Los trabajadores/as del hogar sirven de inspiración por los derechos laborales

 

Los trabajadores y trabajadoras del hogar llevan años organizándose en todo el mundo para que les garanticen unos salarios decentes, prestaciones y reconocimiento.

El verano pasado, los trabajadores y trabajadoras del hogar y sus aliados celebraron una importante victoria después de que Filipinas se uniera a Uruguay convirtiéndose en el segundo país en ratificar el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), titulado “Trabajo Decente para los Trabajadores/as del Hogar”.

El convenio trata asuntos como las condiciones laborales, los salarios, las prestaciones y el trabajo infantil y entrará en vigor un año después de que dos países lo aprueben.

Este hito histórico se alcanzó gracias a las colaboraciones clave entre los trabajadores/as del hogar y los sindicatos que luchan por mejorar sus condiciones a escala internacional.

La AFL-CIO, que representa al movimiento laboral estadounidense en el sistema tripartito de la Organización Internacional del Trabajo, incluyó a una trabajadora del hogar, Juana Flores, en su delegación, para que los trabajadores y trabajadoras del hogar pudieran tener voz y voto oficial durante las convocatorias.

Este logro fue un importante recordatorio del valor estratégico que tienen las colaboraciones y de cómo los trabajadores/as pueden unirse para promover y lograr mejores condiciones laborales para todos.

En EE.UU., la AFL-CIO se ha asociado formalmente con la National Domestic Workers Alliance (Alianza Nacional de Trabajadores/as del Hogar) para apoyar las colaboraciones y reforzar las normas laborales para los trabajadores/as del hogar y los sindicatos.

Por ejemplo, en el estado de Nueva York, los trabajadores y trabajadoras del hogar colaboraron con los sindicatos durante seis años para garantizar y aplicar una Declaración de Derechos para los Trabajadores/as del Hogar a nivel estatal.

En el 2011, la National Domestic Workers Alliance lanzó una campaña en California para aprobar una declaración de derechos que habría traído consigo la aplicación de medidas básicas de protección laboral. California hubiera sido el segundo estado del país en aprobar este tipo de legislación.

Los trabajadores/as del hogar como Juana Flores, que trabajó como niñera en California, solían afrontar largas jornadas laborales sin ningún tipo de derecho al pago de horas extras ni a pausas para descansar o almorzar.

Actualmente es la codirectora de la organización Mujeres Unidas y Activas, que encabezó la campaña para la nueva ley.

Dicha ley habría ampliado los derechos que tienen casi todos los trabajadores y trabajadoras para incluir a los trabajadores/as del hogar, que son principalmente extranjeros/as y mujeres de color.

La campaña tuvo éxito contó con un fuerte apoyo de la AFL-CIO, así como de comunidades religiosas, grupos de derechos civiles y famosos.

Consiguió que la declaración de derechos fuera aprobada por la legislatura estatal. Por desgracia, el gobernador de California se negó a firmarla.

Siguiendo con el legado de negar la protección legal a 200.000 niñeras, trabajadores/as domésticos, auxiliares de salud domiciliaria y otros trabajadores/as del hogar de California, el gobernador decidió tomar partido por la Cámara de Comercio, que se oponía enérgicamente a la nueva legislación.

Fue una elección muy decepcionante, pero su veto demuestra por qué los ciudadanos debemos unirnos para dar más difusión y resonancia a nuestras voces y nuestro poder.

Ahora más que nunca, está claro que el movimiento laboral y el movimiento de los trabajadores/as del hogar deben continuar colaborando para proteger los derechos de todos los trabajadores y trabajadoras.

Los trabajadores y trabajadoras del hogar siguen sirviendo de inspiración a los trabajadores/as de todo el mundo por su capacidad de promoción y liderazgo.

Hoy en día, los trabajadores/as del hogar, las familias trabajadoras, las comunidades religiosas, los sindicatos y otros aliados siguen formando un frente de resistencia.

Nuestro movimiento para todos los trabajadores/as no se define por una sola ley, sino por el trabajo que nos une a todos, nuestro compromiso a favor de la igualdad de derechos y la posibilidad de que todas las comunidades logren una mejor vida.

En EE.UU, el movimiento laboral sigue forjando nuevas alianzas con jornaleros, taxistas, trabajadores/as del hogar y centros laborales basados en la dignidad de todos los trabajos.

Numerosas comunidades de todo el país se están uniendo a nuestra lucha para restablecer las oportunidades y la imparcialidad.

El gobernador puede vetar una ley, pero no puede vetar todo un movimiento.

El movimiento de las familias trabajadoras, responsable de la Declaración de Derechos para los Trabajadores/as del Hogar de California y otras importantes iniciativas, ha atraído la atención nacional e internacional hacia las dificultades que tienen los trabajadores/as del hogar y la necesidad de luchar por la dignidad, los salarios decentes, las buenas prestaciones y una jubilación segura para todos los trabajadores y trabajadoras.

Las familias trabajadoras de EE.UU. siguen comprometidas a seguir luchando a favor de la justicia económica y social para todos nosotros.

 

Richard L. Trumka es el presidente nacional de la AFL-CIO y Ai-jen Poo es la directora de la National Domestic Workers Alliance.