Emiratos Árabes Unidos: trabajadores en huelga de Arabtec van a ser deportados

 

El miércoles obligaron a miles de trabajadores de la construcción procedentes de India, Pakistán y Bangladesh a poner fin a una huelga que iniciaron el pasado domingo para exigir un aumento salarial.

Ahora, muchos de ellos corren el riesgo de ser deportados.

 

El ministro de Trabajo de los EAU envió a la policía al campamento de trabajadores de Jebel Ali, donde estos decidieron permanecer tras negarse a subir a los autobuses de la empresa para ir a trabajar.

Exigían el pago de una dieta mensual para alimentos de 350 dirhams de los EAU (92 US$) incluida en sus salarios, en lugar de las tres comidas diarias que les suministraba la empresa.

Sus salarios abarcan desde los 650 a los 1.200 dirhams de los EAU mensuales (entre 177 y 327 US$) por una jornada laboral de 12 horas, seis días a la semana.

“Están disgustados por los bajos salarios y también porque no les pagan las horas extras”, explicó un empleado a la agencia de noticias Reuters.

“La protesta comenzó el sábado en Abu Dhabi... Los trabajadores de Dubai también se han unido”, concluyó el empleado.

Según la prensa local, la empresa se negó a emprender ningún tipo de negociación y el ministro de Trabajo envió a la policía al campamento de trabajadores junto a algunos funcionarios.

Arabtec declaró que todos los trabajadores habían regresado a sus puestos de trabajo sin afectar a ninguno de sus proyectos.

La principal constructora de los EAU erigió el Burj Khalifa de Dubai, el rascacielos más alto del mundo (830 m), y ha obtenido un contrato de 654 millones de US$ para construir el museo del Louvre en Abu Dhabi, cuya inauguración está prevista para 2015.

“Esta huelga injustificada ha sido promovida por un grupo minoritario que pagará por sus acciones”, amenazó la empresa en una declaración. Asimismo, alegó que el asunto se había “resuelto amigablemente” gracias a la cooperación del ministerio de trabajo, la policía y otras autoridades públicas.

En realidad, intimidaron a los trabajadores, como siempre.

“La policía nos ordenó que regresáramos y eso hicimos. ¿Qué podemos hacer si no nos dan un aumento?”, se quejó un trabajador de Bangladesh al diario de los EAU The National.

"Entre 20 y 25 personas acaban de recibir la carta [de deportación]", explicó Ashraf, un instalador de andamios de Arabtec, a la cadena Al Jazeera el miércoles tras recibir una llamada telefónica de un colega.

"Cuando [el lunes] nos enteramos de las [primeras] deportaciones, todo el mundo salió a gritar.

Cuando llegó la policía regresamos a nuestras habitaciones. La gente quería formar parte del grupo sin dar un paso adelante", concluyó.

En los Emiratos Árabes Unidos, la libertad sindical es denegada y las huelgas están prohibidas, como en la mayor parte de los otros países del Golfo ricos en petróleo: Qatar, Arabia Saudí y Kuwait. No se permite la existencia de sindicatos y no existen el derecho a la negociación colectiva ni un salario mínimo fijado por el Gobierno.

Todo esto ocurre en un país en el que los trabajadores migrantes constituyen el 90% de la mano de obra.

Perciben unos ingresos anuales medios de 3.000 US$, pero se calcula que el PIB per cápita de los nativos árabes es de 37.000 US$, lo cual convierte a los EAU en una de las economías más ricas del mundo.

 

Suicidios y deportaciones en masa
En una sociedad tan desigual y segregada, los trabajadores/as procedentes de los países pobres del sur de Asia no tienen medios para reclamar y obtener mejores condiciones.

Por tanto, no resulta sorprendente que muchos decidan suicidarse; también en Arabtec.

En mayo de 2011, Athiraman Kannan, un peón indio de 38 años que llevaba 10 años en el Golfo y vivía en el campamento de trabajadores de Jebel Ali, se lanzó al vacío desde la planta 147 del Burj Khalifa.

Había contado a sus colegas que tendría que regresar a su hogar en el sur de India para resolver un asunto familiar tras la muerte de su hermano.

Sin embargo, Arabtec le denegó el permiso, información que la empresa desmintió con rapidez inmediatamente después de su muerte.

Los que se atreven a luchar contra esta flagrante explotación suelen ser repatriados.

En los últimos seis años se han llevado a cabo numerosas acciones de protesta para conseguir salarios más altos, pero la dirección de Arabtec siempre ha amenazado con deportaciones en masa.

La acción más conocida se remonta a noviembre de 2007, cuando más de 30.000 migrantes se declararon en huelga durante 10 días.

Pedían un aumento del 20% de sus salarios, cosa que al final consiguieron, pero a expensas de la deportación de muchos de ellos.

La última huelga en Arabtec tuvo lugar en enero de 2011, cuando alrededor de 5.000 trabajadores dejaron sus herramientas durante dos semanas.

La demanda consistía en un aumento de otros 50 US$ al mes y que la empresa cubriera los costes de un viaje de ida y vuelta a sus países.

Muchos también se quejaron porque no les pagaban las horas extras.

Sin embargo, no hubo ninguna negociación y 71 ciudadanos de Bangladesh fueron acusados de incitar a una revuelta en el campamento de la empresa.

Todos fueron detenidos y deportados.