Encubrimiento del Gobierno pone en peligro la vida de mineros

 

El año pasado, 161 mineros ucranianos del carbón murieron en accidentes laborales.

En el 2010 hubo 131 víctimas mortales en el sector de la minería. Durante los primeros ocho meses del 2012, murieron al menos 82 mineros.

Para explicarlo de otro modo: con una producción anual de carbón de unos 80 millones de toneladas, cada millón de toneladas de carbón cuesta la vida a dos mineros.

La industria minera ucraniana se basa principalmente en el carbón, ya que alberga la séptima reserva de carbón más grande del mundo.

Sin embargo, debido al incumplimiento y la insuficiencia de las normas de seguridad y al anticuado equipo, Ucrania es uno de los países más peligrosos para los mineros.

El 29 de julio del 2011, en uno de los mayores accidentes del país, 28 mineros murieron en una explosión subterránea en la mina de Suchodilska-Shidna en la región de Lugansk, situada 80 km al sudeste de Kiev, la capital.

El accidente se produjo a una profundidad de 915 metros cuando los mineros estaban en el turno de noche y, al parecer, fue provocado por una potente explosión de metano.

Sin embargo, el Gobierno ucraniano se ha negado a investigar las causas adecuadamente.

Una investigación exhaustiva evitaría que sucedieran nuevas tragedias. Sin embargo, en los últimos dos años uno de los principales retos para la protección del empleo en Ucrania ha sido eliminar a los mineros del sindicato de las investigaciones de accidentes.

La investigación sobre el accidente en Lugansk debía llevarse a cabo de conformidad con una directiva del Gabinete que establece que: "(a) la investigación especial de un accidente colectivo, con 5 o más víctimas mortales o más de 10 heridos, se llevará a cabo por un comité especial", en cuya composición intervendrán, entre otros, "el presidente del sector o de los sindicatos regionales, representantes de las organizaciones sindicales de base cuyos miembros se cuenten entre las víctimas o gente autorizada por los empleados en materia de sanidad, si las víctimas no eran miembros de un sindicato".

Siete de los 28 mineros que murieron en la mina de Suchodilska-Shidna estaban afiliados al Sindicato Independiente de Mineros de Ucrania (NPGU).

Sin embargo, ni Mikhailo Volinets (presidente del NPGU) ni ningún otro representante del sindicato local fueron invitados a participar en la investigación.

El NPGU presentó un recurso ante el Tribunal Administrativo del Distrito de Kiev. En octubre del 2011, el Tribunal declaró ilegal el Comité gubernamental. Aún así, en lugar de admitir su error, el Gobierno recurrió la decisión.

En mayo del 2012, el Tribunal denegó el recurso, reconociendo que la investigación quedaba fuera de las competencias del Comité. En otras palabras: que no se había creado un comité real ni se había llevado a cabo una investigación real.

 

Implicaciones para el futuro

La inclusión de representantes sindicales en cualquier comité que investigue las causas de un accidente garantiza una investigación objetiva y exhaustiva.

Cuando los representantes gubernamentales van a una mina y preguntan a los empleados, los mineros suelen tener miedo de revelar todo lo que saben por miedo a que les despidan si dicen algo equivocado o a perder su trabajo si la mina cierra como resultado de la investigación.

Los mineros que presenciaron la explosión en Suchodilska-Shidna tienen miedo de que les acusen del accidente, a ellos o incluso a sus compañeros muertos. Sin embargo, en una conversación con su representante sindical, los mineros pueden ser mucho más abiertos y compartir detalles que pueden resultar de gran valor para la investigación.

Asimismo, los representantes sindicales pueden considerarse expertos en temas industriales, así como en temas de seguridad. Por tanto, sus opiniones serían de gran importancia en cualquier investigación.

Por último, si el comité que investiga las causas de un accidente incluye a representantes sindicales, obliga a los empleadores a prestar más atención a las normas de seguridad, ayudando así a mejorar las condiciones laborales y a evitar accidentes.

 

La política: lo mismo de siempre

En Ucrania, los intereses del Gobierno y de las grandes empresas suelen coincidir, en especial cuando los empleadores son miembros del partido en el poder: el Partido de las Regiones.

Esto es especialmente evidente en la industria minera, que en los últimos años se ha convertido en un importante motor de la economía nacional y representa el 4,4% de su producto interior bruto (PIB).

Se calcula que esta industria tiene un valor de más de 5 mil millones de US$, con un volumen total de producción mineral de más de 170 millones de toneladas.

Según los cálculos aumentará hasta los 200 millones de toneladas para el 2015, debido principalmente al incremento en la producción de carbón.

El Primer Ministro Mikola Azarov (que creó el comité gubernamental) es también el presidente del Partido de las Regiones.

El presidente del Comité de Suchodilska-Shidna (nombrado por Azarov) fue Yuri Boiko, el Ministro de Energía e Industria del Carbón.

Boiko es también miembro del órgano rector supremo del Partido de las Regiones y, antes de ser nombrado ministro, fue presidente del órgano rector supremo de la Federación de Empleadores de Ucrania.

Asimismo, también destaca Rinat Akhmetov, propietario de la mina de Suchodilska-Shidna y el hombre de negocios más rico de Ucrania. Además es diputado parlamentario por el Partido de las Regiones.

Como a los representantes del NPGU no les permitieron participar en el Comité, los miembros de este sindicato tienen poca confianza en que los hechos comprometedores no se hayan ocultado para proteger al propietario y al Gobierno.

Asimismo, cabe destacar que Volinets es un diputado de la oposición, del partido Todos los Ucranianos Unidos por la Patria de Yulia Timoshenko.

Por tanto, es posible que la exclusión del NPGU del comité de investigación fuera una decisión política.

Si los juegos políticos están privando a los mineros del derecho a la información sobre asuntos cruciales para su seguridad, esto no solo significa un duro golpe para el sindicato y sus miembros, sino también para el diálogo y la paz social en Ucrania.