Los trabajadores agrícolas estatales de Camerún, atrapados en el fuego cruzado de un conflicto que no cesa

Los trabajadores agrícolas estatales de Camerún, atrapados en el fuego cruzado de un conflicto que no cesa

Despite threats from separatist fighters and months of no wages, rubber workers continue to tap and clean rubber for the Cameroon Development Corporation (CDC) at the Small Ekange plantation in Tiko, Southwest Cameroon. Picture taken on 7 December 2021.

(Muleng Timngum)

Desde 2016, la población de las partes inestables de habla inglesa de Camerún espera al inicio de cada año que termine el prolongado conflicto separatista. Sin embargo, la violencia gratuita persiste mientras que la guerra sangrienta –que hasta la fecha se ha cobrado la vida de 5.000 personas– prosigue sin tregua.

Apenas dos semanas después del comienzo de 2022, unos nueve trabajadores de la empresa agroindustrial más grande de Camerún, Cameroon Development Corporation (CDC), se encontraron cara a cara con la muerte. Estaban trabajando en la plantación de caucho Sonne/Likomba, una de las plantaciones de caucho de CDC cerca de la ciudad portuaria de Tiko en Camerún Sudoeste, cuando hombres armados los secuestraron pese a la protección militar. Los secuestradores, que posteriormente afirmaron pertenecer a los Ambazonia Revolutionary Guards (uno de los grupos milicianos armados que luchan para crear un Estado independiente de habla inglesa llamado Ambazonia), los retuvieron durante 10 días en un lugar secreto.

Las víctimas, entre ellas una madre lactante, fueron torturadas y obligadas a llevar rifles de asalto y granadas para los combatientes rebeldes y a cantar el himno nacional de Ambazonia. En un vídeo difundido en las redes sociales y visto por Equal Times, los trabajadores de la plantación aparecían visiblemente hambrientos y abatidos. Afortunadamente, al final fueron puestos en libertad sin daños físicos.

Cuando sus colegas de la misma plantación fueron atacados en dos ocasiones diferentes en el trabajo, los separatistas armados los golpearon con machetes, causándoles lesiones corporales graves. En una ocasión, los atacantes pidieron a seis trabajadores de la plantación de CDC que pusieran los dedos encima de un tronco de árbol antes de cortárselos.

Desde el principio de la crisis anglófona, los separatistas han alterado las actividades de CDC como forma de sabotaje económico. CDC, que se dedica a la producción de caucho, plátanos y aceite de palma para la exportación, es el segundo empleador más importante de Camerún después del Gobierno.

Antes del conflicto, CDC, administrada por el Estado, era una fuente importante de ingresos para el Gobierno. Según los responsables de esta, la empresa generaba 58.390 millones de francos CFA (aproximadamente 101,8 millones de dólares estadounidense) a través de las ventas en 2016. Sin embargo, la lucha prolongada entre los separatistas armados, cada vez más osados, y las tropas gubernamentales ha obligado a CDC casi paralizar su actividad, lo que deteriora gravemente la base de ingresos de la empresa. Dado que las plantaciones y fábricas de CDC se encuentran en su mayoría situadas en la turbulenta región Sudoeste de habla inglesa de Camerún (una de las dos regiones atrapadas en el conflicto, junto con la región Noroeste), el conflicto ha asestado un duro golpe al sector agrícola, y a CDC en particular, donde los trabajadores de las plantaciones de bajos ingresos sufren muchas de las consecuencias del caos.

La empresa cuenta a Equal Times que en 2016 antes de que estallara el conflicto, su plantilla era de 20.595 trabajadores. Sin embargo, a 31 de diciembre de 2021, este número ha disminuido a 15.505 trabajadores y alrededor de la mitad de la fuerza de trabajo se encuentra en “permiso técnico” no remunerado.

En 2019, solo siete de las 29 plantas de producción de CDC estaban en pleno funcionamiento. Doce habían sido cerradas mientras que 10 funcionaban parcialmente. Esto afectó negativamente a la capacidad de producción. En el caso del caucho, la producción anual se redujo de unas 16.000 toneladas en 2016 a 4.507 toneladas en 2020. La producción de aceite de palma cayó de 22.375 toneladas en 2016 a 8.493 toneladas en 2020, mientras que la producción de plátanos disminuyó de 113.858 a 6.178 toneladas en el mismo periodo.

Varias plantas de procesamiento de CDC han sufrido incendios provocados. Por otra parte, los separatistas también han asentado sus campamentos logísticos y de formación en algunas plantaciones, lo que ha obligado a los agricultores a abandonar las explotaciones. La interrupción de las actividades hizo que los ingresos de CDC se desplomaran y, desde entonces, la empresa continúa sin pagar los salarios de los trabajadores.

Lucha por la supervivencia

El conflicto continúa, por lo que muchos trabajadores de CDC están atrapados en el fuego cruzado. Según los sindicalistas en CDC, al menos 20 trabajadores han sido asesinados en el trabajo o fuera de servicio desde 2016. Otros han experimentado actos de violencia porque la empresa no puede proporcionarles seguridad adecuada. En este contexto de inseguridad e impago de salarios, algunos trabajadores de CDC, que no querían esperar y ver si en algún momento se arregla la situación precaria, han huido del país.

