Koen Timmers: “Con creatividad, pensamiento crítico y colaboración, los estudiantes pueden provocar una acción climática directa”

Koen Timmers: “Con creatividad, pensamiento crítico y colaboración, los estudiantes pueden provocar una acción climática directa”

Koen Timmers is a Belgian educator, researcher and speaker who is trying to tackle climate change through climate action – in the classroom.

(Boumediene Belbachir)

Por cuarto año consecutivo, unos diez millones de maestros y estudiantes de más de cien países, se reúnen en octubre y noviembre con una única misión: ayudar a los jóvenes a resolver el desafío climático a través de la educación.

El Proyecto de Acción Climática es un programa de aprendizaje virtual gratuito de seis semanas de duración que pretende fomentar un cambio de comportamiento a través de la educación y dar vida en las aulas al Objetivo de Desarrollo Sostenible 13, sobre acción por el clima. Estudiantes de entre seis y 22 años interactúan virtualmente con educadores, que les ayudan a explorar, proponer ideas, debatir, resolver problemas y compartir soluciones sobre el cambio climático.

Un equipo de facilitadores, compuesto por maestros voluntarios de todo el mundo, guía a los maestros inscritos a través del programa de estudios (disponible en 15 idiomas). Cada semana, los estudiantes exploran un problema diferente y publican videos breves en el sitio web para compartir sus conclusiones.

El objetivo explícito del proyecto consiste en propiciar la creatividad y la colaboración entre los estudiantes a nivel mundial, además de fomentar la empatía, el pensamiento crítico y la adopción de medidas climáticas urgentes.

Hasta ahora, los estudiantes han ayudado a plantar más de 1,2 millones de árboles a través del proyecto PlantED, entre muchas otras iniciativas. Este año, el programa culmina con un webinario de cinco horas, denominado Día de Acción Climática, el 5 de noviembre, cuyo objetivo es reunir a los estudiantes con líderes y expertos mundiales, como Jane Goodall y David Attenborough. Koen Timmers, profesor belga de informática, investigador, conferenciante y finalista del Global Teacher Prize 2018, líder del Proyecto de Acción Climática junto a la educadora norteamericana Jennifer Williams, habló con Equal Times sobre el cambio desde las aulas.

¿Cómo pueden participar los estudiantes y los maestros en el Proyecto de Acción Climática?

Los profesores pueden inscribirse de forma gratuita a través del sitio web del Proyecto de Acción Climática y recibir directrices que les guían a lo largo de esta experiencia de seis semanas. Los facilitadores orientan personalmente a los profesores, en 15 idiomas, lo que les permite hacer preguntas y poner en común inquietudes y mejores prácticas. A los estudiantes se les ofrecen grandes oportunidades. Pueden participar en #PlantED, nuestra iniciativa mundial de plantación de árboles, e incluso pueden enviar un mensaje al Espacio, gracias a nuestra colaboración con la NASA. Nuestro objetivo consiste en ofrecer a los estudiantes una oportunidad que nunca olvidarán y que no puede ser superada por libros de texto.

¿Cómo se desarrolla un programa de alcance mundial para estudiantes y educadores, cuando las realidades locales difieren tanto? Un joven de Bangladés no vive los mismos efectos inmediatos del cambio climático que un joven de Alemania.

Exactamente. Esta es una parte importante del proyecto. Pasamos de lo local a lo global a lo largo de todo el programa. En este viaje centrado en el alumno, los estudiantes tienen que averiguar las causas y los efectos locales del cambio climático y tienen que transmitir [este conocimiento] a sus compañeros de otros continentes, creando videos cortos e interactuando en vivo virtualmente. Los docentes desempeñan una nueva función: en lugar de instruir, guían a los estudiantes. Y para estar seguros de que conocen adecuadamente los antecedentes y el contexto, ponemos a su disposición un programa de estudios [corredactado por WWF Internacional] con toda la información necesaria. Después de varias semanas, los estudiantes habrán aprendido, de primera mano, que durante los últimos años algunos de sus compañeros padecieron huracanes y otros sufrieron inundaciones o incendios forestales como resultado directo del cambio climático. El proyecto también ofrece intercambios interculturales, que son cruciales en un mundo polarizado y en constante cambio.

¿Qué impacto cree que han tenido las acciones de personas como Greta Thunberg y de grupos como Extinction Rebellion, en la forma en que la juventud ve el cambio climático?

