¿Por qué hay una escasez mundial de matronas y qué es necesario hacer al respecto?

¿Por qué hay una escasez mundial de matronas y qué es necesario hacer al respecto?

Across the world, midwives face unsatisfactory pay, challenging working conditions and barriers to training.

(Abbie Trayler-Smith)

Cada día mueren en el mundo cerca de 810 mujeres durante el parto. Cada 16 segundos nace un niño muerto, y cada año mueren 2,4 millones de recién nacidos. Las matronas pueden contribuir a reducir estos alarmantes resultados. Sin embargo, diversos estudios recientes demuestran que el número de matronas es muy escaso.

Según el informe El Estado de las Matronas en el Mundo 2021, el mundo necesita actualmente 900.000 matronas más, lo que representa un tercio del personal obstétrico necesario a escala mundial. El estudio, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Confederación Internacional de Matronas (ICM, por sus siglas en inglés), concluye que el personal dedicado a la salud sexual, reproductiva, materna, neonatal y de la adolescencia (donde las matronas desempeñan un papel fundamental) solo tiene capacidad para satisfacer el 75% de las necesidades mundiales. La escasez es mayor en los países de rentas bajas, donde solo se consigue cubrir el 41% de las necesidades. No obstante, si los servicios sanitarios reconocieran el papel de las matronas e invirtieran en servicios, de aquí a 2035 se podrían evitar aproximadamente dos tercios de las muertes maternas y neonatales y los mortinatos, lo que permitiría salvar 4,3 millones de vidas al año.

Pero, ¿por qué muchos gobiernos y financiadores no invierten en matronas? La Dra. Sally Pairman, directora ejecutiva de la ICM, organización que agrupa a 139 asociaciones de matronas profesionales de 119 países, afirma que la desigualdad de género es el factor dominante en muchos de los problemas. “Tiene mucho que ver con el hecho de que se trate de una mano de obra femenina que atiende a mujeres”, señala Pairman. Cerca del 90% del personal obstétrico del mundo está constituido por mujeres. “Experimentan considerables desigualdades de género en cuanto a remuneración, trayectoria profesional y poder de decisión”, indica el informe.

Pairman afirma que las jerarquías establecidas en los servicios sanitarios pueden privar a las matronas de reconocimiento o autoridad. Ella preferiría que las matronas participaran más en los debates políticos a nivel nacional, pero señala que rara vez están representadas a nivel ministerial.

Los criterios de formación varían mucho entre países. Un estudio de la OMS de 2018-2019 sobre los profesores de obstetricia en países de rentas bajas y medias (citado en el informe El Estado de las Matronas en el Mundo 2021) concluyó que de las 100 instituciones de 35 países que respondieron, todas indicaron que “la regulación de los programas educativos no garantiza eficazmente la calidad ni facilita la normalización de la educación en obstetricia”.

Según el informe, para aumentar el número de matronas y mejorar los resultados es necesario invertir en cuatro ámbitos. El primero es la planificación y gestión del personal sanitario para incrementar la autonomía de las matronas y crear un entorno laboral donde no exista el estigma relacionado con el género. El segundo es una educación de calidad. El tercero es que las matronas dirijan sus propias mejoras, como por ejemplo modelos de cuidado dirigidos por las matronas. Y el cuarto respalda la inversión en el liderazgo y la gobernabilidad de la obstetricia.

El trabajo en estos ámbitos ya ha comenzado. La ICM ha apoyado a sus miembros para que aboguen por la obstetricia a escala global, regional y local mediante el suministro de formación. También ha establecido normas para la enseñanza, las competencias y la regulación de dicha disciplina.

La Internacional de Servicios Públicos (ISP), federación sindical internacional de los trabajadores del sector público, ha desarrollado las capacidades de sus miembros enfermeros y matronas, sobre todo en África, para exigir mejores salarios y condiciones de trabajo. También ha presionado a sus miembros para intentar evitar el éxodo de matronas profesionales del Sur a países que ofrecen mejores salarios y condiciones, por ejemplo, en el Reino Unido, donde los trabajadores no británicos constituyen el 12% del Servicio Nacional de Salud (NHS) del país, de un total de aproximadamente 1,9 millones de empleados.

En abril de 2021 la OMS publicó asimismo su informe Global Strategic Directions for Nursing and Midwifery (2021-2025), que también se centra en cuatro ámbitos de mejora –educación, empleo, liderazgo y prestación de servicios– y donde se exponen las deficiencias existentes en la prestación de servicios obstétricos que la pandemia de covid-19 ha dejado en evidencia.

“Los efectos de la covid se van a notar cada vez más”, advierte Pairman, que prevé
un nuevo aumento de los casos de mortalidad neonatal tras la pandemia. No obstante, Pairman confía en que el reconocimiento y la importancia de la función de las matronas siga aumentando, en particular los modelos de atención continuada dirigidos por las matronas. “Algunos de los grandes financiadores mundiales están mostrando un mayor interés en la obstetricia”, señala. “Pero, ¿cómo conseguimos que todos los gobiernos presten apoyo?”.

Falta de personal y escasa remuneración en Kenia

Según el informe El Estado de las Matronas en el Mundo 2021, en África se necesitan más matronas que en ningún otro lugar del planeta. Los últimos datos de UNICEF muestran que las mayores tasas de mortalidad neonatal se registran en países del continente africano. En 2020, el promedio mundial de muertes de recién nacidos en los primeros 28 días de vida era de 17 por cada 1.000 nacidos vivos. En Lesoto la tasa asciende a 44,3; en Sudán del Sur, a 40,2; y en la República Centroafricana, a 38,3. Fuera de África, solo dos países registran tasas superiores a 35: Afganistán y Pakistán.

