Un arresto por “traición” y el cierre de un rotativo local sacuden la frágil democracia de Camboya

El descenso hacia una dictadura total es el último titular que cubre en letras blancas toda la portada del periódico, junto a una fotografía en la que aparece el arresto con nocturnidad del líder de la oposición camboyana, Kem Sokha.

Este fue el último disparo del rotativo The Cambodia Daily, un diario independiente en inglés que se imprimió por última vez la noche del domingo pasado, tras una implacable batalla en la que Hacienda le impuso el pago de 6,3 millones de dólares, sin dejarle otra salida.

En sus últimas horas, la plantilla se mantuvo fiel al desafiante lema del periódico: contar “todas las noticias, sin miedo y con imparcialidad”.

A lo largo de sus 24 años de vida, The Cambodia Daily —que tenía en plantilla a periodistas camboyanos y extranjeros— llevó al límite, día a día, la presión sobre las cifras que manejaba el Gobierno; amplificó la voz de los pobres y desarraigados y sus reporteros husmearon las historias sobre los temas más peliagudos, como la tala forestal ilegal y la corrupción, con frecuencia a riesgo de su propia vida.

The Cambodia Daily fue fundado en 1993 por el periodista estadounidense Bernard Krisher, que en abril de 2017 lo vendió formalmente a su hija, Deborah Krisher-Steele. La decisión de parar la rotativa del Daily tiene su origen en la legislación fiscal impuesta en agosto por el Ministerio de Hacienda. Coincide con la filtración a Fresh News, una web de noticias progubernamental, de una declaración acusando al periódico de no pagar el IVA y reclamándole una supuesta deuda de 6,3 millones de dólares o su cierre.

La dirección de The Cambodia Daily intentó negociar con el Ministerio cómo había llegado a esta suma astronómica, cuando el periódico llevaba con pérdidas desde hace casi una década. Pero Hacienda se mostró inclemente.

The Daily continuaría publicándose muchos años si el Gobierno no estuviera absolutamente decidido a cerrarlo”, afirma la redactora jefe Jodie DeJonge, en una entrevista concedida a Equal Times el viernes, antes del cierre del periódico.

Añade que, al Daily “se le exigió un cumplimiento inhabitual, porque normalmente… uno tiene la oportunidad de negociar; de pagar a plazos, de pasar por un procedimiento judicial que permita la posibilidad de recurrir”.

En una declaración publicada el sábado, el periódico anunciaba su cierre diciendo que “aunque pueda haber una diferencia legítima entre el Ministerio de Hacienda y los propietarios del Daily sobre qué cantidad se adeuda y desde cuándo”, se ha negado al periódico la posibilidad de apelar contra las alegaciones.

“El poder tributario es el poder de destruir”, dice la declaración, y después de 24 años y 15 días, el Gobierno camboyano ha destruido a The Cambodia Daily, una pieza especial y única de la prensa libre de Camboya”

La represión de los medios de comunicación

El cierre de The Cambodia Daily se suma al cierre ordenado el mes pasado por el Gobierno de 18 emisoras de radio y del think tank National Democratic Institute, financiado por los Estados Unidos.

El canto del cisne del periódico coincide con el repentino arresto de Kem Sokha, líder del opositor Partido del Rescate Nacional de Camboya. Según afirma su hija, está encarcelado en la CC3, una remota prisión a varias horas de la capital Phnom Penh.

Sokha está acusado de traición por un video publicado en internet en el que aparece hablando con varios simpatizantes, en Australia. Las autoridades afirman que se ve que está conspirando contra el Gobierno; el partido denuncia que el vídeo está muy editado.

En una declaración, el grupo de derechos humanos Forum-Asia reclama la puesta en libertad de Sokha y la retirada de todos los cargos que se le imputan.

“El Gobierno camboyano debe acabar con la represión y el acoso contra los medios de comunicación, la sociedad civil y partidos de la oposición”, afirma. “Camboya debe cumplir sus obligaciones nacionales e internacionales en materia de derechos humanos y respetar los valores de la democracia, si quiere que se consideren legítimas las próximas elecciones de 2018”.

En una entrevista concedida el viernes, Sophal Ear, profesor adjunto de Diplomacia y Asuntos Internacionales del Occidental College de Los Ángeles, afirma que sería prudente prepararse para lo peor y expresa su frustración con los benefactores de Camboya, que no han obligado al Gobierno a rendir cuentas.

“Los donantes internacionales son cómplices porque han permitido que suceda este desastre”, afirma. “No han dejado de procrastinar y todo está a punto de estallarles en la cara. El fin de la democracia camboyana se encuentra a la vuelta de la esquina”.

Con Sokha pendiente de juicio y Sam Rainsy, cofundador del partido CNRP, en el exilio desde hace casi dos años, la oposición camboyana carece de líder y el espacio para la información independiente se ha jibarizado con rapidez estas últimas semanas.

Con esto en mente, las elecciones nacionales del año próximo, que parecen ser el catalizador de la reciente represión, no serán más que un formalismo, concluye Ear.

El ministro de Información, Khieu Kanharith, que tiene competencia para supervisar los medios de comunicación en Camboya, colgó el teléfono cuando le contactamos el domingo por la noche.

Para DeJonge, que dirigió el periódico durante sus días más aciagos, su cierre dejará una profunda grieta.

The Daily siempre tuvo dos misiones: la de informar a la población camboyana y la de formar a la nueva generación de periodistas. El país estará mucho peor sin estas dos cosas”.

Este artículo ha sido traducido del inglés.