“Nuestra vida ha cambiado. Yo siento como que hay un clima general de miedo. Que nos vamos a morir de hambre. No sólo que nos quedaremos sin trabajo sino que nos moriremos de hambre”.

Irini Kyriakopoulou, madre desempleada

“Por primera vez en mis 38 años, no puedo pagar mis gastos. El FMI ha arruinado mi vida. La vida de mi familia, la de mis amigos, mis amigos desempleados. Se ha llevado todo. Nunca los perdonaré.”

Georgia Koustsoukou, trabajadora del metro de Atenas

Para Irini y Georgia no cabe ninguna duda de que el asesoramiento social y laboral del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras instituciones, como la Comisión Europea y el Banco Central Europeo – la denominada “Troika” – ha empujado su país a una recesión, empeorando las condiciones de vida para sus familias y empobreciendo aún más a la población.

Estas y otras historias de trabajadores y trabajadoras figuran en el informe de la CSI sobre los Nuevos Frentes 2012.

El informe se hizo público coincidiendo con el inicio de las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial en Tokio, y pocos días después de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente.

Un día antes de su aparición, Angela Merkel visitaba Atenas, donde miles de personas se manifestaron contra las rigurosas políticas de austeridad.

El informe ofrece un resumen de las condiciones económicas globales y un panorama de la situación en Bulgaria, la República Dominicana, Grecia, Indonesia, Nepal y Zambia, donde el crecimiento, el empleo y los derechos de los trabajadores están en franco declive.

Nuevos Frentes 2012 desacredita además algunos de los mitos promovidos por los defensores de las medidas de austeridad.

Por ejemplo, revela que en Grecia el gasto público total como porcentaje del PIB ha venido situándose constantemente por debajo de la media de la UE-15 entre 2001 y 2007.

Bulgaria, que ha venido aplicando todas las condiciones de trabajo flexibles promovidas por el FMI, registra una de las tasas de pobreza más elevadas en Europa.

Incluso en países donde el salario mínimo ha sido reducido, como en la República Dominicana, las desigualdades continúan aumentando a pesar del crecimiento económico.

El incremento de la pobreza hace que este país no comparta los éxitos registrados en el resto de América Latina, donde los derechos laborales fueron mantenidos.

Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, indicó que la intensificación de los ataques contra los trabajadores y trabajadoras proviene de una crisis de liderazgo político, donde los intereses de los bancos y las instituciones financieras se sitúan por encima de los intereses de las personas.

“Billones de dólares de los contribuyentes han sido transferidos a los bancos en forma de subsidios directos o garantías, mientras que los trabajadores y trabajadoras han visto sus salarios y beneficios recortados.

“Desde Grecia hasta Indonesia, la población está saliendo a la calle para manifestar su indignación.

De no revertir estos ataques contra los derechos de los trabajadores, veremos más inestabilidad política y se intensificará el malestar social”, afirma Sharan Burrow.

Según una reciente encuesta de la CSI, el 58 por ciento de la opinión pública considera que su país sigue el camino equivocado, y el 67 por ciento piensa que los votantes no tienen suficiente influencia en las decisiones económicas.

[caption id="attachment_2875" align="alignnone" width="530"] Una manifestante se recupera después de que la policía antidisturbios lanzase gases lacrimógenos durante las confrontaciones en el centro de Atenas, (AP fhoto/Petros Giannakouris) 

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El martes, el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, tuvo que admitir que las previsiones del FMI respecto al impacto macroeconómico de las políticas de austeridad (o “consolidación fiscal” o reducción del déficit) que muchos países han aplicado desde 2010 eran erróneas.

Aunque el FMI reconoce que el impacto recesivo de las políticas de austeridad ha sido mucho más fuerte de lo que se esperaba, apenas aporta cambios a la plataforma general de políticas que ha venido promoviendo en los últimos dos años.