Ellos enviaron una importante señal a los Gobiernos, organizaciones, estudiantes y a la gente en general. La gente ha empezado a darse cuenta de que algo tiene que cambiar. Pero creo que podemos hacer algo más que ir a la huelga. Cada estudiante tiene el potencial de hacer algo más que memorizar definiciones sobre el clima. Procuramos que encuentren soluciones, y así suscitamos en los alumnos habilidades fundamentales, como la creatividad, la capacidad de resolver problemas, el pensamiento crítico y la colaboración, que serán cada vez más importantes. Y al compartir esas habilidades a escala mundial, todos aprendemos de los hallazgos de los demás. Durante los últimos años hemos tenido estudiantes que han ideado fórmulas para obtener bioplásticos, autos movidos por energía solar y de sal, muchos empezaron a usar bicicletas, se plantaron 60 millones de árboles e incluso han [ido a hacer campaña] ante sus primeros ministros. Algunas de estas acciones han provocado cambios directos, otras han cambiado las percepciones, todas han sido significativas. Pero al final, tenemos el mismo objetivo que Greta: cambiar el comportamiento de los estudiantes y la mentalidad de la sociedad respecto al cambio climático.

¿Pueden programas como el Proyecto de Acción Climática influir en la política nacional e internacional?

Ya hicimos historia en Irlanda, donde los estudiantes lograron un cambio nacional gracias a su Green Dot Movement (Movimiento Punto Verde) [los estudiantes de Irlanda se embarcaron en una campaña que logró cambiar el etiquetado de los envases y facilitar el correcto reciclaje de los residuos]. Trabajaron con el ministro de Medio Ambiente y contaron con el apoyo del presidente del país. En Portugal, el ministerio de Educación envió una carta a cada escuela e incluirán el programa de estudios [del Proyecto de Acción Climática] en el plan de estudios nacional. Este año hemos colaborado con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y los ministerios de Educación de 15 países. Nos esforzaremos por conseguir que la educación climática sea obligatoria a nivel nacional y crearemos un manifiesto pidiendo a los alcaldes que se comprometan con la acción climática. ¡Imagine 3.000 ciudades comprometiéndose en todo el mundo a hacer más y hacerlo mejor! Esto sucederá en las próximas semanas.

A finales de este año, todos los países declararán sus Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC) a los objetivos nacionales del Acuerdo de París. ¿Existe algún mecanismo para garantizar que se escuche la voz de los jóvenes?

Es difícil que [al abordar las políticas climáticas nacionales] tomen en serio a los estudiantes e incluso a los profesores. Pero hemos descubierto que forjar alianzas, lograr el respaldo de personalidades y expertos a nuestro proyecto y atraer la atención de los medios de comunicación, ayuda a obtener resultados. Nos ha llevado tres años.

Uno de los objetivos de este proyecto es lograr institucionalizar el cambio climático y la acción medioambiental dentro de los planes de estudio nacionales de todo el mundo. ¿Cómo pueden lograrlo los países?

En este momento sólo un país imparte la educación climática obligatoria: Italia. En primer lugar, requiere la voluntad de los Gobiernos y que vean la necesidad de ello. En segundo lugar, tenemos que indicarles cómo [implementarlo]. Tener un plan de estudios que se pueda utilizar a nivel nacional es importante. Por eso hemos elaborado un documento [el currículum del Proyecto de Acción Climática], que no requiere haber formado parte del proyecto de seis semanas [para acceder a él] y que contiene hechos precisos y verificados, respaldados por WWF y por muchos científicos.

Los estudiantes con los que trabajas han tenido grandes ideas. Por ejemplo, los estudiantes de Indonesia crearon ecoladrillos, elaborados con residuos plásticos, y sus compañeros de Tanzania inventaron un radiador usando botellas de plástico. ¿Hay algún plan para ayudar a los países a adoptar estas innovaciones a mayor escala?

Que los estudiantes presenten nuevos e interesantes conceptos, prototipos e incluso inventos es la parte más fácil: se requiere un buen maestro y estudiantes dispuestos a hacer un esfuerzo extra. Su difusión forma parte del proyecto. Pero lograr que se conviertan en una realidad en los países que realmente necesitan hornos solares, plantas de biogás y ecoladrillos, supone un reto que requiere diferentes ingredientes. Uno de ellos es la orientación y la formación en emprendimiento. Este año ofrecemos asistencia en este ámbito, a través de un grupo de expertos, pasantes y organizaciones. El segundo es la financiación. Como el proyecto carece de financiación, este continúa siendo un punto débil.

¿Dónde ve el Proyecto de Acción Climática dentro de cinco años?

En cinco años, esperamos haber inspirado al mayor número posible de estudiantes y profesores en el mundo, haber dejado huella dentro de las aulas y propiciado cambios sustanciales a nivel nacional.