Mailuu-Suu, la ciudad que arrastra con resignación el legado nuclear de la URSS

Mailuu-Suu, la ciudad que arrastra con resignación el legado nuclear de la URSS
Photo Reports
View as Gallery

Mailuu-Suu es una pequeña ciudad de 20.000 habitantes situada en Kirguizistán, antiguo país miembro de la Unión Soviética. En 2006 el instituto Black Smith Institute la clasificó como la cuarta ciudad más contaminada del mundo.

Y con razón: entre 1948 y 1968 se extrajeron de las montañas colindantes más de 10 millones de toneladas de uranio que se enviaron a Moscú en el marco de su programa de energía atómica. Durante esos 20 años de explotación, se almacenaron 2 millones de metros cúbicos de residuos mineros radioactivos en los alrededores de la ciudad, lo que ha provocado una verdadera catástrofe medioambiental.

En numerosos estudios llevados a cabo en la década de 2000 se menciona la evacuación de componentes radioactivos en el río. En ocasiones se ha detectado una presencia de metales pesados y de nucleidos radiactivos en el agua corriente de la ciudad, así como en casas y edificios, que ha llegado a superar en treinta veces los límites establecido por la Unión Europea.

Rarmen Toychev, científico de la Academia de Ciencias de Kirguizistán, afirmó en una entrevista concedida a la RFL que existe una relación directa entre la radioactividad detectada en Mailuu-Suu y el diagnóstico de determinados casos patológicos: “Hemos encontrado patologías de la glándula tiroides y del hígado en el 98% de los casos cuando las personas viven cerca de los depósitos”. Sin embargo, Tchynybekov Nourlan, codirector del hospital de Mailuu-Suu, afirmó que las estadísticas sobre las patologías observadas en Mailuu-Suu no demuestran que la radioactividad tenga incidencia alguna en la salud de los habitantes de la ciudad.

El debate en torno a los efectos de la actividad nuclear continúa candente entre los habitantes de la ciudad.

El Banco Mundial ha financiado diversas iniciativas de refuerzo y de reubicación de los depósitos más expuestos, pero estas medidas no han sido suficientes para proteger de manera definitiva todas las zonas afectadas.

El 30 de marzo de 2017, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, la Comisión Europea y el Gobierno kirguís se reunieron en Bishkek con el objetivo de concluir un acuerdo para resolver la amenaza que plantea el legado de la producción de uranio soviético. Sin embargo, todavía no se han reunido los fondos necesarios, y el estudio relativo a Mailuu-Suu debe presentarse a finales de 2018.

Mientras tanto, los habitantes intentan vivir con este legado y con la amenaza que se cierne sobre ellos.

 

The river running through Mailuu-Suu supplies 6 million people across Kyrgyzstan, Uzbekistan and Kazakhstan with water.

Photo: Tien Tran

Numerosos depósitos de residuos mineros radioactivos se encuentran situados directamente a orillas del río, que fluye desde las montañas cercanas.

En determinados lugares, la concentración de nucleidos radioactivos en las aguas del río es 200 veces superior al umbral recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

En esta región expuesta a importantes riesgos sísmicos, los deslizamientos de tierra y las avalanchas de barro son habituales. Y muchos de estos depósitos, peligrosamente próximos al río, amenazan con contaminar el curso del agua que abastece a varios millones de personas a su paso por Kirguizistán y Asia Central. Ya se han producido numerosos incidentes.

 

A flock of sheep crossing tailings site number 18, located within metres of the river, upstream from Mailuu-Suu.

Photo: Tien Tran

En un estudio llevado a cabo en 2010 por el instituto Central Asia-Caucasus Institute & Silk Road, un foro de reflexión sueco-americano, se detectó un elevado nivel de radioactividad en este lugar.

Debido al importante grado de erosión de este emplazamiento, y a su proximidad al río, el depósito debía inicialmente haberse desplazado a un lugar más seguro. Pero según el informe del Banco Mundial de 2013, “como consecuencia de los retrasos, de la situación financiera y del hecho de que el estudio no encontrara niveles de radioactividad elevados ni residuos de materiales radioactivos, el cliente decidió no trasladar el material contaminado del depósito número 18 al depósito número 6, ya que el reforzamiento del depósito existente evitaría la erosión y la evacuación de los nucleidos radioactivos en el río.

