Huawei en la carrera global por la 5G

Hay una carrera global para la 5G, y para lo que esta tecnología supone, y la compañía china Huawei está en su epicentro. La 5G no es sólo la nueva (quinta) generación de telefonía móvil. Va a ser crucial para la nueva explosión de información y comunicación que el Internet de las Cosas (relaciones entre máquinas) y la inteligencia artificial (IA) están trayendo, basada en datos generados por los seres humanos, pero también, crecientemente, datos producidos por las propias máquinas, en sí y en sus procesos de aprendizaje, lo que incluye los llamados datos sintéticos.

La comunicación 5G va a ser realmente estratégica en todo tipo de sectores, para empezar el de la automoción. De ahí que la Administración estadounidense, bajo Donald Trump —pero con un amplio consenso político en EEUU al respecto—, haya declarado una guerra a Huawei que va más allá del 5G. Lo tiene difícil, porque el tablero de juego es planetario.

Estados Unidos anda retrasado en la fabricación de esta tecnología. No tiene ninguna gran empresa para equipos de transmisión de 5G, pero pretende ganar tiempo, e incluso está empujando a una adquisición de la sueca Ericsson o de la finlandesa Nokia, que sí tienen esa tecnología, por capital estadounidense, o cuando menos ayudas, lo que puede obligar a intervenir a la UE o a capital europeo. Teme un dominio chino del 5G por una empresa como Huawei (hay otras, como ZTE) dentro de una competencia general por el dominio tecnológico. Y también de seguridad: si el Gobierno chino se lo ordena, Huawei tendrá por ley que entregarle los datos que pasan por sus redes. Es decir, no hay un interés industrial directo por parte de EEUU, sino un intento de frenar el desarrollo por China de esta tecnología de la que dependerán muchos sistemas críticos.

EEUU y su pulso en el resto del mundo

La Administración Trump no solo ha frenado la entrada de Huawei en su territorio para el 5G —donde, a diferencia de otros países, los móviles 4G de esa marca están prácticamente ausentes—, sino que ha presionado a sus aliados europeos y del Pacífico para que siguieran esa línea preventiva. Además, ha forzado a una empresa como Google para que dejara de suministrar componentes esenciales de su popular sistema operativo Android para móviles, a Huawei y alguna otra empresa china, lo que les puede dañar gravemente. Japón ha rechazado adquirir Huawei para su red 5G, como Australia y Nueva Zelanda, y algunos aliados europeos (Dinamarca no lo ha prohibido, pero la empresa TDC la ha apartado, como está haciendo Noruega). Pero no, significativamente, el Reino Unido —que forma parte de la alianza de inteligencia anglosajona Five Eyes (Cinco Ojos)— que ha decidido seguir adelante con Huawei, salvo para funciones de núcleo (core) de la red 5G. Los supuestamente excelentes servicios de certificación e inteligencia británicos no han conseguido demostrar que los sistemas de Huawei tuvieran una “puerta trasera” para labores de espionaje o boicot.

La Comisión Europea, en esta línea, ha recomendado a los Estados miembros de la UE que excluyan a proveedores de “alto riesgo” de sus redes, si bien sin mencionar a Huawei ni a China. Europa, como ya se ha señalado, cuenta con dos empresas la danesa Ericsson y la finlandesa Nokia, capaces de fabricar equipamiento para redes 5G, y competir con Huawei, aunque a precios más caros. La surcoreana Samsung es también un rival en esta competición. De no reaccionar, la Unión Europea como tal está nuevamente perdiendo una carrera tecnológica, no de redes instaladas. Ahora la Comisión Europea pretende centrarse y no perder la siguiente, la de la 6G.

Huawei, y otras empresas chinas, tienen varias ventajas comparativas. Para empezar, invierten más en investigación y desarrollo y fabrican más barato (¿con subvenciones públicas?). Pero, sobre todo, tienen un mercado nacional con el que no pueden contar ni EEUU ni los europeos.

Hay que añadir otros mercados en los que Huawei ya está muy presente en 4G, y lo estará en 5G, como África, Asia y América Latina, donde se está produciendo el mayor crecimiento demográfico y económico. Y esto es lo que le interesa a Pekín y a Huawei a largo plazo.

Las proyecciones de Naciones Unidas y otras instituciones apuntan a que la población mundial pasará de 7.700 millones de habitantes en la actualidad a 9.700 millones en 2050 y que la mitad de este crecimiento se registrará en nueve países: India, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo, Etiopía, Tanzania, Indonesia, Egipto y Estados Unidos (que contará con menos de 500 millones de habitantes), mientras la población europea se reducirá. Traducir esto en puntos de conexión, en conectividad, indica algunas prioridades para estas visiones.

En Asia, Huawei está penetrando fuertemente en los inicios del 5G (salvo en Japón). En India, el segundo mercado de Internet del mundo (el primero es la propia China), y en principio país rival geopolítico de Pekín, Huawei ha recibido la luz verde para proceder a pruebas de 5G.

África empieza a avanzar en este terreno, pero, el África subsahariana, no está aún preparada. En Suráfrica una red 5G anunciada por Rain y Huawei ha empezado a comercializarse, pero de forma muy limitada. En Nigeria, la empresa MTN ha iniciado pruebas, y espera que esté funcionando en algunas ciudades este mismo año. Un informe de GSMA cree que solo siete países africanos dispondrán de 5G para 2025, dado que hay poca prisa pues las actuales redes sirven para cubrir sus actuales necesidades. De hecho, ya hay una sobrecapacidad de 4G en relación al precio.

En la región de Oriente Medio y Norte de África, Huawei está muy presente. Los que van más avanzados, no sorprendentemente dados sus recursos energéticos —a los que China acude crecientemente—, son los países del Golfo. De hecho, el año pasado, Arabia Saudí, aliado de EEUU, firmó un “Proyecto Aspiracional” con Huawei para la modernización de sus actuales sistemas y la construcción de una red 5G.

En América Latina, el impulso para el 5G de cara a 2021 y 2022 está encabezado por México y Brasil, seguidos de Colombia, Chile y Argentina. Pero la región, donde 380 millones de personas no usan Internet, va algo retrasada a este respecto; no obstante, allí Huawei está muy presente, algo a lo que EEUU parece prestar atención. Si en España, de cara al 5G, una gran compañía como Telefónica está reduciendo su dependencia en equipo de Huawei, en América Latina esta misma compañía va a hacer un uso más intenso de ellos, dados los compromisos adquiridos y la diferencia de costes.

Aunque algún daño le haga a Huawei y a China, Estados Unidos se ha metido en un pulso que puede perder a escala global, empezando por la pujanza del propio mercado chino y de esa parte del mundo que más está creciendo en términos demográficos y económicos. La actual Administración Trump puede haber hecho una mala lectura de tiempos y de escalas.

This article has been translated from Spanish.