Sí, los discursos del odio en Internet causan cada vez más daños en el mundo real

Sí, los discursos del odio en Internet causan cada vez más daños en el mundo real

Mourners carry the body of Amir Khan, 30, who was killed by a Hindu mob during anti-Muslim riots in north-east Delhi on 29 February 2020. The proliferation of online hate speech in India has resulted in a wave of anti-Muslim attacks in recent years. Amir’s body and that of his brother, Hashim Ali, 19, were recovered from a drain.

(Javaid Ahmad)

Yati Narsinghanand, principal sacerdote de un poderoso templo de Uttar Pradesh, el estado más poblado de la India, acaparó por primera vez los titulares nacionales en 2019, cuando una cadena de televisión local dedicó una noticia al entrenamiento en el manejo de armas para jóvenes y niños hindúes que llevaba a cabo este religioso en el recinto del templo.

Su espectacular ascenso como imagen de la hindutva, la ideología política antimusulmana imperante en la India, se vio impulsado por los vídeos incendiarios que empezó a compartir posteriormente en las plataformas de las redes sociales, donde cosechó millones de visitas. En diciembre de 2021 Narsinghanand fue el principal organizador de la asamblea religiosa Dharam Sansad celebrada en la ciudad de Haridwar (Uttar Pradesh), donde, junto con otros destacados sacerdotes, llamó abiertamente al genocidio de los musulmanes.

Narsinghanand podría ser uno de los incitadores al odio más notorios, pero en la India hay multitud de predicadores religiosos que están avivando el odio contra las minorías en las redes. Los musulmanes, que según el censo de 2011 representan el 14,2% de la población india, lo que les convierte en la minoría más importante del país, se han visto especialmente atacados.

Al otro lado de la frontera, en Pakistán, también ha proliferado el discurso de odio en Internet. En este caso, los hindúes, que no representan más que el 1,9% de la población del país, y sectas musulmanas como los chiíes y los ahmadíes, se han llevado la peor parte de los contenidos extremistas e incendiarios publicados en las redes sociales.

Tehreek-e-Labbaik Pakistan, un partido político paquistaní de extrema derecha, ha utilizado especialmente las redes sociales para movilizar a la opinión pública en lo que respecta a cuestiones religiosas.

Según un informe del instituto de investigación política G5 Internet Observatory, con sede en Islamabad, este partido tiene “el máximo poder” en el Twitter pakistaní, lo que significa que sus publicaciones en las redes sociales tienen más probabilidades de hacerse virales y ocasionar daños en el mundo real.

En el sur de Asia los vídeos de odio suelen hacerse rápidamente virales, acumulando miles de visitas hasta que son identificados y eliminados por los gigantes de las redes sociales como Google y Meta. Los vídeos de la asamblea religiosa antimusulmana de 2021 en Haridwar fueron tendencia en las redes durante días, hasta que los retiraron. Aun así, algunos fragmentos de los vídeos siguieron reproduciéndose para grandes audiencias en los canales informativos de televisión del país.

La reciente proliferación del discurso de odio en Internet ha tenido consecuencias en la vida real. A finales de 2021 en Sialkot, una ciudad de la provincia pakistaní de Punjab, Priyantha Kumara, un director de fábrica cristiano de Sri Lanka, fue asesinado por un grupo de cientos de personas. El hombre fue atacado por retirar de la maquinaria de la fábrica varios carteles del partido de extrema derecha Tehreek-e-Labbaik Pakistan en los que aparecían versos del Corán. Cuando se difundió la noticia de que había quitado los carteles, una muchedumbre enfurecida irrumpió en la fábrica, sacó a Kumara a rastras, le golpeó hasta la muerte y prendió fuego al cuerpo. En la India también se ha producido en los últimos años una oleada de ataques violentos, a veces mortales, contra musulmanes por parte de turbas hindúes.

