El éxodo rural y la fuga de talentos disparan las desigualdades de desarrollo en las regiones más despobladas de la UE

El éxodo rural y la fuga de talentos disparan las desigualdades de desarrollo en las regiones más despobladas de la UE

A boy plays next to an abandoned house in the Canido neighbourhood of the Spanish city of Ferrol, located in the region of Galicia, at Europe’s western edge. To counteract the detrimental effects of an ageing population and mass youth exodus, this former military port has reinvented itself through graffiti. This has allowed the neighbourhood to increase its cultural attractiveness and slow its decline. A similar initiative was put into place in the Italian village of Petriolo (with art installations).

(José Álvarez Díaz)

Europa está cambiando. Ocurre en casi todo el mundo desarrollado, pero el envejecimiento, la caída de la natalidad y la urbanización están transformando el continente de manera inexorable. La inmigración desde otras regiones del mundo puede ayudar a compensar este fenómeno, pero mientras cada vez nacen menos europeos, y las nuevas generaciones se concentran allí donde están las mejores oportunidades de educación, empleo y prosperidad, es decir, en los grandes núcleos urbanos, el resto de los territorios se está quedando atrás, con una población cada vez más reducida y envejecida, con muchos menos trabajadores con formación universitaria y cada vez menos personas en edad de trabajar.

Sólo entre 2015 y 2020 la Unión Europea (UE) perdió 3,5 millones de habitantes en edad activa (entre los 25 y los 64 años), y se prevé que pierda otros 35 millones entre 2020 y 2050 (para una población que hoy suma unos 447 millones de personas, con un 15% de menores de 15 años y un 21% actual de mayores de 65: unos tres europeos de cada cinco trabajando para sí mismos y para los otros dos).

Según un informe de iniciativa legislativa de la Comisión de Desarrollo Regional del Parlamento Europeo , secundado por la Eurocámara para presionar a la Comisión Europea y los Estados miembros de la UE para crear una ley común que afronte estos desafíos, es necesario actuar cuanto antes, para frenar la “fuga de cerebros” en las regiones más despobladas y asegurarse de que dejan de mermar allí la población, el tejido empresarial, la calidad del empleo y el acceso a servicios públicos esenciales.

Como señala el informe, “si se deja sin atender, este proceso desencadenará nuevas y crecientes desigualdades territoriales, a medida que las regiones envejecen y se quedan atrás en términos de tamaño y capacitación de sus fuerzas laborales”, en “un fenómeno que es a la vez demográfico, económico y social” , y que podría acabar teniendo repercusiones muy profundas a largo plazo.

En efecto, hay un riesgo de que acabe socavando la confianza en la Unión Europea y en los propios valores democráticos, que deberían ser el sostén unificador de todo el proyecto comunitario. El aumento de estas desigualdades entre regiones “resultaría en un número creciente de personas y comunidades que se sentirían dejadas atrás, lo que podría alimentar aún más las actuales tendencias de descontento político” , y mermar “el apoyo público a las reformas, incluidas las relacionadas con la transición verde y digital” .

Según Eurostat, el 30,6% de la población de la UE vive en zonas rurales, que suman cerca del 80% de su superficie. El impacto no es el mismo en todas las regiones, pero todas se ven afectadas en mayor o menor medida. Mientras en el oeste del continente hace años que se habla de “la España vaciada” o “la Francia olvidada”, en el este se habla de “la Rumanía que muere”. Hay casi medio centenar de regiones europeas que ya están estancadas en lo que se conoce como “trampas de desarrollo”, cronificadas en casi todo el territorio de países como Bulgaria, Rumanía, Hungría y Croacia, así como en el sur y el noroeste de Italia, el este de Alemania y algunas regiones de la República Checa, Polonia, Francia, Grecia y Portugal. Otra treintena de regiones está en riesgo de caer pronto en la misma situación, sobre todo en países como España, Francia, Grecia, Polonia, Finlandia, Lituania y Letonia.

El círculo vicioso de la “trampa de desarrollo”

“La trampa de desarrollo es la falta de atracción de personas en edad de trabajar, cuando [en una región] se dan condiciones como la reducción de población en edad laboral, el aumento de población mayor, un alto porcentaje de desempleo juvenil, un estancamiento del número de personas con educación terciaria y el éxodo juvenil a otros países”, explica a Equal Times la eurodiputada socialista española Cristina Maestre Martín de Almagro, ponente del informe del Parlamento Europeo.

