La actual revolución tecnológica de Armenia bebe de un pasado soviético, ¿y su futuro, lo cederá a las trampas del neoliberalismo?

La actual revolución tecnológica de Armenia bebe de un pasado soviético, ¿y su futuro, lo cederá a las trampas del neoliberalismo?

Armenia is one of the leading centres for software development in the world as well as a regional hub for chip design, not to mention networking systems and communications.. The opening day of the World Congress on Information Technology 2019, held in the Armenia capital of Yerevan between 6-9 October 2019.

(WCIT 2019 Yerevan)

“En realidad esta es la primera vez que llega un flujo continuo de gente increíble a este país para ver lo que está pasando. Y es emocionante porque realmente creo en el potencial de la gente de aquí”, nos explica Madlene Minassian, responsable de asuntos corporativos de PicsArt, la aplicación de edición de imágenes que constituye el buque insignia del emergente ámbito tecnológico de Ereván.

Minassian fue entrevistada por Equal Times pocos días después de que acabara el Congreso Mundial de Tecnologías de la Información 2019, evento que, por primera vez en 40 ediciones, se celebró en la capital armenia. A dicho congreso asistieron directores generales de empresas, legisladores y tecnólogos de todo el mundo, así como prominentes miembros de la diáspora armenia como Alexis Ohanian (cofundador de Reddit) y la celebridad Kim Kardashian-West.

Armenia es uno de los principales centros de desarrollo de software del planeta y un centro regional para el diseño de chips, por no mencionar sus sistemas de redes y comunicaciones. En 2017, la facturación del sector de las TIC (nuevas tecnologías de la información y la comunicación) representó aproximadamente el 7% de su PIB. Asimismo, según la Enterprise Incubator Foundation (EIF, una incubadora de empresas y consultoría con sede en Ereván), entre 2010 y 2017 las empresas emergentes del sector de las TIC casi se cuadruplicaron en Armenia, pasando de 181 a 800 empresas.

Minassian asegura que el crecimiento del sector tecnológico en Armenia tiene su origen en el pasado soviético del país: “Tenemos un gran legado de científicos”, nos explica, haciendo alusión a nombres como Hovannes Adamian (inventor de la televisión en color) y Boris Babayan (pionero de las supercomputadoras en la Unión Soviética). “Este es el tipo de entorno perfecto para formar a los líderes del futuro en el ámbito de la tecnología de la información”.

Amalya Yeghoyan, directora de proyectos de la EIF, concuerda: “Durante la segunda mitad del siglo XX, Armenia fue uno de los países que prestaba servicios de I+D [investigación y desarrollo] a toda la Unión Soviética”. De hecho, se calcula que un tercio de todos los equipos militares electrónicos soviéticos se diseñaron y produjeron en Armenia, donde también se encontraba la sede del secretísimo Instituto de Investigación Informática de Ereván, el cual empleaba a miles de trabajadores altamente cualificados.

Asimismo, Armenia cuenta con una enorme diáspora varias veces mayor que la población del país, en parte debido al genocidio armenio de 1915. Hoy en día, en esta pequeña nación residen tres millones de personas, mientras que se calcula que su diáspora asciende a entre siete y 10 millones. Por tanto, “tras el colapso de la Unión Soviética, el gobierno estableció contactos con individuos de la diáspora armenia que trabajaban en grandes empresas multinacionales [de Estados Unidos], como Microsoft y Synopsys, para que trasladaran sus departamentos de I+D al país”, explica Yeghoyan.

Sin embargo, aunque el tema del legado científico es significativo, la política también ha desempeñado un papel importante en el crecimiento del sector tecnológico en Armenia. Durante los últimos 20 años y a instancias del Fondo Monetario Internacional, Armenia ha adoptado sucesivas reformas diseñadas para fomentar la inversión extranjera en el país. En 2019, el nuevo gobierno de Nikol Pashinyan decidió sustituir los niveles de tributación progresiva por un único impuesto fijo del 23% (que se reducirá al 20% en 2023). Asimismo se ha adoptado otra ley para no gravar los beneficios con impuestos y tan solo con el 10% del impuesto sobre la renta a las empresas emergentes con menos de 30 empleados.

