Represión sin fin contra la oposición y los medios de comunicación independientes de Azerbaiyán

Represión sin fin contra la oposición y los medios de comunicación independientes de Azerbaiyán

On 8 March 2024, activists demonstrate on International Women’s Day in downtown Baku, Azerbaijan. Their signs read: “No to early marriage, it’s child abuse”. “Fair wages for equal work” and “Journalism is a crime in Azerbaijan”.

(Ulviyya Ali)

Reunidos en una plaza, unos veinte activistas son filmados por varios reporteros y rodeados de policías enmascarados. La fotografía fue compartida en X (antes Twitter) el 8 de marzo de 2024 por la activista trans y feminista azerbaiyana Alex Shah. Otra activista envió un mensaje a los medios de comunicación en el que defendía los derechos de las mujeres, denunciaba el feminicidio y pedía al Gobierno que liberara a los periodistas encarcelados y a otros presos políticos.

La concentración, fuertemente custodiada, para conmemorar el Día Internacional de los Derechos de la Mujer fue uno de los pocos actos de protesta recientes en Azerbaiyán. Tras suceder a su padre Heydar Aliyev (antiguo dignatario soviético) en 2003, Ilham Aliyev gobierna ahora esta república rica en hidrocarburos del Cáucaso Sur, cuyo tamaño es similar al de Austria y que tiene una población de 10 millones de habitantes.

En los últimos 20 años, Azerbaiyán no ha dejado de retroceder en las distintas clasificaciones internacionales que escrutan el respeto de los principios democráticos y la libertad de expresión. En concreto, Azerbaiyán ha pasado del puesto 6 (en 2005) al 7 (en 2016), considerado como el peor en el índice de derechos políticos y libertades civiles elaborado por la ONG Freedom House, por equiparse a la categoría de dictaduras de mano dura como Irán, Birmania y Corea del Norte. Desde 2017 Azerbaiyán ha continuado en caída libre en esa clasificación, pasando de 14 sobre 100 a 7 sobre 100 en 2024.

El 7 de febrero de 2024, Aliyev fue reelegido con el 92% de los votos para un quinto mandato como presidente en unas elecciones cerradas, en las que los observadores locales e internacionales denunciaron numerosos casos de fraude.

Los principales partidos de la oposición boicotearon las elecciones, mientras que muchos disidentes están en la cárcel o en el exilio. La represión política no es un fenómeno reciente, pero se incrementó en los meses previos a las elecciones.

Entre febrero y diciembre de 2023, el número de presos políticos pasó de 80 a 253, según la Unión para la Liberación de los Presos Políticos de Azerbaiyán (Azərbaycan Siyasi Məhbusların Azadlığı Uğrunda İttifaq). El último recuento publicado a mediados de marzo no muestra signos de distensión, sino todo lo contrario, ya que ahora son 288 los nombres que figuran en la lista.

La oposición política y los periodistas de investigación en el punto de mira

Entre las personas encarceladas en el último año se encuentra el economista Gubad Ibadoghlu, presidente del Partido Azerbaiyano para la Democracia y la Prosperidad (Azərbaycan Demokratiya və Rifah Partiyası). Lleva en prisión desde el pasado mes de julio, acusado por la justicia de “imprimir, adquirir o vender dinero falso” y de “apoyar el extremismo religioso”.

Gubad Ibadoghlu permanece en prisión preventiva a pesar de sus graves problemas de salud. Aquejado de diabetes y problemas cardíacos, y privado de tratamiento adecuado, su abogado declaró en febrero que en poco tiempo podría caer en coma.

El mes de noviembre detuvieron a los periodistas de investigación Sevinc Vaqifqizi y Ulvi Hasanli, acusados de “conspiración para introducir dinero en el país”.

También se ejerce presión sobre sus allegados: “A nuestras madres se les impide acceder a su única fuente de ingresos, su pensión, porque sus tarjetas bancarias están bloqueadas, mientras que a nuestros amigos les han congelado sus cuentas y se les prohíbe salir del país”, explica Ulvi Hasanli en una carta abierta escrita a su hija.

Su sitio web Abzas Media se ha convertido en la pesadilla del Gobierno al publicar regularmente revelaciones sobre la corrupción del régimen. Una de sus últimas investigaciones se refiere a un escándalo de torturas en el seno del ejército. Según la ONG Amnistía Internacional, los casos de tortura y malos tratos también están muy extendidos en las cárceles.

Otros cuatro periodistas de Abzas Media fueron detenidos antes de las elecciones, a la par de una decena de trabajadores de los medios de comunicación, abogados, activistas y políticos de la oposición, así como varios miembros de la joven confederación sindical independiente denominada La Oficina de los Trabajadores (İşçi Masası), que había apoyado en particular el movimiento de protesta de los repartidores en motocicleta en 2022 y 2023.

“Los activistas hablan de una segunda gran oleada de represión, la primera se remonta a 2014. No se reprimen todas las voces críticas, pero sí todas las formas organizadas de oposición”, analiza Cesare Figari Barberis, doctorando del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo (IHEID) de Ginebra y especialista en el Cáucaso.

“El Gobierno también ha optado por la senda del autoritarismo digital, por ejemplo utilizando un ejército de troles para acosar a las voces disidentes en Internet”.

