Violencia machista en Internet: el ciberacoso que busca silenciar la voz de las mujeres

Cuando en 2012 la youtuber Anita Sarkeesian lanzó una campaña de financiación en Kickstarter (plataforma donde puede obtenerse financiación para proyectos creativos) para su serie de vídeos sobre la imagen de la mujer en los videojuegos Tropes versus Women no sabía la que se le venía encima.

“Imagina que todos y cada uno de los espacios en línea donde existes son atacados, bombardeados con insultos racistas y sexistas, con imágenes pornográficas modificadas con Photoshop con tu cara”, relata Sarkeesian en una entrevista en su web.

Dos años después, la etiqueta #Gamergate en Twitter, criticando cómo el debate sobre el sexismo y las “ideas progresistas” habían arruinado el encanto de los videojuegos, amplificó el acoso sobre Sarkeesian, sobre las gamers que la apoyaban públicamente y sobre diseñadoras de videojuegos como Zoe Quinn y Brianna Wu.

“Recibimos amenazas de muerte y de violación. Hubo varias amenazas de bomba en eventos en los que intervine”, añade Sarkeesian.

Mary Beard no es experta en tecnología; su fuerte es el mundo clásico. Esta catedrática de Cambridge participaba en 2013 en el programa de la televisión británica BBC Question Time. El debate –al que también asistió Nigel Farage– giraba en torno al encaje del Reino Unido en la Unión Europea y al necesario –o no– control de las fronteras en relación a la inmigración.

Su intervención, desmontando el argumento del UKIP del abuso que los ciudadanos comunitarios hacían del Estado de bienestar británico, generó, en palabras de Beard, “un nivel de troleo en Internet que nunca había experimentando y sobre el que merece la pena reflexionar”, por cuanto “podría desalentar a muchas mujeres a aparecer en público”.

 

Silenciar la voz de las mujeres

Con el título La furia de Internet o que diseccionen tu anatomía online, el blog de Beard denunciaba abiertamente el acoso: “Desde una página creada ad hoc, se ha discutido sobre mi vello público –si barro el suelo con él–, sobre si necesito echar un polvo, sobre la capacidad de mi vagina y sobre un plan para plantar una polla en mi boca”.

Sufrir esta experiencia llevó a la académica a una reflexión posterior sobre cómo, “incluso en la cultura contemporánea, se trata de silenciar en público la voz de las mujeres”.

Lo que Beard, Sarkeesian y mujeres con presencia en línea como la escritora y youtuber feminista Lindy West, la periodista del Daily Beast Olivia Nuzzi o la bloguera Anna Mayer, entre otras, han sufrido, es lo que ONU llama “Ciber Violencia contra Mujeres y Niñas” (Cyber-VAWG en inglés), un ciberacoso que, en el caso de todas ellas, se agudiza por su perfil público.

Había indicadores de que algo estaba pasando. Ya en 2014 la BBC llevó a cabo una encuesta en 17 países para conocer en qué forma hombres y mujeres accedían a la red y cómo se sentían en ella. Las respuestas revelaron una sensación creciente de inseguridad para expresar opiniones y puntos de vista –manifestada por uno de cada dos internautas–.

También en 2014, un estudio del Pew Research Center sobre el denominado “acoso digital” destacó la especial virulencia del ciberacoso hacia las mujeres de entre 18 y 25 años. Una investigación reciente de la empresa de antivirus Norton en Nueva Zelanda muestra igualmente la dimensión actual de un problema, cuyas víctimas hablan de “impotencia” e incluso de sentirse “violadas” y “abusadas”.

La Fundación Karisma –con sede en Bogotá, Colombia, y enfocada en tecnologías, libertad de expresión y equidad de género– participó en un estudio mundial, a iniciativa del la Web Foundation, para determinar si el acceso a Intenet estaba empoderando a la mujer. De esta participación sacó la pista sobre un posible fenómeno de “cibermisoginia”.

Al estudiar el caso concreto de Colombia, “los resultados en Ciudad de Bogotá revelaron una brecha entre hombres y mujeres y la violencia digital”, cuenta a Equal Times la experta en derechos humanos e investigadora de Karisma, Amalia Toledo.

“Esto nos llevó a un segundo estudio sobre la experiencia de mujeres periodistas colombianas, con gran visibilidad en Internet debido a su trabajo. Los resultados confirmaron que una mujer con una voz fuerte en los espacios públicos, que cuestiona conceptos y tradiciones, es sujeto de una violencia virulenta, en particular si habla de machismo o de derechos de la mujer. El objetivo es silenciarla, atacando sus relaciones personales y su aspecto físico, convirtiendo su cuerpo en un campo de batalla”, explica Toledo.

“El impacto de lo que sucede en la red es inhibitorio, limita la libertad de expresión de estas mujeres. Muchas deciden usar alter egos para hablar de temas como el aborto o, en el caso más grave, cerrar todas sus cuentas en redes sociales y salir de Internet. Lo triste es que lo veían como algo normal en el contexto colombiano”, añade.

