“Sin la migración nos hubiéramos quedado todos en África”

 

En las últimas dos décadas, Chukwu-Emeka Chikezie ha saltado a la fama como defensor de la diáspora de inmigrantes africanos.

Figura imponente de 50 años de edad, Chukwu-Emeka nació en Londres, de padre nigeriano y madre sierraleonesa, y vivió con su madre en Freetown, Sierra Leona, siendo conocido como Philip Chukwu-Emeka Fergusson.

Se trasladó al Reino Unido en su juventud para proseguir estudios y varios años más tarde, tras reanudar el contacto con su padre, volvería a adoptar el nombre de Chikezie.

Como anterior Asesor económico principal del gobierno de Mauricio, sobre el sector privado y la diáspora, y fundador de la ONG AFFORD (Fundación Africana para el Desarrollo), basada en Londres, Chukwu es una de las fuerzas impulsoras del Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo, patrocinado por las Naciones Unidas y, entre muchas otras funciones, también es director de la empresa Up!-Africa Limited.

Nos entrevistamos con Chukwu recientemente, en un helado día de invierno en Londres.

Por suerte, los rayos de sol invernal calentaron nuestra charla, mientras los aviones que sobrevolaban la ciudad transportaban a miles de pasajeros a diferentes destinos en el mundo entero, evocando la importancia que han adquirido los viajes y la migración masiva.

 

¿Por qué motivo cambiaste tu nombre de Philip a Chukwu?

Bueno (riendo). Si quiere, me puede llamar Philip. No es que quisiera adoptar una nueva identidad: era algo que sentía que tenía que hacer en aquella época. Ahora sé quién soy. Soy un británico negro de origen africano, que nació aquí y creció en Sierra Leona. Me siento bien en esos dos mundos, aunque me siento cada vez más británico. Se podría decir que mi historia personal es un reflejo de la historia de la diáspora negra en el Reino Unido.

 

Tiene la reputación de ser un activista visionario y progresista. ¿En qué se diferencia de los demás?

En pocas palabras, estoy convencido de que África -y la diáspora africana- saldrá adelante gracias a los progresos económicos y comerciales que ella misma logre realizar. Es preciso brindar a los migrantes la posibilidad de desarrollarse y adquirir nuevas aptitudes, de tal forma que si deciden volver a sus países se encuentren en una postura más fuerte.

De esta manera, todos los países, los de origen, tránsito y destino, tendrán la posibilidad de beneficiarse. Es lo que yo llamo la situación triplemente ideal.

 

En su opinión, ¿cuál es el mayor desafío a que se enfrenta África hoy en día?

El mayor desafío, sin duda alguna, es la buena gobernanza. Para que el león africano pueda por fin rugir, necesitamos buenos gobiernos, transparencia e instituciones sólidas. Es en ese sentido que creo que el movimiento sindical internacional, por su capacidad de organización, tiene una función indispensable que desempeñar.

He trabajado y colaborado en varios proyectos sobre migración y desarrollo en Liberia, Ghana, México, Nigeria y los Estados Unidos, así como en Sierra Leona, Mauricio y el Reino Unido. No considero que la migración sea una “amenaza” para las sociedades.
La migración es un vehículo para sacar a las personas de la

 

Aunque, lamentablemente, se presenta a los migrantes precisamente como una “amenaza” para la sociedad. La migración está generando racismo y xenofobia.

“Debemos asegurarnos de que los migrantes no se conviertan en las víctimas del ‘rostro oscuro’ de la globalización. Los derechos de los migrantes deben respectarse y protegerse. Entiendo que la migración en los países de destino pueda engendrar temores reales y comprensibles.

La manera en que se percibe la migración, no obstante, es un problema enorme que alimenta la xenofobia y el racismo. Mucha gente vive situaciones difíciles debido a la crisis económica. Ven lo que sucede en otros países y piensan que la situación está fuera de control, de su control. Los migrantes se convierten así en chivos expiatorios. Si bien se podría luchar contra esa percepción con datos y estudios empíricos, el problema es que esa cuestión suscita mucha emoción.

 

¿Qué se puede hacer para contrarrestar esa percepción negativa?

Las personas se sienten inseguras, se preocupan por sus empleos. Es un problema real. Al mismo tiempo, sería un grave error desterrar toda posibilidad de debate y tachar a esas personas de racistas. Es necesario fomentar muchos más debates sobre esta cuestión. Nadie tiene el monopolio de la xenofobia y el racismo. Esos fenómenos no se limitan a los países de destino blancos con respecto a los países en desarrollo de origen. Solo hay que pensar en Sudáfrica por ejemplo y la hostilidad hacia los demás inmigrantes africanos en ese país.

El problema es que la percepción de la población determina, e incluso limita, el margen de maniobra de los responsables y dirigentes políticos, dejando un mayor espacio y poder a los extremistas para orientar el debate y dar más credibilidad a su xenofobia.

 

¿Se trata entonces de un fallo más de nuestros líderes políticos?

Necesitamos que nuestros políticos den muestras de valentía y capacidad de liderazgo. Deben crear un espacio genuinamente político que posibilite un debate civilizado acerca de los migrantes y la migración, sin ceder a la ansiedad. Una vez que las personas se ponen en contacto, la situación cambia, volviéndose más personal y verdadera.

Sin embargo, sigue habiendo demasiada cobardía política y falta de voluntad para abordar la cuestión de la migración. Francamente, si la migración no fuese parte de la experiencia humana, ¡estaríamos todos aún en África!

 

¿Cuál sería la medida principal que deberían adoptar los países africanos para mejorar las condiciones de sus propios migrantes?

