En India, trabajadoras de la salud comunitaria intentan hacer frente al cambio climático y la menopausia

En India, trabajadoras de la salud comunitaria intentan hacer frente al cambio climático y la menopausia

Desde el brote del coronavirus, numerosas trabajadoras indias del programa ASHA se han sindicalizado y han organizado protestas para exigir unas mejores condiciones laborales. En esta fotografía del 26 de octubre de 2021, varias trabajadoras del ASHA protestan en la ciudad india de Kolhapur, en el estado de Maharashtra, para exigir aumentos salariales, unas mejores condiciones de trabajo y su reconocimiento como trabajadoras a tiempo completo.

(Sanket Jain)
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Netradipa Patil, una trabajadora de la salud comunitaria de 49 años, tardó dos años en darse cuenta de que había dejado de lado sus aficiones. Aunque estaba rodeada de libros de psicología y salud mental, no había leído ninguno.

“Empezaba el día con las tareas domésticas y luego salía al sofocante calor para supervisar a mi comunidad y ayudar a la gente a acceder a la sanidad pública”, explica a Equal Times. Patil forma parte del programa de activistas acreditadas de la salud social (ASHA), una entre el millón de trabajadoras de la salud comunitaria, principalmente mujeres, contratadas en el marco de la Misión Nacional de Salud Rural de India para asegurarse de que los habitantes de las aldeas rurales puedan acceder a la sanidad pública. Normalmente caminaba más de seis horas diarias para visitar a los pacientes y volvía a casa totalmente agotada. Estas trabajadoras suelen estar sobrecargadas, pues tienen que hacerse cargo de más de 70 tareas de atención sanitaria, como suministrar medicamentos para enfermedades comunes, brindar atención durante el embarazo y el postparto y garantizar la vacunación de los bebés y los niños.

Aunque estaba agotada, asegura que le costaba quedarse dormida. Patil estaba atravesando la menopausia, una etapa en que las mujeres –normalmente las mayores de 40 años– dejan de menstruar debido a una disminución de los niveles de las hormonas estrógeno y progesterona. Los síntomas pueden abarcar desde la sequedad vaginal y los cambios de humor, hasta los sofocos, la niebla mental y la disminución de la libido, entre otros. “Me despertaba casi todas las noches con sudores nocturnos”, recuerda. Debido a sus horarios irregulares y sus agotadoras jornadas laborales, su salud empezó a deteriorarse. “Sabía que pasar por la menopausia no sería fácil, pero esto tampoco era normal”, admite.

“Nunca me había sentido tan estresada y ansiosa. Tenía ganas de tirar la toalla y salir corriendo”, admite Patil, cuya menopausia se inició a principios de 2020.

Patil, que vive en el distrito de Kolhapur en el estado indio de Maharashtra, siguió luchando, pero cuando sufrió sus primeros sofocos mientras supervisaba a su comunidad, no podía entender lo que le estaba pasando. Aunque más del 80% de las mujeres sufren sofocos durante la menopausia, en realidad lo que muchas mujeres de todo el mundo –como Patil– están sufriendo son síntomas agravados que ellas atribuyen a los cambios en los patrones climáticos.

Aunque apenas se ha investigado sobre cómo afecta el cambio climático a la menopausia, un artículo publicado a finales de 2023 por científicos de la Universidad de Pavia en Italia advierte: “El aumento de las temperaturas medias y extremas puede influir en la manifestación de los síntomas vasomotores; en especial, la temperatura ambiental y la estacionalidad pueden afectar a los sofocos y los sudores nocturnos”.

En 2025, más de mil millones de mujeres habrán atravesado la menopausia y sus experiencias personales se suelen ignorar o despreciar. Como la menopausia no se ha investigado lo suficiente, todavía no sabemos cómo afectará el aumento de las temperaturas globales a las mujeres, en especial al 47% de las mujeres que forman parte de la fuerza laboral mundial. Sin embargo, las escasas investigaciones que existen y los datos anecdóticos que tenemos sugieren que “la contaminación y la menopausia pueden contribuir a vulnerabilidades específicas de la salud de las mujeres”, como las enfermedades cardiovasculares y metabólicas.

