Autogestión de los trabajadores, ¿la solución para impulsar la moribunda industria de la construcción naval croata?

Autogestión de los trabajadores, ¿la solución para impulsar la moribunda industria de la construcción naval croata?

The Treći maj (Third of May) shipyard is located in the Croatian city of Rijeka, and along with the Uljanik shipyard, it forms part of the biggest shipbuilding group in the country. Its workers have engaged in several strikes over unpaid salaries this year.

(Jelena Prtorić)

"No esperamos mucho de nadie", afirmaba a principios de noviembre Marko Alviž, un trabajador de Uljanik, el mayor astillero de Croacia, mientras esperaba, como la mayoría de sus 4.000 compañeros, a que les pagaran sus salarios de septiembre. El nivel de optimismo entre ellos se encontraba bajo mínimos.

Alviž lleva 14 años como técnico naval en Uljanik, situado en la ciudad de Pula, en el noroeste del país. Por tercera vez este año, él y sus compañeros se declararon en huelga en noviembre para reclamar los salarios que les adeuda la empresa. A la huelga anterior, convocada en agosto, se sumaron unos 4.500 trabajadores de los dos astilleros del grupo Uljanik: el de Uljanik y el Treći maj (Tres de mayo), ubicado en Rijeka. Ya en enero, un grupo de trabajadores, entre ellos Alviž, convocaron una huelga no autorizada durante varios días, cuando por primera vez la empresa se retrasó en pagarles sus salarios.

En agosto, los trabajadores tomaron las calles para reclamar lo que les adeudaban, además de la dimisión de la dirección. Sus reivindicaciones dieron sus frutos y la empresa se avino a pagar a los trabajadores y, a finales de octubre, dimitió el presidente del Grupo Uljanik, Gianni Rossanda, sinónimo de todo lo malo en Uljanik: mientras los trabajadores luchaban por alimentar a sus familias sin haber cobrado, los medios de comunicación publicaron los detalles de las cuantiosas bonificaciones de Rossanda y fotos de su lujosa villa.

Uljanik salió a bolsa en 2012 y sus trabajadores fueron invitados a comprar acciones. Los trabajadores y pequeños accionistas llegaron a poseer el 47% de la compañía, pero apenas tenían voz en la toma de decisiones.

Entonces, "dos entidades separadas cotizaban en bolsa; a la más pequeña de ellas le fue bien en el mercado de valores y se mantuvo rentable, mientras que la entidad más grande quebró", escribió Andrew Hodges, de la Universidad Leibniz, en su artículo de investigación Workers’ narratives of blame and responsibility during the 2018 crisis of the Uljanik shipyard, Croatia (La versión de los trabajadores sobre la culpa y la responsabilidad durante la crisis de 2018 en los astilleros de Uljanik, Croacia). Hodges señala que la adhesión de Croacia en 2013 a la Unión Europea complicó aún más las cosas. "El número de subvenciones y garantías solicitadas al Estado por el astillero chocaba con la legislación comunitaria en materia de competencia".

Aunque el pasado enero la Comisión Europea aprobó la garantía estatal de Croacia para un préstamo de 96 millones de euros con el que ayudar al astillero a mantenerse a flote, claramente, las subvenciones estatales no podían ser una solución viable a largo plazo. Por eso se obligó al astillero a iniciar un proceso de "reestructuración" a finales de 2017, en un intento de encontrar nuevos socios estratégicos y de búsqueda a la desesperada de un rescate.

La construcción naval, orgullo del Estado socialista

No siempre fue así. Uljanik fue fundada en 1856 y se convirtió en la principal base naval del imperio austrohúngaro, que sobrevivió a varios Estados y regímenes. Durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió de base naval alemana. Fue bombardeada por los aliados y reconstruida en 1947.

Durante la Yugoslavia socialista, en Uljanik se construyeron todo tipo de buques: desde cargueros a buques cisterna o portacontenedores. Gracias a la actividad del astillero, la ciudad de Pula creció y atrajo a los trabajadores y sus familias. Es frecuente que varias generaciones de una misma familia hayan trabajado en Uljanik.

La construcción naval era motivo de orgullo patrio y una de las industrias más boyantes del país y del mundo: Yugoslavia era la tercera potencia en construcción naval del mundo, después de Corea del Sur y Japón.

Los astilleros eran también símbolo de la clase obrera en el joven Estado socialista. El mismo Josip Broz Tito, presidente de Yugoslavia entre 1953 y 1980, trabajó como maquinista y activista sindical en el astillero Kraljevica de la costa adriática, en la década de los veinte, que en 2012 cesó todas sus actividades y entró en proceso de liquidación.

La era dorada de la construcción naval yugoslava llegó a su fin en la década de los noventa debido a la guerra que estalló tras la desintegración de Yugoslavia y la posterior transición a una economía de mercado.

Hoy sólo quedan cinco astilleros en el país, dos de ellos gestionados por el Grupo Uljanik.

Sin embargo, el sector de la construcción naval sigue siendo una industria de peso que, según cifras de la Corporación Croata de Construcción Naval, genera entre el 2% y el 5% de todos los puestos de trabajo de Croacia (cifra que salta al 10% si incluimos a los subcontratistas), contribuye entre el 0,8% y el 1,8% al PIB y supone entre el 10% y el 15% de todas las exportaciones croatas.

