Miles de mujeres encarceladas por impago de deudas, víctimas por partida doble de la pobreza en Egipto

Miles de mujeres encarceladas por impago de deudas, víctimas por partida doble de la pobreza en Egipto

Egyptian women prisoners do sewing work while serving their sentences at al-Qanatir women’s prison in Qalyubia province, north of Cairo (December 2020).

(Khaled Desouki/AFP)

“– ¿De qué se le acusa?”
“– De tener una deuda de 35.000 libras egipcias”.
“– ¿Y su condena es de tres años de cárcel? ¿Por qué motivo se endeudó usted?”.
“– Para casar a mi hija”.

Estas son las respuestas de Iman*, ama de casa divorciada y madre de cinco hijos, durante su recibimiento en la Sawaed Foundation, una ONG benéfica situada en el Décimo de la ciudad de Ramadán (Al-Ashir min Ramadān), al norte de El Cairo. El 14 de enero de 2023, esta mujer de 48 años, vestida con una vieja chilaba negra y un velo que le cubría el rostro para ocultar su identidad, acudió a dicho centro para pedir ayuda. La policía busca a Iman desde hace más de seis meses.

En junio de 2022, un tribunal de la gobernación de Sharqia, en el Delta, condenó a esta madre en rebeldía por no haber conseguido devolver, desde hacía más de un año, una deuda del equivalente en libras egipcias (LE) a 1.100 euros. Desde que se pronunció el veredicto, Iman ha estado escondiéndose en las casas de sus vecinos para eludir las redadas regulares de la policía.

“Cada mes recibimos cerca de 50 casos como el de Iman”, explica a Equal Times Rabab Mansour, secretaria general de la fundación Sawaed Foundation. Esta ONG lleva cinco años dedicada principalmente a recaudar dinero para ayudar a las gharemat, término con el que se denomina a las mujeres insolventes que han sido condenadas a prisión en Egipto. “Tras recibir los casos, tratamos de ofrecerles apoyo jurídico a través de nuestro abogado y ponemos en marcha colectas para recaudar fondos, sobre todo en las redes sociales, con el fin de saldar las deudas de estas mujeres y conseguir que sean puestas en libertad”, añade Mansour.

Iman podría tener la suerte de que su nombre figure en la lista de mujeres ayudadas por esta pequeña ONG. Para otras miles que se encuentran encarceladas por el mismo motivo, ya es demasiado tarde.

Según las cifras anunciadas por el Estado en marzo de 2021, actualmente hay casi 30.000 gharemat en prisión. Algunas ONG estiman que, teniendo en cuenta las dificultades para realizar un censo completo en todo el país, la cifra es probablemente mucho mayor.

Sin embargo, según estimaciones oficiales, las gharemat representan actualmente el 25% de las personas encarceladas en Egipto, es decir, que constituyen la segunda mayor categoría de presos después de los presos políticos. La mayoría de estas mujeres están condenadas a penas de entre 3 y 16 años, según un estudio publicado en mayo de 2021 por el Forum for Development and Human Rights Dialogue (FDHRD), una ONG egipcia independiente que cifró en 35.000 el número de mujeres insolventes encarceladas.

“La mayoría de las mujeres endeudadas proceden de pueblos y son cabezas de familia que piden dinero prestado para poder casar a sus hijas. Otras se endeudan para comprar medicinas, para cubrir los gastos de operaciones quirúrgicas o porque necesitan dinero urgentemente”, explica Rabab Mansour. “Entre los casos que nos han llegado pidiendo ayuda, cabe destacar el de una mujer que fue condenada a dos años de cárcel por no haber conseguido saldar una deuda de 6.000 LE (aproximadamente 380 euros)”.

Prisioneras de la pobreza

El fenómeno de las gharemat deja patente que, en Egipto, las mujeres son las principales víctimas de la pobreza, así como de la importante brecha de género que existe en el mercado laboral y en lo que respecta a la autonomía financiera. Según cifras de la Agencia Central para la Movilización Pública y las Estadísticas (CAPMAS) publicadas en marzo de 2021, solo el 11,8% de las mujeres en edad de trabajar tienen empleo.

“Las prisioneras de la pobreza –como yo las describiría– constituyen un fenómeno preocupante en Egipto, que pone de relieve las dificultades y las presiones económicas que sufren las mujeres, sobre todo las que son cabezas de familia”, explica a Equal Times Noal Mostafa, directora de la ONG Hijos de Mujeres Presas (Atfal al-Sagenat, en árabe).

En Egipto, ser mujer cabeza de familia es una lucha diaria. Según el Centro Egipcio para los Derechos de la Mujer, una tercera parte de las familias egipcias están bajo la responsabilidad exclusiva de la madre. La inmensa mayoría de ellas no tienen trabajo, ni educación, ni apoyo alguno por parte del Estado. La mayor parte se ven obligadas a alimentar a una familia numerosa y a asumir solas los costes exorbitantes del matrimonio de sus hijas. Más del 59% de estas mujeres cabezas de familia son analfabetas. Las cifras del CAPMAS publicadas a finales de 2021 confirman sus penurias. Una situación que no deja a estas mujeres más opción que endeudarse.

