Tamara Adrián: “El nuevo estándar en materia de derechos civiles para LGBT viene de Latinoamérica”

Tamara Adrián: “El nuevo estándar en materia de derechos civiles para LGBT viene de Latinoamérica”

Venezuelan deputy Tamara Adrián, an academic and doctor of commercial law, is a staunch feminist and defender of LGBT rights. She has attracted wide media attention over the last six months as the first transgender deputy in Venezuela.

(Equal Times/Marta Checa)
Q&A

El Día internacional contra la homofobia, la transfobia y la bifobia, que se celebra cada 17 de mayo (por ese 17/05/1990 en el que la Organización Mundial de la Salud decidió eliminar la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales), servirá una vez más para informar y sensibilizar a la población mundial sobre el colectivo LGBT (siglas que designan a lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero), así como para denunciar los abusos, discriminaciones e incluso asesinatos de los que éstos son objeto.

Equal Times ha tenido la oportunidad de conversar (durante un encuentro en Colombia organizado por CIVICUS) con la diputada venezolana Tamara Adrián, primera electa transgénero del país caribeño, sobre el dossier LGBT en Venezuela y resto del continente, partiendo de su experiencia personal.

Adrián, última de una saga familiar de activistas sociales, juró su cargo en la Asamblea Nacional el pasado 14 de enero, tras haber sido elegida diputada en diciembre de 2015 (por la Mesa de la Unidad Democrática, MUD). No obstante aún no ha logrado que el Tribunal Supremo de Venezuela dirima respecto a su petición de cambio de identidad. Se considera feminista y activista LGBT, más por convicción política que por motivaciones personales.

 
Usted introdujo un recurso para cambiar de identidad en 2004 (después de una reasignación de sexo en 2002), ¿su condición de diputada ha cambiado en algo la postura del Tribunal Supremo de Venezuela?

Lo único que ha cambiado es que el primero de marzo admitió a trámite mi recurso, que dormía el “sueño de los justos” desde el 14 de mayo del año 2004. No obstante, aún no se ha fijado el procedimiento específico para la audiencia. Entretanto pasó una cosa tragicómica: una iglesia de evangelistas se hizo parte en el expediente no sólo desgranando el discurso de siempre (todo niño necesita un papá y una mamá, etc.), sino pidiendo al tribunal que me destituyan de mi cargo de diputada por insania mental.

 
¿Considera un avance el hecho de que su caso haya comenzado a andar?

A mí me parece muy bueno porque en Venezuela el Tribunal Supremo de Justicia se ha especializado en eliminar la democracia y restringir los derechos humanos de numerosas maneras desde 2004 en adelante. Ha sido el instrumento de imposición de un régimen como el que existe en Venezuela.

El hecho es que el Estado desde el 2004 nunca ha perdido ningún caso. El Tribunal Supremo nunca ha decidido en contra del Estado.

Era evidente que no querían enfrentarse al tema de la salud sexual y reproductiva, de los derechos humanos, y mucho menos de los temas LGBT, mientras que en el resto de la región, vemos por ejemplo a Colombia, que tiene los matrimonios igualitarios, la identidad de personas trans tras operaciones, tiene protección contra la discriminación de forma integral. Venezuela no tiene nada.

 
¿Su caso sentaría jurisprudencia?

Pero inclusive eso sería dramático. Porque siempre hablo de una re-involución. Tenga en cuenta que Venezuela fue el primer país de América Latina en reconocer la identidad de las personas trans. Entre 1977 y 1998 hubo alrededor de 150 reconocimientos de identidad, con los estándares de la época, después de operaciones (de cambio de sexo) en Italia. Desde el año 1999 (comienzo del primer periodo presidencial de Hugo Chávez) en adelante nunca se ha otorgado un cambio de identidad, y ahora tampoco un cambio de nombre. Por eso digo que re-involucionó.

 
¿Puede jugar a su favor el hecho de ser diputada?

Podría ser una excusa para hablar del tema. Tenga en cuenta que el PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) no ha querido abordar la cuestión, siempre lo invisibilizó, usando sin embargo una propaganda muy perversa. Una propaganda que alardeaba de los grandes avances de la revolución bolivariana en la “sexogenerodiversidad”, cualquier cosa que eso signifique, pero no habría habido ninguno.

 
En EEUU, una potencia mundial cuyos debates sobre derechos civiles no pasan desapercibidos para el resto del planeta, se están aprobando leyes o tramitando iniciativas legislativas restrictivas para la comunidad transexual, ¿cuál es su punto de vista al respecto?

El punto central es que los intolerantes religiosos son una súper minoría. Es decir, los creyentes pueden ser muchos, pero los fundamentalistas son muy poquitos y lo son en todas partes. A veces no representan sino un 1% de una religión.

