Una huelga sin precedentes afecta a las universidades británicas: las pensiones, la punta del iceberg

Una huelga sin precedentes afecta a las universidades británicas: las pensiones, la punta del iceberg

El 22 de febrero de 2018 los estudiantes del University College de Londres apoyaron a sus profesores durante el primer día de la huelga contra la reforma de las pensiones

(Fanny Malinen)

Durante 14 días de febrero y marzo, y a lo largo de cuatro semanas se paralizarán muchas de las principales universidades británicas. Sus docentes van a hacer una huelga contra una nueva propuesta que podría reducir sus pensiones de jubilación en 10.000 libras británicas GBP (unos 13.900 dólares USD, alrededor de 11.180 euros) al año.

"La propuesta suprimiría todos los ingresos garantizados de las pensiones y los trasladaría a un ’plan de prestaciones definidas’ que dependería del antojo de los mercados de valores", explicó a Equal Times un portavoz del sindicato University and College Union (UCU) en vísperas de la manifestación.

"Esta huelga no tiene precedentes debido al nivel de los recortes, pero también porque hemos tratado por todos los medios de evitar la acción intentando que Universities UK, que representa a los empleadores, volviera a la mesa de negociación".

A pesar de que el UCU definió de "línea dura" la posición de las universidades, durante la tercera semana de las manifestaciones, a comienzos de marzo, este sindicato emitió un comunicado en el que señalaba que había tenido lugar "un acuerdo constructivo en relación a los temas en lidia. Se han previsto nuevas conversaciones para los próximos dos días". No obstante, las manifestaciones se mantienen.

Hasta sesenta y cuatro universidades se han unido a la huelga. Otras no consiguieron alcanzar el umbral mínimo de participación del 50% para la votación. Además, muchas universidades que se han inaugurado más recientemente están cubiertas por un plan de pensiones diferente.

Jamie Matthews es profesor de sociología en Goldsmiths (Universidad de Londres). "Si tengo la suerte de desarrollar una carrera profesional en la universidad, entonces seré más pobre cuando me jubile", explica sobre la propuesta de reforma de las pensiones.

Hasta la mitad de los trabajadores académicos están empleados mediante contratos precarios, ya sean de duración determinada o por horas. Matthews es uno de ellos y considera esencial que una carrera académica proporcione unas pensiones seguras.

"Otras profesiones tienen unas condiciones terribles después de la jubilación. La nuestra es, sin duda, una profesión relativamente privilegiada. Sin embargo, esto no puede convertirse en una carrera de mínimos. Los futuros ataques a las pensiones durante mi vida laboral parecen muy posibles, por lo que resulta aún más importante decir ’basta’ ahora e intentar resistir".

¿Y qué pasa con los estudiantes?

La huelga, que durará un período sin precedentes -hasta la fecha-, se ha organizado para una época del año en la que terminan los plazos para que los estudiantes entreguen sus trabajos y empiecen a prepararse para los exámenes.

"Como la universidad es un lugar de trabajo, las acciones de este tipo van a afectar a los estudiantes. Toda la gente que conozco se siente muy angustiada porque el empleador nos ha obligado a adoptar esta postura", explica Matthews. Asimismo, asegura que, a pesar de las molestias y la preocupación, la mayoría de los estudiantes apoyan a sus profesores, pero que "probablemente algunos de ellos nos estén maldiciendo".

"Los estudiantes se están endeudando enormemente para obtener una educación y les animan a pensar en ella como si fuera una relación de consumo. Según esta lógica, sienten que ’no están obteniendo el servicio que pagaron’".

Algunos estudiantes están utilizando la mercantilización de la educación para mostrar su solidaridad con sus profesores en huelga. En el King’s College y la Universidad de Londres, algunos estudiantes han solicitado a la universidad un reembolso total del costo de su matrícula para los días de la huelga.

"Es una injusticia que nos veamos obligados a pagar por nuestra educación. Los estudiantes se ven presionados financieramente a cruzar la línea de los piquetes de huelga. Si las universidades insisten en hacernos pagar, exigiremos que nos devuelvan el dinero en solidaridad con nuestros profesores en huelga y para luchar contra la explotación a la que nos someten las universidades", explica Robert Liow, que estudia Derecho en el King’s Collegey es el impulsor de la campaña.

Más de 126.000 estudiantes han firmado peticiones parecidas por todo el país, y el King’s College ha aceptado poner de lado los ahorros salariales procedentes de la huelga y emplearlos en beneficio de los estudiantes.

En 2012, las tasas de matrícula en las universidades inglesas y galesas (Escocia tiene un sistema diferente y ha mantenido las titulaciones universitarias gratuitas) se incrementaron hasta un máximo de 9.000 GBP (12.580 USD, 10.060 euros) al año. Las tasas sustituyeron a gran parte de la financiación gubernamental de las universidades, pero aumentaron la deuda media de los que se gradúan hasta alcanzar los más de 50.000 GBP (unos 69.378 dólares USD o 56.000 euros). Como el sistema de reembolso está vinculado a los ingresos, se espera que las tres cuartas partes de los graduados nunca ganen lo suficiente como para saldar totalmente sus deudas.