En marzo se produjeron nuevas detenciones de periodistas del canal de YouTube Toplum TV y del movimiento III Respublika, nueva plataforma de la oposición liberal que proyectaba presentar candidatos en las elecciones legislativas de 2025.

“Antes, las autoridades perseguían a activistas y miembros de la sociedad civil por actividades económicas ilegales, pero ahora es sobre todo por contrabando de divisas. La intención sigue siendo la misma, suprimir las últimas voces críticas que quedan en el país”, señala Giorgi Gogia, director asociado para Europa y Asia Central de la ONG Human Rights Watch.

Paradójicamente, esta ola de represión se produce en un momento en el que el régimen se mantiene relativamente incontestado e incluso ha reforzado su legitimidad al hacerse con el control total del enclave armenio de Nagorno-Karabaj, que desde 1991 era independiente de facto, tras las ofensivas militares de 2020 y 2023.

“Ilham Aliyev se volvió aún más represivo tras el final de la guerra del Karabaj. Reconfortado por su victoria, ya no tolera ninguna oposición, ni política ni de la sociedad civil”, observa la activista Nil Mammadrzayeva.

En los últimos años también se ha producido una radicalización de la ideología. “El régimen es más nacionalista y militarista que antes; ya no tiene límites”, a juicio del politólogo Bahruz Samadov, de la Universidad Carolina de Praga.

Una de las ilustraciones de este nuevo paradigma es la creación del Parque de Trofeos Militares en la capital, Bakú, donde se expone material militar confiscado al ejército armenio, así como cascos de combatientes enemigos abatidos y figuras de cera con rasgos caricaturescos que representan a soldados armenios. Varios observadores han calificado estas escenificaciones de “deshumanizadoras”.

Una posición geoestratégica que refuerza el régimen

Es la conjugación de factores internos y externos lo que ha permitido a Ilham Aliyev disfrutar de un poder absoluto. Los ingresos del petróleo y el gas han financiado el fortalecimiento tanto del ejército como de la policía. La represión ha diezmado a una oposición política que nunca ha sido capaz de ofrecer una alternativa convincente. “El país lleva mucho tiempo dividido y desgarrado por grandes tensiones internas. Al finalizar la guerra se quedó sin estrategia y ahora se encuentra en actitud de espera”, prosigue Samadov.

En el plano internacional, la autocracia disfruta de una posición geoestratégica única. Bakú es aliado de Israel y de Estados Unidos contra el vecino Irán, es socio económico privilegiado de una Rusia que ha abandonado a Armenia y “Estado hermano” de la Turquía de Erdoğan.

Tras el estallido de la guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia, la Unión Europea firmó un acuerdo de suministro de gas con Aliyev, debilitando aún más la capacidad de los organismos europeos para oponerse a la deriva autoritaria de Azerbaiyán.

“La Unión Europea ha legitimado esencialmente la consolidación del poder de Aliyev”, considera Figari Barberis. “La guerra de septiembre de 2023, que condujo a la limpieza étnica de los armenios del Karabaj, llevó al Parlamento Europeo a adoptar una resolución no vinculante de condena de Azerbaiyán, pero la Comisión Europea no adoptó ninguna sanción”.

Símbolo de la influencia y la condición privilegiada de Azerbaiyán en la escena internacional a pesar de sus flagrantes violaciones de los derechos humanos, Bakú acogerá en noviembre la conferencia internacional anual de la ONU sobre el clima. La COP29 forma parte de una estrategia de organización de megaeventos destinados a reforzar la legitimidad del Gobierno de Ilham Aliyev: el Festival de Eurovisión en 2012, los primeros Juegos Europeos en 2015, un Gran Premio de F1 desde 2017.

Ante un régimen todopoderoso, la esperanza de un cambio de gobierno es exigua para los activistas y para el conjunto de las fuerzas prodemocráticas.

La principal causa del descontento popular es la situación socioeconómica del país, afectado por una elevada inflación y el estancamiento del PIB en 2023. Antes de las elecciones, circuló ampliamente por las redes sociales una imagen en la que se veía un aula decrépita en una ciudad del sur del país y una granja de cabras recién renovada por el Gobierno y equipada incluso con un piano en la región de Nagorno Karabaj.

Para los internautas, esta yuxtaposición ilustra el abandono de las zonas rurales por parte de las autoridades y la inexistente redistribución de los ingresos procedentes de los hidrocarburos al margen de proyectos ideológicos. Sin embargo, es poco probable que la cólera de una parte de la población se traduzca en una movilización colectiva contra el Gobierno.

“No debemos esperar que el pueblo azerbaiyano derroque a Aliyev ni hoy ni dentro de cinco años. A este paso, dentro de unos años transmitirá el poder a su hijo”, lamenta Mahammad Mirzali, un joven bloguero refugiado en Francia desde 2016.

En sus vídeos critica duramente a los más altos dignatarios del régimen. Debido a sus opiniones, ha sido objeto de tres intentos de asesinato en suelo francés y ahora vive bajo protección policial.

Aunque no ocupa ningún cargo oficial, Heydar Aliyev hijo fue fotografiado recientemente en uniforme militar junto a su padre visitando una base aérea donde hay estacionados drones de combate. Las próximas elecciones presidenciales se celebrarán en 2029, para ese entonces Ilham Aliyev tendrá 67 años y su hijo 30.

This article has been translated from French by Patricia de la Cruz