“Un tsunami de odio”

Bajo el actual gobierno de extrema derecha, liderado por Narendra Modi, el discurso de odio en la India se ha vuelto cada vez más comunal, y se enfoca en Pakistán, los musulmanes indios y sus homólogos de Cachemira. En Pakistán, en cambio, se trata de un fenómeno mayoritariamente sectario, dirigido contra sectas musulmanas como los chiíes y los ahmadíes.

El aumento del discurso de odio descontrolado contra los musulmanes en la India suele atribuirse a la llegada al poder en 2014 del actual partido político gobernante, el partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP). En Pakistán, en cambio, un estudio de 2014 atribuye el primer caso importante de incitación al odio en Internet en el país al asesinato en 2011 del entonces gobernador de Punjab, Salman Taseer, a manos de su guardaespaldas Mumtaz Qadiri, por su oposición a las leyes pakistaníes sobre la blasfemia.

El South Asia Collective, un grupo de activistas y organizaciones de derechos humanos cuyo objetivo es documentar la situación de las minorías en la región, elaboró recientemente un informe sobre las tendencias del odio en la India, Pakistán, Sri Lanka, Nepal, Afganistán y Bangladés.

El informe advierte concretamente de un “tsunami de odio” en la India. El partido gobernante indio, BJP, “sigue sembrando división en su intento de consolidar su mayoría electoral para hacer realidad su objetivo nacionalista hindú de remodelar la India multirreligiosa y multiétnica en una rashtra (nación) hindú”, señala el informe. “Para ello ha establecido un control dominante sobre los medios de comunicación impresos y audiovisuales, así como en las redes sociales, donde un gran número de actores aliados al partido trabajan ahora de forma coordinada para difundir mensajes de odio contra las minorías”, prosigue el informe.

En cuanto a Pakistán, el estudio del South Asia Collective subraya que las minorías religiosas del país se enfrentan a una avalancha de violencia, discriminación e incitación al odio “que deteriora su calidad de vida y perpetúa la cultura del miedo”. Equal Times se puso en contacto con el colectivo, pero este no quiso hacer comentarios sobre el informe.

Raza Rumi, analista político y periodista pakistaní afincado en EEUU, afirma que la actual proliferación del discurso de odio en Internet en la India y Pakistán es un hecho sin precedentes. “A lo largo de las décadas, el discurso de odio por parte de Pakistán ha dejado de ensañarse con la India y los hindúes y se ha vuelto cada vez más intramusulmán. La mayor preocupación de los sucesivos gobiernos ha sido el aumento del discurso de odio sectario e intolerante fomentado por el proyecto de la yihad en Afganistán y, posteriormente, por el auge del movimiento talibán en Afganistán y Pakistán”, comenta Rumi.

“El discurso de odio también existe en el ámbito político pakistaní: los diferentes partidos políticos utilizan un lenguaje antisemita muy duro contra sus rivales, y los políticos son a menudo acusados de ser agentes judíos. Pero las referencias a la India y a los hindúes han ido disminuyendo con los años”, explica Rumi. “De hecho, la India ni siquiera figura en las campañas políticas. La única referencia que se hace sobre la India es en relación al trato infligido por el Estado indio a los cachemires”.

Los gigantes tecnológicos luchan por frenar el discurso de odio en Internet

Las redes sociales han potenciado la proliferación del discurso de odio en el sur de Asia. Cada día se suben a WhatsApp, YouTube, Facebook y Twitter cientos de vídeos en varios idiomas que promueven el odio hacia las minorías. Los algoritmos de estas plataformas de redes sociales, que según muchos expertos y críticos amplifican el contenido divisivo, garantizan además que esas publicaciones lleguen a un público muy amplio.

El informe sobre las tendencias del odio en el sur de Asia señala que todos los principales partidos políticos indios disponen ahora de alas dedicadas a las redes sociales, pero que la “célula informática” –una red de influentes e incitadores al odio en línea– del BJP y otros grupos de derecha dentro de su ecosistema es, al parecer, mucho más sofisticada y está bien financiada y organizada.

