Mustafa Dzhemilev: “La situación de los presos políticos es peor ahora que durante la Unión Soviética”

Mustafa Dzhemilev: “La situación de los presos políticos es peor ahora que durante la Unión Soviética”

Mustafa Dzhemilev, photographed in his office in Kiev, on 22 October 2018.

(Oleksandr Ratushniak)

Mustafa Dzhemilev, activista ucraniano defensor de los derechos humanos, es considerado como el líder del movimiento nacional tártaro de Crimea. Menos de un año después de su nacimiento en Crimea el 13 de noviembre de 1943, entre el 18 y el 20 de mayo de 1944, el régimen soviético deportó violentamente a la población total de tártaros de Crimea (200.000) de su tierra natal a zonas aisladas en toda la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Dzhemilev ha dedicado desde entonces su vida a luchar por el reconocimiento del derecho de la población tártara de Crimea a regresar a su hogar, al restablecimiento de la autonomía de Crimea sobre la base del derecho de los tártaros de Crimea a la autodeterminación y a la campaña general por los derechos humanos en la antigua Unión Soviética; fue encarcelado en gulags y ha sido exiliado seis veces a causa de su trabajo.

En 1989, con 45 años, Dzhemilev pudo volver a su hogar en Crimea por primera vez desde su expulsión forzosa. En la Ucrania postsoviética, Dzhemilev fue diputado del Parlamento ucraniano y hasta hace poco era el presidente del Mejlis del Pueblo Tártaro de Crimea (la instancia ejecutiva representativa más alta de los tártaros de Crimea). En 2014, a los 71 años, se prohibió de nuevo a Dzhemilev entrar en su hogar por condenar firmemente la ocupación rusa de Crimea. Desde su base en Kiev, la capital ucraniana, habló con Equal Times sobre su vida laboral, las similitudes entre la lucha por los derechos humanos durante la era soviética y la lucha actual, así como del impacto que la anexión por Rusia de Crimea ha tenido en la lucha por la autodeterminación de los tártaros de Crimea.

En 1975 llevó a cabo una de las huelgas de hambre más largas de la historia –303 días– para protestar contra su encarcelamiento por las autoridades soviéticas a causa de su activismo. Este año, el director de cine ucraniano Oleg Sentsov hizo una huelga de hambre durante 145 días para protestar contra su detención por las autoridades rusas y pedir la puesta en libertad de 65 presos políticos en Rusia. ¿Piensa que las huelgas de hambre siguen siendo una forma eficaz de protesta política?

Cuando alguien se declara en huelga de hambre, no tiene la seguridad de que se satisfagan sus peticiones. Por ejemplo, Sentsov es consciente de que su petición de que se libere a todos los presos políticos ucranianos no se satisfará dentro de poco, pero de todos modos realizó la huelga de hambre para atraer la atención de la comunidad internacional. Y alcanzó su meta [Nota de la editora: el 25 de octubre de 2018, Sentsov recibió el prestigioso premio Sájarov 2018 a la Libertad de Conciencia del Parlamento Europeo].

¿Cree que hay alguna posibilidad de que el presidente ruso, Vladimir Putin, ponga a Sentsov en libertad?

Depende en gran medida de la situación actual. La liberación de Ahtem Ciygoz e Ilmi Umerov [N.d.l.e.: vicepresidentes del Mejlis, el órgano de autogobierno de los tártaros de Crimea ilegalizado por las autoridades rusas en 2014] es muy diferente. Sin duda, [el primer ministro turco Recep] Erdoğan ha desempeñado un papel esencial; como la diáspora de tártaros de Crimea en Turquía es tan importante, nos escuchan. Y como Putin no quería estropear las relaciones con Turquía, logramos liberar a los activistas.

A cambio, Putin exigió que se liberara a dos terroristas rusos [N.d.l.e.: término utilizado por Dzhemilev para referirse a agentes del Servicio de Seguridad Federal de Rusia, o FSB por sus siglas en ruso]. Así que, cuando preguntamos otra vez acerca de Sentsov y Oleksandr Kolchenko [un activista sindical, antifascista y ecologista ucraniano], Erdoğan dijo: “Claro que lo intentaremos, pero sabéis que Putin no da nada gratis”.

