Croacia: ¿le reportará su ingreso en la UE más puestos de trabajo?

 

El 1 de julio, Croacia se unirá a la Unión Europea. La pregunta que se hacen todos los croatas es: “¿cómo mejorarán nuestras vidas?”.

Aunque a primera vista Croacia parece destacar como la antigua república yugoslava que más éxito ha tenido, todavía cuenta con varios problemas graves en el ámbito socioeconómico.

Desde 2009, el país ha experimentado una prolongada recesión. Según Eurostat, el 67,8% de los 4,4 millones de habitantes de Croacia está en edad de trabajar, pero el desempleo roza el 20,6%.

En cuanto al desempleo juvenil, la cifra asciende a más del 50%.

Al ingresar en la UE, se espera que Croacia pueda acceder a unos 11,7 mil millones de euros en fondos estructurales y de cohesión. En un artículo de opinión para el Wall Street Journal, el presidente croata Ivo Josipović señaló claramente: “Es probable que en los próximos años los fondos de la UE superen a las inversiones extranjeras directas, por lo que constituye una oportunidad que no podemos desaprovechar”.

Sin embargo, sobre el terreno se puede palpar el pesimismo acerca de la adhesión a la UE.

Aunque la adhesión de Croacia a la UE ha sido un proceso duro que se ha prolongado durante décadas, solo el 39% de los croatas están a favor de la misma, según una encuesta publicada por Spiegel Online. La mayoría de los croatas temen que la creciente competencia y las nuevas restricciones impuestas por los políticos de Bruselas destruyan los negocios e industrias locales.

A principios de junio, la recién privatizada Brodosplit (el mayor astillero de Croacia, situado en la ciudad portuaria de Split) despidió a más de 3.000 trabajadores. La privatización de la industria de la construcción naval era una de las condiciones para la adhesión de Croacia.

Los nuevos propietarios de Brodosplit han prometido volver a contratar a un mínimo de 2.000 trabajadores este mismo año, pero todavía se teme que este sea solo un ejemplo de las dolorosas medicinas que Bruselas puede recetar al país.

“Ser miembro de la UE trae consigo varias oportunidades, pero también algunas amenazas para la sociedad croata en general, así como para los trabajadores y sindicatos”, afirma Dijana Sobota, responsable internacional de la Union of Autonomous Trade Unions of Croatia (UATUC; Unión de Sindicatos Autónomos de Croacia).

“Que el resultado final sea positivo o negativo dependerá únicamente de nosotros, de cómo utilicemos las oportunidades y qué haremos para minimizar los peligros que conlleva la adhesión a la UE”.

 

Protestas

En un principio, cuando Croacia solicitó su ingreso en la UE en 2003, la economía europea gozaba de buena salud y los croatas estaban orgullosos de haber conseguido pasar, en menos de diez años, del fin de una sangrienta guerra de independencia en 1995 a solicitar el ingreso en el club más selecto de Europa.

Sin embargo, desde el inicio de la crisis económica, poca gente cree que ingresar a la UE (y con el tiempo a la eurozona) llegue a mejorar considerablemente las perspectivas económicas del país.

El 1 de mayo, 250.000 personas participaron en las protestas organizadas por la UATUC para exigir cambios urgentes en las políticas sociales y económicas del país.

Pidieron una nueva política económica basada en el fin de las medidas de austeridad, la reindustrialización, la creación de puestos de trabajo y el mantenimiento del Estado de bienestar.

Por suerte, se han dado avances positivos. El Gobierno croata incrementó recientemente el salario mínimo en 170 kunas croatas (aproximadamente 30 US$) al mes, con lo que la cantidad asciende a 2.984,78 HRK brutas (unos 523 US$).

Sin embargo, aunque el salario mínimo ha aumentado en un 6,2%, la inflación ha subido en casi un 10%, por lo que los trabajadores todavía salen perdiendo.

Los bajos salarios y las escasas oportunidades laborales han obligado a numerosos croatas a buscar trabajo en el extranjero. Se teme que, con el ingreso en la UE, esta tendencia no haga más que aumentar.

El éxito o el fracaso de la adhesión de Croacia a la UE tendrá repercusiones mucho mayores.

Las antiguas repúblicas yugoslavas convertidas en países candidatos para entrar en la UE, como Montenegro y Serbia, así como los potenciales candidatos y vecinos de Croacia en los Balcanes, como Albania, Bosnia Herzegovina y Kosovo, también estarán siguiendo de cerca el experimento croata para plantearse si merece la pena seguir sus pasos.