Canadá: un paso histórico hacia un sistema nacional de cuidado infantil atrae elogios y críticas

Canadá: un paso histórico hacia un sistema nacional de cuidado infantil atrae elogios y críticas

Childcare is currently delivered by a mix of commercial, charitable, religious and non-profit providers in Canada.

(Brian Atkinson/Alamy Stock Photo)

Al igual que en muchos otros países, los cierres de guarderías y escuelas ordenados por el Gobierno durante la pandemia de covid-19 relegaron a un gran número de mujeres al margen de la economía canadiense. La pandemia hizo descender la participación de las mujeres en la fuerza laboral a su nivel más bajo en tres décadas. Durante la primavera del año pasado, abandonaron la actividad laboral más de 16.000 mujeres en el país.

El impacto de la pandemia en la participación laboral de las mujeres fue un factor importante que influyó en el anuncio del Gobierno canadiense del pasado mes de abril de crear un sistema de guarderías infantiles asequibles a nivel nacional tras décadas de presión por parte de sindicatos y promotores del cuidado infantil. Con excepción de Quebec, que cuenta con un sistema de guarderías infantiles universal y asequible desde 1997, actualmente el cuidado infantil en Canadá es un servicio que corre a cargo de diferentes proveedores, ya sean comerciales, caritativos, religiosos y sin fines de lucro. Las tarifas varían, pero en Toronto, la ciudad más cara para el cuidado de los niños, puede costar alrededor de 1.600 dólares canadienses (unos 1.148 euros) al mes para un niño de corta edad.

“La covid-19 ha expuesto brutalmente algo que las mujeres saben desde hace mucho tiempo: sin cuidado infantil los progenitores, generalmente las madres, no pueden trabajar”, resumía la ministra canadiense de Finanzas, Chrystia Freeland, al tiempo que anunciaba la inversión de 27.000 millones de dólares canadienses (unos 20.600 millones de euros), que forma parte del plan más amplio del Gobierno para la recuperación de la pandemia.

Como las provincias y territorios de Canadá son responsables de la mayor parte de los aspectos del cuidado infantil, el Gobierno federal necesitaba concluir una docena de acuerdos con los Gobiernos provinciales de todo el país para promulgar su plan. En mayo, Ontario se convirtió en la última provincia en firmar un acuerdo de financiación para el cuidado de los niños con la administración federal. Además de crear un sistema de guarderías infantiles en todo el país, los acuerdos pretenden reducir para las familias los costos de la educación y el cuidado de la primera infancia al reducir las tarifas de guarderías infantiles subsidiadas a aproximadamente 10 CAD (7,60 euros) por día para 2025 para los niños menores de seis años.

“Lo que ha hecho el Gobierno federal con cada provincia es [decirle]: deseamos que llegue a una media de 10 dólares CAD por día en el transcurso de los próximos años”, explica Adrienne Davidson, profesora adjunta de Ciencias Políticas en la Universidad McMaster, en Ontario.

Aunque se prevén dificultades financieras y prácticas, los empleadores, promotores, estudiosos y sindicalistas que se ocupan del cuidado infantil acogieron con satisfacción los acuerdos de financiación. “Los sindicatos de Canadá se muestran satisfechos de que el Gobierno federal haya llegado a un acuerdo con cada provincia y territorio sobre un servicio de cuidado infantil asequible. Estamos en el camino correcto para que la educación y el cuidado de la primera infancia sean asequibles en todo Canadá”, comentó la presidenta del Congreso Laboral Canadiense (CLC), Bea Bruske, a Equal Times. El sindicato ha estado promoviendo desde hace mucho tiempo el cuidado infantil universal y con financiación pública en Canadá y ha realizado campañas para mejorar las guarderías infantiles durante décadas.

“Los canadienses deben mostrarse vigilantes para que las guarderías asequibles se inscriban en la ley y sean respaldadas por una financiación sostenible para ampliar el sistema y garantizar que todas las familias tengan un acceso equitativo al mismo”, añade Bruske.

