Las mujeres jordanas en lucha por los derechos laborales

Las mujeres jordanas en lucha por los derechos laborales

Randa Naffa, one of the co-founders of Sadaqa, is photographed in her office in Amman, Jordan.

(Marta Vidal)

Cuando Dina Saad llegó a la feria de empleo de Ammán, la dinámica capital de Jordania, le sorprendió descubrir que la mayoría de las personas que buscaban trabajo eran mujeres jóvenes como ella. Saad, que terminó hace un año su máster en Relaciones Internacionales con matrícula de honor, no esperaba que alrededor del 80% de quienes asistían a la feria fueran mujeres.

En las universidades jordanas, las mujeres superan a los hombres en número y rendimiento, pero a pesar de sus logros académicos tienen mucha más probabilidades que los hombres de acabar desempleadas o de abandonar el mercado laboral. Alrededor del 77% de las mujeres desempleadas en Jordania tienen un título universitario o superior. La tasa de desocupación de los hombres con título universitario es cuatro veces inferior, en torno al 26%.

Saad se pasó meses enviando currículos y solicitando trabajo. "Me interesaba el Ministerio de Asuntos Exteriores, pero la mayoría de quienes trabajan allí son hombres". En las entrevistas de trabajo se sentía discriminada. Un empleado de la embajada llegó a preguntarle por qué una "chica guapa" como ella se preocupaba por la política y los asuntos exteriores.

"Algunos hombres que habían venido a pedirme consejo acabaron luego obteniendo el empleo", se indigna Saad, de 25 años de edad. "Lo más duro fue ver a hombres sin la educación ni los conocimientos para el cargo seleccionados porque eran hombres y solo por ello les consideraban más confiables y capaces", agrega.

Las mujeres jordanas se encuentran entre las más instruidas de la región, con una tasa de alfabetización del 95%. Sin embargo, Jordania tiene una de las tasas de participación femenina en la fuerza laboral más bajas del mundo.

Según el Banco Mundial, apenas el 14% de las mujeres jordanas formaban parte del mercado laboral formal el año pasado. Sólo tienen una tasa inferior Siria (10%) y Yemen (6%), dos países asolados por la guerra.

En Oriente Medio, la mayoría de las niñas asisten a la escuela y hay más mujeres universitarias que hombres. En Jordania, las niñas obtienen sistemáticamente mejores resultados académicos que los niños, en casi todas las asignaturas y niveles de edad. Sin embargo, la mayoría de las mujeres no dan un uso remunerado a sus títulos. ¿Por qué es tan baja la participación económica de las mujeres jordanas, teniendo un nivel educativo tan alto?

Las guarderías, un prerrequisito para aumentar la participación económica de las mujeres

“La principal barrera estructural para la incorporación de las mujeres a la fuerza laboral es la falta de guarderías, los salarios bajos o desiguales y la falta de transporte público", explica Randa Naffa, cofundadora de Sadaqa (que significa "amistad"), una organización sin ánimo de lucro que trata de crear un entorno laboral propicio para las trabajadoras jordanas.

Después de que naciera su hijo en 2011, Naffa bregó por conciliar su vida familiar con su trabajo, pero al no poder acceder a un servicio de guardería tuvo que dejar su empleo a tiempo completo, se asoció con otras mujeres que sufrían el mismo problema e iniciaron una campaña a favor de los derechos laborales de las mujeres. La idea de establecer Sadaqa surgió de la experiencia de sus fundadoras como madres trabajadoras. Su objetivo consiste en alentar a las mujeres a permanecer en el mercado laboral.

Las fundadoras de Sadaqa descubrieron una disposición en la legislación jordana, el Artículo 72, que obliga a las empresas a proporcionar un servicio de guardería infantil si tienen más de 20 empleadas. Pero esta ley nunca se cumple.

"Las mujeres no sabían que existía esta ley y que las empresas evitaban cumplirla", explica Naffa a Equal Times. Empezaron a hacer campaña a favor de la aplicación del Artículo 72 y de la consideración del cuidado a la infancia como un bien público.

Sadaqa organizó talleres sobre la importancia de los servicios de guardería y sus beneficios económicos. "Las guarderías atraen a más mujeres a la fuerza laboral y, además, contribuyen al crecimiento económico", afirma Naffa. Un estudio publicado por Sadaqa en 2016 revela que las empresas podrían ahorrar hasta un millón de dólares anuales proporcionando guarderías a las trabajadoras. Contactaron a cientos de empresas y lograron convencer a 90 de ellas de que establecieran guarderías.

Sadaqa tiene ahora el foco puesto en la necesidad de enmendar el Artículo 72, para que disponga que el cuidado de los niños es una responsabilidad neutra desde el punto de vista del género. Naffa argumenta que la ley debe ser aplicada de acuerdo con el número de niños y no con el número de mujeres en el lugar de trabajo. El objetivo consiste en asegurar que el cuidado infantil sea visto como un derecho asequible y accesible a todos los padres y madres que trabajan.