Los detractores de estas medidas, sobre todo el Colectivo Activista Zoravik (una organización de base formada por miembros de la diáspora), han denunciado que dichas reformas tan solo conseguirán agravar la desigualdad de ingresos transfiriendo la carga fiscal “de la minoría rica a la mayoría empobrecida”. Según los datos más recientes del Banco Asiático de Desarrollo, el 25,7% de los armenios vive por debajo del umbral de la pobreza.

De la ‘Revolución de Terciopelo’ a la ‘revolución económica’

En mayo de 2018, Pashinyan se convirtió en primer ministro de Armenia tras liderar durante varias semanas las protestas contra el Gobierno y la corrupción en este pequeño Estado caucásico. El anterior primer ministro, Serzh Sargsyan, era la cara visible del Partido Republicano de Armenia (RPA), el cual gobernó el país durante 20 años, período durante el que primó la corrupción y se prestó escasa atención al Estado de derecho. Sin embargo, a esta transferencia pacífica del poder, que fue bautizada como ‘la Revolución de Terciopelo’, rápidamente le siguieron cambios más radicales. “Cuando este gobierno llegó al poder, anunció el programa de una revolución económica”, explica Gevorg Baghdasaryan, antiguo asesor jurídico del Ministerio de Economía.

Las nuevas leyes tributarias son apenas una parte de dicho programa. Baghdasaryan sostiene que la filosofía económica del actual gobierno sigue varias directrices claras: “Aumentar el ranking del país relacionado con la facilidad para hacer negocios con el objetivo de atraer más inversiones” y “desmantelar los monopolios y oligopolios, así como reducir la capacidad del Estado para limitar la actividad de las empresas privadas”.

Cuando le pedimos que describiera el principal reto al que se enfrenta el actual gobierno, Gevorg respondió que “los ciudadanos tienen que tener más iniciativa, implicarse más, intentar crear sus propias empresas y producir más valor añadido para la economía”, aunque también sostiene que las reformas “no son estrictamente neoliberales”.

Como dijo una vez nuestro primer ministro, este gobierno no se basa en ningún ‘ismo’, sino que salta de una idea a otra”, explica a Equal Times, y resume: “el principio fundamental es que hacemos cualquier cosa que complazca a las empresas”.

El problema es que a pesar de todo el despliegue publicitario que ha bautizado al país como ‘el Silicon Valley del Cáucaso meridional’, Armenia sigue siendo una nación asolada por la desigualdad. Su tasa oficial de desempleo es del 17,7% y su índice de Gini (que mide la desigualdad) aumentó de 29,4 en 2011 a 32,4 en 2016.

Obviamente, dichas cifras son anteriores al gobierno de Pashinyan, pero como escribió el economista y estadístico armenio Hrant Mikaelian: “Si tenemos en cuenta que la desigualdad es una de las razones por las que se produjo una revolución, el gobierno está asumiendo un gran riesgo [con sus reformas fiscales]”. Los defensores de las reformas alegan que un sistema tributario más moderado podría derivar en una mayor actividad económica y una mayor cifra de inversiones, las cuales tendrían como consecuencia unos salarios y un poder adquisitivo más elevados y, a la larga, una mayor recaudación de impuestos.

Pero aparte del impacto que tendrá el impuesto fijo en los niveles de desigualdad, ¿qué papel podría desempeñar el sector tecnológico en la reducción de la enorme brecha existente en Armenia entre los ricos y los pobres? Según Baghdasaryan, además de desmantelar los monopolios y atraer inversiones, un tercer eje de la estrategia del gobierno consiste en desplazar la actividad económica “de la agricultura [que daría casi el 35% del empleo total en Armenia] a los sectores de la tecnología y los conocimientos técnicos especializados”.

