El comercio rápido en los Países Bajos avanza (lentamente) en la consolidación del trabajo decente

El comercio rápido en los Países Bajos avanza (lentamente) en la consolidación del trabajo decente

Online grocery delivery businesses in the Netherlands have been accused of “trying to find paths toward profitability that essentially lead over the backs of workers” but delivery riders and their trade unions are fighting back.

(FNV Young & United via Facebook)

Joseph Skull entró a trabajar en Gorillas en enero de 2021 por la misma razón por la que muchos repartidores se pasaron en aquella época a las plataformas de reparto de productos de supermercado: porque era una de las pocas empresas que contrataban a trabajadores durante la segunda ola de la pandemia.

Al principio, a Skull, un joven de 25 años que se mudó del Reino Unido a Ámsterdam para estudiar la carrera de Económicas, le gustaba el trabajo. Pero a medida que la empresa fue creciendo, se empezó a indignar por la atención cada vez menor que la dirección prestaba a la seguridad, la incontrolable falta de personal y el estancamiento de los salarios de los repartidores a pesar del aumento del coste de la vida.

Entonces, en febrero de 2022, llegó la tormenta Eunice a los Países Bajos. Aunque el gobierno holandés envió alertas por SMS en las que recomendaba a los ciudadanos que se quedaran en casa, Gorillas siguió aceptando pedidos en Utrecht, una ciudad situada a 35 kilómetros de Ámsterdam. “Me enfadé muchísimo cuando me enteré de que habían mandado a la gente a repartir en esas circunstancias”, nos cuenta Skull. “Ahí fue cuando empezó mi activismo”.

Skull es uno de los cerca de 10.000 repartidores que trabajan en el comercio rápido en Holanda. Dichas empresas, entre las que se encuentran Gorillas, Flink, Getir, Zapp y Picnic, entregan a los consumidores productos de supermercado, en cuestión de minutos y previo pedido, desde una red de centros de distribución locales, también conocidos como ‘tiendas oscuras’. Han crecido a un ritmo vertiginoso por toda Europa, impulsadas por cientos de millones de euros en concepto de capital de riesgo y por los ingentes pedidos que recibieron durante la pandemia. Actualmente, Gorillas, que se fundó en diciembre de 2020 en los Países Bajos, cuenta con 2.000 tiendas oscuras tan solo en Ámsterdam.

A medida que las empresas han ido creciendo, también ha ido surgiendo la inquietud por las condiciones laborales en sus centros de distribución y por la salud y seguridad de sus repartidores.

A diferencia de otras empresas como Uber y Deliveroo, las de reparto rápido de productos de supermercado suelen ofrecer contratos laborales a sus trabajadores. Después de haber llevado a cabo inspecciones en los almacenes de cuatro empresas de comercio rápido indeterminadas en 2021, la Inspección de Trabajo holandesa denunció varias infracciones de las normas y condiciones laborales. Muchas de las empresas inspeccionadas también tenían unos sistemas de salud y seguridad defectuosos, con unos procedimientos de evaluación y gestión de los riesgos incompletos o directamente inexistentes y sin representación de los trabajadores ni comités de empresa.

“El principal objetivo [de estas empresas] es la maximización de los beneficios. Tan solo cuentan los beneficios. Y las condiciones laborales... Bueno, eso es algo con lo que tienen que lidiar”, explica Fatma Bugdayci-Karatas, dirigente sindical del sector comercial de la FNV, el mayor sindicato de los Países Bajos.

¿Qué hay detrás de las infracciones laborales?

En entrevistas con Equal Times, los repartidores se quejaron de la escasez y mala calidad de la ropa impermeable, del mal funcionamiento y la baja calidad de las bicicletas, de las neveras cubiertas de moho en los almacenes, de que se les prohibiera tomarse vacaciones pagadas y de un entorno laboral sometido a presiones muy altas. “Es como si abres un restaurante y tienes una cocina en la que el horno no funciona. Y cuatro de los cinco fogones tampoco funcionan y te limitas a decir: ‘Bueno, no pasa nada’”, explica A.J., otro repartidor afincado en Ámsterdam que trabajó para Zapp hasta que la empresa abandonó los Países Bajos y ahora es empleado de Gorillas. No quiso que le identificáramos con su nombre completo por miedo a posibles represalias derivadas de haber hablado con los medios de comunicación.