Transporte público e igualdad de remuneración

Desde 2014, Naffa y sus colegas se han centrado en el impacto que la falta de transporte tiene en la vida económica de las mujeres. Un estudio reciente de Sadaqa revela que el 47% de las jóvenes jordanas han tenido que rechazar una oferta de trabajo debido a la falta de acceso al transporte. Como respuesta, Sadaqa unió fuerzas con Ma’an Nasel, una coalición de organizaciones que defienden la mejora del transporte público en Jordania.

En una ciudad donde los autobuses escasean y abundan las denuncias por acoso, la falta de transporte público asequible y seguro mantiene a muchas mujeres alejadas del mundo laboral. "Con salarios bajos, sin transporte público y sin guarderías, no hay incentivos para que las mujeres permanezcan en el mercado laboral. A veces les resulta más rentable quedarse en casa", explica Naffa.

Para Reem Aslan, consultora de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la razón principal de que las mujeres no se incorporen a la fuerza laboral en Jordania se debe a sus bajos y desiguales salarios. Desde 2011, Aslan es una de las más destacadas miembros del Comité Nacional para la Igualdad Salarial en Jordania (NCPE), que promueve el principio de igual remuneración por trabajo de igual valor.

Según la OIT, las trabajadoras del sector privado en Jordania ganan, de media, el 40% menos que sus homólogos masculinos. En el sector público, la diferencia retributiva ronda el 28%, y en ambos sectores las mujeres se concentran en los empleos peor remunerados. La legislación laboral jordana carece de disposiciones que garanticen el derecho a un salario igual por un trabajo de igual valor.

Aslan añade que, en Jordania, casi siempre se concede un subsidio familiar a los empleados varones casados. Las mujeres sólo tienen derecho a un subsidio familiar si demuestran que son las únicas que mantienen a la familia, lo que refuerza los estereotipos de género y el modelo del "hombre como sostén de la familia". "El papel de las mujeres en el hogar sigue siendo el mismo: se espera de ellas que hagan todas las tareas domésticas", dice Aslan. "Tenemos que cambiar las reglas y abordar los aspectos culturales".

Naffa, por otra parte, sostiene que la baja participación de las mujeres en el mercado laboral no puede explicarse del todo con argumentos culturales. "Creo que las barreras a las que nos enfrentamos son en su mayoría estructurales", dice. "A quienes adoptan las decisiones les gusta culpar a la cultura, pero esta es su manera de no asumir la responsabilidad por las barreras legales y estructurales vigentes". Si existen roles tradicionales de género que desalientan a las mujeres de ingresar a la fuerza laboral, "¿qué está haciendo el Gobierno para ayudar a las mujeres a ingresar el mercado de trabajo? "¿Garantiza que haya transporte público disponible? ¿Ofrece suficientes incentivos a las mujeres?".

Aslan también afirma que sigue siendo común la idea tradicional de que no se debe contratar a las mujeres porque eventualmente dejarán su empleo para convertirse en amas de casa y madres, y agrega que hay muy pocas mujeres en puestos de responsabilidad.

"Muchas mujeres trabajan en el sector informal", dice Naffa, pero su trabajo no está contabilizado y a menudo no se valorar socialmente.

Lucha contra el acoso y la discriminación

En Jordania no existen leyes que prohíban la discriminación por motivos de género en el lugar de trabajo. Las empresas suelen eludir el cumplimiento de las disposiciones legales, como la licencia por maternidad remunerada y el cuidado de los hijos, que a veces se utilizan como argumentos para no contratar a más mujeres. Del mismo modo, no hay leyes que aborden el acoso en el lugar de trabajo.

"Cuando se produce un caso de acoso, las familias piden a las mujeres que dejen su trabajo y se queden en casa", dice Aslan. "Al empleador que acosa a sus empleados no le pasa nada".

En la conferencia de la OIT de este año, se debatió un nuevo convenio internacional y una recomendación para proteger a los trabajadores de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, que podría adoptarse a partir de 2019. "Como activistas, presionaremos para que el Gobierno de Jordania ratifique esta convención", dice Aslan.

Boushra al-Salman, miembro del Comité de las Mujeres de la Federación General del Sindicatos Jordanos, ha recibido muchas denuncias de acoso verbal y sexual. Al-Salman, que preside el sindicato de la industria alimentaria, señala el miedo que tienen muchas trabajadoras de hablar sobre el acoso. "Algunas dejan su trabajo porque luego de presentar una queja no pasa nada. El acoso continúa y nada cambia", dice.

Cuando al-Salman anunció que se postulaba a la presidencia del Sindicato Jordano de la Industria Alimentaria en 2020, muchos quisieron disuadirla. "Hay hombres que me dicen que no puedo ser presidenta porque soy una mujer. ¿Por qué no? Yo puedo hacer cualquier cosa", responde al-Salman con una sonrisa. Pertenece al sindicato desde hace 15 años y desde entonces lleva haciendo campaña a favor de los derechos de las mujeres. Al-Salman imparte talleres sobre derechos laborales y ha negociado varios acuerdos con importantes empresas jordanas.

"Estoy formando a otras mujeres para que se conviertan en líderes y denuncien sus problemas y preocupaciones. Si sólo hablan los hombres, no representarán los problemas a los que se enfrentan las mujeres", explica a Equal Times. "Ninguna mujer ha presidido jamás uno de los sindicatos", dice. "Esperemos que en los próximos años más mujeres ocupen puestos directivos".