El Reino Unido no invierte en salarios dignos para los cuidados de la población adulta, ¿por qué cambiaría el rumbo?

El Reino Unido no invierte en salarios dignos para los cuidados de la población adulta, ¿por qué cambiaría el rumbo?

In England, local authorities fund social care services through their own revenue. There is no national government budget for adult social care, and it is separate from the National Health Service (NHS). In 2021/22, net local authority expenditure on care was £19 billion.

(John Birdsall/Alamy)

En sólo cinco años de trabajo en la asistencia social para adultos en Inglaterra, Tony Micklethwait (nombre ficticio) ha acumulado un catálogo de experiencias que ilustran cómo la escasez de fondos y personal ha llevado al sector a la crisis. “No es un trabajo para pusilánimes”, dice este joven de 24 años, que trabaja en turnos de 14 horas para una empresa privada de asistencia en Yorkshire, al norte de Inglaterra.

Micklethwait ha recibido formación para atender a adultos con autismo en residencias de forma personalizada. Pero la escasez de personal hace que a veces él solo deba atender a más de un adulto con necesidades complejas. Con poca antelación, los encargados han enviado a Micklethwait a otros centros para cubrir las carencias de personal, y para ayudar a adultos con los que no está familiarizado.

En algunos de los días más duros, Micklethwait ha tenido que lidiar con residentes que se autolesionaban o se mostraban agresivos. En ocasiones se ha visto obligado a llamar a la policía. “Una vez, un residente me golpeó con un iPad; el borde afilado me dio justo en la frente”, cuenta.” Se supone que no debemos hacernos cargo de residentes violentos –somos un servicio de no intervención–, pero lo hacemos". Después de este incidente, Micklethwait sufrió ansiedad y comenzó a llegar al trabajo temblando.

A pesar de estas exigencias, su salario está apenas unos céntimos por encima del salario mínimo interprofesional (SMI) legal para trabajadores mayores de 23 años, de 10,42 libras la hora.

Según el Congreso de Sindicatos (TUC), la solución a la crisis de la asistencia social para adultos pasa por abordar los salarios de miseria que perciben los cuidadores en el Reino Unido. En agosto se publicó A strategy for the care workforce (Una estrategia para el personal de los cuidados), un plan de acción histórico que ofrece soluciones a la crisis nacional de la asistencia social para adultos, el cuidado de niños y la educación infantil. En él se señala que “la inacción de los gobiernos, la escasez crónica de inversiones, un panorama de proveedores fragmentados y en gran medida privatizados, y la explotación generalizada de los cuidadores por parte de los empleadores, propiciada por la debilidad de los mecanismos de rendición de cuentas y de aplicación de las normas del mercado laboral” son los principales factores de la crisis, cuya magnitud se convirtió en un escándalo nacional durante la pandemia de covid-19.

Pero el meollo del asunto está en los salarios. El informe muestra que los cuidadores de adultos ganan sólo el 65% de un salario medio de empleado (21.500 libras anuales frente a 33.000 libras), por su parte, los auxiliares de guardería ganan menos del 58% del salario medio del Reino Unido (19.000 libras).

Micklethwait es uno de los nueve de cada diez cuidadores de Inglaterra que ganan menos de 15 libras por hora, una tarifa que, según el TUC, el Gobierno debería introducir para ayudar a poner fin a la crisis.

Según Skills for Care, el organismo de desarrollo de la mano de obra para la atención social de adultos dirigido por los empleadores en Inglaterra, en 2021-22, de los 1,79 millones de puestos de atención social de adultos que existen aquí, 165.000 estaban vacantes, lo que supone un aumento del 52% respecto al año anterior. Además, el 24% de los trabajadores están empleados con contratos de cero horas, que no ofrecen garantía de trabajo ni un mínimo de horas.

En el Reino Unido, la asistencia social está descentralizada, lo que significa que las cuatro naciones que lo componen gestionan sus sistemas por separado. Sin embargo, Abigail Hunt, responsable de política de servicios públicos del TUC, afirma que existen muchas similitudes entre Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte en cuanto a los retos de la asistencia social “tanto los del sistema actual, como los retos que enfrentan los trabajadores de la asistencia social”.

