¿Se encuentra Bulgaria a las puertas de una segunda revolución?

 

El martes, 30 de julio se cumplieron 50 días de protestas en Bulgaria.

Cada día, miles de personas, en su mayoría jóvenes, se reúnen a las puertas del edificio del parlamento en Sofia para pedir la dimisión del gobierno de coalición socialista de Plamen Oresharski, que lleva en el poder desde mayo.

Cuando las protestas empezaron en febrero, la gente estaba enfadada por el aumento del coste de la energía. Sin embargo, las protestas actuales contra el gobierno en Bulgaria son la expresión de un descontento mayor a causa de la corrupción y la pobreza.

Aunque los/las manifestantes piden la dimisión del consejo de ministros, no apoyan a ninguna fuerza política específica y el movimiento no tiene dirigentes.

Entre las demandas de los/las manifestantes – todavía no estructuradas – se encuentran medidas contra la corrupción y enmiendas al código electoral.

Los/las manifestantes también quieren que se escuchen las voces de los/las ciudadanos/as, que se reduzca el número de diputados/as y que se introduzcan mecanismos para su despido cuando se pruebe que ha habido una mala gestión.

El martes, 23 de julio, más de 100 diputados/as y personal del parlamento quedaron atrapados dentro del edificio del parlamento durante más de ocho horas después de que los/las manifestantes bloquearan todas las salidas con contenedores de basura, bancos del parque y bloques de piedra para que se prestara atención a sus demandas.

La policía antidisturbios finalmente puso fin al “sitio” a las 3 de la madrugada, hiriendo a unos 20 manifestantes.

Los críticos describen el sitio como un acto de provocación; otros dicen que es una expresión de desesperación.

“A pesar de la tensión, los/las manifestantes no atacaron el parlamento”, dice Ivan Dimitrov, un abogado de 26 años que participa en las protestas cada día.

“La provocación y las agresiones se produjeron cuando los/las diputados/as intentaron abandonar el parlamento usando la fuerza, lo que se transformó en una agresión por parte de la policía. Durante 40 días las protestas fueron pacíficas, sin enfrentamientos con la policía. Por desgracia, el gobierno y el parlamento hicieron oídos sordos a las consignas de ‘dimisión’ y ‘mafia’, lo que llevó a un aumento de la tensión”, relató Dimitrov a Equal Times.

 

Es el momento de cambiar

Las protestas actuales son similares en muchos aspectos a las de 1996 que provocaron la dimisión del gobierno socialista de Zhan Videnov.

Después, una transición difícil de décadas con un régimen comunista a una democracia de libre mercado llevó al país al borde de la quiebra. Las tiendas vacías y una tasa de inflación de 311 por ciento llevaron al estallido de protestas diarias de decenas de miles de personas.

Hoy en día, la mayoría de la población búlgara no se encuentra en una situación mejor. A pesar de formar parte de la Unión Europea desde 2007, Bulgaria es el estado miembro más pobre de la UE.

Las estadísticas oficiales sitúan la tasa de desempleo en 12,7 por ciento, con una tasa de desempleo juvenil de 28,4 por ciento.

La confederación de sindicatos Podkrepa (afiliada de la Confederación Sindical Internacional) estima que de una población de casi 7 millones de personas, entre 20.000 y 25.000 búlgaros/as jóvenes abandonan cada año el país para buscar trabajo.

Hay poco margen en Bulgaria para una clase media y medianas empresas. Ambas se ven obstaculizadas por la inestabilidad económica y, como resultado, Bulgaria es un país de fuertes contrastes.

El salario medio en Bulgaria es 396 euros. Según las cifras de Eurostat, el PIB per cápita en Bulgaria era tan solo el 47 por ciento de la media de la UE en 2012.

Los/las ciudadanos/as griegos/as han estado manifestándose porque sus pensiones han sido recortadas unos 900 al mes, mientras que la pensión media en Bulgaria es de 80 euros al mes.

Y a pesar de las promesas del gobierno de mejorar las pensiones, los/las economistas consideran que es una medida arriesgada a causa de las limitaciones presupuestarias.

 

Protestas

El gobierno compuesto por el Partido Socialista Búlgaro y su aliado el Movimiento por los Derechos y Libertades parece negarse a reconocer la legitimidad y el alcance de las protestas.

Según la radio nacional búlgara, entre 30.000 y 40.000 personas participaron en las protestas del 9 de julio, mientras que el Ministerio del Interior indicó que había solamente 3.000 manifestantes.

Las manifestaciones empezaron el 14 de junio tras el nombramiento de un diputado polémico como jefe de la agencia de seguridad nacional, una institución clave en la lucha contra el crimen organizado.

El magnate de los medios de comunicación Delyan Peevski dimitió como viceministro para respuestas a las emergencias debido a un caso de corrupción.

Sin embargo, a pesar de la rápida dimisión de Peevski, los/las manifestantes continuaron exigiendo grandes reformas judiciales, políticas y electorales.

Según el caricaturista político Christo Komarnitski:

“Mientras que las manifestaciones de los años noventa se caracterizaban por el entusiasmo, la euforia y el optimismo ingenuo de que todo iría bien a la mañana siguiente, las manifestaciones actuales se ven ensombrecidas por una enorme rabia escondida, la desesperación y un profundo [sentimiento de] insulto ante una transición de 23 años a la democracia que ha llegado a terminar”.

En una entrevista con un periódico búlgaro, el académico Alexander Kiossev comentó que las protestas actuales deberían considerarse una continuación de las protestas anteriores:

“En el pasado, protestamos contra el estado totalitario y sus mecanismos y sus redes entre bastidores. En cierta medida hemos hecho frente al primer problema.

“En cuanto al segundo – las redes, dependencias, grupos, etc. secretos –, parece que no nos hemos ocupado de él en absoluto; es la segunda fase de la revolución”.

A pesar de la perspectiva sombría de convocar de nuevo elecciones anticipadas, los/las manifestantes parecen preferir la agitación actual al statu quo anterior. Además, quieren mostrar a las autoridades que el poder no es permanente.

Algunos/as observadores/as dicen que algunas fuerzas políticas podrían aprovecharse de la situación; por ejemplo, el anterior partido en el poder, Ciudadano para el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB), puede hacerse más popular tras el descontento generalizado. Otros/as, sin embargo, se muestran optimistas con respecto a los resultados.

“Las protestas dan más esperanza a la gente, especialmente si los/las ciudadanos/as permanecen activos/as después. Solo así se cambiará la mentalidad de nuestros/as políticos/as”, dice Komarnitski.