Supervivientes eritreos de la tragedia de Lampedusa permanecen en el limbo

 

“Sabía que él estaba en la barcaza.” Junto con otras muchas familias de las víctimas, Mulue Medhine ha venido a Lampedusa para buscar a un familiar: su sobrino de 20 años.

Hablaba en voz baja. Acababa de estar en la oficina de los Carabinieri donde le mostraron cientos de fotografías de los muertos.

Como muchas familias, Medhine no logró identificar a su familiar entre las terribles fotos de jóvenes ahogados. Al hablar con Equal Times, dijo, con tristeza: “Muchos de los ataúdes no tienen nombre.”

El 3 de octubre de 2013, una embarcación de contrabandistas procedente de Libia naufragó frente a la costa de Lampedusa, la isla italiana más próxima a Túnez y Libia, después de que se produjera un incendio en el barco.

El barco transportaba a más de 500 migrantes; la gran mayoría eran eritreos pero también había a bordo varias personas de Somalia y de Ghana.

El número de muertos asciende a 370 y hay 156 supervivientes, aunque sigue habiendo cierta controversia sobre la cifra exacta.

La portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Melissa Fleming, dijo que entre los supervivientes había 40 niños no acompañados, con edades comprendidas entre los 14 y los 17 años, y seis mujeres.

"Probablemente los que fallecieron no sabían nadar o quedaron atrapados en la cubierta inferior del barco, que estaba abarrotada."

De momento los supervivientes permanecen en un centro de acogida vigilado por militares, junto con otros mil migrantes que han llegado a la isla.

Nadie sabe por ahora lo que le sucederá a los supervivientes, pero en circunstancias normales habrían sido desplazados a territorio continental para ser finalmente puestos en libertad.

Los ataúdes de los fallecidos en la tragedia fueron depositados el domingo y el lunes en el buque militar italiano ‘Libra’, en presencia de los supervivientes.

Los funcionarios dicen que, dos semanas después de la tragedia, todavía se siguen rescatando cadáveres de jóvenes eritreos del mar.

Un funcionario, exasperado por la absurda pérdida de vidas, indica: “Todos ellos eran jóvenes.” Señala disgustado que, antes de abandonar Libia, el barco había sido despojado de los instrumentos de navegación, como un GPS, un radar o una brújula. Tampoco se disponía de ningún chaleco salvavidas.

Algunos supervivientes dicen que pagaron 1.600 USD por el pasaje de Libia a Italia, lo que significa que los traficantes hicieron un beneficio de por lo menos 850.000 USD por este solo viaje.

 

Huir de Eritrea

Mousa (pseudónimo) afirma que tiene 18 años, pero parece mucho más joven. “Tengo familiares aquí en Europa. Tengo que localizarlos”, nos explica.

Al igual que a los demás eritreos en Lampedusa, ni el Gobierno italiano ni los funcionarios de la isla le han dicho nada sobre el destino que le espera, algo especialmente preocupante para estos jóvenes traumatizados por la pérdida de familiares y amigos.

Los temores de estos jóvenes supervivientes se intensifican con la presencia de eritreos progubernamentales que han llegado a la isla y que están haciendo campaña para conseguir que los restos mortales sean repatriados a Eritrea.

A la pregunta de por qué quería abandonar Eritrea, Mousa explica: “Allí no hay democracia, no hay libertad religiosa ni libertad política y se impone un servicio militar [obligatorio] indefinido.”

Isaias Afewerki ha sido Presidente de Eritrea desde que el país obtuvo la independencia de Etiopía en 1993, tras una guerra de 30 años.

En un informe publicado recientemente por Amnistía Internacional Eritrea es descrito como “uno de los países más represivos, reservados e inaccesibles del mundo.”

No hay partidos de la oposición, ni medios de comunicación independientes ni organizaciones de la sociedad civil.

El informe anual de 2013 de Amnistía sobre Eritrea también documenta prácticas generalizadas de detención y tortura sistemática.

Los presos políticos son encerrados en contenedores de acero destinados al transporte marítimo, donde hace mucho frío por la noche y un calor insoportable durante el día.

Se dispone de escasas estadísticas fidedignas sobre el número de eritreos que huyen del país, pero el pasado mes de junio la Relatora Especial de la ONU sobre Eritrea, Sheila Keetharuth, fijó la cifra en unas 4.000 personas al mes.

 

La respuesta de Europa

En un intento por desviar las críticas de las organizaciones de derechos humanos, el embajador de Eritrea en Italia, Zemede Tekle Woldetatios, culpabilizó a los traficantes de personas: “Los jóvenes [eritreos] …. son víctimas de grupos organizados, los traficantes de personas.

El mundo entero debería luchar colectivamente contra eso. ”

Sus opiniones se ajustan perfectamente al discurso de los políticos europeos que hablan de una mayor seguridad fronteriza, de más represión e incluso del uso de aviones teledirigidos para detener a los traficantes – y por consiguiente a los refugiados.

Al carecer de la documentación necesaria para conseguir protección a través de sistemas seguros, muchos subsaharianos que huyen de los conflictos o de la represión tienen que atravesar el Mar Mediterráneo para llegar a Europa, y necesitan a los traficantes para superar unos controles fronterizos cada vez más sofisticados.

Cecilia Malmström, la Comisaria europea para Asuntos de Interior ha prometido medidas para salvar vidas mediante la creación de “una amplia operación de búsqueda y rescate de Frontex que cubra el Mediterráneo desde Chipre hasta España.”

Pero el sitio web de Frontex dice que “promueve, coordina y desarrolla la gestión de fronteras europeas” – no rescates marítimos.

Hace apenas seis meses, el Relator Especial de la ONU sobre los Derechos Humanos de los Migrantes, François Crépeau, criticó duramente las políticas fronterizas de la UE.

En un informe afirma que a causa de las políticas de la UE “las redes de contrabandistas se están reforzando, los migrantes se vuelven más vulnerables, la corrupción se hace más potente, la explotación más extendida, las violaciones de los derechos humanos más frecuentes y más graves y, en última instancia, las vidas de las personas corren más peligro que antes."

Crépeau ha condenado a la UE por no proteger los derechos humanos de los migrantes.

De vuelta en Lampedusa, el lunes, cuando los ataúdes de los niños fueron llevados al puerto, los soldados y la policía se cuadraron en posición de guardia de honor a medida que los ataúdes eran cuidadosamente trasladados al buque militar ‘Libra’.

En cambio, cuando estos niños estaban vivos no recibieron ningún homenaje. Se embarcaron en Libia y se apiñaron en un viejo barco pesquero de 17 metros tratando de evitar los brutales controles fronterizos europeos.