Un intermediario de confianza para reducir los riesgos de la trata en Camboya

Un intermediario de confianza para reducir los riesgos de la trata en Camboya
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Vun Vannary (nombre ficticio para proteger la identidad de la víctima) tenía veintiocho años cuando decidió en 2013 escuchar a una vecina y abandonar Camboya para buscar trabajo en China. Sus padres estaban ambos enfermos y la mujer prometía un trabajo estable como el que tenía su hija, que ya vivía en la potencia asiática.

“Decidí ir con el apoyo de esa mujer porque accedió a dármelo todo: el pasaporte, la visa, el billete de avión”, recuerda la camboyana en su casa en la rural provincia de Prey Veng, una de las más pobres del país. Vannary desconocía que su vecina, a través de la hija de ésta, la había vendido a una familia china y que su “trabajo” durante los próximos tres años consistiría en casarse con un hombre cuatro años menor que ella para otorgarle descendencia.

“[Ya en China], mi suegra me dijo: ‘he pagado mucho dinero por ti, así que no tienes derecho a preguntar (cuánto), sólo te quedas en casa y trabajas hasta que tengas un bebé para mi hijo, no necesitas ir a trabajar’”, cuenta Vannary.

Después de tres años de pesadilla, la camboyana consiguió finalmente regresar a su país, pero tuvo que dejar en China a una hija fruto del matrimonio forzoso.

 

Aumentar las opciones

Al igual que Vannary, cientos de miles de camboyanos deciden emigrar a otros países de la región donde los salarios son más altos. Es el caso de Tailandia, Malasia y, en los últimos años, China.

Solo en Tailandia, principal destino, el Instituto Tailandés de Investigación del Desarrollo cifra el número oficial de trabajadores camboyanos registrados en casi un millón. Son empujados a correr riesgos por varios factores como la corrupción burocrática a la hora de conseguir documentos, emergencias económicas y alto endeudamiento, la falta de formación para determinados puestos o la falta de información sobre las ofertas de empleo.

Es este último factor de riesgo el que quiere combatir el servicio de información de empleo “Bong Pheak” (Hermano/a Pheak), que fue lanzado por la ONG Open Institute en octubre de 2016 y forma parte del programa Contra la Trata de Personas (CTIP, en inglés) de USAID.

Según la investigación de Open Institute, la mayoría de camboyanos que se ven forzados a emigrar para buscar trabajo preferirían quedarse en Camboya, pero en muchos casos no encuentran empleo formal en su país de origen. Sin embargo, en Camboya existe demanda laboral. En una encuesta elaborada por USAID el pasado mes de septiembre, un 40% de hasta 120 empresas encuestadas afirmaron sufrir escasez de trabajadores tanto cualificados como no cualificados.

La plataforma en línea Bong Pheak utiliza las nuevas tecnologías para potenciar el método tradicional de búsqueda de empleo y contratación de empleo no cualificado: las recomendaciones a través de amigos y familiares. El 97% de las empresas se basan en recomendaciones de su plantilla como método primario de contratación, de acuerdo a un reciente informe del Open Institute. “Seguimos la manera en la que la gente encuentra trabajo, hay un componente muy importante y es la confianza”, dijo durante el lanzamiento del proyecto Javier Solá, director del Open Institute.

Moeun Tola, director ejecutivo de la organización de defensa de los derechos laborales Central, coincide en que la ineficiente distribución de información sobre las oportunidades de empleo es una de las razones por las que la gente decide asumir riesgos a la hora de migrar. “Hay una página web en un centro de trabajo que lleva el Gobierno, pero muy pocas personas en los pueblos usan internet. Conocen (la red social) Facebook, pero no están familiarizados con la búsqueda de trabajo a través de internet; escuchan la radio o hablan con un amigo o la familia, que les comentan oportunidades de trabajo”, indica Tola.

Los trabajadores, que cuentan en la mayoría de los casos con un teléfono inteligente gracias a la rápida penetración de internet en el país, introducen en la plataforma el teléfono de un familiar o amigo para una oferta de empleo. Como los candidatos en zonas rurales, donde vive el 80% de la población, tienen en su mayoría teléfonos tradicionales, el servicio les contacta mediante una llamada automática y les da la opción de ser contactados por el empleador en caso de estar interesados. “Dando acceso a la información lo que estamos haciendo es darles la posibilidad de elegir”, argumenta Federico Barreras, coordinador de Bong Pheak.

En su primer mes, la plataforma recibió 808 postulaciones, dentro de su bolsa de trabajo que tenía 124 anuncios y 1.580 puestos de trabajo disponibles, una cantidad “muy por encima de los objetivos que nos planteamos antes de lanzar Bong Pheak”, afirma Barreras.

 

Corrupción y riesgos internos

El programa CTIP está liderado en Camboya por la ONG internacional Winrock, y lo apoya también el Comité Nacional de lucha contra la Trata (NCCT, en inglés) del Gobierno. Sara Piazzano, directora del programa, considera que la clave está en que es un canal directo entre empleadores y empleados, lo que reduce el riesgo. “Es lo mismo con la migración, el problema todavía es que tienes sistemas en los que la gente no puede conseguir el pasaporte por ellos mismos, ni los documentos, siempre tienen que ir a través de otra persona”, indica Piazzano.

Tola argumenta que la “respuesta simple” por la que el Gobierno no mejora el proceso para conseguir un pasaporte es la corrupción sistemática, que hace que en algunos casos el proceso alcance un coste de 300 dólares USD o más y se demore meses.

Entre los riesgos más comunes dentro de la migración laboral al extranjero se encuentran el trabajo forzado en la industria pesquera, la construcción, la agricultura y el sector doméstico, o la trata de blancas.

Aun así Barreras reconoce que los riesgos de trabajo forzado existen también dentro de Camboya y asegura que los empleadores que estén dentro de su sistema son verificados y más adelante serán monitorizados. La plataforma llevará a cabo inspecciones que se prevén bianuales y pondrá a disposición de los empleados un sistema de denuncias frente al Comité Nacional de lucha contra la Trata, que podrá resultar en la expulsión de la empresa del sistema.

Los sectores que abarca la plataforma son los de manufactura, construcción, seguridad, hostelería, servicios y comercio, algunos de ellos en el punto de mira de los defensores de los derechos laborales. “La industria textil o de calzado, sobre todo, emplea a gente a través de contratos de corta duración, cinco o seis meses máximo y no deja que la gente se quede más de un año o dos años porque después (de ese lapso los empleadores) tienen que pagar un bonus de antigüedad, y la gente tiene derecho a otros beneficios como la baja por maternidad”, critica Tola.

“Debido de que no hay un salario mínimo universal (solo 140 dólares USD en el sector textil), la gente que trabaja en la construcción o servicios recibe el salario mínimo en función del favor del empleador”, añade el director ejecutivo de Central, que considera que la dependencia de propinas incentiva el comercio sexual.

Central estima que la industria textil emplea en Camboya a cerca de 800.000 trabajadores, un en un 90% mujeres; y la construcción da trabajo a entre 400.000 personas y medio millón, en una población de casi 16 millones de personas.

La subsecretaria general del NCCT, Ran Serey Leakhena, indicó durante el lanzamiento del servicio de búsqueda de empleo que cuando un trabajador camboyano emigra fuera del país, “no puede asegurar que no va a ser explotado”. No obstante, la lucha contra la trata se libra dentro y fuera de Camboya.

This article has been translated from Spanish.