Creo que tenemos que ser racionales al pedir la liberación de presos políticos. Tras la puesta en libertad de dos personas con la ayuda de Erdoğan, cuatro personas fueron arrestadas una semana más tarde. Los rusos siempre necesitan una reserva de personas para hacer intercambios. Si se pone en libertad a Sentsov y a los demás, los rusos simplemente detendrán a más personas, tal vez diez veces más. Intercambiamos a personas totalmente inocentes, patriotas que no han cometido ningún delito, por asesinos crueles que fueron capturados por otros países.

El 13 de septiembre de 2018, Fiona Frazer (jefa de la misión de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en Ucrania) declaró que el 86% de las redadas y los registros realizados en los hogares en Crimea afectaba a familias tártaras de Crimea. Asimismo, condenó la continuación de las violaciones de los derechos humanos en la península ocupada y la falta de una investigación adecuada de dichos casos. ¿Cómo evalúa la situación de los derechos humanos en Crimea, en particular en relación con los tártaros de Crimea?

A menudo establecemos paralelismos entre el régimen de ocupación actual y el poder soviético en Crimea. Por supuesto que existen diferencias, pero si miramos el panorama general, considero que la situación en materia de derechos humanos es peor ahora que durante la época soviética. Hoy en día todo es más anárquico y la tortura se está intensificando. En la época de la Unión Soviética las autoridades tenían miedo de la mala publicidad. Ahora no tienen nada que perder. El Gobierno ruso gasta millones en propaganda.

El mero hecho de expresar tu opinión puede ser motivo de persecución. El FSB hace un seguimiento de todas las redes digitales y las publicaciones. Si te gusta una publicación o haces algo que las autoridades rusas consideran “que está mal” puedes ser multado o detenido. Pueden registrar tu casa. Y alrededor del 95% de los registros se realiza en hogares de tártaros de Crimea, a pesar de que los tártaros solo representan el 13% de la población de la península. Además, el 75% de las personas detenidas son tártaros de Crimea. Defendemos nuestro territorio, ya que somos originarios de aquí. También se detiene a otras personas, como Sentsov, por ejemplo.

¿Cree que la represión obligará a la población tártara de Crimea a abandonar su patria de nuevo?

Es una tragedia porque llevamos más de medio siglo luchando por regresar a nuestra patria, y muchas personas han vuelto. Sin embargo, el régimen actual ahora nos obliga a irnos otra vez. Le digo a la gente que no se vaya ahora, que hemos luchado durante mucho tiempo para volver. Algunos me dicen: “Esta bien que nos digas desde la Ucrania libre que resistamos. Intenta vivir aquí. ¿Puedes garantizar que mi hijo no sea secuestrado y asesinado mañana?”. Tienen razón, así que cada tártaro debe tomar su propia decisión.

¿Qué herramientas se utilizan actualmente para hacer avanzar la causa de los tártaros de Crimea?

Insistimos en las sanciones, no solo políticas y económicas, sino también el aislamiento de Rusia. No se están adoptando medidas suficientes, pero debo decir que, si después de la ocupación parcial de Georgia en 2008 la comunidad internacional hubiera reaccionado de la misma manera ante la ocupación de Ucrania, tal vez no nos encontraríamos con la situación actual. La ocupación de Crimea también debe pagarse cara.

¿Cuál es su pronóstico en cuanto a la desocupación de Crimea?

No debemos esperar que el problema se resuelva rápidamente. Podría llevar al menos cinco o seis años. Es muy difícil de predecir porque un régimen de este tipo podría derrumbarse en cualquier momento. Antes de su caída, la Unión Soviética se comportaba como si fuera a estar en el poder durante siglos.

Después de que las fuerzas rusas dispararan y capturaran a tres buques ucranianos y 24 marineros el mes pasado, Ucrania impuso la ley marcial. ¿Piensa que fue la decision correcta?

En la Rada Suprema [el Parlamento ucraniano] voté a favor de esta decisión puesto que, según las conclusiones del Consejo de Seguridad Nacional y el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania, no se excluyen nuevos movimientos terrestres de tropas rusas en territorio ucraniano. Sin embargo, la ley marcial por sí sola no basta porque la desigualdad de fuerzas es demasiado grande. Se necesita ayuda urgente de los países aliados y amigos, en particular apoyo militar.