¿En qué universo la quiebra de Thomas Cook podría representar un nuevo comienzo para la industria del turismo?

Ya se han publicado algunas cifras, alarmantes por su volumen, sobre las terribles consecuencias derivadas de la quiebra de Thomas Cook.

Alrededor de 600.000 turistas se quedaron varados cuando la agencia de viajes más antigua del mundo cesó todas sus actividades el 23 de septiembre de 2019. Entonces, Reino Unido empezó la mayor repatriación en tiempos de paz: 150.000 turistas. Al menos 21.000 personas perdieron sus puestos de trabajo en todo el mundo.

Numerosos hoteles en Túnez, Turquía y Egipto se quedaron con una gran cantidad de facturas por pagar, cuyo monto asciende a varios millones de euros. Turquía anunció que espera como mínimo 600.000 visitantes menos al año como resultado de la quiebra de la gran agencia. Asimismo, Egipto hizo hincapié en las 100.000 reservas canceladas hasta bien entrado el año. Gambia, el país más pequeño de África continental, se enfrenta a la triste perspectiva de unas pérdidas de ingresos de divisas por un valor de varios millones de dólares, pues Thomas Cook cerró en octubre, justo antes del inicio de su temporada alta. El turismo representa más del 20% de los 1.600 millones de dólares USD del PIB de Gambia y Thomas Cook –que también gestionaba hoteles y una línea aérea, además de operadores turísticos en 18 países– se encargaba de aportar casi la mitad de todos los turistas que ingresaban al país africano.

Según los últimos datos, en España al menos 500 hoteles se están preparando para echar el cierre, pues Thomas Cook ya no traerá a veraneantes británicos en vuelos chárter. Grecia, que recibía a más de tres millones de visitantes al año gracias a Thomas Cook, calculó que las pérdidas ascenderían a un mínimo de 300 millones de euros. En Chipre, el quinto destino veraniego más popular de Thomas Cook para 2019, los hosteleros prevén unas pérdidas de aproximadamente 50 millones de euros debido a las facturas sin pagar de julio, agosto y septiembre.

¿Cómo ha podido la quiebra de una sola empresa, que en el fondo no era más que un operador turístico, afectar a tantas zonas del mundo?

Esta empresa no operaba en ninguno de los sectores que suelen generar potencias económicas y empresas líderes nacionales, como los de la asistencia sanitaria, los servicios financieros, los productos de consumo, la construcción, la energía, la seguridad, el comercio electrónico o la alta tecnología. Pero es que Thomas Cook no era la típica gran empresa.

Thomas Cook inventó el turismo tal y como lo conocemos hoy en día, mercantilizando lugares y pueblos y envasando experiencias en porciones accesibles y digeribles que convirtieron a los viajeros de antaño en turistas. Su modelo empresarial, que en sus orígenes estaba profundamente entrelazado con el Imperio Británico, ofrecía sus servicios a un mercado que se puede entender mejor si analizamos la descripción que hizo Florence Nightingale de Egipto. Esta emprendedora enfermera británica, todo un ángel compasivo, es conocida por su delicadeza y sus habilidades en el cuidado de los enfermos. Ella misma ofreció una perspectiva que puede resultar impactante hoy en día, pero que en su época no sonaba tan fuera de lugar. “Egipto para los europeos está prácticamente deshabitado”, escribió. “La raza actual no perturba esta impresión más de lo que lo haría una raza de lagartos trepando por los monumentos en ruinas de dicha estrella. No se les podría llamar habitantes, como tampoco se les puede llamar así a estos”.

Esta opinión parcial sobre Egipto, una de las civilizaciones más antiguas del mundo, fue aceptada sin discusión por los paquetes turísticos de Thomas Cook. Incluso es posible que la consolidaran, permitiendo la construcción de lo que el catedrático Edward Said ha denominado “geografías imaginarias” de ‘Oriente’. Hoy en día, podría decirse lo mismo de los países del este de Asia, pero en aquella época hacía referencia al aparente exotismo de la región de Oriente Medio. Con el tiempo desembocaría en la actitud paternalista que Said, fundador del campo de los estudios postcoloniales, definió como “orientalismo”. De hecho, podría considerarse con razón como uno de los motivos por los que la mayor parte de los medios de comunicación occidentales se han centrado en las consecuencias que la quiebra de Thomas Cook ha tenido para sus empleados europeos y no para los otros muchos miles de personas fuera de Europa que también han perdido sus puestos de trabajo.

Es hora de reinventar el turismo de masas

Sin embargo, la quiebra de Thomas Cook no significa que se haya acabado con su legado de 178 años. El que las consecuencias de su repentina bancarrota vayan a seguir sintiéndose por todas partes –y especialmente en los 25 pequeños países que más dependen del turismo basado en los complejos hoteleros– subraya hasta qué punto el sector mundial sigue ligado al modelo impulsado por Thomas Cook.