Según Amalya Yeghoyan de la EIF, la industria tecnológica de Armenia solo se convertirá en un factor esencial del progreso social cuando el desarrollo de la innovación tecnológica se aplique a todos los sectores e industrias, en especial a la agricultura y la sanidad. “En las zonas rurales de este país todavía no hemos notado el impacto de los recientes avances tecnológicos”, afirma. “Lo que vemos es que Armenia está prosperando en el mundo como un país de pensadores que propagan la creatividad”.

¿Dónde están ahora los activistas?

El movimiento que puso a Pashinyan en el poder estaba formado por gente de diferentes entornos socioeconómicos reunidos en torno a consignas como ‘amor y solidaridad’ para intentar luchar contra la corrupción sistémica y cambiar una clase y estructura políticas que tenían poca incidencia positiva en la vida de la gente de a pie. Por tanto, se podría alegar que las divergencias ideológicas entre los manifestantes no eran tan prioritarias como su voluntad de generar cambios.

Además, ningún partido político de la izquierda radical fue elegido al parlamento de Armenia tras las elecciones generales de diciembre de 2018. Por tanto, hoy en día el paisaje político del país está formado por fuerzas liberales que gobiernan con la única oposición de los partidos nacionalistas. Casi no existen fuerzas políticas dispuestas a asumir la lucha contra la desigualdad como una prioridad. ¿Por qué razón?

“Se puede percibir el miedo a la crítica pública, ya que el gobierno todavía es reciente”, opina Armine Ishkanian, una profesora adjunta de política social del Instituto Internacional de Desigualdades de la Escuela de Economía de Londres. “Hay miedo a las fuerzas revanchistas de los regímenes anteriores, lo cual provoca una reticencia a ser demasiado crítico”, asegura. Asimismo y en términos más generales, “hay un segmento muy reducido de la población que tiene ideas más de izquierdas”, aunque el consenso sigue siendo que Armenia debería centrarse en fomentar el desarrollo económico en su conjunto, independientemente de cómo se distribuyan la riqueza y el desarrollo entre la población.

Sin embargo, algunos de los primeros seguidores de Pashinyan provenían de la izquierda. Pero según Ishkanian, “están muy marginados en la sociedad y no cuentan con un apoyo político muy fuerte”. Al preguntarle si la revolución de Pashinyan se ha convertido en un laboratorio neoliberal, su respuesta es clara: “Sí. La revolución consiguió implicar a la gente porque su objetivo consistía en cambiar la sociedad, no solo a los dirigentes del país. Por desgracia, las políticas neoliberales que se han adoptado durante las últimas dos décadas siguen vigentes y se están intensificando con el nuevo gobierno”.

Si tenemos en cuenta el análisis de Armine Ishkanian, resulta sorprendente ver cómo los medios de comunicación occidentales se han centrado en el boom tecnológico de Armenia presentándolo como una de las consecuencias de la Revolución de Terciopelo de 2018, haciendo caso omiso a las dinámicas sociales y económicas.

“No se trata de cuántos ingresos puede generar el sector tecnológico, sino de cómo el gobierno propone que se gestionen dichos ingresos, cómo va a gravar a las grandes empresas y cómo quiere invertir en el desarrollo socioeconómico de Armenia”, explica Ishkanian.

Resulta difícil saber lo que va a ocurrir en un futuro próximo. En julio de 2019, una encuesta realizada por el gabinete estratégico democrático International Republican Institute, con sede en EEUU, reveló que el 60% de los armenios opinan que el país está dando pasos en la dirección correcta. Sin embargo, Ishkanian es prudente: “Creo que va a haber bastante descontento. Un tercio de los armenios viven en la pobreza. El plan del gobierno ha consistido en fomentar el espíritu emprendedor, pero debería analizar las estructuras que excluyen a determinadas personas de la posibilidad de montar sus propios negocios o de acceder a los tipos de oportunidades educativas que les permitirán beneficiarse de la economía de las tecnologías avanzadas. Y por ahora no he visto este tipo de reflexiones”.

Este artículo ha sido producido con el apoyo de Cafebabel, y forma parte de un proyecto multimedia más amplio denominado Generation Yerevan.