Servicios de orientación psicológica ofrecen ayuda vital a desempleados de Madrid

Conseguir llegar a fin de mes, además de la preocupación diaria por no saber de dónde va a venir la próxima comida, es la realidad de millones que trabajadores y trabajadores desempleados en España. No obstante hay otra cuestión relacionada con la crisis que es igual de dominante pero que es mucho más difícil de percibir: la depresión.

Carmen Ramos, costurera que lleva dos años en el paro, explica a Equal Times: “Tengo 52 años y me siento inútil. En todas partes me dicen que soy demasiado mayor para trabajar. Mi familia y mis amigos intentan ayudarme, pero me aíslo mucho.

Sintiéndose sola y desanimada, se encerró en su casa hasta que un psicólogo le puso en contacto con Psicología Solidaria (PS), un proyecto de terapia gratuita con sede en el centro social La Tabacalera, en el barrio de Lavapiés de Madrid.

Organizado por psicólogos, trabajadores comunitarios y asistentes sociales, el servicio gratuito de orientación psicológica surgió en 2013 para ofrecer apoyo a las personas desempleadas de la ciudad.

Este proyecto, único en Madrid, una ciudad de aproximadamente 3,2 millones de habitantes, cuenta actualmente con 70 terapeutas voluntarios que atienden a 65 personas desempleados en Psicología Solidaria, donde se reúnen semanalmente durante una hora y media.

El pasado mes de abril, Psicología Solidaria creó un segundo grupo para trabajadores más mayores, no cualificados y sin trabajo, en el barrio de Manoteras de Madrid.

También tiene previsto ofrecer apoyo gratuito a activistas sociales, en particular acogiendo a defensores de los derechos que han sufrido un trauma emocional y violencia física al tratar de impedir la ejecución de desahucios en Madrid.

Según la Organización Mundial de la Salud, los adultos sin trabajo corren un riesgo considerable de verse afectados por problemas de salud mental.

Los efectos negativos del desempleo están bien documentados. Depresión, ansiedad, drogadicción y baja autoestima son sólo algunas de las consecuencias de encontrarse en el paro, sobre todo si es durante un largo período de tiempo.

El objetivo de Psicología Solidaria es ayudar a las personas a luchar contra estos sentimientos.

“Nuestro trabajo va más allá de la terapia. Tiene que ver con política, transformación, crítica social y movilización”, explica Juan Álvarez-Ude, uno de los terapeutas del grupo.

La experiencia en grupo es realmente positiva”, dice Rosa Estévez, que fue periodista en un diario local durante 25 años hasta que hace poco se encontró en la calle.

Cada semana nos reunimos con personas que tienen los mismos miedos. Lo único que tenemos en común es el desempleo: a partir de ahí se trata de apoyarnos, de cuidarnos unos a otros”, cuenta a Equal Times.

Otro participante revela que las reuniones le están motivando para intentar empezar a tener de nuevo una vida activa. “Estamos en un sistema muy dañino y el grupo es como un refugio que nos protege de él”, explica Alfonso Caravaca, antiguo propietario de un restaurante.

Los participantes pagan por su terapia mediante un sistema de “bolsa de tiempo” (evitan utilizar el famoso término “banco de tiempo” debido a sus connotaciones financieras negativas). A cambio de las sesiones de orientación psicológica, ellos se ofrecen a trabajar en proyectos sociales que van desde gestionar la biblioteca pública de La Tabacalera hasta organizar talleres de poesía y teatro y movilizaciones contra el aburguesamiento que existe en el centro de Madrid.

Al participar en estos proyectos, nuestros miembros consiguen salir de su aislamiento y crear una nueva red social”, dice Álvarez-Ude.

Y añade: “Todo esto no tiene que ver sólo con el hecho de haberse quedado sin trabajo y sus repercusiones en las relaciones y la familia. Sobre todo en el caso de los hombres, que tradicionalmente se consideran cabezas de familia, la persona se siente culpable y experimenta un fracaso personal, una carencia personal”.

Uno de los objetivos de la terapia, dice Álvarez-Ude, es ayudar a la gente a darse cuenta de que el problema de su situación en el paro “no es un problema individual sino un problema social y sistémico”.

 

Aliviar la sensación de culpabilidad

España sigue padeciendo el impacto de la crisis económica de 2007 – y de las posteriores medidas de austeridad.

Cifras recientes muestran que a finales de 2014 había 837.000 españoles trabajando una sola hora a la semana.

Los datos también demuestran que uno de cada tres trabajadores tiene un sueldo por debajo del salario mínimo de 757 EUR al mes.

La crisis económica, en combinación con la disminución general de la calidad de vida de las personas, ha provocado un aumento en el porcentaje de la población que sufre de depresión exógena (también denominada depresión situacional o reactiva).

De hecho, desde 2007, el número de pacientes que acuden a centros de atención primaria con síntomas de ansiedad o depresión ha aumentado un 10%, según un informe publicado por la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, titulado La depresión, un reto para la salud pública en Europa.

El European Journal of Public Health también ha señalado que la depresión clínica ha aumentado, pasando de afectar al 29% de la población en 2006 al 47% en 2010.

Y hay muy pocos servicios disponibles para las personas que sufren depresión, por lo que el trabajo de Psicología Solidaria es crucial para los usuarios de este servicio.

A la gente le resulta muy difícil entender lo que es estar en el paro”, dice Dacil Martín, asistente social de 32 años.

La gente te ve como un holgazán. Me dicen que tengo que ser menos exigente. Aquí por lo menos encuentro un poco de alivio y empatía.

Los participantes suelen llegar al grupo con un fuerte sentimiento de desesperación, y a lo que se aspira es que, compartiendo su dolor con personas que están atravesando experiencias parecidas, puedan sentirse menos agobiados.

Si yo llevo cinco años buscando trabajo y no he conseguido nada, es normal que tenga una visión pesimista del futuro. Pero cuando estoy con personas que se sienten como yo, las cosas cambian por completo”, afirma Santiago Occhiuzzi, uno de los terapeutas del grupo y defensor de los derechos a la vivienda.

La experiencia de este grupo refleja el profundo impacto que está teniendo la crisis española, especialmente con respecto a lo que muchos ciudadanos consideran como una absoluta falta de comprensión sobre lo que las personas más necesitadas esperan de las instituciones sociales españolas.

Nuestro Gobierno no se preocupa por los parados”, dice Lola Valgar, gerente administrativa que fue despedida después de haber estado 25 años trabajando en los grandes almacenes españoles El Corte Inglés.

Se creen que con darnos los subsidios [de entre 400 y 800 EUR al mes] – una cantidad de dinero miserable – ya han cumplido. El Gobierno tiene que motivarnos e invertir en nuestra formación y atención psicológica. Pero aquí para lo único que hay dinero es para rescatar a los bancos.