“Cuando analizamos el éxodo rural y la fuga de talentos”, advierte, “es fácil caer en una explicación que se parece más a un círculo vicioso que a un análisis científico: si no se remedia la fuga de talentos en las regiones que ya son clasificadas como ‘menos desarrolladas’, corremos un riesgo real de desmantelamiento de servicios públicos y privados”, dada la escasez de usuarios, por lo que “sufrimos, en definitiva, un proceso de vaciado de los territorios. Y a su vez, la población, especialmente la joven, se embarca en un proceso de éxodo rural, precisamente porque no tiene acceso a redes de servicios” que les ayuden a permanecer en sus zonas de origen.

La clave para solucionarlo está en “transformar el medio rural para hacerlo atractivo y fijar población”, y en ese sentido, asegura Maestre, el informe ha sido capaz de generar “un consenso político muy amplio”. El texto pide que se actualicen las normas fiscales comunitarias para facilitar las inversiones sociales y ecológicas en las regiones menos desarrolladas, y que se tengan en cuenta las dificultades de las zonas físicamente más aisladas (insulares, montañosas, muy despobladas y regiones de ultramar, cuyo desempleo juvenil es mucho más alto que la media europea). También propone que se priorice financiar ese esfuerzo coordinando la Política de Cohesión de la UE (de la que pretende que al menos el 5% del presupuesto se consagre a las zonas rurales) con la Política Agraria Común, y que se cree una línea presupuestaria específica para las regiones con dificultades demográficas graves y permanentes.

De hecho, Eurofound, la fundación comunitaria para la mejora de las condiciones laborales y la calidad de vida, organizó a finales de año un seminario sobre cómo mejorar esa convergencia de esfuerzos políticos para amortiguar las crecientes diferencias entre el mundo rural y las ciudades de la UE. Preguntado por Equal Times, su director de Políticas Sociales , Massimiliano Mascherini, dijo que “la libertad de circulación de bienes y personas es uno de los pilares y la piedra angular del proyecto europeo, y el hecho de que la gente vaya allí donde están las oportunidades a través de Europa es el gran valor añadido de la UE” , por lo que “la movilidad es positiva” . Sin embargo, reconoció, es necesario atraer y retener el talento en sus regiones y países de origen, de tal manera que “la movilidad se convierta en una situación temporal, un período en el que uno se desplaza a vivir en otro lugar para enriquecer su capital humano, para entonces volver a su lugar de origen, enriquecido con un mayor nivel de capital humano, de experiencia y de [capacidad para aportar] soluciones innovadoras”.

Con todo, sostiene Maestre, “la fuga de talentos es un problema real y palpable en muchos países de la Unión, y hay que darle respuesta de manera europea”. “Una manera de pensar innovadora [a través de proyectos culturales, por ejemplo] puede ser trascendental para recuperar y hacer florecer las realidades rurales”, apunta Mascherini.

Europa del Este se desangra hacia el oeste

Lo que en Europa occidental es un problema de desigualdad preocupante, en Europa del Este hace tiempo que ya es un problema existencial. “Una región que pierde población pierde también riqueza, tejido social y perspectivas de prosperidad, y tendrá más dificultades a la hora de descarbonizar su economía y transformarse digitalmente”, explica la europarlamentaria, pero eso se agrava mucho más entre los europeos orientales. “Mientras que en países como el mío, España, la fuga de talentos se produce desde las zonas rurales y –mal llamadas– vaciadas hacia las áreas urbanas, pero todo dentro del mismo país, en el este de Europa el fenómeno se produce desde las zonas rurales de un Estado miembro hacia otros Estados miembros, de modo que la pérdida poblacional afecta al país en su conjunto”.

Desde el otro lado del continente la situación se percibe con más crudeza. “No parece que Bruselas tenga de manera constante en su agenda un pensamiento estratégico, con políticas coherentes y sistemáticas, relacionadas con las verdaderas causas de la aparición de unos corredores internacionales de migración que están vaciando de población todo el oriente [del continente], en forma de migraciones que parecen un auténtico éxodo ”, asegura a Equal Times el veterano sociólogo geopolítico rumano Ilie Bădescu, antiguo catedrático de sociología de la Universidad de Bucarest y especialista de un fenómeno en el que su país es uno de los más afectados.

Sólo entre 2011 y 2021 Rumanía perdió 1,1 millones de habitantes, un 5,7% de su población, subraya, mientras sufre un “envejecimiento acelerado” y el número de niños ha caído a la mitad desde los años noventa. Desde los miembros de la UE que salieron del comunismo en 1989, el 41% de quienes han migrado desde entonces al oeste son polacos, el 38% rumanos, el 9% húngaros, y casi todas las regiones rumanas, búlgaras y la mitad de las húngaras están de lleno en “trampas de desarrollo”.

