¿‘Revolución bicho’? La proteína de insecto pide paso en Europa

¿‘Revolución bicho'? La proteína de insecto pide paso en Europa

The industry’s current focus is on feeding insects to animals. According to the Dutch financial services company Rabobank, the biggest market is currently pet food but is set to be overtaken in the next few years by aquaculture.

(European Union 2015 - EP)

Robert Downey Jr exhibe en sus apariciones públicas un papel muy parecido al de su personaje en las películas de Marvel. El pasado mes de febrero aprovechó unos minutos de una entrevista con el presentador estadounidense Stephen Colbert para hablar de insectos. El actor hizo una apasionada apología de la harina de larva de escarabajo, elaborada por la empresa francesa Ynsect, un producto que facilitó a Colbert para que este lo mostrase durante una emisión especial tras la última Superbowl:

— “¿Qué es? puedo hacer cacao con esto”, preguntó con ironía el presentador del The Late Show al ver el color marrón de la harina.

— “Esto es proteína de insecto premium, viene del (tenebrio) molitor, que es el gusano de la harina, (...) acaba de ser aprobada por la Unión Europea para el consumo humano”, respondió el actor con la confianza visionaria de Iron Man.

— “No me estás haciendo comer tierra, ¿verdad?”, bromeó Colbert.

En el programa, Downey Jr defendió que los productos derivados del insecto son un gran avance y reducirán las emisiones de gases de efecto invernadero.

Más allá de las ambiciones altruistas de quien da vida a Tony Stark, lo cierto es que en los últimos años han aumentado las inversiones en empresas pioneras de la industria del insecto, que se preparan para aumentar su producción.

Una de ellas, Ynsect, anunció el año pasado que Footprint Coalition, un proyecto fundado por el actor para invertir en capital de riesgo de empresas innovadoras y sostenibles, había destinado junto a otros inversores 372 millones de dólares (330 millones de euros) para financiar la construcción de una enorme granja de gusanos de harina en Amiens, Francia.

Según un reciente informe del banco holandés Rabobank, la demanda de la proteína de insecto se multiplicará por cincuenta en una década, de 10.000 toneladas que estima se produjeron el año pasado a medio millón de toneladas en 2030.

Aunque Downey Jr mencionó el consumo humano, el presente de la industria pasa por alimentar a animales con insectos. En este momento, el mayor mercado es el de la comida para mascotas, que será sobrepasado en los próximos años por la acuicultura, las principales áreas de crecimiento de la incipiente industria, según el banco holandés.

“Los beneficios de las granjas de insectos están atrayendo a los inversores ya que contribuyen a alcanzar el Pacto Verde Europeo y los objetivos de la estrategia ‘De la Granja a la Mesa’, como la transición hacia la neutralidad climática, la diversificación de la agricultura y la integración de dietas sostenibles y sanas”, indicó por correo electrónico la Plataforma Internacional de los Insectos como Alimento y Pienso (IPIFF, en inglés), que representa los intereses de los productores en Europa.

La maquinaria legislativa europea está en marcha. El pasado mayo, la Comisión Europea aprobó la venta para el consumo humano del tenebrio molitor, el primero de una lista de 7 especies que han sido propuestas por empresas como “nuevos alimentos”.

En agosto, la Comisión aprobó el uso de proteínas procesadas de insectos para alimentar a cerdos y aves de corral, que representan el 65% del mercado de pienso compuesto en la Unión Europea, según IPIFF. “Es parte de la estrategia ‘De la Granja a la Mesa’, que persigue, entre otras cosas, promover un sistema de producción más sostenible”, señaló a Equal Times un portavoz de la Comisión Europea.

Los defensores de esta fuente de proteínas, rica en ácidos grasos, fibra y micronutrientes, afirman que ofrece una alternativa a la soja que importa Europa de zonas tropicales afectadas por la deforestación, como el Amazonas. Unas pocas voces más críticas aducen que solo son un pequeño parche en el enorme impacto de la ganadería intensiva.

En cualquier caso, con los legisladores y los inversores en el mismo barco, el viento sopla a favor de los productores de insectos en Europa. Ahora la pregunta es, ¿hasta dónde pueden llegar?

Una industria naciente

A las afueras de la ciudad de Salamanca, en el interior de España, la empresa española Tebrio prepara el salto industrial con la construcción de un complejo de 70.000 metros cuadrados para la cría del gusano de la harina, que estará terminado en 2024.

“Ahora mismo estamos todas [las compañías europeas de insectos] en el mismo estado, acabamos de validar nuestras tecnologías y estamos introduciendo los productos en el mercado en pequeñas cantidades”, dice la cofundadora y directora ejecutiva de Tebrio, Adriana Casillas.

