación y el “derecho a la ciudad” (en estos lugares de nueva creación). Un equilibrio que ya ha conducido a sonados fracasos: es el caso de la ciudad experimental de Minnesota. Aquí, a pesar de recibir respaldo gubernamental y financiero, la propuesta que venía de “arriba-abajo” no caló entre el público.

Como señala a Equal Times Mark Wilson, profesor y director asociado de la Escuela de Planificación, Diseño y Construcción de la Universidad Estatal de Michigan, una nueva capital “puede tardar décadas para consolidarse como una alternativa real y atractiva”. Y Yakarta, parece jugar contrarreloj.

En las capitales se encuentran los barrios residenciales, clubes, entidades culturales y escuelas. Cualquier nueva capital, apunta Wilson, debe “proporcionar los mismos beneficios” para que los residentes decidan trasladarse. Pero las élites siguen considerando Borneo como un lugar selvático y poco desarrollado.

El proyecto, pese a que pretende ser sostenible, no ha calado tampoco entre los grupos medioambientalistas. Desde Greenpeace Indonesia se muestran preocupados por el impacto que la construcción pueda tener en los bosques y en la población de orangutanes en Borneo. La tala y la expansión de la agricultura, se suman a la lista de problemas. Y eso sin contar con las tensiones asociadas a las potenciales expropiaciones de tierras.

No obstante, como nos explica James Chin, director del Instituto de Asia de la Universidad de Tasmania, por mucho que el presidente esté programando el traslado de la capital, “su proyecto necesita la aprobación del Parlamento y aún no lo ha obtenido”. En estos momentos, el Gobierno está preparando una ley para buscar la aprobación de la Cámara que esperan tener lista el primer trimestre de 2020. Las decisiones finales además serán tomadas en gran medida por su sucesor, ya que Widodo no podrá postularse para un tercer mandato y su presidencia finalizará en 2024, por lo que el proyecto no recaerá únicamente en sus manos.

Varios expertos, como Chin o Siwage Dharma Negara, coordinador asistente del Programa de Estudios Indonesios en el Instituto Iseas-Yusof Ishak de Singapur, expresan a Equal Times que cambiar de capital tampoco solucionará las cosas en Yakarta si no se llevan a cabo otras medidas concretas (en relación con la gestión del tráfico, la contaminación o el consumo de agua, por ejemplo). La gente que se quede en Yakarta, vivirá igual que hasta ahora.

Para estos académicos la ciudad no será abandonada porque, a pesar de ser disfuncional, seguirá siendo el centro financiero del país. Además, su población seguirá creciendo, ya que mucha gente continuará llegando a ella en busca de nuevas oportunidades.

Según Negara, para cambiar el rumbo de Yakarta “se necesita una política a largo plazo y mucho tiempo para cambiar el comportamiento de las personas” que viven en ella. Chin deja menos opciones a mano: para este experto, no hay alternativas posibles, la población de Yakarta debe trasladarse tierra adentro, ya que esta urbe se va a hundir.

This article has been translated from Spanish.