Esta despoblación masiva es el “efecto visible de procesos ocultos ” por la conjunción de un “invierno demográfico ” generalizado –“toda Europa pierde población” – y del modelo de desarrollo que se ha promovido en el este, asegura. Bădescu comparte el análisis de su colega Cătălin Zamfir , también exministro de Trabajo y Protección Social (1990-1991): “el modelo aplicado en occidente es el de una economía que produce bienestar”, resume, mientras que “el modelo de sociedad impuesto en oriente, en cambio, ha sido el globalizador-neoliberal, que en lugar de inducir desarrollo con bienestar, provocó un subdesarrollo sostenible, con mucha pobreza ”. Esta transición a un capitalismo “perverso”, que “genera riqueza pero no bienesta r”, provocó un “terrible declive” en “todo el este, tanto rural como urbano”, marcado por un éxodo juvenil masivo desde 1989, que hizo que en los 30 años siguientes Rumanía perdiera un 79% del PIB nacional.

Para Zamfir y Bădescu, en Rumanía se aplicaron de manera más extrema las políticas neoliberales que en otros países del este. De los que entraron en la UE en 2004, aún en 2017 el PIB per cápita medio apenas equivalía al 83% de la media del resto de Europa, señala, una cifra que era apenas del 63% para Rumanía.

Desde los años noventa “se introdujo en todo el este un modelo de sociedad y economía” de “capitalismo periférico”, insiste, un sistema que provoca “subdesarrollo sostenible y pobreza perpetua, con dos fenómenos asociados: una brutal disminución de la población y éxodo juvenil” .

Y en algunos países “el impulso migratorio del este hacia el oeste no da señales de detenerse”, añade, y “sigue siendo elevado de una generación a otra” , aunque la pérdida de población esté empezando a reducir su velocidad en Rumanía (desde 2016), Polonia (2017) y Bulgaria (2019). En el resto de naciones excomunistas ya hay más gente que regresa a su patria de la que emigra fuera.

Desde el Parlamento Europeo, Maestre reconoce que, aunque hasta ahora en la UE se han ido adoptando medidas puntuales para distintas zonas afectadas, “se ha dejado pendiente la reflexión sobre los motivos que impulsan el éxodo, y no sólo la reflexión, sino, ante todo, la respuesta a esos motivos”. En la década pasada “algunos gobiernos han optado por aniquilar los servicios públicos, pero cada vez que se cierra un centro de salud o una escuela se está invitando a la gente a abandonar sus pueblos. Sobre esto no se ha hablado lo suficiente”.

“Creo que falta método a la hora de plantear soluciones”, señala. “Por ejemplo, me cuesta entender por qué nadie se ha tomado en serio la planificación educativa y formativa, o por qué se han descuidado tanto las políticas de género e igualdad de oportunidades, cuando se sabe que los primeros en abandonar el terreno son los jóvenes y las mujeres”. El informe que defendió Maestre insiste en la importancia de garantizar el acceso a una “formación constante y actualizada”, para que la gente de las zonas rurales pueda adaptarse también a las nuevas demandas del mercado laboral y no se quede atrás por vivir donde vive.

Un futuro convulso si no se remedia

Mientras Maestre prefiere ser optimista y concentrarse en las soluciones, Bădescu advierte que no debería permitirse “legitimar” la actual “geografía asimétrica de brechas crónicas entre este y oeste, norte y sur”, como lo hizo “la conocida doctrina de una Europa de varias velocidades, relanzada recientemente por Emmanuel Macron” .

Si esta “asimetría” no se resuelve, asegura, “el sistema se hundirá en una crisis difícil de gestionar”, que podría acabar generando tensiones migratorias y sociales tan fuertes que los gobiernos europeos se vean tentados de “adoptar políticas autoritarias”. Y es que estos problemas provocan un grave “colapso de la confianza en las instituciones del Estado” , alientan el euroescepticismo y la “sistematización de la decepción social”, en un contexto de “pobreza relativa” que da alas a las “polarizaciones extremistas” y, en la Europa postcomunista, a cierta “nostalgia por el pasado ”, incide Bădescu.

“El futuro de Europa pasa a través de los montes de estos escalofriantes problemas”, advierte, y si se continúa sin dar respuesta a sus raíces estructurales, nuestra época será la de una UE “de agitación y de estancamiento, y no de progreso como creen los optimistas de la agenda europea en Bruselas ”.

This article has been translated from Spanish.