Las aves de Europa recuperan la ‘pista de aterrizaje’ de las salinas de Montenegro

Las aves de Europa recuperan la ‘pista de aterrizaje' de las salinas de Montenegro

Like these flamingos, more than half of Europe’s bird species are found in the salt flats of Ulcinj. The different water levels of the salt marshes are all potential landing strips, created by human labour.

(Louis Seiller)

Con una sonrisa resplandeciente, Jovana Janjušević, responsable del Centro de Investigación y Protección de las Aves (CZIP) de Montenegro, contempla amorosamente las pocetas de agua que la rodean, donde docenas de flamencos rastrean el agua salada con sus picos curvados. “He llorado tanto por estas salinas en estos últimos años… pero hoy ¡todo es color de rosa!”, exclama la joven. “Somos muy optimistas; nos basta recordar cuántos obstáculos hemos superado. Si hemos logrado proteger este lugar, a pesar de que parecía impensable, ¡todo es posible!”.

Las salinas de Ulcinj eran propiedad de la República Federal Socialista de Yugoslavia (RFSY) y casi acaban sumidas en la explosión del turismo masivo al que ha sucumbido este pequeño país mediterráneo de imponentes montañas. A lo largo de la costa montenegrina, los hoteles y complejos turísticos han devastado arroyos y bosques de pino mediterráneo. En la localidad costera de Ulcinj, muy cerca de la frontera con Albania, nos encontramos con Zenepa Lika, una curtida concejal del Ayuntamiento que viene luchando contra los proyectos de urbanización de las salinas, a través de la asociación ecologista Martin Schneider-Jacoby (MSJA) de la que es fundadora.

“En 2007 quedó claro por qué y con qué motivo se privatizaron las salinas”, explica esta veterana arquitecta. “Se trataba de reconvertir la zona en terreno edificable. Su idea, de hecho, era construir aquí un ‘eco-resort’, con campos de golf y una pequeña producción de sal. Pero sabíamos muy bien que lo de una ‘pequeña producción de sal’ era inviable, porque los huéspedes de lujo de este hotel no iban a permitir ningún ruido, ni una producción real”. Estos proyectos de desarrollo turístico, apoyados por el gobierno de la época, coincidieron con la privatización de la salinera, y con su quiebra en 2013, mediante operaciones financieras poco transparentes.

Alojamiento y comida en 1.500 hectáreas de marismas

Situada en los Balcanes, frente a Italia, en los confines de Montenegro, las salinas de Ulcinj se enmarcan en un excepcional triángulo natural –formado por el río, el mar y las montañas– especialmente propicio para la biodiversidad europea. Aves, reptiles, además de plantas e insectos florecen en esta antigua laguna, moldeada por la mano humana en la década de los treinta del siglo pasado. Gracias al trabajo de los salineros, los recolectores de sal, las aves encontraban “alojamiento y comida” en las aguas cálidas y poco profundas de las salinas. Para extraer la sal, deben mantenerse unos niveles estables de agua y diferentes grados de salinidad, bombeando agua del mar que se encuentra al lado. Este agua salada se descarga en las distintas pocetas y aporta gran cantidad de plancton, de crustáceos y pequeños peces, que satisfacen las necesidades de aves de todas las especies. Los niveles de agua constantes y la escasa presencia de depredadores, también favorecen la reproducción.

Jovana lleva años recorriendo las 1.500 hectáreas de las marismas de Ulcinj, siempre con sus prismáticos. “Tratamos de calcular cuántas aves anidan aquí y utilizan este lugar como una etapa en su migración”, explica, observando a un grupo de pelícanos rizados, una especie incluida en la lista especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

“Es comparable al aeropuerto más concurrido de Europa, el Heathrow de Londres. Calculamos que estas salinas son cincuenta veces más importantes para las aves que Heathrow para los humanos. Aquí hemos registrado más de 250 especies, lo que supone la mitad de todas las especies de aves europeas, y están presentes en gran número”.

Las salinas de Ulcinj son una de las principales etapas de la migración del Adriático, la tercera vía migratoria de las aves europeas que invernan en África.

Con el cese de la recolección de sal en 2013, estas marismas saladas perdieron su atractivo para muchas especies. Ha desaparecido el color rosáceo que solía teñir el agua de algunas pocetas, debido a su alta salinidad. “Lamentablemente, la salinera quebró”, deplora Jovana. “Por el momento no se produce sal, y eso es muy perjudicial para el conjunto de las infraestructuras, debido a la erosión, el colapso de los diques y canales y todos los equipamientos. En estos momentos, las aves también están amenazadas”.