Lo que hace que el sistema de guarderías asequibles de Canadá sea único en su género es el hecho de que el Gobierno federal y los Gobiernos provinciales se reparten el costo de las guarderías al 50%, según los acuerdos quinquenales. Este reparto tiene por objeto acelerar la prestación de servicios de guardería asequibles, permitiendo a las provincias destinar rápidamente los presupuestos locales a las subvenciones para el cuidado de los niños cuando las necesidades de atención infantil cambian inesperadamente o con rapidez, y recuperando el costo del Gobierno federal en una fase posterior.

Los 13 acuerdos de financiación de las guarderías hacen hincapié en diferentes aspectos. “Existe una gran variación entre las provincias y el modo en que abordan la prestación de servicios de atención a la infancia. Cuando hablamos de programas nacionales de guarderías infantiles, en realidad son 13 programas diferentes”, apunta Davidson.

Sin embargo, los diferentes programas locales comparten características comunes, a saber, que el Gobierno federal proporciona la mitad de la financiación; las provincias proporcionan el resto y también administran el presupuesto calculado en conjunto; mientras que los ayuntamientos locales se encargan de inscribir a los centros y agencias autorizados en el nuevo sistema.

Víctima de su éxito

Antes de que Quebec pusiera en marcha su sistema universal de cuidado infantil, la participación de las mujeres en el mercado local de la fuerza laboral era cuatro puntos más baja que en el resto de Canadá. Hoy día, es cuatro puntos más alta que en el resto del país, y las mujeres tienen en la provincia algunas de las tasas de empleo más elevadas del mundo, según cifras del Gobierno canadiense. Cuando anunció su plan histórico, el Gobierno citó explícitamente a Quebec como modelo para su sistema universal de guarderías infantiles.

El sistema de guarderías subsidiadas de Quebec ayudó a las familias y especialmente a las mujeres a permanecer en el mercado de trabajo durante la pandemia de covid-19, según un informe del Centro de Políticas Alternativas de Canadá. El Gobierno local de Quebec ordenó que las guarderías de bajo costo sin ánimo de lucro permanecieran abiertas para acoger a los hijos de los profesionales sanitarios y otros trabajadores de servicios esenciales. Aun cuando la crisis sanitaria afectó a los presupuestos de muchos hogares en todo el territorio canadiense, las guarderías de Quebec experimentaron un descenso reducido o nulo en las inscripciones. Entre tanto, las guarderías con ánimo de lucro de otros lugares de Canadá experimentaron un descenso del 20% o más.

El sistema de guarderías asequibles de Quebec también ha sido víctima de su propio éxito, ya que la demanda de las plazas subvencionadas por parte de las familias ha superado la oferta disponible. Según Andrea Hannen, directora ejecutiva de la Asociación de Operadores de Guarderías de Ontario (ADCO), actualmente se cuentan en la lista de espera para conseguir plaza en estas guarderías alrededor de 56.000 niños.

Petr Varmuza está convencido de que los problemas de lista de espera de Quebec se repetirán en Ontario y en otras provincias canadienses a medida que el país avance hacia un sistema universal de guarderías. Antiguo funcionario del servicio de atención y cuidado infantil de Toronto, ahora se dedica a la investigación sobre la equidad en el acceso al cuidado infantil en la Universidad de Toronto. “Para cuando empiece a aplicarse la tarifa de 10 CAD al día, se requerirán 300.000 nuevas plazas [como resultado del aumento de la demanda prevista que generarán las tarifas más bajas de cuidado infantil]. Y el Gobierno solo puede asegurar aproximadamente 86.000 plazas”, afirmó a Equal Times.

Según Varmuza, tanto en Quebec como en los demás sitios donde se han adoptado estos sistemas universales, son las familias con altos ingresos las que ocupan la mayoría de las plazas de bajo costo. “Es lo que ha ocurrido en otros lugares y también va a suceder aquí”, asegura, añadiendo que es probable que los padres de Toronto, la capital de Ontario, deban esperar varios años para conseguir una plaza de guardería subvencionada.