Hora de atajar los bajos salarios

¿Por qué los salarios son tan bajos? En Inglaterra, las autoridades locales financian los servicios de asistencia social con sus propios ingresos. No existe un presupuesto público nacional para la asistencia social para adultos, y es independiente del Servicio Nacional de Salud (SNS). En 2021-22, el gasto neto de las autoridades locales en asistencia fue de 19.000 millones de libras.

Un informe de la Comisión de Asistencia Social para Adultos de la Cámara de los Lores, publicado en diciembre de 2022, recomendaba al Gobierno que aumentara la asignación financiera a las autoridades locales para la asistencia social para adultos, y que se comprometiera a una “financiación realista, a largo plazo y protegida”. También pedía al Gobierno que abordara la cuestión de los bajos salarios.

En su respuesta, publicada en agosto de 2022, el Gobierno afirmó que ya había anunciado varias medidas nuevas, entre ellas 7.500 millones de libras de financiación adicional para la asistencia social de adultos en dos años, y permitir a los ayuntamientos aumentar los impuestos locales para financiar los servicios. En cuanto a la remuneración, dijo que la responsabilidad de determinar las tarifas recaía en las autoridades locales.

Y aquí radica la raíz del problema, según Hunt, la mayoría de las autoridades locales subcontratan la prestación de asistencia social a proveedores del sector privado. “En esencia, los proveedores operan principalmente con fines de lucro”, afirma. “En Inglaterra, Hemos visto una enorme falta de financiación del sector en los últimos años. Esto y otros factores han creado una tendencia a la baja en términos de salarios y condiciones”.

Hunt acusa al Gobierno de hacer recaer la responsabilidad de los salarios en los proveedores del sector privado. “El Gobierno desempeña un papel fundamental a la hora de establecer un buen marco de derechos laborales”, afirma. “Todos los caminos conducen al Gobierno central. De lo que estamos hablando con la asistencia social es de una parte crítica de nuestra infraestructura social y económica”.

La mala remuneración de la profesión se manifiesta de diferentes maneras. La progresión salarial es escasa. Los trabajadores con cinco años de experiencia o más reciben en promedio sólo 10 peniques más por hora que el personal nuevo. “El sector no recompensa las cualificaciones y la experiencia, lo que supone un verdadero reto para quienes desean permanecer en el a largo plazo”, afirma Hunt.

Los trabajadores a domicilio que se desplazan de una cita a otra no suelen cobrar el tiempo de viaje. Esto puede hacer que estos trabajadores ganen una cantidad inferior al SMI. “Consideramos que se trata de un tipo de robo salarial que urge abordar”, afirma Hunt.

Los trabajadores con contratos de cero horas rara vez perciben el subsidio de enfermedad, y a los contratados como Micklethwait también se les niega esta prestación. Micklethwait necesita un justificante médico para cobrar el subsidio de enfermedad por los días no disfrutados como vacaciones anuales. “Trabajamos con personas enfermas que son más susceptibles a todo”, señala. “Pueden estar vomitando y defecando por todas partes y tienes que lidiar con ello, y acabas enfermando tú también. Luego te castigan por estar enfermo”. Añade que sus jefes “se reirían” si pidiera la baja para hacer frente al agotamiento mental.

“Hay altos niveles de estrés y agotamiento porque los empresarios no apoyan a los trabajadores”, afirma Hunt. La falta de formación y equipos para el personal hace que la salud y la seguridad en la profesión sean muy preocupantes. El trabajo asistencial puede implicar, por ejemplo, tener que levantar a los pacientes. “El índice de lesiones es un problema enorme”, afirma Hunt. “No vemos que se invierta en tecnologías de nivel bastante básico para, por ejemplo, ayudar a la inmovilidad existente”.

¿Hora de introducir la negociación colectiva?