“La violencia online no requiere ni el esfuerzo ni el coste del mundo offline y tiene un efecto multiplicador y amplificador”, afirma Toledo, destacando así una de las cualidades que la ONU le atribuye, la automatización. Las otras son anonimato, accesibilidad, que se puede ejercer a distancia, y perpetuidad –los textos e imágenes se multiplican y existen durante un largo periodo o indefinidamente–. Además, las características de la red permiten que sea ejercida, no solo por parejas o exparejas, sino por completos extraños.

Toledo se refiere a este fenómeno como cibermisoginia: “Vivimos en una sociedad machista y patriarcal que Internet reproduce. Esta violencia surge cuando las mujeres queremos opinar, cuestionar determinadas cosas en las redes sociales. Hablamos de misoginia porque muchas de estas formas de violencia digital revelan un odio a las mujeres”.

 

La Alerta Machitroll

Inspirándose en el Tumblr de la investigadora finlandesa Saara Särmä –su famoso All Men Panel donde el rostro de un juvenil David Hasselhoff garantiza que se trata de una reunión de expertos exclusivamente masculina–, la Fundación Karisma creó su propio sello para que los internautas denunciaran contenidos machistas en Internet: la Alerta Machitroll.

“La herramienta permite la captura de pantalla de contenidos públicos y cada usuario decide su nivel de machismo: si es ‘rescatable’ o ‘irrecuperable’. Les preguntamos qué tipo de información generó el comentario del machitroll y porqué lo han catalogado como recuperable o no. Buscamos que el internatuta reflexione sobre esto”.

La campaña, lanzada durante los 16 días de activismo contra la violencia de género, se ha convertido en una acción permanente y muy exitosa en América Latina, principalmente en países como Argentina, Paraguay y México, país este último donde “la cibermisoginia es brutal”, denuncia Toledo.

Desde Paraguay, la ONG TEDIC trabaja los derechos digitales en el Cono Sur. Recientemente han añadido el eje de género y usan la alerta machitroll. “Si bien el enfoque es construir y ocupar Internet con perspectiva de género, hemos abordado la violencia digital, lo que nos llevó a utilizar en twitter el hashtag #AlertaMachitroll de Colombia. Es un lenguaje divertido y claro para la Red, en cualquier país hispanohablante se entiende de qué se trata y se puede solidarizar la lucha a nivel regional, ya que la realidad es similar”, cuenta a Equal Times Mari Carmen Sequera, directora ejecutiva de la ONG.

“Para nosotras en TEDIC, Alerta Machitroll representa una campaña que ocurre en el mundo offline y se traslada al mundo online, ahondando en violaciones de derechos humanos –a falta de políticas públicas del Estado– o de desigualdades, como el machismo. Es decir, en esta infraestructura –Internet– se replica el machismo, no se frena, sino que se visibiliza a una escala mundial”, añade Sequera.

“Las discusiones en Paraguay sobre género y los movimientos feministas y LGTB están en una etapa incipiente en muchos sectores de la población. Pero hay un debate, una ola local y regional de discutir este tema que tiene mucho que ver con la tendencia mundial existente, por ejemplo la posición de las estrellas de cine, artistas, y espacios políticos donde se discute la paridad. Aprovechamos este auge y acompañamos la campaña #PorEllas que tiene por objetivo un proyecto de ley de igualdad para discutir sobre la violencia de género que también se ve en Internet”, comenta.

 

“La viralidad de la Red la usan los machistas, pero también el movimiento feminista”

Fundada hace seis años, la revista digital Pikara Magazine, propone “un periodismo de calidad con perspectiva de género”, contando historias que raras veces aparecen en los grandes medios. Esto les ha llevado a sufrir varios ataques, como cuenta a Equal Times una de sus periodistas, Andrea Momoitio.

“El caso de Forocohes es paradigmático. Es un espacio de machismo brutal y nos tienen mucha ojeriza. El año pasado propusieron atacarnos en masa, tirarnos los servidores abajo. Hicimos una captura de pantalla y los ridiculizamos (…). Respecto a los comentarios, en la revista respetamos lo que nos pide cada autora. En mi caso, los dejo abiertos, pero no los leo”, confiesa.

Para Momoitio, “lo de ciber se refiere solo al espacio. Es la misma violencia machista que las mujeres sufrimos en todos los ámbitos de nuestra vida. Puede ser que haya algunas especificidades, como el anonimato, ya que la igualdad –al menos formal– está lograda y nadie va a comportarse de esa forma en la calle”. Esta periodista se muestra preocupada porque se “desvíe la atención, y nos olvidemos de la violencia diaria”.

Respecto a la viralidad de la Red, Momoitio reconoce que “la usan los machistas, pero también el movimiento feminista”.

“En Pikara Magazine no tenemos una postura clara sobre los trolls. Un troll es una persona a la que le gusta polemizar en las redes por el placer de hacerlo. Pero, ¿hablamos de trolls o de machistas organizados?”, se pregunta Momoitio.

“Para acabar con este fenómeno debemos visibilizar, explicar que responde a una estructura heteropatriarcal que hará lo que sea para impedir que mejoremos nuestras vidas. Relativizar, pero no dejarlo pasar. Además, está todo muy interconectado, la parte legislativa sobre todo. Necesitamos hackers mujeres. Internet sigue siendo un espacio en manos de los hombres”, sentencia.

This article has been translated from Spanish.