Irlanda asume la presidencia de la UE mientras sus sindicatos exigen el fin de las medidas de austeridad

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El 1 de enero, Irlanda asumió la presidencia rotativa de la Unión Europea como un país profundamente herido.

La última vez que Dublín tomó las riendas de la UE en el 2004, la economía irlandesa se encontraba en el punto álgido de un boom económico que era la envidia de toda Europa.

Luego estalló la burbuja e Irlanda se precipitó a uno de los declives más vertiginosos de toda la Eurozona.

Entre el 2008 y el 2010, la economía irlandesa experimentó una contracción de más del 10%.

El desempleo ha aumentado más del triple desde el 2007 hasta alcanzar una cifra superior al 14%.

Para los próximos años no hay indicios de que se vaya a experimentar un deterioro significativo, a pesar de la reaparición de la emigración masiva.

Desde enero hasta abril del 2012, 46.500 irlandeses abandonaron su país, una cifra casi cuatro veces mayor que la del año 2007 (antes de que la crisis del euro afectara a la economía nacional).

De media, cada mes emigran 3.000 irlandeses.

A pesar de estos datos desalentadores, varios actores europeos han alabado a Irlanda por haber aplicado rigurosamente unos programas de austeridad que tienen como objetivo controlar la deuda pública (cuatro veces más alta que en el 2007).

“Confío plenamente en que Irlanda avanza por el buen camino”, afirmó el pasado octubre Wolfgang Schäuble, el ministro de economía alemán, en una visita a Dublín.

Asimismo, añadió que el programa de austeridad irlandés "está funcionando bien".

Muchos irlandeses opinan lo contrario.

"Aquí no se aprecia ninguna recuperación”, afirmó Macdara Doyle, el responsable de comunicaciones del Congreso de Sindicatos Irlandeses (ICTU).

 "La idea de que somos una especie de modelo de estrategia europea fallida es una tontería", explicó a Equal Times. "Todo esto tiene que ver más con la desesperación que con otra cosa, porque las autoridades que están imponiendo las medidas de austeridad por toda Europa necesitan una historia con final feliz".

El ICTU está organizando manifestaciones por todo el país para el 9 de febrero, para que coincida con la presidencia de la UE.

El mensaje que lanza al Gobierno irlandés y las autoridades europeas es que la austeridad no está funcionando.

"Hemos sacado más de 28 mil millones de € de la economía y lo único que tenemos ahora es un nivel sin precedentes de desempleo y emigración masiva", denunció el señor Doyle en una entrevista telefónica desde Dublín.

"No se percibe esperanza, crecimiento ni ningún plan o estrategia de crecimiento".

Los sindicatos esperan que el primer ministro de Irlanda Enda Kenny utilice los seis meses de presidencia de la UE para ejercer presión y obtener un acuerdo europeo que disminuya la catastrófica deuda bancaria de Irlanda (asciende a 64 mil millones de €).

El Estado inyectó dicha suma en los bancos para evitar que se fueran a pique cuando estalló la burbuja inmobiliaria irlandesa en el 2009.

Dicha medida aumentó la deuda nacional, que se espera que alcance el 122% del producto interior bruto el año que viene, la tercera deuda más alta de la EU después de la griega y la italiana

 "A menos que Irlanda consiga un acuerdo muy significativo sobre su deuda bancaria, estamos condenados, en el mejor de los casos, a seguir dando tumbos por los niveles más bajos durante la próxima década", advirtió el señor Doyle.

"La deuda es una auténtica carga que consigue convertir eficazmente las medidas de austeridad en algo rutinario.

No importa cuánto recortemos. Siempre habrá que recortar más. Se trata de un proceso contraproducente. Una espiral descendente".

El primer ministro Kenny ha declarado que durante el periodo de la presidencia de Irlanda espera conseguir un acuerdo con sus socios europeos para mitigar las condiciones del reembolso de la deuda bancaria.

Así se ayudaría a Irlanda a volver a los mercados de renta fija antes de finales del 2013, explicó el 19 de diciembre en una entrevista de la agencia Reuters.

Además, el país dejaría de depender del acuerdo de rescate negociado con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional en el 2010 y que asciende a 67,5 mil millones de €.

Al Gobierno irlandés le gusta hacer hincapié en que, a diferencia de Grecia y Portugal (las otras naciones de la Eurozona a las que obligaron a aceptar rescates de la UE y el FMI), su país ha registrado un repunte del crecimiento, aunque fuera de un minúsculo 0,4% en el 2012.

Para garantizar una recuperación real, los sindicatos irlandeses y de otras naciones europeas esperan que la presidencia también impulse una nueva agenda que promueva el crecimiento para acabar con la crisis en la Eurozona.

"Un poco como ha hecho la CES (Confederación Europea de Sindicatos) a nivel europeo, los sindicatos han exigido estrategias de crecimiento y creación de puestos de trabajo, así como estímulos para reforzar y reavivar la demanda interna", explicó el señor Doyle.

"La mayor parte de la economía irlandesa está basada en la demanda y el consumo internos, que han disminuido en más del 25% en el último par de años.

Hemos perdido 380.000 puestos de trabajo en unos tres años, lo cual es un auténtico desastre. Ninguna economía puede encajar este tipo de estragos y esperar recuperarse".