 

Born in Mailuu-Suu, Islam Altymychev is in charge of radioprotection and the measurement of radioactivity levels in the town.

Photo: Tien Tran

Islam Altymychev realiza cada tres meses medidas del agua del río y de los diferentes depósitos. Asegura a Equal Times que el nivel de radioactividad es inferior al umbral de seguridad de 1 microsievert por hora.

“Las últimas mediciones muestran que algunas casas de la ciudad, sobre todo las de piedra, se construyeron con material extraído de las minas de uranio. El nivel de radioactividad en estas casas roza los límites aceptables, pero sigue estando dentro de los límites de seguridad”.

Estos últimos años, las autoridades han establecido nuevas medidas de protección, pero siguen siendo insuficientes. Debido a la falta de medios generalizada, Islam Altymychev tendrá que trabajar durante las vacaciones en los servicios de mantenimiento de los espacios verdes de la ciudad para complementar su sueldo, que no le permite vivir decentemente.

 

Children playing on Pravoberejnaya Street in the centre of Mailuu-Suu.

Photo: Tien Tran

En 2010, un estudio detectó en este lugar preciso un alarmante nivel de 30 microsieverts por hora, es decir 30 veces el nivel máximo de exposición radioactiva recomendado por la Unión Europea.

A muchos habitantes de Mailuu-Suu no les preocupa la radioactividad ambiente. Así pues, Murzayem, de 63 años y abuela de cuatro nietos, es una de esas personas que piensan que los que nacieron en Mailuu-Suu están inmunizados: “Es un problema para ustedes, que vienen del exterior. No deberían quedarse aquí mucho tiempo”, afirma riéndose.

 

Sabira Kotchibekova, aged 44, lives in the hills of Mailuu-Suu, a few hundred metres from two storage dumps.

Photo: Tien Tran

Sabira Kotchibekova se dedica al cuidado de ganado, que pasta libremente en la montaña –a veces en los propios depósitos radioactivos, puesto que las vallas de seguridad fueron arrancadas hace tiempo para ser utilizadas en otros lugares–.

“Yo tenía una casa cerca de uno de los depósitos”, cuenta Sabira. “Un deslizamiento de tierra la destruyó. Pero no tengo miedo, ni de la radioactividad ni de los terremotos”.

Al llevar nuestras preguntas un poco más allá con algunos de los habitantes, surge un discurso más matizado: “Por supuesto que tenemos miedo”, declara un conductor de taxi que minutos antes había afirmado tener un sistema inmunitario tan fuerte que la radioactividad no le afectaba. “Pero ¿dónde quiere usted que nos vayamos?”.

 

Svetlana Vladiminova leads the religious ceremony at the Orthodox church in Mailuu-Suu.

Photo: Tien Tran

Este domingo sólo han venido tres personas a la misa que celebra la iglesia. Cada vez es más raro ver a descendientes de los rusos, los tártaros o incluso los ucranianos que vinieron a trabajar a Mailuu-Suu.

“La caída de la Unión Soviética fue algo muy duro para muchas personas”, cuenta Svetlana Vladiminova. “Después de haber sido enviados aquí para construir esta ciudad, hace ya más de 50 años, y después de dos o tres generaciones, mucha gente ha regresado a su país de origen a través de la URSS. Pero hay quienes no han tenido esta oportunidad, porque ya no les queda familiares ni amigos en su propio país”.

 

Two members of the same family working in the largest bakery in Mailuu-Suu.

Photo: Tien Tran

Esta panadería produce una tonelada de pan al día, frente a las diez toneladas que se producían diariamente en la era soviética. Durante 50 años, la ciudad fue uno de los lugares más destacados de la producción de la Unión Soviética, y los salarios eran altos. Muchas personas recuerdan con nostalgia los viejos tiempos.

Hoy en día, los jóvenes abandonan la ciudad para buscar empleo en el vecino Kazajstán o en Rusia. Eminov (pseudónimo) nos cuenta horas antes de su partida a una ciudad rusa situada a varios miles de kilómetros de Mailuu-Suu: “Aquí ya no hay trabajo, yo me marcho a Siberia para trabajar, todavía no sé durante cuánto tiempo”.

Se para un momento y luego continúa: “Pero volveré, fundaré una familia aquí: mi vida está en Mailuu-Suu”.

This article has been translated from French.