Los empresarios “tardan en reconocer la menopausia como un problema”

Después de haber trabajado durante todas las inundaciones de 2019 y de haber ayudado a miles de personas a acceder a la sanidad pública, Patil se dio cuenta de que su vida ya no era igual. “Antes era muy feliz”, nos cuenta. “Pero todo cambió rápidamente”. Solía ponerse nerviosa con facilidad. A finales de 2020, su salud se deterioró hasta tal punto que tuvieron que hospitalizarla durante una semana debido a una infección vírica.

Intentó hablar de sus problemas con sus supervisores, pero la ignoraron. “Nos sentimos indefensas y seguimos pensando que nadie entiende nuestros problemas, por lo que acumulamos aún más estrés”, explica Patil.

Los problemas a los que se enfrentan las mujeres menopáusicas en el lugar de trabajo o incluso en sus hogares no son exclusivos de India. Rhianydd Williams, responsable de igualdad y política del Welsh Trades Union Congress (TUC) en el Reino Unido, explica a Equal Times:

“Los empresarios, incluso los de lugares de trabajo donde predominan las mujeres trabajadoras, han tardado en reconocer la menopausia como un problema y es posible que las mujeres que atraviesan la menopausia necesiten una atención personalizada o ajustes específicos. En muchos casos, los directivos todavía no reconocen la menopausia como una cuestión que afecta al lugar de trabajo”.

Este problema es tan grave que Williams insiste en que muchas de las que están atravesando la perimenopausia o la menopausia sienten que tienen que ocultar sus síntomas o sólo hablar de ellos de forma jocosa. “Por tanto, muchas no pueden acceder a los ajustes que necesitan. En algunos casos, hay mujeres que aseguran que se sienten obligadas a salir del mercado laboral y dejar su trabajo debido a la falta de apoyo”.

Patil afirma que muchas de las más de un millón de trabajadoras del ASHA de India trabajan en unas condiciones climáticas asfixiantes, pues gran parte de su trabajo se lleva a cabo al aire libre. “Aunque existen unas directrices para proteger a la gente durante las olas de calor, no hay ningún tipo de ayuda para las trabajadoras del ASHA”, denuncia Patil. “Tenemos que seguir trabajando independientemente del tipo de catástrofe natural y la mayoría de las veces ni siquiera nos pagan por ello”.

Afrontar los cambios climáticos y los problemas sistémicos

La trabajadora del ASHA Smita Kamble, también originaria de Maharashtra, empezó a sufrir los síntomas de la menopausia este mismo año al cumplir los 36 años. “Mis menstruaciones empezaron a ser irregulares y sangraba mucho”, nos cuenta. “A veces no me bajaba la regla en siete meses”.

Kamble no hizo caso hasta que se desmayó cuando estaba supervisando a su comunidad. “El médico llegó a la conclusión de que se trataba de una menopausia precoz, posiblemente provocada por un aumento del estrés”, explica.

Después de investigar un poco, se enteró de que los horarios irregulares de las comidas, junto al trabajo agotador bajo un sol abrasador y el estrés constante provocado por los desastres climáticos agravaban sus síntomas.

La mayoría de las mujeres atraviesa la menopausia entre los 45 y los 55 años. A largo plazo, la menopausia precoz puede provocar demencia, deterioro cognitivo, osteoporosis, una muerte prematura, trastornos del estado de ánimo, cardiopatías coronarias y muerte por problemas cardiovasculares.

Kamble reconoce que no tiene tiempo ni dinero para tratarse los síntomas que padece. Ha trabajado en primera línea para que los ciudadanos puedan acceder a la sanidad ante los desastres climáticos, entre 12 y 14 horas al día durante la época de inundaciones constantes, que llegaron a destruir su casa.

