¿Cree que las plataformas digitales “empoderan a la mujer”? Conozca la situación en Ucrania y valore de nuevo

¿Cree que las plataformas digitales “empoderan a la mujer”? Conozca la situación en Ucrania y valore de nuevo

A Glovo delivery driver navigates traffic in the centre of Kyiv, Ukraine on 29 September 2020.

(AFP/STR/NurPhoto)

Según datos anteriores a la pandemia, Ucrania ocupa actualmente el cuarto lugar a nivel mundial y el primer lugar en Europa respecto al número de personas que trabajan en plataformas digitales de trabajo. El trabajo basado en aplicaciones a través de empresas como Uber, Glovo, Rocket y Uklon, o plataformas en línea para trabajadores independientes, como Kabanchik, Freelance y Freelancehunt, así como el trabajo subcontratado en la industria de las tecnologías de la información están en auge en Ucrania.

Este “éxito” en las clasificaciones mundiales del trabajo en plataformas digitales y basado en aplicaciones se ha desarrollado a lo largo de muchos años. El alto nivel de informalidad inherente al mercado de trabajo de Ucrania (alrededor del 30% de la población activa nacional, es decir, al menos 3,27 millones de trabajadores, está ocupado en la economía informal) conlleva la normalización de la precariedad y da lugar a casos de violaciones de los derechos de los trabajadores que afectan de forma desproporcionada a las mujeres.

Cuando los empleos a tiempo completo del sector formal y las industrias se deterioraron en la década de los noventa y en los primeros años del siglo XXI, surgieron pocas alternativas de empleo. La crisis económica de 2014-2015, provocada por la guerra con Rusia, aumentó el problema debido a las medidas de austeridad aplicadas por el Gobierno de Ucrania entre 2014 y 2017. Ante la falta de alternativas y el escaso apoyo estatal, los trabajadores ucranianos han migrado en masa en busca de oportunidades en el extranjero o han aceptado empleos –cualquiera que estuviera disponible– en Ucrania.

Debido a la falta de empleos en la economía formal, recursos o una infraestructura de cuidados adecuada, las mujeres en Ucrania tienen bastantes más probabilidades que los hombres de trabajar en la economía informal.

Según los datos de Labor Initiatives, una ONG y clínica jurídica de defensa de los derechos de los trabajadores ucranianos, los empleadores discriminan frecuentemente a las mujeres en los procesos formales de contratación, ya sea basándose en su “riesgo” de embarazo, la situación familiar o las obligaciones y necesidades en materia de cuidados de las mujeres. Así, las mujeres de entre 18 y 45 años –mujeres que son muy capaces de realizar trabajo productivo y crecer profesionalmente– todavía tienen más probabilidades de estar empleadas en el sector informal en Ucrania.

Esto hace que las mujeres ucranianas tengan que hacer frente a la informalidad como barrera para la independencia económica y la seguridad de ingresos. El empleo informal lleva a la discriminación de género en el lugar de trabajo, donde las mujeres corren un mayor riesgo de ser víctimas del acoso y la violencia debido a la falta de protecciones laborales básicas y de presión contra los empleadores y de la violencia doméstica a causa de la inseguridad económica. Las mujeres que trabajan en el sector informal no pueden formar ni afiliarse a sindicatos, ni ejercer su derecho de libertad sindical. Esta combinación de factores hace que las mujeres sean sistemáticamente invisibles. Asimismo, significa que las mujeres, cada vez más, se ven forzadas a formar parte de la economía de plataformas digitales al no contar con alternativas mejores.

La economía de plataformas digitales en función de los sexos en Ucrania: lo que sabemos y lo que no

El análisis basado en el género de la economía de plataformas digitales en Ucrania es escaso, casi inexistente. Las empresas basadas en plataformas son conocidas por clasificar a sus trabajadores como “trabajadores por cuenta propia” para ocultar las relaciones laborales y evadir las responsabilidades fiscales, lo que da lugar a la falta de datos desglosados por sexo sobre el trabajo a través de aplicaciones o plataformas en línea.

Dada la información disponible, la segregación por sexos del mercado de trabajo ucraniano se ha reproducido parcialmente en la economía de plataformas digitales presentes, donde la mayoría de los repartidores y conductores basados en plataformas son hombres, mientras que las mujeres tienen más probabilidades de trabajar para plataformas relacionadas con el trabajo de cuidados o las industrias creativas.

Ante el avance generalizado del edadismo y la discriminación de género en el mercado de trabajo más amplio, la economía de plataformas digitales a menudo presenta una opción viable para las mujeres, con su flexibilidad declarativa y el umbral bajo de entrada. Cuando se realiza un examen más detenido, las mencionadas ventajas resultan ser ilusorias, ya que se ofrece a las mujeres la “libertad” de ser explotadas independientemente de su edad, origen étnico, fe o identidad de género.

Según un proyecto de investigación sobre el trabajo invisible de las mujeres, las mujeres en la economía de plataformas y otros sectores informales de Ucrania están mal remuneradas y sobrecargadas en sus empleos, mientras que deben conciliar la expectativa de realizar trabajo de cuidados en casa.

Por ejemplo, Anna, una antigua trabajadora independiente que compartió su historia durante una mesa redonda sobre los derechos de los trabajadores digitales organizada por la Federación de Sindicatos de Ucrania en octubre de 2021, dice que recurrió al trabajo en una plataforma digital para obtener ingresos mientras cuidaba de su recién nacido. Sus competencias de diseño gráfico y escritura le permitieron acceder a tareas ofrecidas, desde el diseño de un folleto hasta la edición de textos, con varias plataformas como intermediarias. Sin embargo, según revela Anna, reunir un ingreso decente a través del trabajo independiente es muy inseguro, con el riesgo añadido del robo de salarios.

