Cientos de afganos continúan solicitando refugio en una iglesia de Bruselas

 

Huyendo de la guerra, de la inestabilidad política y de las persecuciones, miles de refugiados afganos llegan cada año a Bélgica.

En 2013, se presentaron casi 16.000 nuevas demandas de asilo en Bélgica, y el 9% de los solicitantes procedían de Afganistán, el principal país de origen de los demandantes de asilo en Bélgica, según informa la Comisión General de Refugiados y Apátridas en Bruselas.

A poco más de la mitad de estos demandantes se les otorgó algún tipo de estatus de protección.

Esos son los afortunados.

Desde hace tres meses, cerca de 200 refugiados afganos, algunos de los cuales han recibido un veredicto negativo a su demanda de asilo, viven en condiciones precarias en una vieja iglesia situada en el centro de Bruselas.

Mushtag Khaligyar, de 23 años, que lleva tres años viviendo en Bélgica y que sigue esperando que su solicitud sea aceptada, habla en nombre de sus compatriotas al decir que no puede regresar a su país.

“Si regreso, los talibanes me matarán. Ya no me queda familia allí. Estoy completamente solo.”

En la Iglesia de Beguinage en Bruselas hay otros cientos de casos como este.

Los refugiados – hombres, mujeres y niños – permanecen en la iglesia sin calefacción ni agua caliente, durmiendo en tiendas suministradas por el ayuntamiento, mientras esperan que concluya el procesamiento de sus demandas de asilo. En este campamento improvisado los niños no van a la escuela.

“Las personas cuyas demandas son rechazadas pueden presentar un nuevo recurso, pero tienen que tener nuevos motivos.

Si el caso vuelve a ser rechazado pueden abandonar el país de forma voluntaria. De lo contrario se arriesgan a ser repatriados a la fuerza”, explica Tine Van Valckenborgh, portavoz de la Comisión General de Refugiados y Apátridas.

Pero al no poder trabajar ni estudiar en Bélgica, estas personas permanecen en un limbo.

“Aunque desde el punto de vista práctico pueden quedarse en Bélgica mientras aguardan el resultado del examen de su solicitud, carecen de un estatus y de la posibilidad de trabajar y de encontrar alojamiento.

[Muchos viven] en la calle, y después de varios meses abandonan el país”, declara a Equal Times Jean-François Tamellini, Secretario Federal del sindicato belga FGTB/ABVV.

Mohamed, de 20 años, es el ejemplo perfecto. Domina el inglés y el holandés y tiene varios familiares que viven en Bélgica, pero su demanda ha sido rechazada en tres ocasiones.

“Lo único que quiero es estudiar aquí, trabajar y pagar mis impuestos. Si regreso a Afganistán, allí no tengo ningún futuro”, afirma.

 

Protestas

En los últimos meses, los refugiados afganos de Bélgica han organizado varias manifestaciones para llamar la atención sobre su situación apremiante, como fue el caso en diciembre de 2013, cuando llevaron a cabo una marcha hasta la ciudad de Mons, al sur del país, donde reside el Primer Ministro belga Elio Di Rupo, y una marcha de protesta de tres días desde Bruselas hasta la ciudad de Gante, al norte del país.

Los sindicatos belgas han escrito al Primer Ministro Di Rupo en apoyo a los demandantes de asilo, y han ofrecido también apoyo logístico durante las diversas manifestaciones que se han organizado.

Tamellini dice que varios afganos fueron arrestados durante las manifestaciones y que algunos de ellos fueron deportados.

Van Valckenborgh afirma que el asilo sólo puede otorgarse a los que puedan demostrar que el hecho de regresar a su país implica efectivamente un “verdadero riesgo de sufrir perjuicios graves”.

Pero se sabe que al menos una persona que había solicitado anteriormente asilo en Bélgica, un hombre llamado Aref, fue asesinado a su regreso a Afganistán.

Sin embargo, la agencia para los refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR) considera que la situación de seguridad en Afganistán no es segura en todas las partes del país en este momento y sigue siendo difícil evaluar las consecuencias de la retirada de las tropas de combate extranjeras programadas para finales de 2014.

“La situación en Afganistán continúa siendo muy inestable, las condiciones de seguridad no dejan de ser impredecibles y persisten las violaciones de los derechos humanos”, sostiene Frederik Smets del ACNUR Bruselas.

“Todas las solicitudes deben ser tratadas con cuidado, teniendo en cuenta toda la información necesaria sobre la situación en el país.

Después de todo, el hecho de regresar o no puede ser en definitiva una cuestión de vida o muerte.”