Explica que esta situación se debe a que las familias más ricas tienden a vivir en los barrios con un mayor número de centros de cuidado infantil, mientras que las familias de bajos ingresos tienden a vivir en los denominados “desiertos” de guarderías infantiles, y añade que existe el riesgo de que se creen aún más plazas o se amplíen las guarderías existentes en los barrios de altos ingresos. No obstante, señala que el acuerdo entre Canadá y Ontario sobre el cuidado de los niños obliga a la provincia a realizar inversiones realistas en la creación de guarderías en los barrios urbanos desatendidos, las zonas rurales y los territorios más apartados ocupados por los pueblos indígenas.

Las lecciones de Canadá

Los expertos en políticas públicas y los promotores de las guarderías infantiles aseguran que pueden extraerse enseñanzas, tanto positivas como negativas, del enfoque de Canadá para implementar un sistema de guarderías infantiles asequibles a escala nacional.

Davidson, la experta en políticas públicas de la Universidad McMaster, señala que este sistema canadiense de guarderías infantiles asequibles ilustra la importancia de priorizar el bienestar del personal de la educación de la primera infancia, especialmente en una época de desenfrenada inflación mundial. “Hemos visto durante la pandemia una gran pérdida de personal de la enseñanza de la primera infancia en los centros de cuidado infantil. Los bajos salarios son una barrera para permanecer en la profesión”, afirma Davidson. Según cifras gubernamentales, el salario medio de los trabajadores del cuidado infantil en Canadá es de 19,20 CAD (14,6 euros) por hora.

Karen Brown, presidenta de la Federación de Docentes de Enseñanza Primaria de Ontario (ETFO), describe este acuerdo relativo a las guarderías infantiles de Ontario recientemente concluido como un paso en la dirección correcta, pero señala que el servicio de guardería que se ofrece antes y después del horario escolar a través de programas de los consejos de las escuelas públicas de Ontario están excluidos del acuerdo. “Significa que los padres que necesitan recurrir al servicio de guardería en el marco de las escuelas públicas para asegurar la continuidad de la atención a los niños no pueden optar a la guardería subvencionada”, afirma, al tiempo que añade que el acuerdo también plantea inquietudes sobre las condiciones de trabajo y los salarios de los educadores de la primera infancia.

“El trabajo decente debe ser la base del plan de educación y atención de la primera infancia de Ontario. Si no abordamos los problemas de la fuerza laboral y la escasez crónica de personal que aqueja al sector de la atención y el cuidado infantil, sencillamente no dispondremos de personal suficiente para satisfacer las necesidades de las plazas recién creadas”.

Bert Blundon, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores Públicos y Generales de Canadá (CNUPGE), se hizo eco de este punto de vista. “Una plantilla consistente, cualificada y bien remunerada es esencial para una atención infantil de alta calidad”, asegura a Equal Times. Y señala que la fuerza laboral de las guarderías canadienses está compuesta mayoritariamente por mujeres y trabajadores racializados crónicamente mal pagados y sin apoyo: “Se requieren esfuerzos genuinos y bien financiados en los que participen trabajadores y expertos en cuidado infantil, para incrementar significativamente la fuerza laboral, abordar los problemas de captación y retención y garantizar salarios, prestaciones y condiciones de trabajo justos para el personal que se ocupa del cuidado infantil”.

Para Morna Ballantyne, directora ejecutiva de Childcare Now, una organización canadiense que promueve el cuidado infantil, es esencial que se creen más guarderías infantiles autorizadas en las comunidades que se encuentran actualmente desatendidas. “Lo que sucede es que [los operadores privados de guarderías infantiles] crean centros de cuidado infantil en lugares donde creen que serán financieramente viables”, señala. “Eligen comunidades donde existen mayores probabilidades de cobrar tarifas altas y mantener una elevada tasa de inscripción”.

En las zonas rurales y apartadas del norte de Canadá, muchas familias de bajos ingresos no tienen acceso a una guardería infantil asequible, señala Ballantyne. Si los programas de cuidado infantil siguen siendo un valor de mercado, no se conseguirán sistemas de guarderías infantiles realmente accesibles y equitativos. “Estamos hablando de que la tarifa máxima debería ser de 10 CAD. El costo para las familias de bajos ingresos debe ser inferior a los 10 CAD”, concluye.

La realización de esta crónica ha sido posible gracias a los fondos de la Friedrich-Ebert-Stiftung.