“Constantemente aceptas más tareas, aunque te das cuenta de que estás agotada. Y mi portátil también estaba agotado: tenía que comprar uno nuevo cada dos años y gastar mi propio dinero para mejorar el equipo”, dice Anna. “A menudo tenía clientes que recibían un pedido completo y desaparecían sin pagar. Los trabajadores independientes, y en particular las mujeres, merecen políticas claras para las plataformas en lo que se refiere a las garantías de pago y el derecho a la desconexión”.

Los trabajadores de plataformas en el terreno también tienen dificultades para obtener un número suficiente de pedidos como para conseguir un salario digno. Olha (nombre ficticio), repartidora a tiempo parcial para Glovo, indica que gana unas 400 hryvnias (15 dólares estadounidenses) por cuatro horas de trabajo en las que cubre 20 kilómetros en bicicleta. “Nuestros ingresos combinados –pago por pedido y bonificaciones– han disminuido un 40% durante la pandemia”, dice. Aunque ha sido un fenómeno mundial debido al aumento del número de trabajadores que se incorporan a empresas basadas en plataformas, en Ucrania los hechos observados indican que la disminución salarial experimentada en el país obedece al modelo clásico de la economía de plataformas digitales de las empresas, que atraen a nuevos trabajadores con salarios iniciales altos en un nuevo territorio antes de reducirlos radicalmente cuando dominan una mayor proporción del mercado.

“[Esta reducción salarial] ocurrió de forma repentina, cuando se impuso el primer confinamiento”, dice Olha. “Y si no puedo recoger un pedido, me mato a pedalear por toda la ciudad sin que se me pague”.

Como muestran estos relatos, las empresas basadas en plataformas digitales normalizan el ritmo elevado de trabajo que soportan sus trabajadores. Los trabajadores de plataformas también tienen que pagar su propio equipo, esperan los pedidos sin que se remunere su tiempo de espera y tienen escaso poder de negociación contra los algoritmos. La “doble carga” de conciliar el empleo y las responsabilidades familiares remuneradas (y a menudo no apreciadas) que soportan las mujeres, se convierte en una carga triple en la economía de plataformas digitales, ya que el trabajo remunerado financia las responsabilidades de cuidados de las mujeres y los gastos relacionados con su trabajo y equipo.

Futuros poco feministas en la economía de plataformas digitales

Todavía queda mucho por saber sobre el alcance y las ramificaciones de la economía de plataformas digitales para las trabajadoras en Ucrania y en el resto del mundo, pero de algo estamos seguros: la economía de plataformas digitales no va a desaparecer dentro de poco. Cada vez más sectores incorporan su fuerza de trabajo mediante plataformas digitales. Algunos expertos se muestran optimistas sobre esta nueva evolución e indican que las mujeres prosperarán gracias a las barreras de entrada relativamente bajas de la economía de plataformas y las oportunidades que ofrece para trabajar con independencia y flexibilidad.

Sin embargo, la falta de acceso de las mujeres a protecciones y prestaciones basadas en el empleo ensombrece este optimismo. Además, se sigue suponiendo que las mujeres continuarán realizando la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado y necesitarán “tareas” y “negocios secundarios” flexibles para ganarse la vida, sin inversiones significativas públicas o privadas en el trabajo de cuidados o las infraestructuras de cuidados.

El futuro de las mujeres que trabajan para plataformas no está lleno de promesas de estabilidad o seguridad económica.

Las disparidades de pensiones en Ucrania ya son importantes: las pensiones de los hombres son, en promedio, un 33% más elevadas que las de las mujeres. Habida cuenta de que las plataformas ni cumplen los compromisos fiscales locales en lo que a reabastecer los fondos de pensiones se refiere, ni pagan la proporción de impuestos que les corresponde localmente, es probable que la diferencia de pensión de jubilación aumente. El salario que reciben las mujeres en la economía de plataformas digitales no les permite ahorrar lo suficiente para el futuro próximo, y mucho menos para largo plazo.

La lucha contra la discriminación en la economía de plataformas va acompañada de la eliminación de otras desigualdades sistémicas, como la brecha salarial de género y la segregación vertical del mercado laboral. Hasta que se logre avanzar, las mujeres tendrán menos opciones, principalmente en plataformas digitales y en el terreno gestionadas por máquinas y algoritmos. Sin embargo, los algoritmos privan a todos los trabajadores, y a las mujeres en particular, de poder de acción, responsabilidad sobre su propio trabajo y tiempo y los medios para influir en la forma en que se elaboran las políticas relativas a las aplicaciones y las plataformas.

La revolución digital que experimenta el mundo es más bien un retroceso a las prácticas laborales de la era preindustrial y una restricción de los derechos de las mujeres. La economía de plataformas digitales intensifica y normaliza la maldición de la precariedad y la informalidad que pesa sobre las mujeres, ya que presenta el entramado de tareas como “empoderamiento” de la mujer. Bajo la fachada de interfaces brillantes para el usuario, las plataformas digitales se aprovechan de las vulnerabilidades económicas de los trabajadores, en particular en Ucrania, donde las sucesivas crisis han agotado los recursos y el poder colectivo de los trabajadores. Es fundamental desnormalizar el discurso sobre las plataformas como medios para el “empoderamiento de la mujer”. Después de siglos de reducción de sus poderes, incluido en el lugar de trabajo, las mujeres merecen algo mejor.