Con el tiempo, el estrés empezó a pasarle factura . Según un estudio de noviembre de 2023 publicado por Menopause: the Journal of Menopause Society, el estrés está directamente relacionado con los síntomas de la menopausia. También se descubrió que “la depresión o el trastorno de ansiedad diagnosticados previamente están relacionados con la intensidad de los síntomas de la menopausia”.

Kamble explica a Equal Times: “Estaba tan estresada que a menudo me dolía la cabeza más de lo que podía soportar”. No le dieron ningún día libre durante la época más calurosa del año, por lo que su salud se deterioró aún más. “La única opción para muchas mujeres como yo consiste en hacer frente al dolor y esperar a que desaparezca”, se lamenta. Sin embargo, el problema no termina aquí. Un estudio de 2023 publicado en The Lancet reveló que los altos niveles de contaminantes atmosféricos están asociados a la pérdida de masa ósea en las mujeres postmenopáusicas. Asimismo, la exposición a los óxidos de nitrógeno es uno de los principales factores que contribuyen a la misma.

Varios sindicatos de todo el mundo, incluido el Wales TUC, han elaborado un conjunto de herramientas para crear unos entornos laborales respetuosos con la menopausia. Al hablar sobre las medidas para las mujeres menopáusicas que trabajan al aire libre, Williams sugiere: “Mejorar las instalaciones para que ofrezcan agua fría, sombra, protección solar y salas frescas cuando sea necesario, varias cláusulas contractuales relacionadas con el clima y unos cambios en los turnos para evitar el calor extremo”.

Combatir el estigma de la menopausia

Cuando Netradipa Patil atravesó la menopausia, le resultó difícil hablar del tema con alguien. No porque se sintiera insegura o avergonzada, sino porque “hablar de ello se considera un tabú”, denuncia. Cuando se ponía nerviosa o se sentía molesta, rechazaban sus preocupaciones alegando que ‘pensaba demasiado’.

“No existen servicios de orientación psicológica para las trabajadoras sanitarias menopáusicas”, advierte Patil. “Lo único que nos dicen es que descansemos y nos mediquemos. Como si sólo con eso se solucionara el problema”, asevera secamente.

Asimismo, Patil descubrió que no sabía nada sobre la menopausia, al igual que muchas de sus compañeras.

M. Sivakami, profesora en la Escuela de Estudios sobre los Sistemas de Salud del Instituto Tata de Ciencias Sociales, ubicado en Bombay, explica a Equal Times:

“Gran parte del estrés que sufren las mujeres deriva del estigma asociado a la menstruación. Por tanto, una parte importante de las mujeres que sufren hemorragias intensas o excesivas no pueden hablarlo con los hombres de su familia”.

Y añade: “Como ocurre en la sociedad india, muchos de los hombres son los que toman las decisiones. Por tanto, numerosas mujeres no pueden buscar un tratamiento para los síntomas de su menopausia”.

Patil, líder sindical del ASHA y el Gatpravartak Karamchari Sanghatana (el sindicato de trabajadoras y supervisoras del ASHA), también llegó a la misma conclusión cuando hacía trabajo de campo. Así que decidió ayudar a otras trabajadoras del ASHA normalizando las conversaciones en torno a la menopausia. Primero, empezó a leer más sobre ella antes de contactar con varios médicos en busca de soluciones. Algunos le recomendaron que bebiera agua fría o utilizara un ventilador. “Empecé a compartir estos consejos con las mujeres de la comunidad y con mis compañeras del ASHA”, asegura. Pronto empezó a publicar información en WhatsApp, que también leyeron varios hombres. “Mi objetivo no sólo era educar a las mujeres, sino incluso implicar a los hombres, ya que la menopausia no es sólo cosa de mujeres”, señala.

Patil ha estado hablando con varias de sus compañeras del ASHA y concienciándolas sobre la menopausia y sobre cómo tratar sus síntomas. “Aún queda mucho para que la menopausia forme parte de las conversaciones cotidianas. Pero ahora, cuando tratamos el tema, vemos que cada vez más mujeres están interesadas en compartir sus experiencias, lo cual ya es un gran avance”.

Este artículo ha sido traducido del inglés por Iñigo Rodríguez-Villa