Para Sacha Garben, profesora de Derecho europeo en el Colegio de Europa de Brujas (Bélgica) que actualmente está trabajando en un informe sobre las condiciones laborales en el comercio rápido para UNI Europa, el sindicato europeo de los trabajadores del sector de los servicios, todavía es demasiado pronto para descubrir qué hay detrás de las violaciones de las condiciones laborales denunciadas en el comercio rápido. “¿No se pueden aplicar las normas legales? ¿No se están aplicando? ¿O es que las normas en sí no son suficientes?”, se pregunta antes de concluir que la respuesta a estas cuestiones será clave para formular una estrategia política adecuada.

Aunque las infracciones laborales en el sector del comercio rápido, las plataformas de reparto de comida a domicilio y en general la economía colaborativa parecen plantear nuevos dilemas sin precedentes debido a la novedad de los servicios que prestan, Garben asegura que los problemas son mucho más profundos:

“Muy a menudo, como en este caso, se limitan a decir: ‘Probablemente tendremos que aumentar los recursos para los inspectores de trabajo’. Esto lo sabemos desde hace mucho tiempo, pero las infracciones en el ámbito del comercio rápido lo evidencian aún más”.

Según Steven Rolf, un investigador de la Universidad de Essex (Reino Unido) especializado en la economía de plataformas, las empresas de reparto inmediato ponen de manifiesto, en cualquier caso, que meter a los trabajadores en la nómina no es la panacea cuando se trata de resolver las inquietudes en torno a las condiciones laborales del sector de las plataformas.

“Incluso dentro de las relaciones laborales tradicionales, en la mayoría de las economías existe mucho margen para que los empresarios se comporten de un modo pésimo. En segundo lugar, por desgracia, creo que los organismos reguladores de muchos países están dispuestos a tolerar algunas de estas condiciones como una alternativa para no sufrir altos niveles de desempleo”, advierte. Gorillas asegura que ha creado 2.000 puestos de trabajo en los Países Bajos desde su fundación en 2020. Zapp, que abandonó Holanda en el verano de 2022, afirma que creó más de mil empleos.

Mejorar las condiciones laborales

El sindicato holandés FNV, junto a sindicatos independientes de repartidores como el ya desaparecido Radical Riders, ha intentado mejorar las condiciones laborales en el sector del comercio rápido. Como se dio cuenta de que, normalmente, al cabo de 100 días los repartidores suelen abandonar las empresas de reparto de productos de supermercado, pero tienden a seguir trabajando en la economía de plataformas –por ejemplo, dejan Gorillas para empezar a trabajar en UberEats–, el pasado septiembre la FNV decidió fundar en Ámsterdam una “comunidad de repartidores de base”, explica Frank van Bennekom de Young & United, la sección de trabajadores jóvenes de la FNV. Todas las semanas, este grupo de repartidores y sindicalistas organiza una reunión en línea para ponerse al día, debatir sobre las novedades y diseñar estrategias con el objetivo de encontrar soluciones.

“Decidimos empezar en Ámsterdam y utilizar esos avances para asentarnos rápidamente en otras ciudades y fundar comunidades allí también”, recuerda van Bennekom, tras anunciar que también esperan ampliar la comunidad a los repartidores que trabajan para otras empresas de la economía colaborativa como UberEats y Piknik.

Su primera acción fue una petición firmada por 200 repartidores de Ámsterdam que entregaron a finales de diciembre a la dirección de Gorillas, Getir y Flink. En ella exigieron unos salarios más altos, que se les informara de sus horarios con una semana de antelación y unas condiciones de trabajo saludables y seguras. En términos más generales, van Bennekom también espera que la Comunidad de Repartidores de Ámsterdam haga hincapié en otra cuestión más importante. “Que organizarse y formar un colectivo con los compañeros, ayuda”, asegura. “Que si la gente se une, puede conseguir muchas cosas”.

Asimismo, la FNV también ha presionado para que los repartidores y mozos de almacén se rijan por el mismo convenio colectivo que los empleados de los supermercados.

En diciembre de 2021, E-commerce Nederland, un grupo industrial de empresas de comercio electrónico, redactó un nuevo convenio colectivo para este sector junto a De Unie, una pequeña organización sindical a la que se ha acusado de operar como un sindicato amarillo o sindicato dominado por la patronal. E-commerce Nederland alega que el sector del comercio electrónico tiene características específicas –desde su modelo comercial y sus procesos empresariales, hasta su mano de obra– que lo diferencian de los supermercados al uso, lo cual dificulta la aplicación del convenio tradicional que abarca a los minoristas tradicionales. El convenio colectivo del comercio electrónico establece un salario mínimo algo más elevado que el del convenio tradicional de los supermercados, pero no ofrece ningún plus por los turnos de noche, fines de semana o festivos, ni por las horas extraordinarias.

Según Bugdayci-Karatas de la FNV, no hay que subestimar la importancia que tiene la iniciativa de E-commerce Nederland: ha conseguido sacarse de la manga un convenio colectivo a medida.

