Jugar al fútbol en equipo, la terapia que trata los trastornos mentales en Islandia

Jugar al fútbol en equipo, la terapia que trata los trastornos mentales en Islandia

FC Sækó coach Bergϸór Grétar Böðvarsson gathers his team before a warm-up in May 2019. Having himself experienced intellectual disabilities at a younger age, he shares his experience, acting as an intermediary between occupational therapists and the players.

(Sébastien Roux)
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Está a punto de cumplir uno de sus sueños: pisar el césped verde de Laugardalsvöllur, el mayor estadio de Islandia. Björn Breki Magnússon, el benjamín del equipo con 20 años, saborea este instante rodeado de otros jugadores mayores. De estatura imponente, juega como defensa del FC Sækó desde principios de 2018. Su presencia sobre el terreno, que no se debe a un traspaso millonario, forma parte de una terapia que ofrece una oportunidad importante de aprendizaje.

“Sigo un tratamiento para afrontar los episodios de psicosis, pero tomar medicamentos no soluciona todo. Al entrar en el equipo el año pasado, encontré un espacio en el que desarrollarme plenamente. Aquí tenemos responsabilidades: dos entrenamientos semanales y partidos durante todo el verano en la Gold League, una liga de aficionados”, explica antes de irse a calentar bajo la mirada de Eiður Smári Guðjohnsen, un antiguo futbolista internacional islandés de renombre.

Este entrenamiento es todo un acontecimiento para el FC Sækó: normalmente, solo los jugadores profesionales de la selección islandesa disputan encuentros internacionales en este campo. La asociación de fútbol de Islandia (KSÍ) ha querido hacer algo especial y poner de relieve este proyecto dirigido conjuntamente por el departamento psiquiátrico del hospital universitario de Islandia y un centro de rehabilitación que propone actividades deportivas y culturales a personas que padecen problemas de salud mental. Se trata de una segunda recompensa para este pequeño club aficionado, que ya ganó uno de los Premios del Fútbol Base de la UEFA en otoño de 2018, por ser un proyecto que fomenta la vida activa y social y acabar con el aislamiento de las personas.

Ocho años después de que se creara el FC Sækó, una treintena de personas juegan en este equipo con sede en Reikiavik, la capital islandesa.

Estos hombres y mujeres, de edades comprendidas entre 20 y 60 años, padecen uno o varios problemas mentales enumerados por la OMS: bipolaridad, tendencia a la depresión, esquizofrenia, trastornos obsesivos o trastornos del espectro autista.

Igual que Björn, la mayoría descubrió el proyecto por recomendación de terceros en las estructuras especializadas: “Voy varias veces a la semana a Laugarásinn, un centro vinculado al hospital universitario de Islandia, para hacer otras actividades colectivas. Me siento más tranquilo cuando estoy en contacto con otras personas. Espero poder encontrar pronto un trabajo, por ejemplo, como vendedor”, se imagina mientras guarda sus botas al terminar el entrenamiento.

“Mostrarles que no están solos”

Islandia a menudo se presenta como un modelo de sociedad en cuanto a igualdad entre hombres y mujeres. Con una población inferior a 350.000 habitantes, la atención a las personas vulnerables se centra en el contacto humano: “No se les considera enfermos. Lo importante es reunirlos, mostrarles que no están solos y que pueden jugar al fútbol, el deporte más popular en Islandia. Pueden venir a vernos al hospital o al campo de fútbol si se encuentran más cómodos. No estamos aquí para restringir sus hábitos ni darles una dieta específica. Preferimos funcionar gradualmente para devolverles la confianza en sí mismos y desarrollar su autonomía”, explica Bergϸór Grétar Böðvarsson, entrenador del FC Sækó y uno de los pilares desde su creación.

Este hombre de 52 años también sufrió una discapacidad intelectual cuando era joven durante su formación profesional en el sector de la construcción y la carpintería. Su experiencia se convirtió en su fuerza. Responsable del proyecto Notandi spyr notanda (literalmente “los usuarios preguntan a los usuarios”) desde 2010 en el centro de rehabilitación Hlutverkasetur, también se implica en calidad de representante de los usuarios en diversas estructuras, como el departamento psiquiátrico del hospital universitario de Islandia y laAlianza islandesa de salud mental. Su función es hacer de intermediario entre un equipo de ergoterapeutas y las personas que padecen problemas de salud mental para determinar mejor las expectativas de cada uno.

