¿Representa la inteligencia artificial una oportunidad para la inclusión social y profesional de las personas con discapacidad?

¿Representa la inteligencia artificial una oportunidad para la inclusión social y profesional de las personas con discapacidad?

Gert Jan, a paraplegic patient at the Lausanne University Hospital, performs walking tests with the help of a brain-spinal cord interface developed by researchers, Lausanne, Switzerland.

(Gilles Weber)
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La inteligencia artificial (IA) no cesa de desarrollarse en numerosos ámbitos. En el caso de las personas con discapacidad, ya ha demostrado su capacidad para mejorar su vida cotidiana: aprender de nuevo a caminar gracias a una interfaz cerebro-médula espinal, asistentes de voz que funcionan con IA (como Olga Phone o Google Assistant, que facilitan el uso de los teléfonos inteligentes por personas con discapacidad visual, por ejemplo), algoritmos de aprendizaje que permiten a los ordenadores descifrar la intención del usuario y anticiparse a una orden, etc.

En la Unión Europea, alrededor de 87 millones de personas tienen algún tipo de discapacidad, lo que a veces puede excluirlas del mundo del trabajo, e incluso de la sociedad. Con una tasa de empleo de las personas con discapacidad en la UE del 50,8% (para las personas de 20 a 64 años), en comparación con el 75% de las personas sin discapacidad, según las cifras publicadas por el Parlamento Europeo en junio de 2020, existe margen para mejorar la integración profesional de estas personas.

En primer lugar, dado que el acceso al empleo comienza por el acceso a la formación, es necesario formular la pregunta siguiente: ¿cómo se puede ayudar a las personas con discapacidad a aprender mejor por sí mismas con las herramientas que ofrece la IA?

Impact AI es un colectivo francés de reflexión y acción constituido por entidades, empresas emergentes o escuelas que forman a los futuros analistas de datos. Los diferentes miembros buscan juntos soluciones que permitan crear “condiciones favorables a una IA centrada en el ser humano”.

Se han llevado a cabo investigaciones en colaboración con la asociación EdTech para estudiar las necesidades específicas (según los tipos de discapacidad: auditiva, visual, física, cognitiva…) e identificar las soluciones tecnológicas existentes. En general se basan en algoritmos potentes y software inteligente, capaces de analizar datos y generar respuestas a determinadas órdenes.

Facilitan, por ejemplo, el reconocimiento y análisis de imágenes, la lectura de labios, la transcripción del audio en texto (dictado, generación de subtítulos), la traducción al lenguaje de signos, etc.

Roger Voice forma parte de los proyectos apoyados y presentados. Se trata de una “solución que asocia el reconocimiento automático de la palabra a la entonación de la voz” creada para las personas sordas o con deficiencia auditiva. El programa ISIcrunch es una solución que permite utilizar nuevos métodos para la producción de textos en línea (en formato ebook o epub). La IA permite digitalizar materiales didácticos y transformarlos a formatos accesibles.

Aumentar la disponibilidad de recursos digitales para personas que tienen discapacidades sensoriales o cognitivas es un desafío importante para la inclusión y el futuro del trabajo, y también es objeto de un tratado internacional entre la Unión Europea y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.

Integración en el mundo del trabajo: obstáculos y perspectivas

Jan Ramon, investigador del Instituto nacional de investigación nacional de investigación sobre ciencia y tecnología digitales (INRIA, por sus siglas en francés) admite: “La integración en la vida profesional es mejor gracias a la tecnología”. Algunos trabajadores con discapacidad utilizan, entre otras cosas, la transcripción automática o el reconocimiento de texto como soporte en sus tareas. “Creo que en los próximos años, la IA ayudará [cada vez más] a estas personas. Pero todavía es un poco pronto”. Considera que, por el momento, los últimos desarrollos en el ámbito de la IA aún están destinados a un público amplio, sin centrarse todavía en las personas con discapacidad.

Federico Camporesi trabaja en la Asociación de investigación y formación sobre la integración en Europa (ARFIE, por sus siglas en francés) y se ocupa de los problemas de integración profesional de los trabajadores con discapacidad. En su opinión, “las empresas e incluso los Estados deberían invertir para impulsar los avances en este ámbito”.

La evolución de las tecnologías de la IA para las personas con discapacidad se ve más favorecida en algunos sectores profesionales que en otros. Se trata sobre todo de empleos que requieren estar presente detrás de un ordenador o desempeñar funciones intelectuales, en lugar de físicas.