Para hacer frente a estos problemas, el TUC quiere que el sector establezca un Acuerdo Salarial Justo para negociar unas normas mínimas de empleo en la asistencia social. Un salario de 15 libras por hora reconocería las capacidades de los trabajadores de la asistencia y abordaría la discriminación histórica. Los estudios más recientes de Skills for Care muestran que el 82% de los trabajadores del sector de la asistencia social para adultos en Inglaterra son mujeres; además, el 23% lo copan personas negras, asiáticas o de minorías étnicas (frente a un 15% cuando se trata de todos trabajadores). “En última instancia, de lo que estamos hablando es que, en muchos casos, muchas mujeres discriminadas, incluido un número desproporcionadamente alto de mujeres negras, asiáticas y de minorías étnicas puedan poner comida a la mesa”, afirma Hunt.

Los datos también muestran un enorme repunte en el número de trabajadores migrantes de atención social en el Reino Unido, debido a la escasez significativa y prolongada de trabajadores: en 2022-23, se contrataron 70.000 trabajadores internacionales para los cuidados, lo que significa un aumento de 50.000 trabajadores respecto a 2021-22.

El TUC calcula que un aumento salarial de la asistencia social impulsaría la economía inglesa en 7.700 millones de libras. Esto se debe a que el coste neto para el gobierno de financiar la subida sería inferior a la inversión inicial necesaria, ya que la Tesorería británica recaudaría a cambio un mayor impuesto sobre la renta y tendría que pagar menos prestaciones en el trabajo. “Esencialmente, el salario de miseria que reciben ahora muchos cuidadores está siendo subvencionado por el Gobierno a través de las prestaciones laborales”, afirma Hunt.

El TUC cree que una forma de conseguir salarios más justos es que las autoridades locales fijen las tarifas salariales con los proveedores privados en la fase de licitación del encargo de servicios. Otra opción es que los ayuntamientos internalicen los servicios asistenciales. “Vuelve a haber una cierta tendencia a la internalización, pero en realidad es minoritaria”, afirma Hunt.

En Gales, donde existen retos similares en el ámbito de la asistencia social, el gobierno se ha comprometido a garantizar que los trabajadores reciban el salario digno del Reino Unido, de 10,90 libras la hora. Este salario lo fija la Living Wage Foundation y, a diferencia del SMI, es voluntario y se aplica a los trabajadores mayores de 18 años. Sin embargo, Natalie Grayson, organizadora nacional de asistencia del sindicato general de trabajadores GMB, afirma que las empresas privadas de asistencia pueden optar por no aceptar el dinero adicional si conlleva demasiadas limitaciones.

Grayson afirma que la asistencia social para adultos es un sistema fallido que necesita una profunda revisión. El sindicato GMB quiere que la asistencia social se agrupe en un “Servicio Nacional de Asistencia” que funcione con un modelo comparable al del SNS. “Dondequiera que voy y hablo con nuestros afiliados, nos preguntan por qué el personal del SNS puede negociar su salario a escala nacional y nosotros no”, afirma. “El personal asistencial es más numeroso que el del SNS, y las cualificaciones son muy similares. La negociación colectiva es el primer nivel de inversión que deseamos”.

En los países europeos, los grandes proveedores privados de asistencia están empezando a entablar negociaciones colectivas con la Unión Europea, según Grayson. En septiembre de 2022, la Comisión Europea publicó una Estrategia Europea de Asistencia en la que recomendaba a los países promover la negociación colectiva y el diálogo social como medio de mejorar los salarios y las condiciones de trabajo.

El sindicato GMB también reclama el salario de 15 libras a través de su campaña Fight For £15 (Lucha por las 15 libras) y afirma que el aumento animará a los trabajadores a volver al sector. Según una encuesta realizada entre sus miembros y publicada por Equal Times, el 94% cree que los bajos salarios desaniman a las personas que trabajan en el sector de la asistencia.

A pesar de la multitud de retos, los trabajadores de la asistencia social para adultos están comprometidos con sus funciones. Los miembros de GMB encuestados afirman mayoritariamente que la razón por la que trabajan en la asistencia es “marcar la diferencia”. Micklethwait afirma que la asistencia es su vocación y que está orgulloso de su trabajo. “Sé que no se debe utilizar esta palabra en la asistencia”, afirma. “Pero realmente quiero a mis residentes”.