El Ministerio de Sanidad de Kenia ha tenido cierto éxito a la hora de abordar las tasas de mortalidad infantil y mejorar los servicios de maternidad. En 2013 suprimió las tasas de maternidad en los centros sanitarios públicos para evitar que supusieran un obstáculo al acceso de las mujeres a la atención profesional. Según la encuesta demográfica de salud 2008-2009 Kenya Demographic Health Survey, 56% de las mujeres dieron a luz en casa. Muchas recibieron asistencia de una partera tradicional, de las cuales solo un 20% contaba con algún tipo de formación formal en asistencia al parto. Pero en 2017 el Ministerio atribuyó a su política la duplicación en la cifra de mujeres que daban a luz en hospitales públicos, que pasó de 600.000 en 2013 a 1,2 millones en 2015, así como la disminución de la tasa de mortalidad materna del país, que pasó de 488 a 362 por cada 100.000 madres.

La matrona Jemimah Makau afirma haber constatado esta mejora desde que se incorporó en 2015 al hospital Emali Model en el condado de Makueni County, al sureste de Kenia, el cual recibe apoyo de la organización benéfica británica Amref Health Africa. Makau ha realizado un trabajo de divulgación en la comunidad para educar a las parteras tradicionales sobre la importancia de que las mujeres den a luz en un hospital.

“Hoy en día no hay tantas madres que acuden a las parteras tradicionales”, comenta. Makau también participa en un proyecto para ayudar a las mujeres a tomar sus propias decisiones en materia de asistencia sanitaria, dado que los maridos pueden obligarlas a dar a luz en casa.

No obstante, Makau subraya que hay que esforzarse más para garantizar que las mujeres que acuden a los hospitales dispongan realmente de una matrona. “En nuestros hospitales tenemos carencias”, menciona. Hay tres departamentos que atienden a madres y niños, por lo que su equipo está muy diseminado. “Para nosotros es un reto [tener] una sola matrona atendiendo a dos o tres madres”, apunta.

Makau tuvo que pagarse su título de matrona, ya que no se dispone de financiación al respecto. Explica que los tres años y medio de formación fueron costosos. En 2013 el gobierno transfirió los servicios sanitarios a nivel de distrito, lo que, según Makau, significa que las oportunidades de formación y los salarios son diferentes en todo el país. Quiere que el gobierno recupere el control para bajar el precio de la formación y mejorar los salarios, lo cual disuadiría de abandonar Kenia a aquellas que reúnen los requisitos. “Lo que más influye a la hora de que [las matronas] decidan marcharse a otros países es el bajo salario”, confirma.

Inglaterra: “Nunca he visto unos servicios de maternidad en tan mal estado”

Las matronas de Inglaterra están alertando cada vez más sobre la crisis del personal de maternidad. La campaña impulsada por el sector para que se invierta más en los servicios de maternidad dio comienzo hace una década, y las matronas advierten que los servicios sanitarios se están viendo perjudicados por un conjunto de factores. La salida del Reino Unido de la Unión Europea y la pandemia de covid-19 han agravado las carencias.

“Nunca he visto unos servicios de maternidad en tan mal estado”, afirma Maddie McMahon, voluntaria del grupo de campaña de la Association for Improvements in the Maternity Services (AIMS). McMahon es doula profesional y lleva 18 años trabajando con matronas. “Hay mujeres embarazadas de 28 semanas que todavía no han visto a una matrona”, continúa McMahon. “Hay familias que, con un parto ya iniciado, no consiguen recibir ayuda para dar a luz en casa. Hay familias que, con un parto ya iniciado, se encuentran con su hospital cerrado y se ven obligadas a subirse al coche y recorrer un largo trayecto hasta otro hospital. Y hay familias que, con un parto ya iniciado, se encuentran con la matrona del hospital atendiendo simultáneamente a otras dos o más mujeres. No existe apoyo a la lactancia ni apoyo posnatal, y punto”.

Los datos publicados por NHS England en 2018 y analizados por el Royal College of Midwives (RCM) indicaban que por cada 30 matronas que se formaron ese año, se perdieron 29.

Esto fue un golpe para el gobierno del Reino Unido, que a principios de ese año se había comprometido a formar durante un período de cuatro años a otras 3.000 matronas en Inglaterra. Parte del problema es el envejecimiento del personal: el RCM concluyó que la jubilación fue la principal razón por la que las matronas abandonaban la profesión en 2020.

En consecuencia, las matronas manifiestan que su trabajo se ha vuelto demasiado estresante, lo que provoca que matronas recién formadas abandonen sus funciones. Esto se ha visto exacerbado por el “agotamiento por la covid” durante la pandemia. Si bien las matronas europeas cualificadas pueden seguir trabajando en Inglaterra, algunas se están marchando debido a otras circunstancias derivadas del Brexit. Según una encuesta del RCM publicada en octubre de 2021, el 57% de las matronas tenía previsto abandonar el NHS para finales de ese año.

En noviembre de 2021, miles de matronas, doulas, familias y profesionales sanitarios de más de 50 ciudades y pueblos del Reino Unido celebraron vigilias para concienciar al público de los problemas, bajo el lema “marcha con las matronas”. La acción recibió una importante cobertura mediática y en enero de 2022 suscitó un debate parlamentario en el que la diputada conservadora Siobhan Baillie solicitó al Gobierno que atendiera a las demandas de los activistas, en particular la mejora de los salarios de las matronas y apoyo financiero para estudiantes de obstetricia. Aclaró, no obstante, que el dinero no era la única solución y que también hacía falta un “cambio de mentalidad”.