Los trabajadores/as en prácticas de Bruselas reclaman trabajos decentes

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Existe una creciente preocupación por las inciertas condiciones laborales a las que se tienen que enfrentar miles de jóvenes que se trasladan cada año a las capitales europeas como Bruselas para realizar unas prácticas que muchos tildan de baja calidad, mal supervisadas y mal remuneradas.

“O mejor incluso, restablezcamos la esclavitud, porque se trata de esclavitud”.

En 2012, Giacomo, entonces un licenciado en ciencias políticas de 23 años originario de Nápoles, trabajó durante seis meses sin cobrar para un político italiano en Bruselas.

Él creía que esta era la única manera de obtener la experiencia que más tarde necesitaría para conseguir un trabajo remunerado.

Y Giacomo no es el único.

Un estudio publicado en 2011 por el Foro Europeo de la Juventud (FEJ), que representa a unas 100 organizaciones de jóvenes, llegó a la conclusión de que tres de cada cuatro trabajadores/as en prácticas no reciben ninguna remuneración por su trabajo o si la reciben, es insuficiente.

En julio de este año, alrededor de 200 trabajadores y trabajadoras en prácticas organizaron una “protesta del Sándwich” en la Place du Luxembourg de Bruselas, frente al Parlamento.

El nombre de la protesta hace alusión a una práctica habitual entre los trabajadores/as en prácticas: asisten a conferencias durante la hora del almuerzo en busca de sándwiches gratis.

Uno de los organizadores fue Gervase Poulden, un británico de 24 años que estaba realizando unas prácticas en las Naciones Unidas.

Poulden afirma que los trabajadores y trabajadoras en prácticas no solo quieren una remuneración justa por una jornada laboral justa, sino también una supervisión adecuada para ayudarles a adquirir nuevas aptitudes.

Se espera que antes de finales de año la Comisión Europea anuncie una propuesta de Recomendación del Consejo para un Marco de Calidad de las Prácticas.

El FEJ sostiene que dicho marco debe basarse en la Carta Europea de Calidad de las Prácticas y la Capacitación Laboral, redactada por el FEJ, según la cual, “lo ideal sería que no existieran” las prácticas para licenciados.

En el caso de que existan, la Carta estipula que deben incluir una remuneración superior a la del umbral de pobreza, prestaciones de seguridad social, evaluaciones múltiples y una descripción transparente del puesto de trabajo.

 

 

Un mercado laboral “disfuncional”

Todos los años, en octubre y marzo, más de mil jóvenes llegan al Parlamento Europeo y la Comisión Europea para iniciar unas prácticas que rara vez duran más de seis meses.

“Resulta muy difícil evitar que se ejerza una presión continua sobre los trabajadores/as en prácticas, porque todos somos muy provisionales”, explicó Poulden desde Londres, a donde ha regresado tras aceptar un empleo en el Gobierno británico.

Y aquí es donde aparecen Pierre-Julien Bosser y Régis Pradal. Estos dos emprendedores sociales son los sucesores designados de la protesta del Sándwich y los creadores de una nueva página web llamada InternsGoPro.

Los trabajadores/as en prácticas utilizan esta página web para puntuar a su empleador. Este recibe un distintivo de calidad que certifica cómo actuó en relación con determinados criterios, como la remuneración y la capacitación.

Los jóvenes en busca de empleo suben gratuitamente su currículum vítae a la página y pueden buscar puestos de trabajo según lo que más valoren.

“Creemos que el mercado laboral juvenil es disfuncional”, denunció Pradal, un licenciado de empresariales de 26 años.

“Las prácticas cada vez son más largas y cada vez hay que hacer más”.

Bossen denunció que el resultado es que las prácticas “normalizan el trabajo gratis”, abocando a más gente a sufrir situaciones precarias.

Ambos emprendedores dudan que los 28 Estados miembro de la UE lleguen a un acuerdo vinculante sobre los derechos de los trabajadores y trabajadoras en prácticas.

“Esperamos que lleguen a un acuerdo. Si finalmente lo consiguen, tememos que hagan el mínimo posible”, añadió Bossen.

Hoy en día, tanto el Parlamento Europeo como la Comisión Europea tienen un sistema de dos niveles para las prácticas.

Los candidatos que pueden conseguir una de las famosas becas Robert Schuman en el Parlamento, por ejemplo, reciben unos 1.200 € al mes, así como formación profesional y evaluaciones.

Sin embargo, el otro grupo, conocido en la Comisión como los que realizan un “stage atypique”, se utilizan en diferentes oficinas extraoficialmente y rara vez se les paga.

Y luego están los políticos. Algunos pagan a sus trabajadores en prácticas y otros no.

“Cada diputado del Parlamento Europeo recibe 20.000 euros al mes para gastos de oficina”, aseguró Pradal.

“¿Realmente tienen la desfachatez de decirnos que no pueden permitirse pagar a sus trabajadores/as en prácticas?”.