La tragedia del fin de la explotación de sal

Después de despedir a los empleados, se abandonó el mantenimiento de las salinas y se rompió el equilibrio de los distintos estanques. Algunas aves abandonaron el lugar, al no encontrar los niveles de agua habituales. Por ejemplo, el número de zancos blancos, un ave muy típica de las salinas, ha disminuido de cien parejas a principios de la década de los noventa, a sólo cincuenta en 2017.

Shaban Muça, un antiguo empleado, es de los que más lamenta el estado actual de la salinera, que cesó su actividad en 2013. Cerca de la bomba principal que abastece de agua salada a los distintos tajos, Shaban sigue trabajando, no ya para extraer el “oro blanco”, sino para asegurar la protección del lugar. Él y sus colegas vivieron el cierre de la empresa como una “tragedia”.

En sus años dorados, de los cincuenta a la primera década del año 2000, trabajar en la “solana”, la fábrica de sal, era un orgullo en la región. Aquí se producían unas 40.000 toneladas de sal al año, más del 60% de la producción de Yugoslavia. “Una sal cien por cien natural, de calidad superior”, asegura Shaban, con nostalgia. La salinera de Ulcinj daba trabajo a más de 400 empleados y era el centro económico del sur de Montenegro.

“En aquellos días, cuando se producía sal, podían verse incluso más aves”, recuerda este hombre imponente. “Sobre todo flamencos, porque buscan ciertas capas de sal en las que encuentran su comida”.

¿El regreso de la producción de sal? Shaban todavía no se atreve a creerlo. Los antiguos empleados han sufrido mucho por la especulación en torno a las salinas, su “segundo hogar”.

Sin embargo, los defensores de la salinera de Ulcinj pueden ser optimistas. Después de quince años de batalla diplomática, encabezada por las ONG, y la presión de la Unión Europea sobre el Gobierno montenegrino, este “aeropuerto de las aves de Europa” fue declarado parque natural en junio de 2019. Una decisión que puso fin al proyecto de construcción de una urbanización y de un gigantesco hotel de lujo.

Ecoturismo y desarrollo sostenible

Para restaurar eficazmente el lugar, las ONG cuentan, por supuesto, con la reanudación de la producción de sal, pero también con el ecoturismo y el desarrollo de actividades sostenibles. Para que funcione, quieren involucrar a los habitantes de Ulcinj en el proyecto de zona protegida. Tienen previsto formar guías turísticos, desarrollar unos baños de barro, promover la artesanía local y vender productos naturales.

Una perspectiva que devuelve la esperanza a Indira Tafa, quien elabora aceite de oliva con métodos tradicionales, a partir de olivos centenarios. “En la región hay muy pocas oportunidades de trabajo para gente como yo… apenas hay”, dice esta madre de familia, de unos cincuenta y tantos años, cuyo marido trabajaba en las salinas.

“Espero que las cosas cambien y yo pueda trabajar un poco más y contribuir como ciudadana a este parque, para mejorar las cosas”.

En Montenegro, la transición económica que siguió al colapso de Yugoslavia dista mucho de beneficiar a todos. El país está muy endeudado y el turismo de masas sigue siendo uno de los principales motores de la economía, apoyado por las autoridades. Las iniciativas que combinan el turismo, la protección de la naturaleza y la inclusión de las poblaciones locales siguen siendo escasas.

En las salinas de Ulcinj, llevará tiempo restaurar la armonía que existía entre las aves y el trabajo humano. Pero Jovana Janjušević cree que es posible. En los últimos meses, las salinas han reabierto sus puertas: ornitólogos aficionados o simples curiosos vienen aquí y alquilan las bicicletas traídas por las ONG para explorar las marismas. “Cuando empezamos a promocionar las salinas, nadie venía por aquí. Pero hoy tenemos más de 500 visitantes al mes. No queremos muchos más, por supuesto, pero esto demuestra que hay un interés por el lugar y que hay oportunidades para desarrollar estas iniciativas que pueden beneficiar y enorgullecer a las comunidades locales”.

Jovana sueña con convertir las salinas de Ulcinj en la Camarga de los Balcanes. Gracias al apoyo de ONG internacionales como EuroNatur y la Fundación Mava, las salinas de Ulcinj pronto podrían ser incluidas en el Ramsar, la principal convención internacional para la conservación de los humedales. Se avecinan tiempos mejores para los flamencos y los salineros de Ulcinj.

This article has been translated from French.