Sin embargo, la importancia de la construcción naval para la economía croata es menor que la del turismo, que representa casi el 20% del PIB nacional. No es de extrañar, por tanto, que la antigua dirección de Uljanik estuviera dispuesta a sacrificar el astillero por el bien de los inversores inmobiliarios del sector turístico, según explica Đino Šverko, representante del sindicato de trabajadores metalúrgicos de Croacia, Sindikat metalaca Hrvatske - Industrijski sindikat.

En la primavera de 2018, el magnate croata Danko Končar del Grupo Kermas se convirtió en el nuevo propietario de Uljanik. La alarma cundió entre los trabajadores, ya que cuando Končar adquirió los astilleros Brodotrogir, en la costa central del Adriático, se produjeron impagos y despidos inesperados.

"Primero se habló de que iban a construir un puerto deportivo y a transformar Uljanik en un astillero para [construir] algún tipo de megayates", dice Šverko. Luego, afirma, la dirección anterior de la empresa trató de impulsar un plan alternativo, que incluía la transformación en propiedades inmobiliarias de lujo del Arsenal –una zona de Uljanik cercana a una de las atracciones más conocidas de Pula, un antiguo teatro romano– donde Končar (que ya posee varios hoteles de lujo y grandes extensiones de tierra en Pula) acabaría construyendo un grupo de hoteles de alto standing.

Šverko pertenecía al Consejo de Supervisión de Uljanik, pero abandonó su puesto en septiembre, para "intentar llamar la atención sobre el hecho de que, si queremos salvar a Uljanik, no deberíamos hacerlo entrando en el negocio inmobiliario", explica a Equal Times.

La autogestión de los trabajadores como respuesta a la pasividad de los sindicatos

Para algunos, la dimisión de Šverko llegó demasiado tarde. A él y a otros representantes sindicales les han llovido críticas de algunos trabajadores, por colaborar con la dirección del astillero y no defender los derechos de los trabajadores.

"Los trabajadores no recibían suficiente información de los sindicatos, a pesar de que estos contaban con un representante en el Comité de Supervisión", explica Alviž, el técnico del buque. "En enero, cuando se retrasaron por primera vez los salarios, dos de cada tres sindicatos presentes en la empresa votaron en contra de la huelga", dice. Alviž y otros tres trabajadores que participaron en la huelga no autorizada de enero, crearon una asociación informal de trabajadores, Stožer za obranu Uljanika (Cuartel general para la defensa de Uljanik), el 28 de febrero de 2018.

"Éramos meros aficionados. No sabíamos realmente lo que hacíamos. Solo tratábamos de obtener más información sobre lo que estaba sucediendo en el astillero y compartirla con otros trabajadores. Para eso creamos una página en Facebook y empezamos a distribuir folletos con la información que recogíamos", explica Alviž.

Las acciones del Stožer se inspiraron en gran medida en los movimientos de autogestión obrera que proliferaron a partir de los noventa en Croacia, donde algunos de los sindicatos más tradicionales eran considerados ineficaces e incluso cooperativos con la empresa.

La popularidad de Stožer se disparó después de la huelga de agosto, respaldada por un amplio número de trabajadores y la opinión pública, que recibió una amplia cobertura mediática. Hoy, la asociación colabora estrechamente con uno de los tres sindicatos presentes en Uljanik, el Jadranski sindikat (el sindicato adriático), y Alviž dice que cuentan con "el apoyo de la mayoría de los trabajadores". Cuando se le pregunta sobre los rumores de que Stožer está vinculado a partidos políticos locales e intenta poner en peligro la posición de los sindicatos de la empresa, responde que son acusaciones "absurdas". "Nosotros cuatro (miembros fundadores) somos apolíticos. No representamos a ningún partido. Estamos aquí por los trabajadores, porque nosotros también somos trabajadores", insiste Alviž.

A medida que crecía entre los trabajadores la popularidad de la asociación, los miembros de Stožer empezaron a recibir invitaciones para asistir a las reuniones con la dirección. Samir Hadžic, empleado del almacén y uno de los cuatro fundadores de Stožer, se sienta ahora en el Consejo de Supervisión.

Pero el éxito de Stožer en Uljanik, no logró que el movimiento ganara impulso en Treći Maj, el mayor astillero de Rijeka. Zlatko Koršoš, que lleva trabajando allí los últimos 29 años, considera como el principio del fin la compra de Treći Maj por el Grupo Uljanik, en 2013. "Mucha gente ha abandonado el astillero, muchos de ellos se marcharon a buscar trabajo a Alemania o a Italia", dice Koršoš. Según Šverko, unos 1.000 trabajadores han abandonado ambos astilleros desde principios de año. "Invertimos en la formación de estas personas, les enseñamos las habilidades necesarias y luego las dejamos marcharse a trabajar en astilleros extranjeros", lamenta.

Por el momento, los dos astilleros seguirán formando parte del Grupo Uljanik, pero el futuro parece poco prometedor. Durante la huelga de agosto se cancelaron varios contratos, lo que deja al grupo de astilleros sin nuevos pedidos de buques.

La última huelga convocada por los trabajadores arrojó resultados positivos: a mediados de noviembre, les pagaron finalmente el dinero de los tres meses de salarios que les adeudaban. Sin embargo, las conversaciones con el Grupo Kermas sobre la reestructuración parecen haber llegado a un callejón sin salida. A principios de diciembre, Končar confirmó su interés en seguir siendo un socio estratégico del Grupo Uljanik, pero sin apoyar financieramente al astillero, algo que los trabajadores consideraron inaceptable, según informó el 3 de diciembre el periódico local Glas Istre. Mientras la población se prepara para celebrar el Año Nuevo, parece que los obreros de los astilleros de Uljanik se preparan para nueva una huelga.