Desigualdad y creciente malestar social en China

 

Crecientes niveles de desigualdad y la escasa redistribución de la riqueza a pesar del boom industrial y el crecimiento constante, amenazan la estabilidad política y social en prácticamente toda China.

Las huelgas se están haciendo cada vez más frecuentes y están mucho mejor organizadas que en el pasado.

Hoy en día los trabajadores chinos se interconectan con facilidad, incluyendo el recurso a redes sociales en línea, y están más determinados que nunca a obtener mejores condiciones.

Es por ello que el Consejo de Estado, el ejecutivo chino, anunció el martes una amplia reforma salarial y fiscal.

 

 

Por un lado, las medidas se apoyan en importantes contribuciones de las prósperas firmas estatales y de los más ricos, con objeto de reducir la brecha entre los ingresos de la élite urbana y los cientos de millones de pobres de las zonas rurales.

Los ingresos en las áreas urbanas son más de tres veces superiores a las de las zonas rurales, donde urge invertir en infraestructura, irrigación, educación y sanidad.

Las últimas estimaciones (2011) indican que más del 13,4 por ciento de la población china, lo que representa 128 millones de personas, subsiste por debajo del umbral de la pobreza que se sitúa en unos 363 USD al año.

Por otro lado, la reforma busca aumentar los salarios, flexibilizar las tasas de interés y favorecer la rentabilidad de las inversiones familiares, un signo claro de que el gobierno apunta cada vez más a fomentar el crecimiento económico a través de un incremento del consumo.

Los economistas apuntan a que el objetivo global es reducir el porcentaje de la población que vive en la pobreza e incrementar el peso de la clase media.

“El Consejo de Estado no está hablando exclusivamente de la brecha entre ricos y pobres, sino de la economía en general y la manera en que los ingresos se distribuyen entre diversos actores: los hogares, las corporaciones y el gobierno”, comentó Andrew Batson, director de estudios de GK Dragonomics, en una entrevista concedida a Reuters.

Además, los campesinos migrantes, que desde hace tiempo venían estando marginados y no disfrutaban de oportunidades de mejora, podrán transferir su residencia oficial a las ciudades, pudiendo así acceder a salarios más elevados y mejores servicios sociales.

En el transcurso de los últimos años sectores reformistas han venido presionando a las firmas estatales, que se beneficiaron de un considerable apoyo por parte del Estado pero no han contribuido de forma significativa al sistema de bienestar a través de una proporción adecuada de sus ingresos. El aumento de los impuestos sobre los beneficios de dichas firmas será del orden del 5 por ciento para 2015.

En cuanto a los salarios mínimos, el plan prevé un incremento del 40 por ciento de la remuneración media de los trabajadores urbanos de aquí a 2015.

“Incluso después de haberse registrado incrementos de hasta el 30 por ciento en algunas provincias, el salario mínimo en gran parte de China sigue siendo apenas suficiente para subsistir”, comenta Jennifer Cheung del China Labour Bulletin.

“Todos los trabajadores que ganan el salario mínimo seguirán teniendo que hacer horas extraordinarias, en ocasiones excesivas, para poder vivir de manera digna”, explica.

Por ejemplo, el salario mínimo más elevado en China es en la actualidad de 1.500 CNY (240 USD) al mes, en Shenzhen, la principal ciudad de la provincia meridional de Guangdong, con más de 10 millones de habitantes.

Pero incluso en Shenzhen, los empleadores encuentran difícil atraer mano de obra a causa del elevado coste de la vida, desde la alimentación a los transportes o el alquiler.

Las autoridades locales han asegurado que los salarios mínimos mensuales llegarán a situarse en 2.650 CNY (425 USD) para 2015, pero dicho incremento no compensará la creciente tasa de inflación.

Además, en Shenzhen el sector manufacturero empieza a orientarse hacia el segmento de alta tecnología, lo que permitirá mayores márgenes para ofrecer mejores salarios y condiciones de trabajo, mientras que en otras zonas de Guangdong sigue habiendo un elevado número de empresas manufactureras de bajo coste con mano de obra intensiva, que preferirían mantener los salarios mínimos al nivel actual.

“Si el gobierno de Guangdong sigue dando largas al incremento salarial”, comenta Cheung, “sin duda los trabajadores sencillamente tomarán las riendas y organizarán huelgas y protestas para exigir mejores condiciones salariales y de trabajo, sin importar las consecuencias”.