Tan solo seis años después de la aprobación de la reforma, la insostenibilidad del sistema de financiación basado en los préstamos se está haciendo cada vez más patente. El 19 de febrero de 2018, la primera ministra británica Theresa May anunció una revisión del sistema de financiación, pero descartó la eliminación de las tasas.

El sindicato UCU no cree que la revisión aborde suficientemente los problemas del sistema de financiación. "La insostenibilidad del actual sistema de financiación constituye un asunto de vital importancia y seguirá ejerciendo presión sobre el sistema en su conjunto", aseguró el portavoz tras apuntar que los cambios legislativos relacionados con la libertad de circulación y provocados por la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea también supondrán un reto para las universidades.

La mercantilización de la educación

La polémica reforma de las pensiones está en consonancia con la ’mercantilización’ del sector universitario, según Matthews. "El principal objetivo de la reforma es el desmantelamiento del riesgo colectivo (que actualmente se distribuye entre todos los trabajadores del sistema) y una individualización del mismo. Podemos ver claramente los procesos vinculados a la reforma (la financierización, el aumento de la competitividad y la vulneración de diferentes formas de colectividad) que han apuntalado reformas parecidas en la época neoliberal", asegura.

Como profesor puede observar de primera mano los cambios en el modo en el que los estudiantes se relacionan con sus estudios, "con un sentido mucho más acusado de que se trata de una inversión en el proyecto de autocreación al que todos estamos llamados como sujetos neoliberales.

Este hecho puede hacer que los estudiantes sean mucho más exigentes y, sin duda, que estén más estresados. El coste para la salud mental derivado de estos cambios es evidente para cualquiera que los haya presenciado", elabora.

El año pasado, el gobierno británico aprobó una nueva Ley sobre la Educación Superior y la Investigación. En dicha ley se definió el Marco para la Excelencia en la Docencia, un complejo sistema de mediciones que tiene como objetivo informar mejor a los estudiantes sobre sus opciones y reconocer y fomentar una docencia de excelente calidad. Sin embargo, existe cierto temor a que los indicadores que mide (la satisfacción de los estudiantes, la retención y los resultados de los graduados) tengan poco que ver con la docencia.

El UCU ha manifestado su preocupación por la posibilidad de que las universidades se centren en estos indicadores y abandonen, por ejemplo, la oferta de cursos de arte y humanidades que no producen graduados con un alto nivel de ingresos o renuncien a ampliar la participación, ya que los ingresos de los graduados se ven más afectados por el ámbito familiar, el género o el lugar de residencia que por la calidad de la docencia.

Reino Unido no es el único país que ha aprobado reformas educativas orientadas al mercado. El año pasado, Dinamarca (donde la universidad es gratuita) aprobó una reforma que vincula la financiación de las universidades al tiempo de finalización del grado y a los niveles de empleo de sus graduados. Además, limita el número de licenciaturas que pueden estudiar los alumnos para obligarles a graduarse más rápido.

En Finlandia, los docentes de siete universidades se declararon en huelga a comienzos de marzo para hacer oír su voz en cuestiones salariales que les afectan. Asimismo, los sindicatos que representan a los docentes universitarios han manifestado su preocupación por las condiciones del trabajo de investigación y la dependencia que muestran las universidades con respecto a los contratos temporales.

También, en febrero los sindicatos de estudiantes de Francia protestaron por los planes de reforma de la titulación preuniversitaria, es decir, del bachillerato de la enseñanza secundaria. El gobierno quiere que los estudiantes se especialicen antes eligiendo un reducido número de asignaturas, pero el sindicato nacional de estudiantes critica esta postura como una medida selectiva y teme que suponga una desventaja para los estudiantes de escuelas donde haya menos opciones o para los que se encuentren en ámbitos familiares que no les orienten a través del proceso.

Igualmente se está llevando a cabo una reforma de la educación superior en Australia, donde los planes del gobierno para recortar la financiación y bajar el límite del reembolso de los préstamos estudiantiles se han encontrado con una fuerte oposición.

¿Se está invirtiendo esta tendencia?

Aun así, existen varios ejemplos de resistencia a esta tendencia. El año pasado, el nuevo gobierno de Nueva Zelanda prometió que implementaría la educación gratuita por fases a partir de este mismo año. En Gran Bretaña, el partido laborista en la oposición se ha comprometido a hacer lo mismo.

"Conseguir que la educación fuera totalmente gratuita quitaría a los graduados la carga de la deuda. Además, si se financia a través de la imposición de impuestos a los ricos y a las empresas que se benefician de los graduados universitarios, el contribuyente medio británico se quitaría un gran peso de encima", afirma Liow.

Matthews cree que la huelga por las pensiones es una clara muestra de que existe una visión diferente para la universidad. "Por supuesto, esto supone una amenaza inmediata e importante, pero como la propuesta de reforma incluye todos estos ataques a la importancia y los valores de la educación, también favorece la posibilidad de una crítica más profunda y de un activismo más decidido", asegura.

Las señales ya son visibles. El 22 de febrero, durante el primer día de la huelga, en Goldsmiths, se manifestaron cientos de estudiantes en el exterior de la universidad. En muchas otras universidades de todo Reino Unido se replicaron las manifestaciones y acciones de solidaridad organizadas por miles de estudiantes y de diferentes ocupaciones.

Este artículo ha sido traducido del inglés.