En Uganda, los cazadores de virus buscan indicios de la próxima pandemia

En Uganda, los cazadores de virus buscan indicios de la próxima pandemia
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Según una investigación de la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 75% de las nuevas enfermedades que han afectado a los seres humanos en la última década fueron causadas por patógenos transmitidos por animales. Algunas de estas enfermedades zoonóticas, como por ejemplo el ébola y la covid-19, han provocado importantes crisis sanitarias mundiales.

El Proyecto Global Virome estima que más de 1,6 millones de virus desconocidos acechan actualmente en los animales. De este número, aproximadamente 700.000 tienen el potencial de infectar y causar enfermedades en los seres humanos.

 

Tourists from Canada and the US take pictures of a gorilla at Uganda’s Bwindi Impenetrable National Park in May 2022.

Photo: Pablo Garrigós Cucarella

Los turistas internacionales pagan una entrada de 700 USD (unos 687 euros) para caminar por el Parque de la Selva Impenetrable de Bwindi, hogar de gorilas de montaña en peligro de extinción y otras especies de vida silvestre. El parque situado en el suroeste de Uganda es uno de los lugares que ha sido identificado por la comunidad científica internacional como un lugar propenso a los contagios zoonóticos, es decir, la transmisión de patógenos de animales salvajes a los seres humanos.

Los turistas extranjeros vienen de todas partes del mundo para ver a los gorilas de montaña, que hasta la fecha no pueden sobrevivir fuera de su hábitat natural en el parque de Bwindi, el Parque Nacional Mgahinga en Uganda, el Parque Nacional de los Volcanes de Ruanda y el Parque Nacional Virunga de la República Democrática del Congo.

 

A panoramic view of Bwindi Impenetrable National Park. Hilltops in Rwanda and the Democratic Republic of Congo, both located a few kilometres from the Ugandan national park, can be seen in the background.

Photo: Pablo Garrigós Cucarella

Además de los gorilas de montaña en peligro de extinción, los parques nacionales en Uganda, Ruanda y la República Democrática del Congo albergan muchas otras especies. El parque de Bwindi, por ejemplo, ha sido catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1994 debido a su excepcional biodiversidad. La UNESCO observa que las colinas onduladas y empinadas del parque son el hogar de cientos de especies de árboles, aves y mariposas, así como de chimpancés, babuinos, monos y murciélagos.

 

The Gorilla Doctors team, led by chief veterinarian Bernard Ssebide, operate on a gorilla caught in a snare left by a poacher. They will also take blood, saliva and nasal samples to determine the presence of pathogens in the animal’s body.

Photo: Pablo Garrigós Cucarella

El doctor Bernard Ssebide es veterinario jefe en Gorilla Doctors. La misión original de la ONG para tratar a los gorilas de montaña se ha ampliado para trabajar con el centro de información de las enfermedades infecciosas emergentes, EpiCenter for Emerging Infectious Disease Intelligence (EEIDI), en la Universidad de California, Davis, en Estados Unidos. Como parte de esta colaboración, el personal de Gorilla Doctors ahora busca virus y patógenos con el potencial de causar la próxima epidemia o pandemia, y trata de reducir la posibilidad de que las enfermedades pasen de los animales a los seres humanos en Bwindi. Ssebide comenta a Equal Times que los murciélagos y primates viven e interactúan con una población relativamente elevada de turistas y habitantes locales en Bwindi, lo que hace que un nuevo brote sea “inevitable”.
 

A red-tail monkey jumps between buildings at Bwindi Community Hospital.

Photo: Pablo Garrigós Cucarella

Sin las medidas adecuadas, Bwindi tiene el potencial de convertirse en la zona cero de la próxima epidemia o pandemia mundial, Ssebide.

Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, el organismo de investigación biomédica más grande del mundo, están de acuerdo con el doctor Ssebide. Han identificado a Bwindi como uno de los centros mundiales para virus y otros patógenos con el potencial de causar el próximo VIH/sida, covid-19, viruela del mono, marburgo, fiebre amarilla, ébola o virus Zika debido a su rica biodiversidad, el elevado número de visitantes internacionales y su ubicación geográfica. El parque Bwindi se encuentra a pocos kilómetros de las fronteras terrestres con Ruanda y la República Democrática del Congo, y un visitante que se infecte con un virus en el parque podría propagarlo a otras partes del mundo en un breve lapso de tiempo.

 

Dilly Muhumuza from Gorilla Doctors collects saliva samples from baboons on the park’s edges.

Photo: Pablo Garrigós Cucarella

La doctora Christine Kreuder Johnson, directora del EpiCenter for Disease Dynamics y profesora de medicina y epidemiología en la Universidad de California Davis, indica que el papel de su equipo es financiar y determinar a través de modelos de dónde podría provenir una enfermedad infecciosa emergente. “Esta labor nos da la oportunidad de elaborar modelos predecibles sobre la época del año y el tipo de regiones o zonas que pueden suponer un riesgo para la población”, comenta Johnson.