Para llevar a buen término su misión, puede contar con el apoyo incondicional de Rafn Haraldur Rafnsson, director del departamento psiquiátrico del hospital universitario de Islandia: “El fútbol es una de las opciones que ha puesto en marcha Bergϸór. También ofrecemos actividades relacionadas con la gestión del estrés, paseos en la naturaleza, natación, bádminton o acupuntura. En estos momentos, unas 200 personas se benefician de nuestros servicios. Estas actividades sanas permiten reducir la toma de medicamentos y mejorar su calidad de vida durante el tratamiento”. En 2015, realizó un estudio con otros tres investigadores islandeses sobre los efectos de una actividad física en personas que padecen esquizofrenia. El resultado es rotundo: al cabo de 20 semanas, la calidad de vida de los pacientes, de edades entre 21 y 31 años, mejoró y su nivel de ansiedad y estrés disminuyó.

Airear la mente, estirar las piernas

Entrenarse en los campos de hierba sintética de Reikiavik es una cosa, viajar a la otra punta del país en autobús con sus compañeros de equipo es otra. Antes de que empezara la temporada estival, Bergϸór Grétar Böðvarsson organizó una sesión de preparación en Akureyri, la segunda ciudad del país, situada al norte de la isla. “Durante tres días, los jugadores salen de su rutina. Hemos alquilado un albergue con habitaciones compartidas. Muchos están acostumbrados a vivir solos. Este tipo de experiencia es un paso más hacia un cambio más profundo”.

En este contexto, el viaje se convierte en una terapia, donde aprender a convivir es más importante que marcar goles. Sentado en el sofá del salón, Jóhann Ingi Kristinsson, portero de 34 años, busca las palabras antes de hablar. Aunque balbucee mucho y le cueste mirar a su interlocutor a los ojos, es obvio que le hace mucha ilusión recordar a su equipo:

“Tengo dificultades con las interacciones sociales. Paso mucho tiempo en casa con mi gato, pero cuando nuestra selección nacional participó en la Eurocopa 2016 en Francia, vi la emoción de este deporte. Justo después me apunté al FC Sækó”, dice.

“En 2018, gracias al equipo, subí a un avión por primera vez en mi vida. Fuimos a Noruega para conocer a otros equipos. Ser portero significa mucho para mí. Estar aquí me permite tener estos contactos que tal vez en otro sitio no podría tener”, añade.

Bergϸór está cerca y escucha su relato con atención, con una sonrisa en los labios. Sabe que la convivencia no siempre resulta fácil. Como entrenador, Bergϸór logra responder a las necesidades de cada uno gracias a los consejos de los médicos y a la ayuda de los ergoterapeutas y otros voluntarios.

Un proyecto que sirve de inspiración a otro

En Akureyri, el punto culminante de esta preparación estival es el encuentro amistoso contra el FF Múrbrjótar. Se trata de un club que comienzan a conocer bien por un motivo particular: Haukur Snær Baldursson, el entrenador de este equipo, se inspiró en el FC Sækó para reproducir este proyecto a 388 kilómetros de la capital. “Cuando vi los viajes del FC Sækó a Escocia, Inglaterra y Noruega, quise hacer lo mismo aquí con el deseo de que personas que suelen estar solas jugaran juntas y que participasen en su reinserción social”, recuerda, mirando como entrenan ambos equipos.

Bergϸór admite que no dispone de datos precisos sobre los resultados terapéuticos de este proyecto: “Actualmente mantenemos conversaciones con los médicos que tratan a los jugadores para obtener más información sobre los efectos de estos momentos con el balón. Lo más importante sigue siendo la evolución que vemos ante nuestros ojos a lo largo de las semanas”.

“Jóhann y otros jugadores del equipo participaron, por ejemplo, en el maratón de Reikiavik el 24 de agosto. Su participación, además de para tener más aguante, sirvió para recaudar 134.500 coronas islandesas (unos 965 euros) para los futuros proyectos del FC Sækó”, abunda. Por otra parte, Jóhann, el portero, acaba de encontrar trabajo en un taller de confección de muebles escolares que acoge y reintegra a personas que sufren diversas discapacidades.

Su sueño de que este tipo de iniciativa se reproduzca en toda Europa coge forma poco a poco: “Mi ambición es invitar a los diferentes equipos que nos han recibido desde 2014 a Reikiavik para crear el torneo del FC Sækó. El año que viene iremos a España. Además de visitar el campo del Real Madrid, espero reunirme con personas en la misma situación que nosotros para animarlas a poner en marcha este tipo de proyecto fuera de Islandia”.

This article has been translated from French.