El punto de inflexión para las empresas fue la reforma de la legislación europea en 2017 para permitir el uso de proteína procesada de insecto en la acuicultura. Casillas, que también es presidenta de IPIFF, habla de “un nacimiento tecnológico brutal en pocos años”. Las empresas europeas, casi todas fundadas en la última década, se han convertido en un hervidero de I+D para salir al mercado cuanto antes.

Aun así, el crecimiento exponencial que se prevé en la próxima década no dará soluciones milagrosas. “Los insectos no han llegado para desplazar a ninguna otra materia prima, han llegado para complementar la gran demanda proteica que va a haber en un futuro”, explica Casillas.

Si se cumplen proyecciones optimistas de crecimiento, la proteína de insecto representará en 2030 tan solo cerca del 1% del alimento en piscifactorías, según el informe de Rabobank. “Hay vida para todos nosotros y para muchos más, porque estamos hablando de un mercado enorme, vastísimo”, señala Casillas.

Además, existe el riesgo de una expansión precipitada, como demostró el pasado febrero la declaración de suspensión de pagos en Reino Unido de la empresa Insect Technology Group. La compañía fundada en 2008 y apoyada en 2012 por la Fundación Bill y Melinda Gates planeaba construir 200 fábricas en diez años, antes de entrar en problemas financieros.

Actualmente, el alto coste de la proteína de insecto lo convierte en un producto premium. Con la producción a gran escala, su precio se reducirá, pero el éxito de estas empresas dependerá en gran medida de su capacidad de vender y demostrar las virtudes de sus productos, así como de los futuros logros de los departamentos de I+D.

Como indica el ala de investigación de Rabobank, estos factores serán necesarios, junto al marco legislativo y el apoyo de los inversores, para que la proteína de insecto pase de “una herramienta de marketing en nichos de mercado a un ingrediente establecido valorado por sus beneficios funcionales”.

Vacas a 150 metros del suelo

Una de las virtudes que exhiben las empresas de insectos es que utilizan menos terreno y recursos naturales para producir más toneladas de proteínas que otras granjas tradicionales y, por lo tanto, tienen una menor huella de carbono. “Podemos criar animales en vertical. No se nos ocurriría criar vacas en un rascacielos, que se podría hacer, pero es mucho más difícil manejar vacas a 150 metros de altura que insectos a 15 metros de altura”, apunta el cofundador y director técnico de Tebrio, Sabas de Diego.

Entre las especies que dominan el mercado, se encuentran el gusano de harina, la mosca negra soldado y el grillo doméstico. Del tenebrio molitor, al igual que ocurre con otras especies, se aprovecha todo para lograr una producción circular: el estiércol, para producir fertilizante y su exoesqueleto para extraer quitina, que tiene múltiples aplicaciones industriales.

Otro de sus beneficios, según de Diego, es que la proteína de insecto ayuda a evitar la sobrepesca, ya que diversos alimentos para peces proceden de las capturas en el mar.

A esto se añade el hecho de que los animales que complementan su dieta con tenebrio molitor mejoran su salud, según aseveran los estudios realizados por la empresa española. “A nivel inmune el animal está mejor preparado, su sistema gástrico funciona mejor”, apunta de Diego.

La siguiente frontera para los criadores de insectos es la reutilización de los residuos de alimentos y otros desperdicios de nuestro sistema de producción alimentaria. IPIFF asegura que hasta un tercio de la comida que tiramos puede ser utilizado como sustrato.

Por el momento, la normativa europea, que se endureció desde la crisis de las “vacas locas”, prohíbe el uso de residuos de hostelería, restauración y hogares, pero la opinión favorable de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria en 2015 puede abrir el camino a reformas legislativas.

Para la investigadora de la unidad científica de Greenpeace, Reyes Tirado, lo necesario desde un punto de vista medioambiental sería el consumo directo de los insectos para reducir la dependencia de la ganadería intensiva. “Cada paso que hacemos de proteína vegetal a proteína de insecto, a proteína de ave o cerdo, estamos perdiendo eficiencia”, dice Tirado.

La investigadora critica a los que aseguran que los insectos solucionarán los problemas de seguridad alimentaria del mundo. “La deficiencia de proteína es un problema muy localizado en regiones muy concretas”, dice Tirado, “[el uso de los insectos para alimentar animales soluciona] un problema del primer mundo, de países donde se produce mucha ganadería industrial y se importa mucho pienso, sobre todo soja que viene de países tropicales”, asevera Tirado.

Lo que le falta por decir a la estrategia europea ‘De la Granja a la Mesa’, añade la investigadora, “es la cantidad de carne que sería sostenible en Europa”.

Sea como fuere, si los europeos que hoy ven con aprensión el consumo directo de insectos comienzan a integrarlos en su dieta, constatarán que el camino lo habrá abierto el mercado de los piensos y alimentos para animales.

This article has been translated from Spanish.