Actualmente, los asistentes de voz están en pleno auge. Olivier Gatelmand es el fundador de Olga, un asistente de voz para teléfonos inteligentes dedicado a las personas con pérdida de autonomía o con discapacidad visual. “Creamos este servicio hace siete años. En ese momento el uso de la IA no estaba en absoluto extendido. Cada acceso a nuestro teléfono está vocalizado. Hemos implantado en Olga un sistema que permite generar inteligencia conversacional para la búsqueda de información. Así, los usuarios pueden aprender más fácilmente y recibir ayuda en su toma de decisiones. Es una especie de ChatGPT vocalizado”.

Gatelmand va más allá: “[Actualmente] Nos centramos principalmente en personas con discapacidad visual o motora, pero es necesario comprender que las personas con discapacidad tienen capacidades diversas”, añade el programador informático, que explica que también ha trabajado en la posibilidad de que el usuario tenga problemas de dicción.

“Hemos realizado pruebas con niños autistas. La IA podría volver a formar palabras a partir de frases difícilmente comprensibles, partiendo de un caso particular”, apunta.

Por su parte, Jan Ramon, que tiene una discapacidad visual, ha adoptado servicios que le ayudan en la vida cotidiana. Un ejemplo concreto es que, durante su entrevista con Equal Times vía Zoom, cuando le hacemos preguntas, las palabras pronunciadas aparecen en su pantalla. Es una manera de comprender mejor las palabras. “Esta tecnología todavía puede perfeccionarse”. Predice que las personas sordas o con deficiencia auditiva podrán obtener una aplicación similar en “aproximadamente dos años”.

Sin embargo, quedan cuestiones pendientes, como el respaldo a través de un marco legislativo para la introducción de nuevas herramientas. “La sociedad y las oportunidades evolucionan, pero el problema vinculado a la legislación exige muchos conocimientos”, prosigue Camporesi. “Es necesario aclarar el asunto de la gestión de los datos y de la vida privada”.

Además, la cuestión de los derechos en el contexto de las tecnologías en el lugar de trabajo no afecta únicamente a los trabajadores con discapacidad.

Avances en la medicina para una mayor autonomía en el futuro

En agosto pasado, los medios informaron acerca de un nuevo avance en investigaciones realizadas por la Universidad de Stanford en los Estados Unidos que había permitido a personas paralíticas hablar por medio del pensamiento. Ahora la IA puede transformar las señales neuronales en texto y palabras. Gracias a un “dispositivo constituido por electrodos e implantado en el cerebro”, los pacientes pueden volver a hacer uso de la palabra con una voz sintetizada, pero personalizada y cercana a la original. Aunque estos ensayos pioneros son prometedores, todavía queda camino por recorrer para desarrollar una tecnología más fluida, menos invasiva y accesible a un gran número de personas.

Hay otra revolución en curso en el Centro hospitalario universitario de Vaud (CHUV) de Lausana, donde Henri Lorach, jefe del proyecto de la interfaz cerebro-médula espinal, lleva a cabo un proyecto desde 2018 cuyo objetivo principal es permitir a las personas parapléjicas (a causa de accidentes) volver a caminar.

“Se habían publicado resultados iniciales en primates. Los investigadores habían demostrado la intención de caminar y de estimular la médula espinal para restablecer la motricidad voluntaria de este animal”, dice Lorach. “El laboratorio NeuroRestore trabajaba en este tema desde hace diez años. Esto permite reactivar los diferentes músculos, incluso años después de una lesión. Mediante la estimulación eléctrica somos capaces de volver a evocar respuestas en los músculos y controlar la marcha. En 2018, se publicó un artículo en la revista Nature”.

La IA interviene un poco más tarde en este proceso inédito. “Inicialmente había ‘patrones’ preprogramados para lograr que alguien volviera a caminar, la segunda etapa consistía en tener un implante en el cerebro, debajo de la corteza motora, para ayudar al paciente a efectuar los movimientos. La IA nos ayuda a interpretar las señales del cerebro y a saber la relación entre las señales específicas y las intenciones. Generamos el algoritmo para saber cuándo el paciente piensa en doblar la pierna, extender la rodilla… Nuestros 64 electrodos registran la actividad del cerebro en la superficie”, explica Lorach.

Actualmente, solo un paciente participa en este programa. “Pero hay otros en espera. Nuestro objetivo es realizar implantes en una decena de personas en los próximos tres o cuatro años”.

This article has been translated from French by Raquel Mora