Pero es que a veces hay una relación muy perversa entre poder, dinero y religión, con manifestaciones que se exteriorizan y se materializan en intolerancias (hacia la comunidad trans, concretamente). En EEUU es muy sintomático. Esta ley de Carolina del Norte (y otras que se querían aprobar) es la nueva punta de lanza de la intolerancia ahora que el matrimonio igualitario no pueden echarlo para atrás.

¿A qué otro grupo LGBT se atacan? No pueden atacarse a gays y lesbianas, entonces quedan los más desprotegidos, los menos privilegiados de todos, los más excluidos de todos, que son las personas trans.

Pero no se dieron cuenta de que el mundo ha cambiado. No hay más que ver que todos los grandes artistas están cancelando sus shows y que grandes compañías están paralizando sus inversiones… esa reacción no se la esperaban (los ultraconservadores), creo yo.

 
¿Para usted, cuáles son los peores y los mejores ejemplos en el dossier LGBT, el punto más bajo desde el que empezar a construir y los referentes a seguir?

Los peores ejemplos tienen que ver justamente con estos grupos religiosos fundamentalistas, particularmente norteamericanos, que financian sus acciones de intolerancia en países africanos y algunos centroamericanos. Eso ha provocado que un país como Honduras esté a la cabeza en cuanto a número de muertes de personas trans en el planeta, per capita (80 asesinatos, el equivalente a 9,56/millón de habitantes).

Venezuela no se queda atrás, es el quinto país en el mundo en crímenes en términos absolutos (con 104 casos), detrás de Colombia (con 108 casos) y México (247); y Brasil ya suma 845 (entre el 1 de enero de 2008 y 30 de abril de 2016, siguiendo datos de TvT). Y eso que los datos con los que se cuenta son los que aparecen en los periódicos (crímenes que han saltado a las páginas de cabeceras diversas). Es decir, que lo más seguro es que esas cifras sólo representen la punta del iceberg.

Y lo mismo sucede en África. Es decir, hay una correlación entre la presencia de dos o tres iglesias evangélicas fundamentalistas norteamericanas y sus grupos misioneros en América Central y en África, y eso ha hecho notable daño a la comunidad LGBT, y particularmente a la comunidad trans en esos dos sitios.

También, por razones distintas, los fundamentalistas islámicos, particularmente en esos países donde se aplica la Sharia (ley islámica).

Pero a pesar de la concentración de homicidios de transexuales en América Latina, esta región está dando la talla en materia de derechos civiles a la comunidad LGBT. Está dando el nuevo estándar internacional. ¿Cómo? Despatologizando totalmente la identidad trans y desvinculando la identidad legal de la genitalidad.

Por ejemplo, en España, la Ley de Identidad de Género de 2007 todavía requiere la presentación de experticias médicas. Es decir, el reconocimiento de la identidad pasa por el examen médico/psicológico, para que la ciencia médica diga que tú eres quien tú eres.

La Ley de Identidad de Género argentina, aprobada en el año 2012, cambió el paradigma. Tú puedes ir al registro civil y decir: “yo me siento hombre y quiero que mi nombre sea Pedro Miguel”. Y te dan una nueva partida de nacimiento, un nuevo DNI, un nuevo pasaporte, sin que intervenga ninguna otra cosa que tu identidad. Sólo cómo tú te sientes, independientemente de la genitalidad.

Este cambio se extendió progresivamente a otros países de América Latina: Uruguay, México (sólo en Ciudad de México), a Colombia ahora. Y se está discutiendo exactamente lo mismo en Chile, aunque tiene allá en el senado bastante resistencia.

Esto se ha convertido en el nuevo estándar. Y sin embargo, los países europeos están asumiendo el estándar americano. Resulta que ahora es el Sur el que está promoviendo los cambios hacia el Norte.

 
Cambiando de tercios. En las listas de los más ricos o mejor pagados del planeta, encontramos pocas mujeres a la cabeza. La CEO mejor pagada es Martine A. Rothblatt, transexual, ¿cuál es su análisis al respecto?

La educación jode a las mujeres. Se cría a las niñas limitándoles sus capacidades de gerencia, propositivas, de arrojo. Perpetuando el estereotipo de género. Una educación sexista que empieza por los juguetes y que limita a la mujer a su función reproductiva y de proveedora de comida dentro de la casa.

En aquellos experimentos (de psicología cognitiva en materia educativa) en los que se da juguetes no sexistas a niños y niñas, se observa que las niñas no sólo igualan a los niños sino que en muchos casos los superan en habilidades numéricas y espaciales. Una educación más igualitaria da realmente más igualdad de oportunidades.

Una mujer trans, independientemente de que se crea mujer, ha sido criada como un hombre. Así como un hombre trans, independientemente de que se considere hombre, ha sido criado como mujer. Sirva como ejemplo: en política (observamos recientemente en un congreso en Massachusetts), la mayoría de políticos trans electos son mujeres trans.