El analfabetismo y la falta de educación juegan a favor de los voraces acreedores. “Para financiar el matrimonio de sus hijas o pedir dinero prestado, estas mujeres se ven obligadas a firmar a los acreedores un cheque en blanco. En caso de no poder rembolsar las deudas, algunos acreedores escriben cantidades muy elevadas en los cheques para intimidar y obligar a las mujeres a devolver el dinero o exponerlas a ir a la cárcel”, explica Noel Mostafa.

“Este fenómeno está vinculado a la pobreza, pero también a las tradiciones matrimoniales, con arreglo a las cuales la familia de la novia tiene que adquirir artículos que están muy por encima de sus posibilidades”, añade la activista.

El compromiso de Noal Mostafa con las mujeres endeudadas empezó en los años 90. Por aquel entonces ejercía el periodismo y se fue a realizar un reportaje sobre la cárcel de mujeres de al-Qanatir, al norte de El Cairo. Noal Mostafa se quedó impactada al ver a mujeres presas, en su mayoría gharemat, que tenían con ellas a sus bebés recién nacidos porque no les quedaba otra alternativa. Esta situación se volvió aún más insoportable cuando se dio cuenta de que algunas de ellas estaban en prisión por sumas que apenas superaban los 200 euros. Entonces decidió poner en marcha su ONG para ayudar a las mujeres endeudadas, así como a sus hijos pequeños, mediante donativos.

Aunque gracias a la iniciativa de Mostafa cientos de mujeres endeudadas han sido puestas en libertad, la activista señala que estas mujeres no hacen sino salir de una cárcel pequeña para encontrarse en otra más grande: la sociedad. “Las mujeres salen de la cárcel fuertemente estigmatizadas, y nadie quiere darles trabajo porque el expediente judicial indica que han cometido un delito. Algunas no tienen más remedio que buscar medios ilegales, como la prostitución o la mendicidad, para alimentar a sus familias”, añade.

Así pues, Noal Mostafa decidió no esperar a que las mujeres acaben en la cárcel para pagar sus deudas, e intentó combatir el fenómeno de raíz. Con la ayuda de subvenciones y asociaciones, en 2016 creó su primer taller de confección para que las mujeres endeudadas pudiesen trabajar y saldar sus deudas. Esta iniciativa también ofrece cursos de costura para brindarles una nueva oportunidad tras el encarcelamiento. Gracias a esta labor, la ONG, que ya ha abierto un segundo taller, ha conseguido proporcionar trabajo o formación a más de 6.000 mujeres endeudadas.

Un problema legal

El empeoramiento del fenómeno de las mujeres endeudadas ha empezado hace poco a llamar la atención de las autoridades egipcias. En 2018, el fondo estatal Tahya Misr lanzó la iniciativa “Egipto sin personas endeudadas”, destinada a encontrar soluciones para las mujeres y los hombres endeudados y encarcelados. Además, el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sissi ha comenzado recientemente a indultar a pequeños deudores y deudoras con ocasión de las diversas fiestas nacionales. Pero según las ONG, las cifras siguen siendo ínfimas, puesto que el Estado no trata de encontrar una solución radical al problema.

Nader Eissa, responsable de comunicación de la ONG Hijos de Mujeres Presas, considera que el fenómeno de las mujeres endeudadas se ve especialmente agravado por una ley de finales de los años 1940 que contempla el encarcelamiento de una persona por el hecho de no poder reembolsar sus deudas.

“Las iniciativas aisladas de liberar a algunas mujeres endeudadas no constituyen una solución. Para resolver realmente el problema, el Estado debe, en primer lugar, revisar las leyes vigentes que permiten condenar a prisión a personas endeudadas”, explica Eissa a Equal Times.

Desde 2018, la ONG Hijos de Mujeres Presas ha respaldado dos proyectos de ley en el Parlamento, con objeto de reclamar la sustitución de la pena de cárcel para las personas endeudadas por una sanción civil que les permita trabajar para el Estado y pagar así sus deudas. Pero estos proyectos de ley se han quedado “en un cajón”, comenta Nader Eissa.

La crisis económica que atraviesa el país desde el estallido de la guerra ruso-ucraniana ha agravado la situación de las mujeres en Egipto. En 2022, la libra egipcia se devaluó en un 50% y los precios prácticamente se duplicaron, lo que supuso una mayor presión para las mujeres cabezas de familia, según Nader Eissa. “Hoy en día, cada vez más mujeres tienen que endeudarse para cubrir las necesidades básicas para la supervivencia de sus familias. Esta situación es catastrófica para ellas. En estos momentos, algunas mujeres no pueden siquiera pagar una deuda de 1.000 o 2.000 LE (30 o 60 euros)”, explica.

Esta situación también ha provocado una disminución de los donativos a ONG que dependen totalmente de ese dinero. “Ahora es más difícil recaudar donativos para pagar las deudas de las mujeres. Actualmente, recaudar 10.000 LE puede llevarnos más de diez días, cuando antes lo conseguíamos en tres. Por desgracia, nuestra capacidad para ayudar se está viendo muy afectada”, lamenta Rabab Mansour.

This article has been translated from French by Guiomar Pérez-Rendón

* No se especifica su apellido para preservar su anonimato.