Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo: Dakota del Norte, el estado más mortífero de EE.UU.

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Tyler Erickson fue cuñero para la empresa Heller Casing en Williston, Dakota del Norte, del año 2012 al 2014. Se especializó en el mantenimiento de los tubos que descienden por los pozos perforados en los que en aquel entonces eran los yacimientos petrolíferos en pleno auge del Estado. Los accidentes, comenta, ocurrían con frecuencia.

“Trabajadores que se machucaban los dedos entre las juntas de las tuberías”, comenta a Equal Times, Tyler, ahora estudiante de derecho. En aquellos tiempos era uno de esos trabajadores a tiempo parcial que nunca asistieron a los habituales cursillos de seguridad que siguen los empleados de tiempo completo. “Los peones se resbalaban y a veces caían sobre el extremo de los tubos”.

Estos eran los accidentes menos graves. El año pasado, Dakota del Norte fue el Estado más peligroso para trabajar de EE.UU., y lo ha sido durante tres años consecutivos, de acuerdo con el Informe sobre mortalidad en el trabajo 2015 de la central sindical AFL-CIO.

El Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, para conmemorar a los trabajadores fallecidos y lesionados en el trabajo, se celebra este jueves, y los sindicatos de todo el mundo renuevan como cada año su llamamiento a “recordar a los fallecidos: a luchar por la vida”. El tema de este año es “Leyes firmes, su aplicación estricta y sindicatos fuertes”.

Dakota del Norte registró 14,9 muertes por cada 100.000 trabajadores solamente en 2015, muy por encima de Wyoming, que registró 9,5 muertes por cada 100.000 trabajadores. Aun cuando el número de víctimas de accidentes en el trabajo en Dakota del Norte ha disminuido desde 2012 (17,7 por 100.000 trabajadores) el Estado continúa distinguiéndose en relación con todos los demás.

El aumento en el número de muertes en el trabajo empezó a darse cuando se trasladó a la región de Bakken un número cada vez más importante de trabajadores en busca de oportunidades de trabajo. Bakken, un enorme manto geológico que contiene importantes yacimientos petrolíferos, abarca una cuarta parte del estado de Dakota del Norte, que se extiende hasta Canadá y, por el lejano oeste, hasta Montana.

Una de las razones a las que se atribuyen estas muertes es la falta de supervisión. La Administración federal de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) adolece gravemente de personal. En 2015, la OSHA empleó un total de 1.882 inspectores para supervisar 8 millones de lugares de trabajo que se encuentran bajo su jurisdicción.

De acuerdo con el informe de la central sindical AFL-CIO, ello significa que los lugares de trabajo supervisados por la OSHA podrían ser inspeccionados correctamente solamente una vez cada 140 años.

El condado Williams County se encuentra en Bakken, donde está asentada Williston, una próspera ciudad que alberga las viviendas de la mayor parte de los trabajadores que se desplazan a la zona en busca de trabajo. La repentina afluencia de trabajadores llenó rápidamente hoteles y apartamentos de la zona, incrementando la necesidad de viviendas para darles cabida.

Estas zonas, o man camps (especie de sistemas habitacionales desmontables) son objeto de gran interés por parte de un profesor de la Universidad de Dakota del Norte (UND), que ha estado investigando este tipo de sistemas habitacionales desde hace bastante tiempo.

William Caraher es profesor asociado en el Departamento de Historia de la UND, así como co-investigador en el proyecto sobre este tema, el North Dakota Man Camp Project. Estos campamentos de trabajadores (crew camps) son instalados por grandes empresas, por ejemplo, Target Logistis, que transporta viviendas modulares en los trenes de la zona.

“No creo que sean lugares agradables, en el sentido de que son habitaciones modulares tipo pensiones”, comenta a Equal Times el profesor Caraher. “Me recuerdan un poco esas especies de dormitorios de ciencia ficción... largos pasillos con tubos saliendo a ambos lados con habitaciones”.

Los “campamentos ilegales” o squatter camps se dieron especialmente a conocer en 2008, cuando se inició el despegue del auge del petróleo y los trabajadores comenzaron a llegar en gran número a la zona. Algunos trabajadores vivían extraoficialmente en los lugares de trabajo sin drenaje o distribución de agua. Para obtener electricidad enganchaban largos cables al generador de la planta para llevarlos hasta el lugar donde habitaban.

Si bien las condiciones de vida eran difíciles para algunos, el trabajo que realizaban solía ser peligroso. Los trabajadores realizaban tareas que iban desde ajustar cubiertas a las barrenas de perforación para asegurar una trayectoria sin obstáculos del taladro petrolero, hasta tareas más especializadas como las operaciones de “pesca”, donde el trabajo consiste en eliminar los elementos que caen en los pozos perforados por los taladros.

La súbita afluencia de trabajadores para asegurar la extracción de petróleo de Bakken hizo aumentar el número de muertes en la zona. De acuerdo con la OSHA, más de la mitad de los fallecimientos en el trabajo en Dakota del Norte era de trabajadores de la industria del petróleo y el gas.

De acuerdo con un perfil demográfico del Censo de EE.UU. de 2010, la población del condado de Williams County, Dakota del Norte, era de 22.398. El Censo calcula que la población aumentó a 35.295 para el año 2015. Se desplazaron trabajadores migrantes de estados tan alejados como Texas y Oklahoma para realizar diversas tareas.

Dado que la perforación de pozos se ha parado en la zona debido a la caída de los precios del petróleo, los trabajadores directamente relacionados con las empresas petroleras han abandonado el estado, dejando a la ciudad de Williston con un exceso de construcciones y endeudada.

Aun cuando el número de muertes en el trabajo debería disminuir debido a que los trabajadores están abandonando la zona, es muy probable que la tendencia mostrada en Dakota del Norte se repita de volver a darse un nuevo auge del petróleo.

El informe de la AFL-CIO observa algunos progresos en todo el país, donde gracias a la Ley de Seguridad y Salud Ocupacional de 1970 se han salvado más de medio millón de vidas de trabajadores, pero que aún quedan muchas más vidas por salvar. Concretamente, los 12 trabajadores que mueren cada día en promedio solamente en los Estados Unidos.