Douon Basilise, de 29 años, empezó a trabajar en CDC como trabajadora agrícola en Tiko en 2014. Posteriormente ascendió a supervisora responsable del control de procesos, un puesto que ocupó entre 2016 y 2017 en la sección de plátanos de esta compañía. Sin embargo, la inseguridad y la incertidumbre salariales afectaron mucho a su moral.

“En septiembre de 2018, me encontré con combatientes Amba [separatistas armados de Ambazonia Defence Forces] en los campos. Se acercaban, así que dejé todo en el vestuario de la plantación de Benoe y salí huyendo. Tuve que correr para salvar la vida”, explica Douon. Fue la última vez que estuvo en una plantación de CDC. Con la ayuda de su familia y amigos, se atrevió a viajar a los Emiratos Árabes Unidos, donde actualmente explora otras oportunidades.

Douon ha descrito las condiciones de trabajo de los trabajadores de CDC, en particular los de categorías más bajas, como “extremadamente patéticas”. No solo trabajan a menudo horas extraordinarias para ganar dinero extra, sino que también viven en viviendas destartaladas en campamentos que carecen de instalaciones básicas.

Jonas Ebini Mbengtarh es otro trabajador recolector de plátanos que ha experimentado el problema espinoso del impago de salarios en CDC. Se le debían 11 meses de salario antes de ser despedido en septiembre de 2018. “Mi paso por CDC no fue la mejor experiencia”, cuenta Mbengtarh a Equal Times, añadiendo que también contemplaba emprender un viaje peligroso a Europa.

“No tenía nada de dinero cuando me fui de CDC. Decidí trabajar en obras de construcción como peón por tan solo 2.500 francos CFA [aproximadamente 4,30 dólares] al día”, dice Mbengtarh. Lo hizo durante 14 meses para cuidar de sus padres, de edad avanzada, y de su prometida antes de reincorporarse a CDC cuando la empresa reanudó la producción de plátanos.

Para los trabajadores ordinarios de CDC, como los trabajadores no cualificados, la situación aparentemente inextricable implica que tienen que aceptar lo que puedan para ganarse la vida. Algunos han contraído deudas muy elevadas para cubrir necesidades básicas, como alimentos y prendas de vestir para sus familias, mientras que otros han recurrido a trabajos adicionales de poca importancia en condiciones de trabajo extremas solo para poner comida en la mesa. Algunos aún trabajan para CDC, aunque la empresa todavía les debe meses de salarios pendientes de pago.

CDC en aprietos

Gabriel Mbene Vefonge, presidente nacional del Sindicato de trabajadores agrícolas y afines de Camerún (CAAWOTU, por sus siglas en inglés), que cuenta con más de 2.500 afiliados de CDC, dice que la situación es lamentable. Vefonge, que junto con otros sindicalistas se reunió en octubre de 2021 con el primer ministro para hablar del problema del impago de salarios, dice que el Gobierno todavía no ha dado respuestas concretas respecto del pago íntegro de los salarios.

Vefonge también dice que lamenta que las tensiones sociopolíticas en Camerún hayan provocado la caída de un gigante económico como CDC, que tiene varias plantaciones en ruina. “CDC, durante sus más de 70 años de existencia, nunca ha experimentado este tipo de estrés financiero”, dice.

Según el representante de los trabajadores, “trabajar actualmente en CDC es una pesadilla porque todos los trabajadores de la empresa tienen miedo de ser asesinados en el lugar de trabajo por hombres armados no identificados. Su protección y Seguridad no están garantizadas en el trabajo, incluso con la presencia de agentes de seguridad del Estado”.

“La inseguridad sigue siendo uno de nuestros retos principales”, reconoce Franklin Ngoni Njie, director general de CDC. Asimismo, cuenta a Equal Times que el clima social en la empresa es tenso, y que la moral de los trabajadores está pasando por un mal momento como consecuencia a los numerosos meses de impago de salarios.

“Desde mayo de 2018, la empresa no pudo cumplir sus compromisos y, por tanto, ha acumulado deudas enormes con los trabajadores: 27.000 millones de francos CFA [aproximadamente 47 millones de dólares]”, dice Njie.

La situación precaria ha llevado a los trabajadores de CDC a organizar varias huelgas en las zonas de plantación y en la capital, Yaundé.

Njie dice que la empresa está utilizando sus escasos recursos para pagar a los trabajadores que están trabajando, pero no especificó las cifras. Además, la empresa también está realizando esfuerzos para subsanar su deuda. “La última vez que la empresa pagó plenamente y sin demora los salarios a todos sus trabajadores, una cifra que ascendió a 2.200 millones de francos CFA [3,8 millones de dólares], fue en abril de 2018. Se ha informado en numerosas ocasiones al Gobierno sobre el clima social explosivo en la empresa como consecuencia de las deudas con los trabajadores. De mayo de 2018 a junio de 2021, se ha pagado un total de 20.000 millones de francos CFA [34,8 millones de dólares] en salarios, de los cuales 11.740 millones de francos CFA [20,4 millones de dólares estadounidenses] se recibieron en 20 plazos como subvenciones del Gobierno”, dice Njie.

Njie también cuenta a este medio que la empresa ha proporcionado una cobertura médica completa a sus trabajadores en casos de accidente o mutilación en el trabajo, mientras que las personas incapacitadas han sido reasignadas a otras tareas. Asimismo, señala que, aunque la pandemia de coronavirus también afectó a las capacidades de producción, en particular de caucho y plátanos, CDC siguió siendo capaz de proporcionar cobertura médica a sus trabajadores.