Cinco lecciones del ‘sueño’ de Martin Luther King para aplicarlas hoy en día a la lucha mundial por los salarios decentes

Cinco lecciones del ‘sueño' de Martin Luther King para aplicarlas hoy en día a la lucha mundial por los salarios decentes

US civil rights leader Martin Luther King Jr during the March on Washington for Jobs and Freedom, held on 28 August 1963 in Washington D.C.

(AFP)

El próximo lunes se celebrará el Día de Martin Luther King, una jornada festiva a nivel federal en Estados Unidos para rendir homenaje al emblemático activista de los derechos civiles. Pero mientras celebramos su vida y lamentamos su asesinato en 1968, es importante recordar que la lucha por un salario mínimo vital y por un trabajo decente representan una parte muy importante de su legado y de la hoja de ruta más amplia relacionada con los derechos humanos a la que dedicó su vida.

Cuando en 1963 el doctor King pronunció su famoso discurso ‘Tengo un sueño’ en la Marcha en Washington por el Trabajo y la Libertad, imaginó un mundo en el que la gente realmente gozaría de la justicia racial, económica y social. Un mundo en el que todos los trabajadores pudieran acceder a unos trabajos decentes que permitieran a sus familias y comunidades vivir con dignidad y respeto. Mucho antes de la Marcha en Washington, Martin Luther King buscó aliarse con el movimiento sindical; por ejemplo, en 1961 se dirigió a la convención nacional del AFL-CIO, donde reivindicó la necesidad de juntar a todos los trabajadores para lograr “unos salarios decentes, unas condiciones de trabajo justas, unas viviendas habitables, seguridad en la tercera edad, unas medidas sanitarias y de bienestar adecuadas, unas condiciones en las que las familias puedan crecer, tener educación para sus hijos y respeto en la comunidad”.

Pero, ¿qué importancia tiene el ‘evangelio social’ de Luther King para la actual hoja de ruta empresarial y de los derechos humanos? ¿Qué lecciones puede enseñarnos para conseguir un salario mínimo vital en las cadenas de suministro mundiales, así como una justicia socioeconómica y racial en Estados Unidos y en otros países?

Lección 1: los derechos políticos no se pueden disociar de los derechos sociales y económicos ni de la justicia

En la década de 1960, el doctor King luchó por la igualdad política, social y económica para todos, especialmente en sus últimos años como parte de su Campaña de los Pobres, que propugnaba una transformación en Estados Unidos de una “sociedad centrada en cosas a una sociedad centrada en las personas”. Luther King sabía que solo se podría alcanzar la igualdad racial si también se abordaban la pobreza racializada y los salarios por debajo del salario mínimo: “¿De qué sirve tener el derecho de sentarse en la barra de un café si no puedes darte el lujo de comprarte una hamburguesa?”.

Hoy en día, todavía se está librando esta lucha contra la pobreza y a favor de un salario mínimo vital. En 2020, casi uno de cada cuatro puestos de trabajo en Estados Unidos tenían salarios bajos, la mayor proporción del mundo industrializado. Además, los trabajadores negros y latinoamericanos tienen muchas más probabilidades que los trabajadores blancos de encontrarse atrapados en puestos de trabajo precarios y con salarios bajos. Asimismo, la brecha salarial racial (en la que los trabajadores racializados ganan menos que los blancos) sigue siendo una de las características más notables del mercado laboral estadounidense.

Sin embargo, los trabajadores esenciales con bajos salarios de Estados Unidos ya están hartos de los sueldos precarios y las malas condiciones laborales, como demuestran la actual oleada de huelgas en el país y la enorme cantidad de trabajadores que están renunciando a sus empleos (especialmente los que sufren los salarios bajos). Los trabajadores con salarios bajos son un reflejo de la convicción de Martin Luther King de que uno solo puede ser libre para vivir con dignidad y respeto si tiene un trabajo decente que cubra sus necesidades básicas vitales. Por tanto, la justicia política debe ir acompañada de la justicia socioeconómica.