Dicho esto, el fin de Thomas Cook podría marcar un nuevo comienzo. Podría constituir una oportunidad para que las ciudades, países y regiones reinventaran los viajes como un descubrimiento orgánico y auténtico de los diferentes modos en que el planeta es uno. Esto traería consigo un enfoque que respetaría la diversidad de gustos en los viajes, en lugar del concepto de Thomas Cook de mover a un gran número de occidentales por zonas del extranjero de un modo que nunca permite a los turistas identificarse ni familiarizarse verdaderamente con las poblaciones ni los lugareños.

Las culturas que se enorgullecen de contar con unas dinámicas redes familiares podrían ofrecer vacaciones alojándose con familias en lugar de hoteles ubicados en rascacielos. Las que disponen de un estilo único de cocina podrían destacar dicho aspecto organizando, por ejemplo, una semana de sesiones para cocinar y comer con diferentes anfitriones.

La generación de los mileniales quiere entrar en contacto de forma enriquecedora con nuevos lugares, gente, culturas y comidas y eso significa que los paquetes turísticos comerciales que se crearon a finales del siglo XIX ya no sirven. En lugar del ‘turismo de enclaves’ de la época de Thomas Cook, ahora podrían empezar a ofrecerse diversos programas comunitarios de viaje basados en los puntos fuertes de las diferentes regiones. Actualmente hay algunos ejemplos en funcionamiento, pero no son suficientes y en modo alguno constituyen un modelo para el turismo global.

Como destacaron Philip Scranton y Janet F. Davidson en su obra académica The Business of Tourism (El negocio del turismo), publicada en 2007, el turismo de enclaves de Thomas Cook se basaba en una infraestructura turística que limitaba en gran medida la distribución de los beneficios en la comunidad local, así como las conexiones humanas enriquecedoras.

El sentido de un nuevo modelo de viajes consistiría en forjar los verdaderos vínculos que enriquecen al visitante tanto como a la gente y los lugares que visitan. Esto nunca ha sido tan importante como ahora. La demonización de los migrantes en Europa y en los Estados Unidos de Donald Trump está generando una fuerte idea de que los ‘otros’ están asediando Occidente. Existe una creciente hostilidad en todo el mundo hacia los extranjeros, especialmente hacia aquellos que huyen de los conflictos o buscan refugio ante la persecución en sus países de origen. Una lista cada vez más amplia de países que tradicionalmente han acogido a migrantes y solicitantes de asilo –desde Jordania e India en Asia, a Perú y Trinidad y Tobago en América– están expulsando a los refugiados. Por tanto, viajar se hace más necesario que nunca para abrir las mentes y cuestionar el concepto de “lo extranjero”. Aunque viajar debería ser un derecho para todo el mundo, dicho privilegio únicamente lo pueden gozar los que cuentan con los pasaportes ‘adecuados’ y los medios para poder emprender viajes de ocio.

Obviamente, sería poco realista y absurdo acabar con la cultura –y la lógica– de los paquetes turísticos tan solo porque Thomas Cook ha fracasado. En los últimos años, dicha empresa tomó varias decisiones empresariales desacertadas, pero en la última década la cuota de mercado de los paquetes turísticos no ha hecho más que crecer, a diferencia de los viajes reservados como componentes independientes. Dicho esto, el concepto sueco de la flygskam o ‘vergüenza de volar’ por razones ecológicas parece estar extendiéndose y los activistas medioambientales ya están instando a la gente a que se abstenga de viajar en avión a menos que sea absolutamente necesario. Todo esto sin duda afectará al modelo turístico. Y la verdad, ya era hora.

Según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, el turismo representa casi el 3% del PIB mundial y emplea al 5% de la fuerza laboral del planeta. La Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas calcula que en 2030 habrá casi dos mil millones de viajeros. Desde 2012, China ha sido la mayor fuente mundial de turistas y acapara el 70% del crecimiento del turismo global, según el McKinsey Global Institute. Esta expansión del turismo procedente de países de ingresos medios con una creciente clase media significa que se están llevando a cabo inversiones. Países que antes recibían a viajeros ahora están enviando turistas al extranjero. Los países occidentales constituyen un destino popular entre la población china y los viajeros procedentes de otras economías emergentes. Por tanto, el modelo de Thomas Cook sobrevive a la inversa. Occidente ahora dispone de la oportunidad de explicarse mejor a los visitantes procedentes de ultramar, en lugar de convertirse simplemente en un escenario para las autofotos.

Sin embargo, en general está claro que todos los viajeros, independientemente de su procedencia, seguirán queriendo conseguir oportunidades relativamente asequibles y bien gestionadas para visitar lugares nuevos. En la siguiente fase del turismo de masas estas oportunidades estarán organizadas pero no serán artificiales; una distinción que se puede entender mejor como la diferencia que existe entre las relajadas fotografías familiares y las imágenes cuidadosamente compuestas que se suben a Instagram. Cómo conseguirlo constituye un reto, pero más concretamente, una oportunidad que debemos aprovechar.