“Se trata de una verdadera erosión del sistema social holandés”, denuncia. “Si pueden lograrlo en este sector, tan solo es cuestión de tiempo para que otra industria firme un convenio colectivo con un sindicato más barato o un sindicato amarillo”.

Socavar las normas laborales forma parte de la estrategia empresarial de varias plataformas de reparto rápido de productos de supermercados, advierte Oliver Roethig, secretario regional de UNI Europa. “Quieren aislar a su plantilla ya precaria para lograr una ventaja con respecto a las empresas comerciales tradicionales”, afirma. “Se trata de un terreno muy peligroso que provocará la destrucción del modelo social europeo, el cual ha conseguido unas condiciones de trabajo dignas, unos salarios decentes y una prosperidad compartida. Es fundamental que los organismos encargados de velar por el cumplimiento de la normativa no dejen pasar este asunto”.

En septiembre, el Ministerio de Trabajo holandés se puso de parte de la FNV y los supermercados tradicionales y resolvió que las empresas de comercio rápido deben regirse por el convenio colectivo de los supermercados. E-commerce Nederland ha emprendido acciones legales para revocar dicha resolución; aún no se ha fijado una fecha para el juicio.

Una creciente presión para ganar dinero

Las empresas de comercio rápido también se enfrentan a otros obstáculos. Como los tipos de interés han subido en los últimos meses y las sociedades de capital de riesgo han cerrado el grifo, estas empresas se han visto presionadas para empezar a obtener beneficios. Algunas, como Zapp, han abandonado los Países Bajos para concentrarse en otros países. Otras han optado por la consolidación y la ampliación para reducir las pérdidas, como Getir, que cerró el contrato de compra de Gorillas a finales del año pasado. Al mismo tiempo, los supermercados tradicionales como Jumbo y Albert Heijn también han intentado entrar a este mercado, ya sea creando su propio servicio de reparto rápido de productos o asociándose con empresas ya existentes.

Los trabajadores han sido los primeros en sentir los efectos de la creciente presión sobre las empresas de comercio rápido para que empiecen a ganar dinero, afirma Rolf, el investigador de la Universidad de Essex. “Están presionando a los empleados para que trabajen más y más rápido, están siendo mucho más represivos con las disposiciones contractuales y de gestión y están suprimiendo las bonificaciones por pedido que la gente solía recibir por cumplir los objetivos de reparto”, denuncia. “Están intentando buscar vías para lograr una mayor rentabilidad que, en esencia, se aprovechan de los trabajadores y les perjudican”.

E-commerce Nederland y Gorillas no respondieron a las reiteradas solicitudes para que respondieran a nuestras preguntas. Getir se negó a dar su opinión.

Tanto Skull como A.J. participaron en acciones sindicales –organizadas por Radical Riders y la FNV– para mejorar las condiciones en los almacenes en los que trabajaban y ambos lograron varios avances.

Skull nos cuenta que Gorillas compró unas bicicletas mejores después de que los trabajadores ejercieran presión en las reuniones con la dirección. Los repartidores también recibieron kits personalizados (antes compartían los cascos, los pantalones impermeables y las chaquetas). A.J. explica que se presentó ante la dirección de Zapp con una lista de 10 peticiones, de las cuales solo cumplieron una: la empresa eliminó una cláusula de no competencia de su contrato.

A.J., que empezó a trabajar en Gorillas en septiembre de 2022, actualmente está buscando empleo. Hace unos meses, cuando estaba de vacaciones, tuvo un accidente en la bicicleta: una moto le arrolló. Desde entonces, le ha costado volver a sentirse cómodo repartiendo. Aun así, le gustaría seguir pedaleando. “Quiero ver cómo acaba todo esto de la organización sindical y acompañar el proceso. De todas las empresas, Getir es la única que tiene la capacidad para alterarlo todo y cambiarlo para mejor”, señaló, tras hacer referencia a la adquisición de Gorillas por parte de Getir. “Lleva mucho más en el mercado y ha tenido mucho tiempo para ajustar su modelo empresarial. Por eso tenemos mejores bicicletas y mejores equipos que el resto”.

Skull está de acuerdo y cree que las condiciones en Gorillas mejorarán gracias a una mezcla de factores: la presión de los trabajadores, la creciente regulación y, también, el propio interés de la empresa. “No sé cuánto vamos a conseguir gracias a su buena voluntad”, concluye. “Pero lo que sé es que los accidentes son muy malos para las finanzas de la empresa”.

Este artículo ha contado con el apoyo financiero de UNI Global Union.