Lección 2: los derechos laborales constituyen el eje central de la lucha contra la explotación de los trabajadores

Tanto si abordamos el hecho de que los trabajadores racializados en Estados Unidos, en especial los migrantes, tienen más probabilidades de ser víctimas del robo salarial (en el que los empleadores mantienen los sueldos o salarios por debajo del mínimo legal, lo cual cuesta a los trabajadores alrededor de 50.000 millones de dólares estadounidenses al año) como si analizamos la esclavitud moderna en las cadenas de suministro mundiales, hoy en día la explotación extrema de los trabajadores está tan integrada en nuestro sistema económico global como lo estaba cuando el doctor King declaró que “todo trabajo tiene dignidad”.

Pero si queremos acabar con el trabajo forzoso de la población uigur en China que recolecta el algodón para nuestras camisetas o evitar que a los trabajadores migrantes se les contrate injustamente para producir guantes de goma en Malasia para los trabajadores sanitarios de todo el mundo, para abordar la esclavitud moderna se necesitan derechos políticos y libertad con el objetivo de que los trabajadores puedan organizarse y reivindicar sus derechos. Todas las personas tienen derecho al trabajo, a la libre elección del empleo, a unas condiciones laborales justas y favorables y a la protección contra el desempleo. Todas las personas, sin discriminación alguna, tienen derecho a la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor. Para ello, es necesario que los gobiernos legislen, protejan y hagan valer dichos derechos y que las empresas los respeten.

Lección 3: el derecho a organizarse, hacer huelga y negociar colectivamente son fundamentales para conseguir un salario mínimo vital sostenible

El doctor King describió a los sindicatos como “el primer programa contra la pobreza” que “transformó la miseria y la desesperación en esperanza y progreso”. Asimismo, criticó las leyes laborales estadounidenses, participó en huelgas y habló en numerosos actos sindicales. El día antes de su asesinato el 4 de abril de 1968, Martin Luther King pronunció su discurso “He estado en la cima de la montaña” en la huelga de los trabajadores sanitarios de Memphis, en la que protestaban por las condiciones laborales peligrosas, los jefes racistas, los bajos salarios y las acciones antisindicales. El doctor King hizo hincapié en la importancia de la libertad de asociación, la libertad de expresión, la libertad de prensa y el derecho de huelga como herramientas esenciales para lograr la igualdad que imaginaba.

Las últimas investigaciones demuestran que las industrias con una fuerte afiliación sindical gozan de salarios superiores a la media. Sin embargo, la afiliación sindical en Estados Unidos ha disminuido en los últimos 20 años desde una cuarta parte de la población activa hasta poco más del 10% hoy en día. En las empresas con una afiliación sindical en declive, los salarios disminuyeron mucho más que en sectores en los que la afiliación siguió intacta. A pesar de la reducción de la densidad sindical, la pandemia de la covid-19 provocó en 2020 el mayor número de huelgas, paros laborales y cierres patronales que se habían visto en Estados Unidos desde la década de 1980. Esta tendencia continuó en 2021: los trabajadores de las fábricas de Kellogg’s y los de los almacenes de Amazon fueron algunos de los miles de trabajadores en huelga por todo el país. Al final, Amazon llegó a un acuerdo con la Junta Nacional de Relaciones Laborales para permitir que sus trabajadores se organizaran libremente sin represalias, la primera vez que esta multinacional tecnológica conocida por utilizar fuertes medidas antisindicales ha aceptado una medida de este calibre. Y justo antes del acuerdo con Amazon se sindicalizó un café de Starbucks en Estados Unidos, el primero desde que esta cadena cafetera se fundó hace casi 50 años. Asimismo, Kellogg’s, que en un principio pretendía reemplazar a sus 1.400 trabajadores en huelga, finalmente aceptó incluir importantes aumentos salariales en un nuevo convenio colectivo de cinco años de duración.

Estas grandes victorias sindicales son sumamente importantes y demuestran que la fe de Luther King en el poder de la unión, en que los trabajadores se organicen y luchen juntos, constituye un poderoso elemento para lograr la transformación social. Además, cuando los trabajadores y los empleadores acuerdan importantes aumentos salariales en un proceso autónomo de negociación colectiva, se eleva el nivel de los salarios de manera sostenible a largo plazo.

