Bloqueos digitales en el África francófona, una amenaza a la democracia y un freno al mundo laboral

Bloqueos digitales en el África francófona, una amenaza a la democracia y un freno al mundo laboral

An advertisement for an internet provider on a street in Kinshasa, Democratic Republic of Congo, taken in February 2015. The upcoming general election on 20 December 2023 is raising concerns about possible attempts at digital censorship in DR Congo.

(Federico Scoppa/AFP)

Internet se ha convertido en una herramienta indispensable para la comunicación, la información, la educación, el comercio, la salud, la cultura y muchos otros ámbitos de la vida social. Además, es un foro de expresión pública, participación ciudadana y control democrático.

En numerosos países del África francófona, las autoridades a menudo restringen e incluso bloquean el acceso a internet, particularmente en épocas electorales o de crisis política. Así sucedió, por ejemplo, en agosto de 2023, durante las elecciones en Gabón, donde el Gobierno justificó la interrupción del servicio durante varias horas para prevenir “incitaciones al desorden y la violencia”. En Senegal, los ciudadanos también han experimentado múltiples cortes en el acceso a las redes sociales en los últimos años, durante periodos de tensión política.

Estas interferencias en internet pueden variar desde un bloqueo total de los servicios de telecomunicaciones hasta una disminución deliberada del ancho de banda (conocido como throttling), pasando por restricciones en el acceso a aplicaciones específicas, principalmente en redes sociales o servicios de mensajería.

Estas interrupciones de red pueden implementarse tanto a nivel local como nacional, dependiendo del contexto.

A escasos días de las elecciones generales del 20 de diciembre en la República Democrática del Congo (RDC), la preocupación de los usuarios de las telecomunicaciones y de las entidades ciudadanas congoleñas e internacionales vuelve a dispararse. Elegido en 2018, el presidente Félix Tshisekedi opta a un segundo mandato de cinco años. Hay mucho en juego en estos comicios, tanto en lo económico como en seguridad, en el país más extenso de África, azotado aún por un mortífero conflicto regional que ha provocado millones de muertes.

Un medio de censura y represión

La RDC ha sufrido múltiples cortes de internet en los últimos años, sobre todo durante las elecciones presidenciales de 2011 y 2018, así como en las protestas contra el mantenimiento en el poder del presidente Joseph Kabila más allá de su mandato constitucional en 2016. El Gobierno ordenó estos apagones alegando razones de seguridad nacional, prevención de desórdenes públicos y lucha contra la difusión de información falsa.

Sin embargo, para numerosos analistas, estas acciones parecían constituir más una táctica para impedir la movilización de la oposición, la impugnación de los resultados electorales y la exposición de irregularidades en el proceso electoral.

“Los cortes de internet afectan adversamente a la democracia en África francófona, en particular durante las campañas electorales. Representan una forma de censura que restringe la libertad de expresión y el acceso a la información. Estos bloqueos impiden que la ciudadanía se informe adecuadamente sobre los candidatos y las cuestiones clave de las elecciones, expresen sus opiniones libremente en redes sociales y participen en manifestaciones pacíficas”, señala Benjamin Lovua, especialista en gobernanza de internet y experto digital en Media Libriste.

De acuerdo con el informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre las interrupciones del acceso a internet, publicado en junio de 2022, estas prácticas violan el derecho internacional, el cual salvaguarda la libertad de opinión y expresión, la libertad de reunión y asociación pacíficas, el derecho a la participación en asuntos públicos y el derecho de acceso a la información.

El informe insta a los gobiernos a evitar ordenar interrupciones de internet, excepto en circunstancias excepcionales, justificadas y necesarias, respetando los principios de legalidad, legitimidad, necesidad y proporcionalidad. No obstante, algunos gobiernos “se niegan por completo a reconocerlas o niegan haber ordenado intervenciones… o ejercen una presión considerable sobre las empresas [de telecomunicaciones] … para que no den a conocer a la población la información sobre las medidas adoptadas de bloqueo o ralentización de las comunicaciones”, según se indica en el documento.

Un freno al desarrollo económico y social

El bloqueo de internet también tiene repercusiones económicas y sociales negativas en los países africanos, particularmente en las pequeñas y medianas empresas, que cada vez dependen más del mundo digital para sus operaciones.

De acuerdo con un análisis de Collaboration on International ICT Policy for East and Southern Africa (CIPESA), los cortes de internet costaron a África más de 2.160 millones de dólares entre 2015 y 2017. En la RDC, un apagón de internet de 20 días durante las elecciones de 2018 ocasionó pérdidas de 61,4 millones de dólares, según la misma fuente.

