Ni un incendio más

 

Miles de personas han salido a las calles en Bangladesh para protestar después de que dos fábricas de ropa se incendiaran con dos días de diferencia.

El primer incendio fue el 24 de noviembre en la fábrica de Tazreen Fashions Ltd, que ya se ha cobrado la vida de más de 100 trabajadores/as.

Estos incendios recuerdan a los ocurridos en septiembre en unas fábricas de ropa de Lahore y Karachi (Pakistán) y que se cobraron más de 300 vidas.

Se sospecha que la causa de los recientes incendios ha sido el cableado defectuoso, a menudo causado por el uso de cables baratos sin aislante que se recalientan y provocan estas catástrofes.

Por desgracia, estos incendios no son nada nuevo.

En los últimos años han muerto en Bangladesh cientos de personas en incendios de este tipo.

Para reducir los gastos y aumentar los beneficios al máximo, las fábricas de ropa en Bangladesh suelen recortar en importantes medidas de seguridad y sanidad.

Cada vez que hay un incendio de este tipo, las asociaciones industriales como la Bangladesh Garment Manufacturers and Exporters Association (BGMEA), a la que está afiliada la empresa Tazreen Fashions, vuelven a anunciar públicamente que van a tomarse el asunto en serio y a aplicar iniciativas de seguridad contra los incendios.

Sin embargo, los incendios de los últimos dos días demuestran que los esfuerzos de la industria en dicho campo son insuficientes.

Las inspecciones gubernamentales son casi inexistentes y cuando se llevan a cabo resultan ser una farsa.

La postura antisindical de la industria en su conjunto también ha acabado con cualquier oportunidad para resolver a través del diálogo y la negociación colectiva los asuntos críticos de las relaciones laborales, como la sanidad y la seguridad.

Sin duda, con un sindicato en el lugar de trabajo, los trabajadores y trabajadoras estarían empoderados para presionar al empleador para que creara un entorno laboral seguro y, si fuera necesario, retirarse de las situaciones peligrosas.

En cambio, la industria, con el apoyo del Gobierno, está luchando para seguir sin sindicatos.

De hecho, el Gobierno se ha negado siempre a inscribir a los sindicatos de la industria de la confección de ropa, incluso cuando les han presentado todas las solicitudes.

Además, la industria está fomentando las comisiones de participación, que no tienen la capacidad de negociar los términos y condiciones de su empleo y suelen estar dominadas por representantes elegidos a dedo por la dirección entre los trabajadores.

La industria del control y certificación

En las últimas 48 horas, los medios de comunicación han anunciado que la fábrica producía ropa para el gigante minorista estadounidense Walmart, entre otros, y que las inspecciones privadas llevadas a cabo en el 2011 habían revelado graves problemas.

Sin embargo, todavía no está claro cuáles eran dichos problemas ni si la fábrica aplicó alguna de las recomendaciones del informe.

Según las últimas informaciones, la última inspección se realizó en agosto del 2011 y tenía que haberse realizado otra de seguimiento un año después.

Wal-Mart y el Grupo Tuba (propietario de la fábrica de Tazreen Fashions) todavía no han facilitado ningún tipo de información al respecto.

Cabe destacar que el espantoso incendio de Pakistán tuvo lugar tan solo días después de que un inspector contratado por Responsabilidad Social Internacional (SAI), con sede en EE.UU., hubiera otorgado el visto bueno a la empresa.

El minorista alemán KIK ha ofrecido una suma irrisoria de dinero a las familias de las víctimas de dicho incendio.

Estos últimos incendios vuelven a cuestionar el valor de los planes de control y certificación impulsados por la industria, ya que a menudo han fracasado al exigir el cumplimiento de los códigos industriales y las normas laborales internacionales.

De hecho, se da por sentado que los problemas más fáciles de apreciar, como la sanidad y la seguridad (a diferencia de la libertad de afiliación), son lo mínimo que pueden resolver estas iniciativas.

Sin embargo, los trabajadores y trabajadoras siguen pagando una y otra vez los beneficios empresariales con su salud y sus vidas.

La investigación demuestra que dichas inspecciones cuentan con graves deficiencias desde el principio (son demasiado superficiales y a veces se notifican a los empleadores con antelación) y que las marcas son lentas en tomar medidas (cuando las toman) para responder a los problemas identificados en dichos informes.

Es necesario y urgente un replanteamiento de la industria del control y certificación de empresas que mueve miles de millones de dólares.

Esto no quiere decir que no existan buenas iniciativas. Por ejemplo, el 21 de marzo del 2012, Phillips-Van Huesen firmó un acuerdo con sindicatos de Bangladesh, el sindicato europeo IndustriALL, la Campaña Ropa Limpia (CRL), el Foro Internacional de los Derechos Laborales (ILRF), el Consorcio de los Derechos de los Trabajadores (WRC) y la Red de Solidaridad de la Maquila para crear un exhaustivo programa de seguridad contra incendios de dos años de duración.

Sin embargo, la empresa GAP se retiró de las negociaciones para crear su propio programa, el cual, según los críticos, no es ni transparente ni responsable.

Ya es hora de que los gobiernos, así como los fabricantes y minoristas de ropa, se tomen en serio los derechos laborales en sus cadenas de abastecimiento.