En este preciso momento hay millones de personas que están viajando por todo el mundo. Aunque es más fácil para un australiano obtener un empleo en África que para un africano. Todos los empresarios con los que he hablado me dicen que les resulta más difícil trasladar a sus empleados africanos por el continente que a los no africanos. Esto me parece sorprendente.

Necesitamos potenciar la cooperación entre los países africanos en relación con la movilidad de la mano de obra. Esto mejoraría significativamente la vida de los inmigrantes africanos. Al contrario de lo que se piensa, la mayoría de los inmigrantes africanos no se dirigen hacia el Norte. La migración africana es predominantemente un fenómeno Sur-Sur. La mayoría de los africanos circulan dentro de su propia región y no abandonan el continente.

 

El gran filósofo marxista y escritor originario de Trinidad, C.L.R. James, una vez me dijo: ‘África se ha deshecho de sus colonizadores, pero ahora necesita deshacerse de sus líderes’. ¿Cuál es su opinión sobre la responsabilidad personal?

Bueno, hay ejemplos muy positivos en relación con ese aspecto, como Mauricio o Botswana. Mire la dirección que ha tomado Ghana. Cuando Mauricio obtuvo su independencia (en 1968), se le consideraba en general como un caso perdido, pero gracias a la diversificación de su economía y la estabilidad política ha podido capear la crisis financiera mejor que la mayoría de las economías del mundo.

Si bien muchos países africanos sufren de lo que se ha denominado la maldición de los recursos, países como Botswana, por ejemplo, tienen diamantes pero no por ello han despilfarrado la riqueza que les ha aportado su comercio, mediante la corrupción. Han creado instituciones sólidas y estables, y han distribuido la riqueza de forma más equitativa. A mi juicio, la clave está en la buena gobernanza. Quizá algún día oigamos por fin rugir al león africano.

Diáspora africana - Algunos datos estadísticos interesantes
Es sumamente difícil compilar, sustanciar e interpretar los datos y la información estadística sobre los inmigrantes, sean éstos “documentados” o “no documentados”.
¿Qué población abarca por ejemplo la diáspora africana en el Reino Unido? ¿Se incluyen los negros africanos que llegaron al Reino Unido después de la Segunda Guerra Mundial, o más bien las personas con ancestros negros y que engloban también a las personas de origen afrocaribeño y mestizos?
La definición se presta a múltiples interpretaciones y ha dado lugar a numerosas controversias.
Según el censo británico más reciente (2011), hay un poco más de dos millones de personas que se describen a sí mismas como negras en el país, la mitad de las cuales se describen como afrocaribeñas y la otra mitad como personas de origen africano.
Lo que es indiscutible es que el Reino Unido y, en particular la capital, Londres, tiene una población multiétnica muy diversa en la que casi todos los países de África están representados.
La presencia de los primeros habitantes negros en Inglaterra se remonta a la época romana, hace más de 2.000 años. Asimismo, se sabe que a principios del siglo XVII la Reina Isabel I promulgó leyes destinadas a expulsar del reino a todos los sujetos negros.
En épocas más recientes ha habido cuatro grandes episodios de migración africana al Reino Unido.
En el período posterior a la Segunda Guerra Mundial y hasta la primera fase de la independencia de los países africanos a principios de los años sesenta, llegaron al país profesionales, estudiantes, intelectuales y futuros líderes de la era poscolonial.
A finales de los sesenta y setenta hubo una ola de exiliados económicos y políticos del periodo post colonial, muchos de los cuales volvían con sus hijos nacidos como británicos, titulares de pasaportes británicos.
En los años ochenta, la llamada década perdida de África, el patrón cambió nuevamente, al registrarse la llegada masiva de inmigrantes, principalmente económicos, a las costas británicas.
En los años noventa, los conflictos intestinos en Rwanda y Somalia, por ejemplo, provocaron una ola masiva de refugiados y exilados políticos al Reino Unido.
Actualmente, la mayoría de los expertos coinciden en que las más grandes comunidades de africanos en el país proceden de Nigeria, Sudáfrica (negros y blancos), Ghana, Somalia, Zimbabwe, Etiopía y Eritrea.
Con todo, pese a la percepción popular, la mayoría de los inmigrantes africanos se quedan en el continente africano, ya que la migración africana es fundamentalmente un fenómeno Sur-Sur y la única región de África que registra una salida neta de inmigrantes es el Norte de África.
A modo de ejemplo, según estimaciones, el 80 por ciento de inmigrantes de África occidental emigran dentro de su propia región. En términos generales, según datos del Banco Mundial, el 63 por ciento de los inmigrantes subsaharianos se quedan en África.
En todo el mundo, los inmigrantes africanos –y personas de ascendencia africana – hacen una importantísima contribución a la economía de África.
En 2010, el Banco Mundial estimó que las remesas de la diáspora africana al “continente materno” representaron 40.000 millones de dólares EE.UU.
Una reciente encuesta de 10.000 hogares de minorías étnicas y negros en el Reino Unido, realizada por el Departamento de Desarrollo Internacional (DFID) indicaba que el 34 por ciento de las personas entrevistadas que se describían como negros británicos o como africanos negros enviaba en promedio 910 libras (alrededor de 1.400 dólares EE.UU.) a África cada año.
En general, y no solo en África, las remesas constituyen la segunda más importante fuente de ingresos para los países en desarrollo, después de las inversiones extranjeras directas.
Estos ingresos, procedentes del duro trabajo de los inmigrantes, son considerablemente mayores que las inversiones de los mercados de capitales y la ayuda externa.