“El impacto económico es colosal. Hoy en día, internet es un pilar fundamental para los negocios, contribuye significativamente a la producción, distribución y consumo de bienes. Una interrupción de internet sin alternativas puede representar una pérdida de ingresos considerable, especialmente para empresas emergentes, con frecuencia fundadas por jóvenes”, señala Jacinthe Maarifa, responsable de desarrollo de la organización AGIR-RDC.

Además, una gran parte de los pagos y compras diarias se hacen ahora mediante aplicaciones en el teléfono, (‘dinero móvil’) mientras que millones de africanos no tienen cuenta bancaria ni tarjeta de crédito.

Los apagones de internet también afectan a otros sectores vitales como la sanidad, educación, cultura, justicia, seguridad y ayuda humanitaria. Dejan a las comunidades sin servicios fundamentales como la telemedicina, la educación virtual, la difusión cultural, el acceso a la justicia, la prevención de riesgos y la coordinación de emergencias. Además, ahondan las desigualdades y vulnerabilidades, que afectan especialmente a mujeres, jóvenes, personas con discapacidad, minorías y poblaciones rurales.

Iniciativas para garantizar un acceso libre y abierto a internet

Frente a los cortes de internet, distintas entidades se están movilizando para asegurar un acceso libre y abierto, a pesar de las amenazas políticas. Tratan de presionar a los gobiernos para que promulguen leyes que protejan la libertad de expresión y el acceso a la información en internet.

En la RDC, el Código Digital, aprobado en 2019, reconoce el derecho al acceso a internet y prohíbe los cortes arbitrarios. No obstante, aún no se aplica ni respeta completamente.

“Es fundamental establecer mecanismos independientes para monitorear y denunciar los cortes de internet. Estos pueden ser implementados por organizaciones civiles, instituciones internacionales o los propios gobiernos”, sugiere la periodista congoleña Nadine Kampire.

Por ejemplo, Netblocks es una ONG que registra y documenta los bloqueos digitales que se imponen en todo el mundo. Proporciona datos y análisis fiables sobre sus causas, duración, impacto y responsables.

Sensibilizar sobre los riesgos de los cortes de internet y cómo contrarrestarlos es otra forma de combatirlos. Esto puede lograrse a través de campañas de concienciación, capacitación y educación.

Por ejemplo, la coalición #KeepItOn, compuesta por más de 240 organizaciones de derechos digitales, lleva a cabo acciones de sensibilización, movilización y comunicación para denunciar y prevenir estos bloqueos.

Otra vía son las aplicaciones que funcionan sin datos móviles o las redes descentralizadas, que permiten sortear los apagones. Por ejemplo, FireChat es una aplicación que permite la comunicación sin conexión a internet, usando Bluetooth o Wi-Fi. Se utilizó durante las manifestaciones a favor de la democracia de Hong Kong en 2014.

El papel crucial de medios de comunicación, periodistas y activistas

Los medios de comunicación, periodistas y activistas juegan un papel crucial en la lucha por mantener el acceso a la información, incluso durante los bloqueos digitales. Pueden informar sobre los apagones intencionados, denunciar violaciones de derechos humanos y apoyar las iniciativas en pro de un acceso libre y abierto a internet.

En la RDC, han sido clave para sensibilizar sobre los cortes de internet en elecciones pasadas y para denunciar las violaciones de los derechos humanos y la libertad de prensa, sobre todo en los medios digitales, cometidas por las autoridades durante estos apagones.

“Los medios de comunicación son el espejo de la sociedad, porque transmiten la imagen de lo que ha sido, lo que es y lo que aspira a ser, acorde con los ideales de su gente. Esto incluye a los medios tradicionales y sociales, y por eso se les considera el cuarto poder. Los periodistas deben tener las herramientas necesarias para asegurar el acceso a la información y la libre expresión, fundamentales para la democracia. Junto a los activistas, ejercen presión sobre los poderes establecidos para respetar estos derechos fundamentales, garantizados en muchas democracias”, explica Jessé Busomoke, investigador de la Facultad de Ciencias de la Información y la Comunicación de la Universidad Católica Sapientia de Goma.

La acción judicial por parte de entidades defensoras de derechos humanos también ha dado resultados. En 2020, el Tribunal de Justicia de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) dictaminó que Togo había violado la libertad de expresión al cortar internet, sin base jurídica alguna, durante las protestas convocadas por la oposición en septiembre de 2017. Amnistía Internacional fue una de las organizaciones demandantes.

“Esta sentencia también envía un mensaje a otros países de la región que recurren a bloqueos de internet para silenciar voces disidentes”, concluye Marceau Sivieude, director regional adjunto del Programa Regional para África Occidental y Central de Amnistía Internacional.

This article has been translated from French by Eva López Cabello