En los últimos años el odio virtual se ha convertido en “una forma de vida”, y acontecimientos como unas elecciones no hacen más que agravarlo, explica a Equal Times un revisor externo de Google que no estaba autorizado a hablar con los medios de comunicación.

En un país como la India, donde se hablan numerosos idiomas y dialectos, identificar y combatir el discurso del odio supone una dificultad inherente a los gigantes de las redes sociales como Meta y Google. Al igual que en muchas otras partes del mundo, Meta y Google han subcontratado a terceros la identificación de publicaciones perjudiciales en el sur de Asia. Los moderadores de contenidos contratados por estas empresas externas se han quejado de recibir una formación inadecuada y de padecer traumas laborales provocados por la continua exposición a publicación desconcertantes.

Los algoritmos de los gigantes de la tecnología también han tenido problemas para identificar las publicaciones que incitan al odio debido a que los usuarios individuales y los grupos de incitación al odio han aprendido a modificar los términos para eludir el algoritmo. Así pues, “Muslim” (musulmán) pasa a ser “Muzlim”, “Islam” pasa a ser “Izlam” y “Jihadi” pasa a ser “Jih@di”. Del mismo modo, “Katua”, un término despectivo para denominar a los musulmanes, pasa a ser “K2A”.

Meta ha desplegado pocos recursos para hacer frente al discurso de odio fuera de Estados Unidos. Facebook se gasta el 87% de su presupuesto global en identificar y clasificar la desinformación en EEUU, lo que solo representa el 10% de los usuarios activos de la red social, según documentos internos filtrados por la denunciante Frances Haugen en 2021.

Estas cifras no incluyen a los socios externos de verificación de datos de la empresa, la mayoría de los cuales están fuera de EEUU. Facebook trabaja con estas organizaciones de verificación de datos para identificar, calificar y revisar la desinformación viral en Facebook, Instagram y WhatsApp y para reducir la propagación de contenidos problemáticos a través de estas aplicaciones.

Facebook ha contratado a diez socios de verificación de datos en 11 de los principales idiomas de la India, según explica a Equal Times un empleado de Facebook India que no quiso ser identificado porque no estaba autorizado a hablar con los medios. “La India cuenta con una de las mayores redes de verificación de datos de Meta de todo el mundo”, señala esta fuente. “También utilizamos el aprendizaje automático para hacer una especie de moderación de contenidos”, explica, añadiendo que depender únicamente del aprendizaje automático no sería suficiente. “Se necesita también la intervención humana”.

Además del aprendizaje automático y de los verificadores externos de datos, los gigantes de la tecnología como Meta confían asimismo en los usuarios individuales para identificar y denunciar publicaciones de odio. “Nos tomamos muy en serio todas las denuncias que vemos, y adoptamos medidas al respecto”, afirma el empleado de Facebook India.

Google ha participado en la India en diversas iniciativas para enseñar a la gente a evaluar de forma crítica la información compartida en las redes sociales. Una de ellas es Factshala, un programa de conocimientos básicos sobre información y noticias puesto en marcha por Internews, una organización internacional sin ánimo de lucro dedicada al desarrollo de los medios de comunicación, en colaboración con DataLEADS, una iniciativa de información y medios digitales con sede en la India, y con el apoyo de Google.org, la rama benéfica de Google, y Google News Initiative.

No obstante, la proliferación del discurso de odio en Internet en el sur de Asia sigue siendo un desafío importante para Google, Meta y Twitter, ya que cada día se publican en las redes sociales infinidad de vídeos plagados de odio. Casi siete meses después de la asamblea religiosa de 2021 en Uttar Pradesh, todavía pueden encontrarse en Internet fragmentos del vídeo de Narsinghanand instando al genocidio de los musulmanes.