Quizá la respuesta vaya por ahí. El hecho de que tu identificación sea de mujer o de hombre, no deja demasiado atrás una educación temprana sexista que te limita en tus capacidades cognitivas y organizativas. Pienso que el hecho de que la mujer mejor pagada sea una mujer trans, tiene que ver con el tema educativo. En el fondo todo lo que estamos viendo es la necesidad de una educación igualitaria verdadera.

 
Usted es una feminista reconocida, ¿cómo ha evolucionado su postura antes y después de su cambio se sexo?

Mi visión del feminismo era realmente teórica, empática, si se quiere; porque habiendo nacido hombre, siendo hombre profesional, heterosexual, casado, tenía todos los privilegios.

En la medida en que yo hago mi transición, no detectable (salvo si lo digo, por activismo LGBT, por condición política más que personal), el hecho es que empiezo a sentir, de manera mucho más presente, las formas sutiles y a veces más evidentes de discriminación en contra de la mujer: de acceso a lugares públicos, incluso de acceso a trabajo. En todos esos aspectos se manifiesta un profundo machismo. Y en consecuencia yo empiezo a convertirme en una feminista acérrima. Empiezo a estudiar mucho más la teoría feminista.

El hombre puede convertirse al feminismo por empatía, pero efectivamente el hombre no sufre la discriminación.

Hay que tener presente que el patriarcado siempre ha querido controlar los cuerpos y las mentes de las personas. El sistema de dominación patriarcal implica que el hombre domina el cuerpo y la mente de la mujer. En Venezuela todavía, y eso ha sido siempre una lucha mía, si tú vas a pedir que te liguen las trompas, tienes que llevar al marido para que firme.

 
¿Cuál es su agenda de medidas concretas para Venezuela en el dossier LGBT que nos ocupa?

Además de la agenda general en materia materia económica y financiera (de la que es experta) para paliar la crisis económica que vive Venezuela, estamos en el proceso de proponer una reforma puntual a la Ley Orgánica de Registro Civil.

Esta permitiría: 1, el registro de uniones civiles, igualitaria; 2, el reconocimiento de las personas trans. Y 3, el reconocimiento de las situaciones internacionales: el que se ha casado fuera, que tiene una identidad fuera, que se lo reconozca en Venezuela.

El matrimonio igualitario tiene que ir. El chavismo le puso bloqueo a todo lo que tenía que ver con el matrimonio igualitario, desde varios frentes:

Uno, a través del Tribunal Supremo de Justicia dictó una decisión que ha sido la única que dice que las parejas del mismo sexo son ontológicamente diferentes de las parejas heterosexuales, y que en consecuencia cuando la Constitución habla de matrimonio entre un hombre y una mujer, sólo es entre un hombre y una mujer. Por ende, no puede haber matrimonio igualitario, tampoco puede haber uniones estables de hecho igualitarias. Lo único que puede haber (termina diciendo la sentencia), son otras formas de uniones civiles exclusivas para las personas homosexuales o igualitarias, distintas del matrimonio o de la unión estable de hecho. Es decir, es la sentencia más retrógrada que ha habido en el planeta tierra, y después hablan de revolución.

Dos, la reforma de la Ley Orgánica de niños y niñas adolescentes para prohibir la adopción igualitaria para parejas del mismo sexo.

Hablar de matrimonio igualitario en Venezuela implicaría reversar esa decisión del tribunal supremo de justicia. Pero el Tribunal ha declarado inconstitucionales prácticamente todas las leyes que ha dictado la Asamblea Nacional.

No obstante, las condiciones políticas cambiaron y yo soy de la opinión de que tenemos que exponer al chavismo, para ver dónde está, aprobando una ley de matrimonio igualitario. Si se atreven a declararla inconstitucional, podremos ver la verdadera naturaleza del régimen frente al tema LGBT. O eventualmente lograr primero el cambio del Tribunal Supremo de Justicia para reversar esa decisión, para luego hablar de matrimonio igualitario en Venezuela.

 
¿Ve que Venezuela está preparada para aceptar estos cambios?

Yo siempre hago la misma pregunta al revés: ¿será que estamos menos preparados que México, Brasil, Colombia, Ecuador, Uruguay, Argentina y Chile? No lo creo. Porque hoy en día todos esos países tienen igualdad. Matrimonio igualitario.

 
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Nota:
Esta entrevista ha sido posible gracias a CIVICUS, organizadora de la Semana Internacional de la Sociedad Civil 2016. Este congreso, con el lema “Ciudadanía activa, acciones responsables”, tuvo lugar en Bogotá (Colombia) a finales de abril. Durante el mismo se ofrecieron más de 30 eventos (centrados en la paz, inclusión, entorno habilitante y participación), a cargo de organizaciones líderes de la sociedad civil.

This article has been translated from Spanish.