 

A specimen of Aedes Aegypti is analysed by Jelica J Joyner, team leader of EEIDI’s mosquito programme. This type of mosquito can carry zoonotic diseases like the dengue virus, yellow fever virus, Chikungunya virus and Zika virus.

Photo: Pablo Garrigós Cucarella

El equipo de Ssebide incluye tres veterinarios ugandeses, Nelson Bukamba, Dilly Muhumuza y Ricky Okwir, y una investigadora estadounidense, Jelica J. Joyner, que supervisa el programa de mosquitos del centro de investigación EEIDI. El equipo recolecta regularmente muestras de murciélagos, primates e insectos en el parque Bwindi. Después de las pruebas preliminares, las muestras se envían al Instituto de Investigación de Virus de Uganda, donde se analizan para detectar virus con el potencial de afectar a los seres humanos, explica John Kayiwa, director del laboratorio del instituto. El instituto de investigación local también analiza muestras de pacientes en el Hospital Comunitario de Bwindi, que está dirigido por una ONG estadounidense. Los pacientes con erupción cutánea, trastornos hemorrágicos o fiebres superiores a 38 °C que viven cerca del parque Bwindi son sometidos a nuevas pruebas de detección de enfermedades infecciosas como parte del proyecto EEIDI.

Si en las muestras humanas o animales analizadas se encuentra una enfermedad infecciosa con la capacidad de afectar a los seres humanos, se alerta al Ministerio de Salud de Uganda, que a continuación se dedica con la población local a rastrear los contactos de las personas infectadas. “Se trata de saber qué enfermedades infecciosas existen, dónde, cómo pueden pasar a las personas y qué puede hacerse para mitigar la transmisión por esa vía. O bien, si la enfermedad se ha transmitido de los seres humanos a los animales, ¿puede detectarse suficientemente bien?”, explica Ssebide.

La OMS señala que las enfermedades que se transmiten de los animales a los seres humanos van en aumento. Según la OMS, la mejor manera de frenar el incremento de estas enfermedades zoonóticas en África es utilizar el “enfoque One Health”, que une a médicos, veterinarios y comunidades locales para abordar las necesidades de atención médica tanto de seres humanos como de animales. “Las enfermedades zoonóticas son causadas por situaciones de contagio de animales a los seres humanos. Solo derribando los muros entre disciplinas podremos abordar todos los aspectos de la respuesta”, asegura Matshidiso Moeti, directora regional de la OMS para África.

 

Miriam Kyomugisha has brought her son Jon, who is suffering from severe dehydration, to Kayonza Health Center III, which offers free health care.

Photo: Pablo Garrigós Cucarella

Kate Tushabomwe, oficial sanitaria del distrito de Kanungu, que alberga el parque Bwindi, observa que el mundo desarrollado necesitará aumentar las donaciones al sector sanitario de Uganda para abordar las necesidades de atención médica de seres humanos y animales en lugares como Bwindi. Señala que el sistema de atención sanitaria del país ya está abrumado por la lucha contra enfermedades como el VIH/sida, la tuberculosis y la malaria, y condiciones como la malnutrición. En teoría, el gobierno de Uganda proporciona atención médica gratuita. Pero el sistema de salud pública del país padece una grave falta de financiación. En un discurso pronunciado el mes de julio, el ministro de Finanzas del país, Matia Kazaija, por ejemplo, anunció que solo se destinaría el 7,6% del presupuesto del país a la sanidad en los próximos 12 meses. Sin embargo, Uganda, junto con otros países de la Unión Africana, se comprometió a destinar al menos el 15% de su presupuesto nacional a la sanidad pública cuando firmó la Declaración de Abuja en 2001.

La falta de financiación crónica afecta a la moral de los trabajadores sanitarios y también provoca la falta de medicamentos y equipos adecuados. Las enfermeras del Centro de Salud Kayonza III, un centro de salud público local, por ejemplo, solo pueden ofrecer a los pacientes paracetamol, sin importar la enfermedad que padezcan. En conjunto, estos factores hacen que los residentes recurran a la automedicación y a los curanderos tradicionales. En lugares como Bwindi, donde es crucial que los pacientes se sometan a pruebas para detectar nuevos patógenos, esta situación puede suponer un peligro para la salud mundial. Haven Nahabwe, responsable de salud pública en el Hospital Comunitario de Bwindi, también cree que el primer paso para reducir la exposición a futuros brotes y prevenir una nueva pandemia sería aumentar la inversión en los sistemas sanitarios africanos. “Debería ser la prioridad número uno para la comunidad internacional si realmente se quiere evitar otra pandemia”, concluye.

La realización de este artículo ha sido posible gracias a los fondos para el periodismo de la Fédération Wallonie-Bruxelles y de Fonds Pascal Decroos.