Lección 4: ya es hora de elevar el salario mínimo legal y conseguir un salario mínimo vital

Una de las diez demandas de la Marcha en Washington fue la ampliación del salario mínimo federal a trabajadores que antes quedaban excluidos del mismo y que se aumentara a 2 dólares la hora (equivalentes a 15 dólares en 2021 ajustados a la inflación). Martin Luther King alertó sobre el “abismo entre los que tienen y los que no tienen”, pero hoy en día la desigualdad es mucho peor y la desigualdad racial de ingresos sigue siendo omnipresente. En Estados Unidos, la unidad familiar blanca media tiene un valor neto 10 veces superior al de la negra. Como los trabajadores negros y latinoamericanos tienen más probabilidades de ser empleados empobrecidos con bajos salarios, aumentar los salarios mínimos también constituye una importante herramienta para conseguir la justicia racial.

Los trabajadores con bajos salarios llevan sin participar de los beneficios del crecimiento de la economía estadounidense desde la década de 1960. En 1968, cuando Martin Luther King fue asesinado, los trabajadores estadounidenses con el salario mínimo ganaban 10,59 dólares por hora (ajustados a la inflación), bastante más que el actual salario mínimo federal de 7,25 dólares. El movimiento sindical estadounidense lleva desde 2012 luchando para que se aumente el salario mínimo federal hasta al menos 15 dólares por hora, pero ya no se considera que la ‘lucha por los 15 dólares sea suficiente y los activistas están empezando a pedir 18 dólares por hora.

A nivel mundial, desde los Países Bajos a Camboya o Sudáfrica, los sindicatos también están haciendo campaña para que se aumenten los salarios mínimos legales, con el objetivo de elevar el listón para que todos los trabajadores puedan ganar al menos un salario mínimo vital.

Lección 5: ampliar la lucha por el salario mínimo vital a las cadenas mundiales de suministro

¿Qué tienen en común la Marcha en Washington de Martin Luther King y la manifestación de octubre de 2021 en la misma ciudad por los derechos de los uigures en China, liderada por el jugador de baloncesto de la NBA Enes Kanter? La reivindicación de que todas las personas sean tratadas con respeto y dignidad y puedan vivir a salvo de la represión, discriminación y explotación. Para el doctor King, la demanda de justicia no acababa en las fronteras nacionales, por lo que pronunció las famosas palabras: “la injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia en todas partes”.

En consonancia con esta idea, una coalición mundial de sindicatos y organizaciones de la sociedad civil llevó a cabo el pasado Black Friday (25 de noviembre de 2020) una campaña llamada Make Amazon Pay (Haz que Amazon pague), mientras los trabajadores de Amazon en 20 países y en todas las áreas de su cadena de suministro se declaraban en huelga o protestaban para conseguir unos mejores salarios y condiciones de trabajo.

Aunque las empresas están cada vez más comprometidas con apoyar un salario mínimo vital para los trabajadores de sus cadenas mundiales de suministro, la mayoría de los trabajadores y agricultores en los países de suministro perciben unos ingresos por debajo del umbral de la pobreza. Debería ser habitual que las multinacionales apoyaran los salarios mínimos vitales de los trabajadores y los agricultores mediante sus propias prácticas de compra, abasteciéndose de los productos a un precio justo y pagando primas de los salarios vitales. Al mismo tiempo, también hay que abordar los temas relacionados con los derechos de los trabajadores, como la erradicación del trabajo infantil y la esclavitud moderna. Asimismo, habría que facilitar un entorno favorable en el que se apoyaran los aumentos del salario mínimo legal y se fomentaran unas relaciones laborales maduras que dejen a los trabajadores libres para organizarse, afiliarse a sindicatos y negociar colectivamente el salario mínimo vital.

Los salarios mínimos vitales constituyen hoy en día un tema central de la hoja de ruta de las empresas internacionales y los derechos humanos con la debida diligencia. Debemos normalizar los salarios vitales y garantizar que los gobiernos y las empresas asuman su responsabilidad para proteger y respetar los derechos de los trabajadores y reparar los abusos en serio. Estén donde estén los trabajadores y sea cual sea su función, todo trabajo tiene dignidad y todos los trabajadores merecen una vida próspera, una libertad plena y la búsqueda de la felicidad.