El ciberactivismo y los sindicatos

 

En el último lustro han surgido varias plataformas nuevas de ciberactivismo, inspiradas sobre todo en MoveOn, el grupo estadounidense progresista creado en la era de Clinton.

MoveOn, que actualmente se enorgullece de contar con siete millones de simpatizantes, ha creado varias plataformas similares, incluidas Avaaz (una versión mundial de MoveOn), SumOfUs (como Avaaz, pero totalmente centrada en la mala conducta de las empresas), 38 Degrees (la versión británica de MoveOn) y GetUp (la versión australiana).

Además, existen organizaciones comerciales como Change.org, que cobran a los activistas que desean conservar las direcciones de correo electrónico de sus simpatizantes.

Estas organizaciones han suscitado intensos debates en el ámbito del activismo en torno al concepto del “ciberactivismo”.

Algunos activistas veteranos afirman que el que una persona se tome varios segundos para hacer clic en el enlace de un correo electrónico no se puede denominar “activismo” y no puede sustituir a las formas de compromiso más tradicionales.

En octubre del 2010, Malcolm Gladwell, el famoso autor de La clave del éxito, se enfrentó a los ciberactivistas en un largo artículo para The New Yorker .

Según el escritor, el ciberactivismo es “una forma de activismo que fomenta las conexiones de lazos débiles que nos dan acceso a la información en detrimento de las conexiones de lazos fuertes que nos ayudan a perseverar frente al peligro. Desvía nuestras energías de organizaciones que fomentan las actividades estratégicas y disciplinadas hacia las que fomentan la resistencia y la capacidad de adaptación. Hace más fácil que los activistas se expresen y más difícil que esa expresión tenga cualquier tipo de impacto. Los instrumentos de las redes sociales son idóneos para mejorar la eficiencia del orden social existente. No son un enemigo natural del statu quo”.

Las palabras de Gladwell (en especial las relativas a las “organizaciones que fomentan las actividades estratégicas y disciplinadas”) deberían encontrar eco entre los sindicatos.

Los sindicatos están comprometidos a largo plazo y aspiran a grandes cambios, a diferencia del enfoque superficial y a corto plazo de algunos ciberactivistas.

Hace poco, Change.org sufrió una campaña de publicidad no deseada, pues se filtró a la red una nota interna de la empresa que parecía indicar que se estaba alejando de sus orígenes como adalid de las políticas progresistas.

Según se desprendía de la nota, puede que Change.org acepte en un futuro campañas o publicidad de grupos que luchan contra el derecho a abortar, a favor de la posesión de armas y contra los sindicatos.

Como escribió el sindicalista canadiense Derek Blackadder: “Los sindicatos no saben una mierda. A veces hace falta decirlo en alto. Nunca aprenderemos. El año pasado, Change.org, una página de peticiones que han utilizado muchos sindicatos, anunció que iba a empezar a aceptar dinero de empresas patrocinadoras y a servir de plataforma para prácticamente cualquier campaña que les ofrezcan… Lo que esto significa es que todo el esfuerzo que han hecho los sindicatos para las campañas en que utilizaron Change.org ha servido para aumentar el tamaño de las listas de correo que a partir de ahora empezarán a usar contra nosotros”.

“O es de nuestra propiedad o lo dejamos. Al menos podríamos usar LabourStart o cualquier otra herramienta sólida que sea una aliada política. No hay que usar herramientas en línea de las que no podamos fiarnos. Como en el caso de Change.org, solo servirá para que nos salga el tiro por la culata en un futuro”.

Change.org no es el único grupo cuyas acciones han demostrado ser polémicas.

38 Degrees es la copia británica de MoveOn y tiene mucho éxito (afirma tener más de un millón de miembros).

Su nombre (38 grados) hace referencia al ángulo en el que empiezan a deslizarse las avalanchas.

Sin embargo, hace tiempo que recibe duras críticas por haberse atribuido victorias en ocasiones cuando en realidad sus campañas en la red solo formaban una pequeña parte de un esfuerzo más amplio.

Personalmente opino que el concepto de “miembro” es aún más preocupante.

Los miembros de los sindicatos son gente que, en casi todos los lugares, pagan cuotas y pueden participar en un proceso democrático de toma de decisiones.

En muchos casos, la identificación con sus sindicatos es bastante fuerte y no algo “virtual”.

38 Degrees y otras redes de ciberactivismo también suelen afirmar que utilizan un proceso democrático de toma de decisiones, pero en realidad no se parece en nada al tipo de democracia que esperaríamos de un sindicato.

Hace un tiempo, 38 Degrees patrocinó una campaña para detener un ataque del gobierno conservador al Servicio Nacional de Salud [NHS] británico.

Cuando la ley fue aprobada a pesar de las presiones, envió un correo a todos sus simpatizantes preguntándoles qué debía hacer.

¿Deberíamos seguir luchando para preservar el NHS o pasar a ocuparnos de otros asuntos?

Resulta imposible imaginarse a un sindicato formulando una pregunta de ese tipo a sus miembros.

Este es el peor tipo de enfoque a corto plazo.

Una de las redes más recientes del ciberactivismo, que también afirma tener cientos de miles de “miembros”, es SumOfUs.

A diferencia de Avaaz o 38 Degrees, SumOfUs limita sus campañas a cuestionar la mala conducta de las empresas.

El objetivo es bueno y, en muchas ocasiones, SumOfUs ha encontrado afinidades con los sindicatos.

Sin embargo, no siempre ha sido así. A veces ha organizado campañas en aparente defensa de los derechos de los trabajadores/as sin consultarlo previamente con los sindicatos implicados.

Asimismo, SumOfUs ha sido criticada (por mí, entre otros) por, al igual que 38 Degrees, haberse atribuido victorias que no le pertenecían.

Estas diversas plataformas de protesta y activismo pueden ser poderosas aliadas de los sindicatos. Sin embargo, los sindicatos también deberían tener cuidado para no depender demasiado de ellas y, en la medida de lo posible, utilizar sus propias herramientas para hacer lo mismo.

No estoy intentando despotricar contra estas plataformas ni afirmar que no tienen ningún valor. Todo lo contrario.

El ciberactivismo constituye una parte importante de lo que hacemos en el movimiento sindical. Además, necesitamos aliados en cualquier lugar.

El Congreso de Sindicatos (TUC) de Gran Bretaña ha hecho todo lo posible para establecer vínculos con los nuevos activistas; por ejemplo, organizando grandes conferencias tipo NetRoots, inspiradas en las que se celebran en EE.UU.

Sin embargo, también creo que Malcolm Gladwell, Derek Blackadder y otros críticos del ciberactivismo tienen su parte de razón. Los sindicatos deberían actuar con prudencia antes de lanzarse a adoptar este modelo de activismo.

Siempre que podamos, debemos desarrollar nuestras propias herramientas para movilizar a miembros y simpatizantes.

Los sindicatos, como todo el mundo, tienen la capacidad de crear una petición en la red, pero también podemos paralizar una fábrica o incluso un país entero si fuera necesario, por lo que nuestras ideas sobre lo que significan el activismo y los miembros deberían ser muy diferentes de las que proponen los ciberactivistas.